miércoles, junio 08, 2011

Llegó la hora, presidente Calderón

LA LUPA DE GONZALEZ IÑIGO 648

648 - Política: Llegó la hora, presidente Calderón, de hacer historia, de pasar a la historia

Cárcel para sinvergüenzas

Arriba, Jorge Hank Rohn, símbolo de la impunidad mexicana, detenido en Tijuana, con cara de preocupación; enseguida Pablo Salazar Mendiguchía, detenido en Chiapas, abajo dos candidatos a ser investigados para un juicio político y patrimonial contra la Nación: Fidel Herrera y Carlos Salinas de Gortari, con todo y fuero, al lado un bailarín ideal para una temporada de danzón en un reclusorio: Humberto Moreira; abajo la expresión del pueblo oaxaqueño, y al fondo los angelitos del Grupo Atlacomulco, con Arturo Montiel dirigiéndose a Emilio Chuayfet, enseguida de Enrique Peña Nieto, y al lado tres que dejaron seco y muy endeudado al erario en sus entidades: Herrera, Ruiz y Moreira. Nadie les exige cuentas, los gobernadores, senadores y diputados son intocables. ¡Viva México, un país hecho pedazos por la corrupción y la violencia!

Al iniciar estas LUPAS, del 2006 al 2008, dediqué mucho tiempo a la política mexicana. En diciembre del 2008, en la LUPA 170 – Propuestas, escribí lo siguiente: «¿Por qué no buscar un país honesto, con patriotas que sirvan a los demás, limpio de tanto ratero y millonario al amparo del poder y la función pública? Urge un cambio de rumbo y de actitud. Así como algunos perredistas ya aceptaron que es mejor proponer que confrontar, ante la nueva realidad de las urnas, los panistas –con el debilitado y temeroso Felipe Calderón al frente-- deben aceptar con humildad que apenas ganaron, y que millones de mexicanos no los quieren ni los temen. El presidencialismo mexicano ya quedó enterrado. ¿Resucitará, reencarnará? No lo creo. Debe nacer un nuevo pacto nacional, con la sociedad civil por encima de todo. Por lo pronto Calderón, que ganó de panzazo, tendrá que construir una base de poder para legitimar su mandato. Le llevará tiempo lograrlo en esta partidocracia mezclada con el narcotráfico y la corrupción».





Tres años más tarde, ya con una base de poder legitimado, gracias a su combate al narco, y en medio de una gran crisis financiera mundial, Felipe parece dispuesto en el 2011 a crear una cárcel especial para sinvergüenzas –con clases de baile por Moreira y de cómo ser feliz sin poder por Montiel-- para los políticos de elite y los lavadores de dinero, con o sin fuero. Jorge Hank Rohn, símbolo nacional de la impunidad y la corrupción, involucrado en el asesinato de un periodista, tráfico de animales, lavado de dinero, degradación moral de policías y tráfico de armas según la DEA, además de financiador del PRI, es el primero de una lista que espero sea larga. Ya empezó la guerra electoral y de poder. Ya hacía falta algo de acción, basta de bla-bla-bla. Que al menos los impunes y los que tienen fuero no duerman tranquilos.







1- Comenté en el 2008 que el PRD habría de abandonar tarde o temprano sus continuas quejas de que fue robado en las elecciones, para pasar a la propuesta y los acuerdos, con miras a ganar en el 2012. Andrés Manuel López Obrador no aceptaba su derrota y calificaba a Felipe de espurio, usurpador, pelele, santurrón, monaguillo y sirviente de los poderosos. Felipe no salía a la calle donde lo abucheaban. Le respondí al Peje: ¿No que ya no ibas a llorar Andrés Manuel? ¿Acaso no te has dado cuenta del bien que puedes hacer a los pobres que dices defender, si te sientas a negociar, a razonar? ¿Sacas algo con decir que te robaron la elección una bola de hampones, de mafiosos, por no tener la suficiente organización? El enemigo, mi querido Peje, es el PRI y sus comaladas sexenales de millonarios que le harán la vida pesada a Felipe durante seis años para que no luzca su mandato y ellos regresen al poder en el 2012. Después no habrá forma de sacarlos por cincuenta años más. En lugar de atacar a sus adversarios del PRI, a quienes no quiere en Los Pinos --creo que preferiría a AMLO--, Felipe se decidió por atacar al narcotráfico --que floreció en los sexenios priistas-- como una forma de legitimar su mandato. El robo al erario público y el abuso de poder desde el sector público es legendario, no solo de México. Milton Friedman dijo en una ocasión: "Nadie gasta el dinero de otro tan cuidadosamente como gastaría el dinero propio. Nadie usa los recursos de otro –y menos los recursos de todos-- tan cuidadosamente como usa sus propios recursos. Así, si quieres eficiencia y efectividad, si quieres cerciorarte de que serán propiamente utilizados (el dinero y los recursos) tendrás que hacerlo a través de los medios de la propiedad privada."





2- Bueno, los tiempos han llegado, estamos en junio del 2011, a un año de las elecciones, y el tiempo en política es el factor de los factores. Si quiere evitar Felipe que el PRI gane las elecciones --y dejar a un sucesor no ligado con el narco o con mafias de poder--, tendrá que emplearse a fondo llenando una cárcel especial y al tope con cientos de políticos rateros que no podrían explicar nunca su fortuna con los sueldos devengados como servidores públicos. Expresidentes, exgobernadores, senadores y diputados federales de todos los partidos deben ser sujetos a una investigación a fondo. No solo por su manifiesto enriquecimiento inexplicable sino por su pésima influencia en la sociedad. No se dan cuenta que deben regresar lo robado a la sociedad pero también la paz social perdida. Con sus corruptelas --y sus ligas con prestanombres en casinos y burdeles--, y sus nexos con el narco-crimen organizado han echado a perder la vida de la comunidad, que ya perdió sus esperanzas, sus calles y sus ciudades. La locura se desencadena en su interior gracias al poder y la impunidad, piénsese a manera de ejemplo en lo sucedido en Monterrey, donde la calidad de vida cae y cae, el pueblo vive pegado a la TV, porque no tiene dinero y porque tiene miedo a salir a la calle. Se ha perdido la vida en la comunidad, toda la vida de los pobres ricos acaudalados se hace en sus bunkers. Por falta de responsabilidad social de estos mandarines de pacotilla vivimos en una gran cloaca, cerca del infierno. ¿Quién se libra de la quemazón y de la irresponsabilidad con la sociedad? Mi tesis desde hace muchos años es la misma: muchos políticos y empresarios encumbrados empezaron bien, incluso a algunos la disciplina moral los llevó al éxito, pero ese éxito le dio en la madre a la disciplina moral. Nadie escapa del monstruo del poder y el dinero, combinado con el fuero, la impunidad y la adulación. En esta tarea de limpieza moral y de buscar la honra pública, que sería quizá la más importante en la historia moderna de México, Calderón no estaría solo. Creo que podría unir fuerzas con la opinión pública, con el pueblo, e incluso con el Peje, que ha hecho de la honestidad pública su discurso, a pesar del mal desempeño de algunos de sus colaboradores y operadores políticos. Muchos poderosos ya oyen pasos en la azotea. Ayer fue detenido el exgobernador de Chiapas, Pablo Salazar Mendiguchía, por malversación de fondos. Bien por Juan Sabines, el actual gobernador perredista, amigo de Felipe y quizá candidato común del PAN y el PRD para la grande. Que sigan los arrestos y las rendiciones de cuentas para que el pueblo vuelva a creer en el servidor público.






3- Gabriel Zaid, un ingeniero-poeta-ermitaño con sentido práctico, hacía un par de meses –octubre del 2008—había escrito: «Hace falta un mapa de la corrupción en el poder, con todas las dependencias, ventanillas, actos corruptos típicos y tarifas de los mismos. Así saltaría a la vista que la corrupción se concentra en las zonas de contacto externo y, por lo tanto, depende de los puestos, más que de las personas. Lo confirma un dicho cínico: "No quiero que me den, sino que me pongan donde hay". Una persona dispuestísima a la corrupción puede tener pocas oportunidades de ejercerla. En el extremo opuesto, una persona íntegra puede quedar en situaciones donde la disyuntiva es renunciar o ser destruido (moral o físicamente, con plata o plomo). Los altos puestos se prestan para la corrupción. Operan "donde hay". Disponen de muchos recursos y facultades legales, con un buen margen de libertad. Y, a diferencia de la corrupción visible, como las mordidas de tránsito, manejan operaciones invisibles: tan técnicas que nadie las entiende, y de un tamaño que nadie se imagina. Unas cuantas decisiones técnicas, dentro de una conducta por lo demás intachable, pueden ser más lucrativas que un millón de mordidas de tránsito. Los puestos subordinados no tienen tanta capacidad de decisión. De hecho, su moralidad depende en buena parte de la moralidad en los puestos superiores, donde el margen discrecional hace que la corrupción sea posible, pero no necesaria; y donde la conducta (buena o mala) es un ejemplo que presiona a los subordinados. Por eso, la calidad moral de los altos funcionarios hace mucha diferencia en la calidad moral del gobierno. Y, sin embargo, hace más diferencia todavía la apertura a la vigilancia externa. Sin transparencia, sin rendición de cuentas, sin escrutinio público y división de poderes, el poder corrompe. Un alto funcionario que autoriza operaciones irregulares de inmenso beneficio para el país y ningún beneficio para sí mismo debe ser castigado. Su actuación es patrimonialista, no porque sea en beneficio de su patrimonio personal, sino porque dispone de los poderes públicos como si fueran de su propiedad. Su robo no es de dinero, sino de poder. Y al robo hay que sumar la ocultación y la mentira, porque no admitirá públicamente que robó con buenas intenciones. La buena conciencia por encima de la rendición de cuentas es una forma del poder impune. Hay funcionarios ejemplares que no abusan porque no quieren, pero un gobierno cuya honestidad depende de esa buena suerte no es recomendable. Es mejor un gobierno en el cual nadie abusa porque no puede: porque ningún abuso se le va a perdonar. El buen reclutamiento y la buena suerte aumentan la proporción de funcionarios competentes, diligentes y decentes, que se vigilan a sí mismos y vigilan su dependencia. Pero, aunque todos fueran así, la vigilancia externa de los otros poderes, de la prensa y de la sociedad es imprescindible».






4- Para esto, concluía GZ, sería bueno: 1) Que todas las funciones de vigilancia de la Secretaría de la Función Pública salgan del Poder Ejecutivo y pasen a la Auditoría Superior de la Federación del Poder Legislativo. La secretaría (inventada para la "renovación moral de la sociedad") lleva cuatro sexenios de hacer el ridículo. 2) Que las declaraciones patrimoniales de todos los altos funcionarios (de director general para arriba) sean públicas. 3) Que todos los grandes pagos del sector público sean públicos. Se puede empezar por la publicación (el mismo día, en Internet) de todas las pólizas de pago de más de cien millones de pesos; bajar después el umbral a 10 millones y, finalmente, a un millón. 4) Que las quejas y denuncias que llegan a la Secretaría de la Función Pública y a la Presidencia de la República puedan ser conocidas y apadrinadas por gestores registrados (periódicos, asociaciones, despachos de abogados) para darles seguimiento y agrupar las que se refieren al mismo funcionario o el mismo procedimiento; hasta llegar, si es necesario, a tribunales. Y que los éxitos (las quejas y denuncias que producen cambios de personas o de procedimientos) se publiquen, para animar a los que prefieren no quejarse ni denunciar, porque creen que es inútil, cuando no peligroso; o porque no tienen tiempo, dinero o conocimientos para gestionar su propio caso. 5) Que las sentencias judiciales contra los abusos de las autoridades beneficien a todos los que estén en el mismo caso, no sólo a quienes pagan abogados y ganan el juicio. Y que la ley esté tan clara que los procuradores de justicia no puedan inventar pretextos para no ejercer la acción penal correspondiente contra las autoridades sentenciadas.





5- En suma, el tiempo de pasar a la historia ha llegado, los que votamos por Felipe Calderón queremos que no se arrugue y lleve hasta las últimas consecuencias su labor de limpieza en el sector público mexicano, incluyendo a los propios panistas, que también manotean y piden mordidas para todo. Es ya una costumbre. La probidad y honorabilidad en México son catalogadas de pendejez. De ahí la pinta que aún sigue en una barda por el Ajusco: «Que se vayan los pendejos y regresen los rateros». Al menos yo no deseo que en mi querida patria regresen los rateros y los cínicos al poder, ni quiero que el narco vuelva a dominar empresas regionales, parroquias, gubernaturas, municipios, almas y vidas. Me resisto a aceptar que ser político sea sinónimo de prepotente, de ratero, de deshonesto, de perdonavidas, de narco y envenenador de la población. Felipe, creo que ya estás hasta la madre de aguantar tanto insulto y de que cualquier priista como Moreira te pendejeé y te falte al respeto. Ya basta, llegó el momento de poner en orden la casa, el techo común. Emplea tú capital político en impedir que el PRI llegue al poder para que les arda de nuevo. Y por favor investiga la cola de los que tienen fuero y ríen tan campantes.

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