sábado, febrero 18, 2012

Cuando el capital no está a la vista. Por Jeffrey A. Tucker.

Un episodio de No Reservations, un programa centrado en la cocina del Travel Channel presentado por Anthony Bourdain, llevaba a los televidentes a Puerto Príncipe, en Haití. Había oído que el programa mostraba de una forma original el país y sus problemas. No podía imaginar cómo. Pero resultaba ser cierto. A través de la lente de la alimentación, podemos tener una visión de la cultura, y de la cultura a la economía, y de la economía a la política y finalmente a lo que está mal en este país y lo que puede hacerse.
A través de esta pequeña lente, tenemos mayor conocimiento del que habríamos tenido si el programa se hubiera dedicado completamente a asuntos económicos. Un episodio sobre economía habría incluido aburridas entrevistas con funcionarios del tesoro y expertos del FMI y un montón de cháchara acerca de balances comerciales y otros agregados macroeconómicos completamente desviados.

El bloqueo y los intentos de matar de hambre a Alemania. Por Ralph Raico.

Los estados a lo largo de la historia han persistido en dificultar severamente e incluso prohibir el comercio internacional. Sin embargo, casi nunca las consecuencias de dicho intento (tanto en los resultados evidentes inmediatos como probablemente en los de largo plazo) pueden haber sido tan devastadoras como en el casi del bloqueo naval aliado (realmente británico) a Alemania en la Primera Guerra Mundial. Este bloqueo de hambre pertenece a la categoría de las atrocidades estatales olvidadas del siglo XX. (Igualmente, ¿quién recuerda hoy a las decenas de biafreños muertos por hambre durante la guerra de independencia por la política de los generales nigerianos apoyados por el gobierno británico?)  Así, C. Paul Vincent, un veterano historiador y actualmente director de la biblioteca, en el Keene State College en New Hampshire, merece nuestra gratitud por traerlo a la memoria en este estudio erudito y equilibrado.

El origen inflacionista de la deflación

Por David Howden.
Un lamento que se escucha hoy a menudo (tanto ala oeste como al esta del Atlántico) es que los niveles de inflación son peligrosamente bajos. Aunque la mayoría de los bancos centrales pongan un objetivo de inflación en torno al 2-3%, los índices generales de precios de la mayoría de los países occidentales están cayendo por debajo del límite inferior de ese objetivo. Está apareciendo un miedo a la deflación (apoplitorismofobia, como la llama Mark Thornton).
Sin entrar en si la deflación es buena, mala o benigna, deberíamos evaluar de dónde viene la inflación. (El lector interesado puede consultar Less than Zero: The Case for a Falling Price Level in a Growing Economy, de George Selgin, y “¿Quién teme a la deflación?”, de Philipp Bagus, para ver el lado positivo de una caída en el nivel de precios).

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