miércoles, junio 08, 2011

Obama y Pdvsa

Por Octavio Lepage

En su delirio de liderazgo planetario, Chávez imaginó que podía desafiar impunemente a los factores de poder mundial. La decisión imperial de Obama sobre Pdvsa debe indicarle que llegó el momento de empezar a bajarse de esa nube.
Irán se ha autoexcluido de la comunidad mundial por su rechazo a someterse a la normativa de las Naciones Unidas sobre desarrollo de la energía nuclear (más exigente ahora por la tragedia del Japón). Ni Estados Unidos, ni China, ni Rusia parecen dispuestos a cruzarse de brazos mientras Ahmadinejad, el desquiciado teócrata de Irán, continúe sublevado frente a las Naciones Unidas. Es irresponsable que Chávez se empeñe en comprometer a Venezuela en este explosivo estira y encoge internacional.

Resulta odiosa toda manifestación de prepotencia abusiva del fuerte contra el débil, de Goliat contra David. Se justifica la protesta venezolana contra la decisión soberana de la Casa Blanca en relación a Pdvsa. Sin embargo, conviene recordar que la real politik es factor siempre presente en las relaciones internacionales, lo que no excluye el derecho irrenunciable a protestar contra sus abusos.


Este ingrato episodio que los chavistas están tratando de especular políticamente a su favor, indica que llegó el momento de enfrentarlos también en el terreno de la fraseología. Del comunismo los chavistas han heredado capacidad infinita de descalificación de quienes disientan de su manera de pensar y de actuar. Cuando la Unión Soviética muere de muerte natural, murió también el modelo político comunista. Los chavistas ya no pueden descalificar a sus adversarios estampándoles el INRI de “anticomunistas”, que en otros tiempos causaba pavor, incluso a intelectuales sobresalientes pero que hoy en día no le dice nada a nadie. Siendo así, han desempolvado toda una batería de insultos anacrónicos: “pitiyanqui”, “fascistas”, “social traidores”, “lacayos del imperialismo”, “burgueses apátridas”, etc., etc.

El furioso antiimperialista ha venido parapeteando un “mini imperialismo venezolano”: “…o sacas ya a Carlos Andrés Pérez del país o te corto el suministro del petróleo”, le espetó al presidente de la República Dominicana.
El inefable Zelaya y su sombrero de cowboy se mantuvieron volando en un avión militar venezolano, a baja altura por más de una hora, sobre Tegucigalpa con inocultable propósito intimidatorio. Chávez se pasó por donde él suele hacerlo, la soberanía de Honduras y Dominicana, dos países pequeños, pobres pero soberanos, con dignidad nacional. Estos son 2 ejemplos de una larga cadena de atropellos chavistas contra la soberanía nacional y el principio de no intervención. El mini imperialismo chavista hasta tiene sus países satélites (los del ALBA, Nicaragua, Ecuador y Bolivia), a los que obliga a obedecer al pie de la letra sus instrucciones en cuanto a la forma de gobernar. Con Cuba, la relación es muy particular: Chávez aporta la plata, mucha plata, pero Fidel Castro es quien manda e impone su modelo político agonizante.

Estos señalamientos no es para archivarlos en la memoria individual, deben ser utilizados en la crítica directa y permanente que debe hacerse al modelo chavista de gobierno que está destruyendo a Venezuela.

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