jueves, junio 23, 2011

No saben perder

No saben perder

Ni el señor Alejandro Encinas ni su jefe, Andrés Manuel López Obrador, y menos los líderes de la izquierda mexicana, son demócratas.

Ricardo Alemán
El pasado lunes adelantamos aquí que, luego de la derrota aplastante que sufrirá en el Estado de México, la izquierda partidista gritará “¡Fraude, fraude!”, y la misma noche del 3 de julio desconocerá la elección.
Hoy todos conocen la estrategia del PRD y de sus aliados, gracias a que el jefe estatal de los amarillos, Luis Sánchez, ratificó que “el PRD no aceptará el resultado en el Estado de México”. ¿Por qué al final del proceso, cuando lo seguro es que serán derrotados, cuando gastaron el dinero y engañaron a todos? ¿Por qué razón Alejandro Encinas compra esa estrategia, que lo hace ver como vulgar oportunista de la política?


La respuesta es simple. Porque ni el señor Encinas ni su jefe, Andrés Manuel López Obrador, y menos los líderes de la izquierda mexicana, son demócratas. ¿Y cómo se mide si un político es o no un demócrata? Otra vez la respuesta la regala el sentido común. La primera regla que aprende, ejercita y cumple un político que aspira a ser un demócrata es la lección de la derrota. Es decir, lo primero que aprende es saber perder.
Y si tienen dudas, basta revisar el discurso que ante banqueros mexicanos pronunció hace unas horas ese demócrata de izquierda que gobernó Brasil hasta hace unos meses, y que se llama Luiz Inácio Lula. Ya en su calidad de polemista,  recordó sus tiempos de opositor, las tres ocasiones en que fue derrotado por el aparato estatal de Brasil e insistió en que, a pesar de esas derrotas, nunca trató de destruir al Estado brasileño.
Más aún, dijo que, en tiempos electorales, se debe pelear con todo, pero una vez pasadas las elecciones, la prioridad es el país, la unidad y el trabajo en conjunto. Vale recordar que Lula se reunió ayer con Alejandro Encinas, el candidato de la izquierda en la contienda por el gobierno del Estado de México, a quien el ex presidente brasileño expresó su apoyo.
Pero lo que seguramente no sabe Lula y lo que seguramente no escuchó Encinas de Lula es precisamente la lección de democracia. ¿Por qué? Porque Encinas presume de ser demócrata, se junta con los demócratas, les pide su apoyo, pero a la hora de la verdad, no sabe perder. Igual ocurre con AMLO, el mítico tabasqueño famoso por su profundo autoritarismo y porque, igual que los viejos priistas, nunca aprendió la lección básica de la democracia: la de saber perder.
Es una vergüenza, para la democracia mexicana, claro, que una incipiente democracia latinoamericana, como la peruana, haya ofrecido una lección en su más reciente proceso electoral presidencial. La noche de la elección, la candidata derrotada reconoció su derrota, felicitó al ganador, y punto. Y seguramente los acólitos del mesías tropical, su claque de intelectuales y periodistas orgánicos —todos ellos conocidos por su gusto por el autoritarismo y su fobia por la democracia— argumentarán que no hay nada peor en el mundo que el horroroso aparato electoral priista, con todo el peso del Estado, todo el dinero público, con todo el corporativismo y con lo peor de la política.
Y es probable que tengan razón, que el PRI sea el peor engendro político electoral del viejo y del nuevo siglo. Pero seguramente olvidarán esos acólitos del mesías tropical y esos intelectuales y periodistas orgánicos que el PRI es tan eficiente y tan perfecto que convirtió a la izquierda y a la derecha mexicanas en partidos políticos a su imagen y semejanza. ¿Ya lo olvidaron? Vamos a un ejercicio memorioso elemental.
¿Qué hicieron AMLO y el PRD en sus tiempos de jefe de Gobierno del DF? ¿No hicieron elecciones de Estado? ¿No usaron desde el gobierno todo lo que hoy critican en el Estado de México? ¿No abusaron del dinero público, del corporativismo, no fue AMLO el que más gastó en medios en las elecciones presidenciales de 2006? Si AMLO, si Alejandro Encinas, si Luis Felipe Bravo Mena, ya sabían del cochinero en el Estado de México, ¿por qué no lo denunciaron al principio, por qué participaron en la elección, por qué “agarraron” el dinero y luego gritaron “¡Fraude, fraude!”?
La respuesta todos la saben. Y la recordamos si la olvidaron. En México está por regresar el PRI, porque la derecha del PAN y la izquierda del PRD —junto con sus groseros partidos familiares— han sufrido la más escandalosa derrota cultural. El PRI de Peña Nieto va de regreso —con Eruviel Ávila por delante— porque el PAN y el PRD no son alternativa, porque son igual o peor que el PRI. Al tiempo.
EN EL CAMINO
Ante el desdén ciudadano, hoy se inicia la guerra en el IFE. Y luego vendrán los gritos y los sombrerazos.

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