miércoles, febrero 22, 2012

Una sociedad de criminales

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Recientemente una amiga mía se quejaba acerca de una racha de robos que se habían producido cerca de su casa nueva. Habían robado hacía unas semanas en una casa en su misma calle y a su vecino le habían robado poco después. En este último caso, los ladrones se habían llevado un gran televisor de plasma y un ordenador portátil, aparentemente saliendo de la casa a plena luz del día.

Recuperando el lenguaje

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En mi último artículo, yo afirmaba que el lenguaje es importante en la batalla ideológica por una sociedad libre. Si permitimos a nuestros “amigos” de la izquierda estatista apropiarse del puesto elevado de la lingüística, haremos más difícil nuestra batalla. Debemos usar palabras que nos permitan defender el capitalismo de laissez faire, no aquellas en las que insiste el otro bando. Continuemos con este proceso de “deconstruir” el lenguaje para estos fines con algunos ejemplos más.

Eugen von Böhm-Bawerk: Economista, ministro, aristócrata

En Austria, prácticamente ningún otro economista ha alcanzado el mismo nivel de fama que Böhm-Bawerk. Y no ha habido ningún otro con el que hayan tenido contacto tan granes partes de la población, aunque es verdad que en un sentido muy trivial: su retrato adornaba el billete de cien schillings que estuvo en circulación de 1984 a 2001. Eugen von Böhm-Bawerk fue considerado en muchos aspectos una excepción también en círculos profesionales: fue uno de los economistas más citados de su tiempo, obtuvo una excelente reputación internacionalmente, enseñó en la mayor facultad de derecho del mundo y más de una vez ocupó el cargo de ministro de finanzas de una gran potencia europea. Junto con Carl Menger y Friedrich von Wieser, constituyó el triunvirato fundador de la Escuela Austriaca. El economista Ewald Schams, antiguo oficial militar, recordaba una gloriosa “campaña” caracterizada por “una cooperación armoniosa y una total unidad táctica”. Menger había “declarado el principio fundamental”, Wieser había proporcionado la “estructura factual” y Böhm-Bawerk había asumido la “tarea de pelear”: “Fue el soldado de la causa de la teoría moderna” (Schams 1926, pp. 435–436).

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