jueves, junio 30, 2011

La patada para delante de Grecia

Quiebra

La patada para delante de Grecia

Jorge Valín

&quote&quoteEl principal problema de Grecia no es su deuda, sino sus políticos y los ciudadanos. La cultura del socialismo, del café para todos y de haber delegado tanto poder al Gobierno les ha traído a esa situación.

El Gobierno griego ha aceptado las exigencias del Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo. Los 12.000 millones de euros dados al Gobierno de Papandréu son una "patada para adelante", término usado en el argot bancario para denominar a aquellos préstamos que se usan para tapar deudas atrasadas. La ortodoxia, la prudencia y el sentido común nos dice que este tipo de instrumento no son solución a nada, solo sirve para comprar tiempo.

Mire, a principio de la crisis algunos bancos empezaron a hacer lo mismo con aquellos préstamos hipotecarios promotor (préstamos concedidos a los promotores para construir un proyecto inmobiliario) que tenían el peligro de entrar quiebra. Cuando el promotor iba al banco diciendo que no podía pagar las deudas, se le hacía al empresario otro préstamo con la única finalidad de ganar un año o dos de tiempo. En muchos de los casos, trascurrió el tiempo y, sorpresa, el promotor seguía sin poder pagar. Algunas entidades han subrogado esos préstamos a inversores con quitas de hasta el 80%. Otras entidades, de forma valiente, han vendido los inmuebles por debajo del valor de la hipoteca, dispuestas a asumir unas pérdidas que llegan a ser millonarias en una sola promoción. Coja los balances trimestrales de los principales bancos en los últimos dos años y compruebe el monto de las dotaciones.

En el caso de Grecia, se están enterrando miles de millones de euros absurdamente. ¿Para qué? Grecia es un país insolvente. Como ya se dio cuenta la banca con sus clientes promotores, no se puede estar refinanciando la deuda eternamente. Comprar tiempo por valor de miles de millones de euros no es ganar tiempo, es tirar el dinero. Nuestro dinero, que se lo quedan bancos, Gobiernos y el Banco Central Europeo (que posee el nada despreciable 18% de la deuda griega).

El Gobierno griego no solo ha falseado sus cuentas una y otra vez, sino que ha vivido en Jauja durante décadas cuando su generación de riqueza era nula. Los huérfanos de funcionarios tenían un sueldo vitalicio de 1.000 euros. Existen órganos burocráticos que nunca han hecho nada. El Instituto para la Protección del lago Kopais vela por esta "laguna" cuando lleva seca desde 1930. Los empleados del ferrocarril cobran más de 60.000 euros al año. Algunos órganos oficiales llegan a tener hasta 50 chóferes para un solo coche oficial. Los hospitales públicos han llegado a comprar marcapasos 400 veces más caros que hospitales británicos. 4.500 funcionarios públicos fallecidos seguían cobrando su pensión. El Gobierno se ha gastado 3.000 millones de euros en barcos de guerra este mismo año. Casi 800 millones de euros pagados en comisiones a políticos corruptos, según Transparency International. ¿Y ahora dicen que la culpa es de Alemania?

La "patada para delante" de Grecia es una patada al abismo. Las medidas impuestas a Grecia no van a servir. Una parte de los griegos no lo acepta y por eso montan guerras campales: para mantener sus privilegios de ministros cuando solo conducen un tren. Otra parte se ha ido del país. En lo que va de año, se han fugado cerca del 8% de los depósitos privados. La subida del IVA sólo servirá para disparar la economía sumergida, y la permanencia de la misma casta política seguirá fomentando la corrupción.

Y es que el principal problema de Grecia no es su deuda, sino sus políticos y los ciudadanos. La cultura del socialismo, del café para todos y de haber delegado tanto poder al Gobierno les ha traído a esa situación. Un escenario que no es muy diferente al de España. Aquí los políticos se gastan el dinero en Alianzas de Civilizaciones, becas a "ni-nis", ERE a personas que nunca han trabajado en las empresas que los han despedido, cientos de millones para sindicatos. Sebastián se gastó cincuenta millones de euros en bombillas que permanecen la mitad en correos, o estudios casi millonarios para analizar simples anécdotas.

Europa necesita un cambio de mentalidad. Muchos países están arruinados y las medidas que toman sólo son carísimos juegos de distracción para los mercados internacionales. Hay que tomar conciencia y ser consecuentes. Cuando antes lo entendamos, antes saldremos de esta situación.

Jorge Valín es miembro del Instituto Juan de Mariana

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