lunes, junio 13, 2011

Fiscalización parlamentaria

El fuero ha transformado a Javier Lozano

Fiscalización parlamentaria

Por Gabriel Reyes Orona
Legalmente corresponde a Francisco Blake ser enlace entre los Poderes y los berrinches del secretario del Trabajo le van a generar la tormenta perfecta 
Legalmente corresponde a Francisco Blake ser enlace entre los Poderes y los berrinches del vengador desmascarado le van a generar la tormenta perfecta
Hace algunas semanas anunciamos certeramente que Lozano Alarcón se inmolaría en un intenso proceso de confrontaciones. Presagiado estaba su carácter de candidato señuelo, mismo que le obligaría a asumirse como sparring, encargado de eliminar la atención sobre el candidato oficial.
A falta de talento que se traduzca en resultados, no le queda más que presentarse como púgil parlamentario, para tratar de mendigar alguna posición con fuero. Total, al ser poblano, quien le pudiera hacer sombra para aspirar a la senaduría, ni Moreno Valle y menos, Melquiades Morales, pueden opinar por encima del Blue Demon.
Claro, lo que no pudimos anticipar es que elegiría a diputadas como blanco de su engallada actitud rijosa. Nada dijo a Penchyna que le dijo pianista de quinta y político de sexta, sino que primero se lanzó a empujones contra una legisladora, en su primera aparición, para rematar con un “valiente” lance de golpeteo verbal con Marcela Guerra, en su más reciente aparición como el maromero favorito del sistema.


JAVIER CAMANEY

A Usted, amable lector, no le pregunto si alguna vez escuchó o supo de Lozano en su calidad de arrojado defensor de posturas partidistas o burocráticas antes del 2006, porque sé que nunca fue así. Siempre fue el ocurrente comediante que atendía y entretenía a los cuates de sus jefes ante el teclado o con un amplio repertorio de cuentos subidos de tono. Salvo aquella ocasión en que con azul gallardía se batió con un pobre mesero que le tiró sopa sobre su finísimo saco de seda de Atlixco, nunca se le conoció por espolones.
Sin duda era el cómplice ideal, que podría desaparecer las actas del comité de desincorporación bancaria, como ahora desapareció las actas de inspección de la mina Pasta de Conchos, correspondientes a las semanas previas a la tragedia. Esas actas han de haber quedado en el mismo basurero al que envió las facturas de aquella empresa del sector comunicaciones que lo contrató para recuperar cantidades “indebidamente” cobradas -por él mismo- sin sustento legal, cuando fue subsecretario de Comunicaciones.
El fuero lo ha transformado. Su tremenda furia, nacida de saber que no es un Alarcón completo, corre por sus venas mutándolo en Javier Camaney, que no tolera que “insulten” al Ejecutivo, como si lo hubiera nombrado su justiciero, y que, tampoco, permite que se desconozcan los “logros” del gobierno del Presidente, asumiéndose como el vocero autorizado. Por supuesto, su juego perverso carece de fundamento legal, pero a estas alturas es la mancha en el pantano.
Es la apremiante necesidad por conservar el fuero el origen de sus desplantes, sabe que sus adversarios -que son muchos- se la tienen guardada para cuando la PGR no esté subordinada a sus cuates, consciente de que la prescripción penal de sus tropelías alcanza los siete años.
El caso de Javier Lozano deja claro y patente que los funcionarios desconocen la Constitución que juraron observar y hacer cumplir. Si la conocieran, sabrían que les impide hacer reconvenciones a quienes fiscalizan la labor administrativa y que resulta ilegal que los auxiliares del Ejecutivo exijan rendición de cuentas a quienes no son sus pares. Así es, demanda sin razón, ni sustento legal, cuentas a quienes tienen la calidad de autoridad supervisora de la gestión pública. Lo hace de manera insubordinada y en pleno desacato de los mandatos del Poder Legislativo. ‘El Peje’ manda al diablo las instituciones, Lozano a la Constitución.
Pero no sólo eso, Lozano ha rebajado y acorrientado los procesos de rendición de cuentas al nivel de lavadero, de talavera, pero al fin lavadero. Se quejaba que los legisladores no acuden a esos eventos a rendir cuentas a la sociedad, dejando patente que desconoce la ley que lo rige, pero también olvidando que cuando trató de ser legislador fue repetidamente derrotado. Por eso está del lado de los “acorralados”. No ha sido capaz de merecer el voto ciudadano y olvida que es producto del compadrazgo y de la arbitraria designación de un amigo de la juventud. No representa nada, más que a sí mismo.
Pero gracias a los panistas que levantan lo que otros partidos desechan, puede aspirar a ser legislador. No por la vía del apoyo popular, sino por la vía de la lista, en donde mercará posición con los abundantes recursos que –hoy- seguramente le sostienen el tonito. Pero hasta al negro Durazo, poco le sirvieron los agradecimientos y lealtad eterna que le juraron los empresarios, cuando dejó el cargo. Al tiempo.

¿Y DÓNDE ESTÁ BLAKE?

Legalmente corresponde a Francisco Blake ser enlace entre los Poderes, y, los berrinches del vengador desmascarado, le van a generar la tormenta perfecta.
Labrando a machetazos una dizque imagen política, Lozano va derribando iniciativas, acuerdos y hechuras del trabajo oficial del secretario de Gobernación. Los periodicazos que genera uno son la perdición del otro. A paso y medida que se dé rienda suelta a esta bala perdida, aumentarán los platos rotos que el encargado del interior tendrá que recoger como propios.
Encobijado en su supuesta formación de orador, prefiere discurrir con mujeres y evade la posibilidad de subir al ring del debate con cualquier líder sindical que no sea de los charros a su servicio. Lo que antes se conocía como cobardía, hoy se llaman boletines de prensa, que son leídos en salones cerrados repletos de guaruras, herederos del diazordacismo.
Pero todo parece indicar que de la misma manera soterrada en que paulatinamente sustraen acervos documentales de sus oficinas en la clandestinidad de la noche, también así se le dará puente de plata para que acompañe al candidato del partido oficial en seña de espaldarazo. Su imagen conflictiva empañará toda oferta de empleo y de justicia laboral. El panismo no tiene la más remota idea del costo que el paso del converso le dejará. El cálculo es sencillo, las sociedades anónimas compran spots, pero no votan.
Como si los puestos públicos fueran despreciables, al más puro estilo del merenguero de Zacatlán, lanza al palenque apuestas de renunciar, a sabiendas que ningún trabajo le ha costado que servidores públicos de quinta lo cubran de sus ocurrencias y echadas. Así le apostó a Marcela Guerra, que había solicitado más inspectores para las minas, pero no dijo si lo había hecho recientemente o desde el 2007. Ello es relevante porque si lo acaba de hacer, lo haría de manera oportunista como consecuencia del asunto de Sabinas, si lo hizo hace cinco años, valiente servidor público que no recibe lo necesario para salvaguardar la vida de los trabajadores y permanece en el puesto. En todo supuesto ¿Le parecerá un hábil recurso de debate y propio de un auxiliar de angora de su nivel, el andar jugando con su nombramiento?
Dijo que las muertes en Sabinas no serían en balde, con lo cual declaró que sí lo fueron las de los mineros de Pasta de Conchos, porque a la fecha todo sigue igual.
No en balde aprendieron los empleados de la STPS que no se le dice no al “Secretario de Estado” -como él se autodefine- sin saber que la ley no exige requisitos para su nombramiento, porque se trata de ujieres de libre designación, porque no son parte del Poder Ejecutivo sino auxiliares, titulares de dependencia, a quienes sólo se les exige capacidad ilimitada de sumisión. Esos pobres servidores adscritos a la Dirección de Registro de Asociaciones de la dependencia y sus familias, pagaron caro el confrontar el mandato de su “jefazo” con el texto de la ley. De la noche a la mañana fueron liquidados para escarmiento de quienes se opusieran a los operativos de pureza laboral del cuarto reich.
Pero en el pecado Blake lleva la penitencia. Mientras cambia y repone nombramientos en Bucareli, no se percata que su trabajo se desmorona en el Ajusco. La historia no perdona, y su laxa posición ante el candidato en cristalería, será vista como incapacidad para asumir sus responsabilidades y atribuciones. Esto lo recordará cada vez que llame o asista a San Lázaro o a la nueva sede, donde remará a contra corriente y su labor parecerá estéril. En poco tiempo será rehén de la agenda de Lozano Alarcón y su alcance será como de un segundo subsecretario del Trabajo.
Aunque saldría más barato al candidato oficial contratar a una horda de panchitos para vestirlos de ministros de la tozuda dureza, todo parece indicar que llevará a su pintoresco retador.

BUCHES Y DESEMBUCHES

Pero ya que ofreció hablar y no permanecer callado, quizá sea hora de que explique por qué nunca demandó a Zhenli Ye Gon, respecto de la grave acusación en torno a la propiedad de cientos de millones de dólares incautados, evento, cuya seriedad, no ocasionó siquiera una investigación administrativa. Fue verdaderamente histórico el señalamiento hecho por un sujeto acusado de comerciar con sustancias prohibidas y de intervenir en gran escala en asuntos ilícitos, y, con un “yo no fui”, Medina Mora olvidó el asunto. Quizá prefirió “copelar”. Tal escena es propia de un país, sin alguna intención de combatir la corrupción y la impunidad. Hace años que los legisladores debieron haber solicitado a la autoridad americana la deposición y declaración del chino que legalizó Fox Quesada, con el patrocinio de Creel Miranda.
En la forma vulgar e irrespetuosa con la que increpa a los legisladores, ahora les deberá espetar como su hermano auxilia a litigantes extranjeros contra el interés nacional, o bien, como su cuñado ha asegurado trato “light” a una empresa trasnacional, la cual ha sido señalada repetidamente por explotación laboral, o bien será hora de que rinda cuentas a la sociedad de los 15 mil empleados de la aviación que se encuentran en la calle desde su llegada. Si esos temas no le parecen relevantes, bien podría explicar su relación con los abogados de minera México o aquellos de las empresas que se pretenden apropiar la operación de la fibra óptica, y como “despachan” en oficinas destinadas al servicio público.
A Lozano indigna que no le aprueben su “reforma” en unos cuantos meses, y a muchos mexicanos nos indigna y ofende que se haya tardado más de cuarenta y tantos meses para cursarla. Con sus gimoteos pretende someter las críticas, y, con sus múltiples muletillas, distrae a los comunicadores que reciben “paquetes de promoción oficial”, mientras se le permite cambiar las reuniones nacionales de juntas de conciliación para que él pueda ver el futbol.
Ya anunció que su próxima aparición estará llena de maromas, pero no ha dicho a qué legisladora fustigará con el látigo de sus pataletas. Si sus ilegales rezongos dan oportunidad, ojalá explique cómo convenció a los “líderes” para que dejaran prescribir y caducar los principales derechos y defensas de los trabajadores de Mexicana, a cambio de una ilusión. Por supuesto, nadie le preguntará si su relación con la azafata es meramente profesional, pero la telenovela valdría horario estelar. Ya de entrada se inventó nuevas clases de toma de nota.
El caso de la aerolínea será oportunidad para que cruce apuestas sin ton ni son, pero a la larga será una pifia más, que selló la ruta de escape de Gastón Azcárraga y que pavimentó para altas dignidades oficiales la oportunidad de tostonear el hangar del aeropuerto, el servicio de mantenimiento de aeronaves, las posiciones y rutas, mientras se distrae al respetable con su actuación.
Llevamos meses escuchando lo que él quiere decir, pero no lo que la sociedad le demanda que explique. Es hoy momento clave para que el Congreso recupere su función fiscalizadora y depure un gabinete que está en campaña desde el 2007, maquillando cifras y montando un escenario de cartón, que sólo sirve para promoverlo ante inversionistas extranjeros, sin percatarse que de México, hoy, sale más dinero que el que entra. Una comisión investigadora de los excesos nos colocaría en el camino correcto.

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