viernes, junio 10, 2011

El capital presidencial

El capital presidencial

Francisco Martín Moreno

El capital político del presidente Calderón, con el que podría construir los acuerdos necesarios para la evolución del país, es decir, su imagen pública, observa una alarmante caída en sus niveles de popularidad. Para salir vertiginosamente de esta inercia descendente Calderón cuenta con varias herramientas ciertamente útiles y eficaces, siempre y cuando las sepa utilizar. Una de ellas, la que sin duda podría reportarle inmensos dividendos políticos, consiste en encarcelar a una enorme cantidad de priistas corruptos, que inexplicablemente continúan ostentado cargos públicos o son representantes populares o presiden puestos de relevancia en su partido o bien simplemente disfrutan a los ojos de la nación de su patrimonio mal habido. Conozco a varios priistas que poseen un ejemplar sentido del honor y que a la fecha viven de la justa medianía de su sueldo o de sus ahorros, sin embargo, cualquier ciudadano de a pie podría señalar con el dedo flamígero a muchos de aquellos que entendieron su estancia en el cargo como la feliz oportunidad de enriquecerse impunemente. Cada vez que Calderón encarcele a un priista crecerá su capital político, en tanto, el engañado y vejado pueblo de México sentirá la presencia de una mano cálida en la espalda que lo llevará a reconciliarse con su existencia y con la política.

Cuando hace unos días encarcelaron a Jorge Hank Rhon, el desgastado, ¡Ya basta!, empezó a adquirir finalmente peso y sentido. Si Calderón continuara con esta estrategia con la que sacudió a innumerables conciencias de priistas, podría comprobar cómo sus índices de aceptación se empezarían a disparar hasta el infinito. Los mexicanos hemos pasado siglos y más siglos gritando justicia, justicia, justicia, por lo que el jefe de la Nación que materialice este gran sueño, pasará a la historia como el gran patriota que supo imponer un ejemplo para cambiar el destino suicida del país. Ahí están ex secretarios de Estado, ex gobernadores, ex directores de Pemex y de la CFE, además de titulares de otras dependencias que ostentan un enriquecimiento inexplicable. No están ocultos, se conocen públicamente al igual que sus desfalcos y peculados cometidos en contra de esta sociedad resignada, desesperanzada y empobrecida.

Ahora bien, las armas, cualquiera que éstas sean, deben ser hábil y correctamente utilizadas para que los pillos no se las puedan arrebatar a la autoridad para golpearla con ellas. Si Calderón pretende, de aquí a julio del 2012, subir a la pasarela a los priistas corruptos, deberá hacerlo dentro de una estrategia inteligente en la que no existan fisuras jurídicas ni despierte el escepticismo de la sociedad ni se exhiba a un gobierno torpe que no respetó las garantías individuales, como aconteció con Hank Rhon, un individuo, a todas luces indefendible. Existen procedimientos, planes y estructuras procedimentales de blindaje político de tal manera que las acciones no se le regresen a Calderón como un violento bumerán que le impactará en pleno rostro con la misma fuerza que él lo lanzó. La inmensa mayoría de los priistas son corruptos, pero no son tontos y subestimarlos implicaría la comisión de un error imperdonable que precipitaría aún más a la sociedad mexicana en el escepticismo en el que penosamente subsiste.

Calderón cuenta con un año para aplicar una justicia que obviamente nunca se produjo durante los 70 años de la dictadura perfecta en que unos priistas encubrían a los otros convirtiéndose en una auténtica mafia del poder, en la que se incluían las familias de los políticos que al compartir el patrimonio mal habido se convertían en pandillas. Los hijos de los políticos priistas corruptos son cómplices al disfrutar ilícita e inmoralmente de los bienes propiedad del pueblo de México. Fox prometió encarcelar a los famosos “peces gordos” y, sin embargo, prefirió olvidar sus promesas a cambio de que concluyera la persecución en contra de sus hijos políticos, los de su señora esposa de nombre tan irrepetible como de patético recuerdo.

Ahora toca el turno a Calderón, quien cuenta con escasos 11 meses para exhibir públicamente a los priistas mafiosos, entre los que tiene muchísimos elementos de donde escoger. Su popularidad se catapultaría, su imagen pública crecería desde que podría demostrar cómo el regreso del PRI al poder implicaría una frustrante regresión al pasado puesto que México volvería a ser gobernado por una pandilla, cuya gestión arrojó, entre otras tragedias, la existencia de 50 millones de mexicanos sepultados en la miseria. Claro está, si Calderón, como en el caso de Hank Rhon, y su gabinete, no saben utilizar el arsenal de armas políticas, sociales y jurídicas con las que cuenta el Estado mexicano, difícilmente podrá pasar a la historia con la imagen que ha soñado, por lo que podrá olvidarse de que el PAN se mantenga en Los Pinos a partir del 2012.

Ánimo, presidente Calderón, y talento: si usted ya tuvo la valentía de enfrentarse a los capos de mucha mayor capacidad delictiva que la de los priistas, ¿por qué entonces no inicia usted una cruzada para recluir en una prisión federal a los priistas de cuello blanco que nos insultan a diario con su patrimonio mal habido? Incremente usted su capital político, la inmensa mayoría estaríamos con usted en este aspecto. Todo se puede hacer sabiéndolo hacer…

No hay comentarios.: