Con un anillo de compromiso de diamantes en la mano, Warren Buffett se puso de rodillas y le pidió matrimonio a Alexa Tavasci.
"Por favor acéptame", le dijo el multimillonario de 81 años en un
restaurante en Omaha, Nebraska, mientras varias cámaras captaban el
momento.
Stephanie Sinclair/VII for The Wall Street Journal
Tavasci, una estudiante de 21 años de la Universidad del Norte de
Arizona aceptó la propuesta, que en realidad había sido idea suya como
parte de un día de bromas con el inversionista.
Cuando se trata de invertir, el tercer hombre más rico del mundo y
presidente ejecutivo del holding Berkshire Hathaway Inc. se pone serio.
Pero en frente de una cámara con la próxima generación de líderes
empresariales, el Oráculo de Omaha se convierte en un tipo bastante
gracioso.
Varias veces al año, Buffett invita a estudiantes de negocios de todo
Estados Unidos a la sede principal de Berkshire, en Omaha, para una
visita de un día. La jornada incluye dos horas de preguntas y
respuestas, visitas a los negocios que Berkshire posee en la ciudad, un
almuerzo y, para los más afortunados, un paseo en su Cadillac.
Durante todo el día, Buffett imparte lecciones de vida, les dice a
los estudiantes que escojan la pareja correcta y que se rodeen de gente
que sea mejor que ellos.
En cuanto a los principios que lo hacen el inversionista más famoso
del mundo, les recuerda "que se mantengan lejos del dinero prestado y de
las emociones colectivas".
El ritual termina con una sesión de fotos. Cada estudiante tiene la
oportunidad de tomarse dos con Buffett: una foto seria y otra en una
pose graciosa que ellos mismos eligen.
Stephanie Sinclair/VII for The Wall Street Journal
Buffett dice que es feliz con el juego.
"Esta gente se ha esforzado mucho y haría cualquier cosa que me pidan,
aunque tengo límites, no le propondría a un hombre", agrega.
Hace poco, en el restaurante Piccolo Pete's, uno de sus favoritos,
Buffett movió los brazos como si fuera un boxeador, reemplazó sus
anteojos con unas gafas de sol con marco verde e hizo una pose a lo
Travolta en Fiebre de sábado por la noche.
"Hace casi cualquier cosa que le pidas", dice Antonio Espinosa, quien
cursa un MBA en la Universidad de Notre Dame que le pidió a Buffett que
pretendiera darle un puño.
Al igual que la asamblea general de Berkshire, que el año pasado
atrajo alrededor de 36.000 accionistas, las sesiones con los jóvenes son
extremadamente populares. Más de 200 universidades están en lista de
espera para enviar a sus estudiantes. Buffett exige que al menos un
tercio de los alumnos que lo visitan sean mujeres.
Stephanie Sinclair for The Wall Street Journal
Compartir un momento gracioso con
Buffett puede ser bastante estresante para los que quieren dejar una
buena impresión. Mientras esperaba su turno, Pat Ryan vio con
nerviosismo cómo otros antes que él estaban haciendo lo que había
planeado para la foto: intercambiar gafas con Buffett. El estudiante de
29 años que cursa un MBA en la Universidad de Notre Dame tenía que
pensar rápido. En el último minuto se le ocurrió pedirle a Buffett que
cogiera su corbata y pretendiera que lo estaba ahorcando.
Buffett no puso reparos y se rió mientras seguía las instrucciones de
Ryan. Conocer a Buffett lo hizo darse cuenta de que tiene que hacer
algo que lo apasiona, como fundar su propia empresa tecnológica, en vez
de buscar un trabajo de acuerdo a la remuneración.
Alex Williams, un estudiante de último año en la Universidad de
Gonzaga, en el estado de Washington, le estaba diciendo a Buffett cuánto
valoraba la visita cuando el inversionista lo interrumpió y le dijo:
"¿Qué tal si te hago una llave en el cuello?"
Las payasadas de Buffett datan de 2005, cuando recibió un grupo de la
Universidad de Chicago. "Si los puedo hacer felices mientras yo luzco
como un estúpido en Facebook, está bien", dice Buffett.
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