sábado, junio 25, 2011

El hombre de confianza del presidente

El hombre de confianza del presidente

George W. Bush y Karl Rove

Karl Rove se convirtió en uno de los asesores mejor conocidos.

El trabajo de un asesor implica hacer de todo, desde ser su caja de resonancia hasta actuar como saco de arena para recibir los golpes, como bien lo sabe el ex jefe de gabinete del ex premier británico Tony Blair, Jonathan Powell, quien describe enseguida lo que significa asesorar a un líder mundial.

¿Quién es esa gente que suele merodear detrás del presidente? ¿Qué se necesita para convertirse en un asesor confiable?

"El papel de un asesor es extraño. Tú podrías escribir algunas de las palabras más finas que salen de la boca de tu jefe, pero nunca puedes tener el crédito de ellas."

Jonathan Powell, ex jefe de gabinete del ex premier británico Tony Blair

He hablado con quienes fueron los hombres más cercanos de los presidentes de Estados Unidos Bill Clinton y George W. Bush.

Karl Rove detectó el potencial presidencial de George W. Bush casi desde el primer momento en que lo conoció. Rove tenía 22 años de edad, y Bush, 26.

"En la entrada principal del Comité Nacional Republicano, caminaba un joven vestido con una cazadora de la Guardia Nacional, vaqueros azules, botas de 'cowboy' y más carisma del que un ser humano debe tener", cuenta Rove.

"Empecé a ver, luego de que se convirtiera en gobernador de Texas, que había ahí una posibilidad real y potencial, que tenía poderes enormes de liderazgo, gran visión. Como gerente de una entidad grande -un gobierno estatal- vi que tenía muchas habilidades, y como administrador político -para manejar relaciones problemáticas- era muy listo y tenía una reserva increíble de herramientas a su disposición".

Lo que siguió fue una relación que llevó a Bush -y a Rove- de Austin, Texas, a la Casa Blanca.

Ser Presidente involucra la toma de decisiones complejas. Josh Bolten, jefe de gabinete de Bush, siempre trató de estimular a otros a ser francos frente al presidente.

"Asumí que mi rol, como jefe de gabinete, era insistir en que los desacuerdos deberían ventilarse en frente del presidente en toda su gloria, cuando un tema era realmente de nivel presidencial.

"Por ello en muchas reuniones me la pasaba empujando a funcionarios del gabinete y a asesores de alto nivel para que expresaran los desacuerdos de la forma tan extrema como yo sabía que lo hacían fuera de la sala, para que le dieran al presidente una oportunidad real de tomar una decisión, y para el jefe que serví… de tomar decisiones duras. Cuando las decisiones son fáciles, ellos no son necesarios".

Preguntas para Clinton

Bill Clinton y Mike McCurry

Una de las tareas de Mike McCurry era hacer preguntas como las harían los periodistas.

La función de un asesor confiable se vuelve esencial cuando tu jefe se encuentra inmerso en una crisis.

Y ser un asistente clave también implica lidiar con los cambios de humor de tu jefe.

Bill Clinton tenía un notorio temperamento, y durante el estrés de la saga de Monica Lewinsky, sus asesores muchas veces tuvieron que sufrir las consecuencias.

Le tocó a Mike McCurry, secretario de prensa de Clinton, preparar a su jefe para interrogatorios agresivos.

"Era una técnica estándar que usábamos para prepararnos a una conferencia de prensa: lo sentábamos, normalmente con el vicepresidente Al Gore a su lado, y lo poníamos a prueba con las preguntas negativas que la prensa probablemente le iba a hacer.

"Tuve la oportunidad sentarme frente a Bill Clinton y hacerle las preguntas más terriblemente embarazosas que iban a saltar ese día. Su rostro se enrojeció y empezó a agitar su dedo hacia mí mientras decía: 'Ése es el problema con usted y sus amigos de la prensa; tratan de destruir todo lo que hay de decente en este país'".

Siempre al alcance

A veces incluso necesitas decirle a tu jefe la verdad, por vergonzosa que sea, señala Bolten.

"Fue en un evento al comienzo de la administración del presidente Bush, en comentarios que hizo ante una audiencia grande el usó la palabra 'misunderestimated' (que no existe en inglés y que en español podría traducirse como "malsubestimado").

Tony Blair y Jonathan Powell

Jonathan Powell pasó 10 años como jefe de gabinete de Tony Blair.

"Alguien tenía que decirle que él había dicho 'misunderestimated' y no es una palabra. Y cuando bajó del escenario le dije: 'estuvo realmente bien, excepto que usted dijo 'misunderestimated' y el dijo 'no es cierto', y yo dije 'si, sí lo hizo'. Y el respondió: 'no, no lo hice'.

"Y entonces miró a su alrededor para buscar confirmación de los otros que estaban ahí y todos se miraban sus zapatos".

Cuando Rove se pasaba del límite con su jefe, Bush lo llamaba "turdflower", una flor tejana que crece en los excrementos de las vacas.

Eso fue suficiente para que el hombre conocido como "el Cerebro de Bush" se diera cuenta de que había ido demasiado lejos.

El papel de un asesor es extraño. Puedes escuchar tus más finas frases, las que tú escribiste, saliendo de la boca de tu jefe, pero nunca puedes tener el crédito por ellas. Casi siempre estás en las sombras más que ante la luz de los proyectores, y siempre debes estar a la mano para asumir la culpa si algo no sale bien.

Las satisfacciones tiene que ver con la proximidad al poder, y la oportunidad de influenciar políticas de la manera más directa. En los mejores momentos eres un consejero cercano, en los peores, un costal de boxeo. Algunos días eres ambas cosas.

En otras palabras, todo el poder fluye del jefe. E incluso los más experimentados asesores políticos hacen bien en recordarlo.

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