martes, junio 21, 2011

Iberoamérica, ¿un espléndido futuro?

El decano

Iberoamérica, ¿un espléndido futuro?

Juan Velarde

&quote&quoteLa tensión social es muy fuerte, y la facilidad del triunfo de populismos es notable.

Conviene advertir la existencia en España, respecto a Iberoamérica, de un talante que hace pensar en algo que expuso muy bien Keynes en la Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero. Se trata de ese instinto gregario que motiva que, en el mundo de los grandes negocios, se prefiera correr el riesgo de fracasar por hacer lo mismo que los demás a acertar en solitario. En caso de fracaso colectivo, consta que no habrá castigo social. Si se acierta en solitario, se corre el riesgo de ser motejado de aventurero.

Desde hace unos años, las inversiones directas de nuestros empresarios en Iberoamérica son muy importantes. Pero, ¿existen ventajas especiales en esa dirección? Se habla mucho del futuro de los emergentes, pero conviene, por un lado, observar a estos emergentes países hermanos. Muchos de ellos tienen dos factores de riesgo considerables. El primero, el que se deriva de su distribución de la renta. El cuadro 1 registra el coeficiente de Gini que, como es sabido, señala, en 0 equidistribución y en 100, toda la renta en una sola mano. Como referencia se indica que el de España, según el PNUD, en su Informe sobre Desarrollo Humano 2010, era de 34,7.

Países

Índice de Gini

Colombia

58,5

Bolivia

57,2

Honduras

55,3

Brasil

55,0

Panamá

54,9

Ecuador

54,4

Guatemala

53,7

Paraguay

53,2

Nicaragua

52,3

Chile

52,0

México

51,6

Perú

50,5

Costa Rica

48,9

Argentina

48,8

República Dominicana

48,4

Uruguay

47,1

El Salvador

46,9

Venezuela

43,4

Cuadro 1

Agréguese que la región iberoamericana es la que tiene más desigualdad en la distribución de la renta del mundo. Como resultado, y sobre todo gracias a los medios de comunicación –radio y televisión– y a las noticias que llegan de los emigrantes, la tensión social es muy fuerte, y la facilidad del triunfo de populismos es notable. Estos populismos lanzan mensajes contra las empresas que tienen precios tarifados –para impedir, incluso con fuerte inflación, que las tarifas suban, porque se considera que son un odiado impuesto sobre el consumo–; también contra las empresas extractivas, porque se opina que arrebatan para siempre activos mineros nacionales, con provecho casi nulo para los habitantes del país; finalmente, contra le mundo financiero, y especialmente, la banca forastera. Y, cabalmente, son estos sectores en los que prácticamente invierten las grandes empresas españolas en Iberoamérica.

Pero, además, es preciso tener en cuenta un factor, el de la corrupción que, por un lado, seguro deprime, si es alto, el desarrollo, y respecto a las empresas inversoras, crea notable inseguridad. En el cuadro 2, se ordena a los países iberoamericanos de mayor a menor Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) para 2010, en el que 0 es corrupción plena y 10, limpieza absoluta. Como referencia, España tenía la calificación del 6,1. El orden iberoamericano queda así establecido en este cuadro 2. Se aumenta la información del cuadro 1 con Cuba y Puerto Rico, que no se registran en el IDH.

Países

Índice de Percepción

de la Corrupción

Chile

7,2

Uruguay

6,9

Puerto Rico

5,8

Costa Rica

5,3

Brasil

3,7

Cuba

3,7

El Salvador

3,6

Panamá

3,6

Colombia

3,5

Perú

3,5

Guatemala

3,2

México

3,1

República Dominicana

3,0

Argentina

2,9

Bolivia

2,8

Ecuador

2,5

Nicaragua

2,5

Honduras

2,4

Paraguay

2,2

Venezuela

2,0

Cuadro 2

No tener en cuenta ambos cuadros puede resultar peligroso. Siempre será pequeño todo cuidado en relación con algo, facilitado porque la base cultural es la misma, y el sentimiento de hermandad es lógico, tras la ruptura iniciada en 1810, pero que puede perjudicar seriamente a nuestra economía.

Juan Verlarde es catedrático emérito de la Universidad Complutense de Madrid

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