viernes, mayo 23, 2008

Un estudio de la AIE confirma los temores sobre la escasez de suministro de petróleo


Por Neil King Jr. y Peter Fritsch

The Wall Street Journal

El principal monitor mundial de la energía prepara una pronunciada revisión a la baja en sus previsiones del suministro de crudo. El cambio refleja el mayor pesimismo respecto a si las petroleras serán capaces de satisfacer el auge en la demanda de petróleo.

La Agencia Internacional de Energía, organismo con sede en París, está en la mitad de un gran estudio sobre la condición en la que se encuentran los yacimientos petrolíferos más importantes del mundo. Sus conclusiones no se harán públicas hasta noviembre, pero el mensaje de fondo ya parece claro: los suministros futuros de petróleo podrían ser mucho más escasos de lo que se creía hasta ahora.

La AIE ha previsto durante varios años que las reservas de petróleo crecerán modestamente para adaptarse al aumento de la demanda, alcanzando los 116 millones de barriles al día para 2030, frente a los 87 millones actuales. Ahora, no obstante, la agencia está preocupada de que el desgaste de los yacimientos y la falta de inversión hagan que las compañías pasen apuros para superar los 100 millones de barriles diarios en las próximas dos décadas.

"Las inversiones petroleras necesarias pueden ser mucho, mucho más altas de lo que supone la gente", dijo Fatih Birol, economista jefe de la AIE quien encabeza el estudio.

Los pronósticos de la institución son ampliamente seguidos por la industria, Wall Street y los países productores, de modo que las malas noticias podrían poner con los nervios de punta a un mercado ya bastante desconcertado por precios que superan los US$130 el barril, el doble de hace un año. Durante la jornada de ayer, el petróleo cerró con un cuarto récord consecutivo en la Bolsa de Nueva York, quedando en US$133,17 el barril, un alza de 3,3%.

"Esto es muy importante porque la AIE es tratada como el único guardián independiente serio de los datos energéticos y pronósticos del mundo", dijo Edward Morse, economista jefe de Lehman Brothers Holdings Inc. Según él, el estudio podría servir "de estímulo" para una mayor transparencia dentro de una industria conocida por su profundo secretismo.

La AIE monitorea los mercados energéticos de los 26 países más desarrollados, incluyendo Estados Unidos, Japón y Europa. Su papel consiste en actuar como un contrapeso en el mercado a las posturas de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Es probable que el respaldo de la AIE a un estudio pesimista acerca del suministro petrolero sea interpretado por la OPEP como un nuevo llamado para bombear más crudo al mercado.

Las conclusiones del estudio, sin embargo, no son definitivas. Algunos grandes productores, como Venezuela, Irán y China no han colaborado y otros, como Arabia Saudita, consideran las cifras de producción de sus pozos como auténticos secretos de Estado, por lo que no está claro cuán específico fue su aporte.

De todas maneras, las revelaciones del estudio coinciden con el pesimismo que reina en gran parte del sector, articulado por varios ejecutivos de las grandes petroleras.

En los últimos meses, varias firmas de Wall Street han revisado al alza sus previsiones de los precios del petróleo. Hace poco, Goldman Sachs Group Inc. acaparó titulares al predecir que el precio del crudo podría alcanzar los US$140 próximamente y rondar los US$200 por barril el próximo año. Precios tan altos ejercerían una presión muy fuerte sobre una economía mundial que ya es presa de varias tensiones.

El estudio representa un brusco cambio de dirección para la agencia. Tradicionalmente, la AIE se concentraba sobre todo en evaluar la demanda futura y luego analizaba cuánto podían producir los países que no eran miembros de la OPEP para satisfacer esa demanda. Se presumía que cualquier brecha sería cerrada por grandes productores de la OPEP, como Arabia Saudita, Irán o Kuwait.

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Analistas de la AIE en París también temen que la falta de inversiones en muchos países de la OPEP, junto con la escasez de incentivos para impulsar el bombeo, plantean serias dudas sobre cuánto expandirá el cartel su producción. Mientras tanto, los grandes productores que no pertenecen a la OPEP, como México, EE.UU. y Rusia, ven cómo su producción va decayendo y sus panoramas de inversión parecen inciertos.

"Somos de la opinión de que el público no es consciente de la importancia que tiene la tasa de declive de los campos existentes en el equilibrio del suministro energético, y que esa tasa se acelerará en el futuro", dijo Birol, el director del estudio de la AIE.

Los detractores de la AIE elogian el estudio, pero también dicen que la revisión a la baja de sus pronósticos a largo plazo debería haber ocurrido hace bastante tiempo. La agencia no anticipó muchos de los grandes acontecimientos en el sector energético de los últimos años, como el auge en la demanda china en 2004 y los disparatados precios de este año. "La AIE siempre ha sentido presiones políticas", afirma el analista londinense Chris Skrebowski. "En este caso, creo que no quieren dejar duda de que enfrentamos una situación difícil".

La crisis de crédito eleva los precios de los commodities


Por Ann Davis

The Wall Street Journal

El alza de la energía está causando estragos en las billeteras de los productores y los especuladores que apostaron a una caída en los precios del petróleo. Algunos se han visto obligados a comprar crudo para abandonar sus posiciones y asumir las pérdidas lo que, a su vez, ha contribuido al aumento de las cotizaciones.

Los productores que hace tiempo alcanzaron acuerdos para vender su petróleo en años futuros se están viendo forzados a aceptar precios de hasta la mitad de lo que el crudo vale hoy en el mercado. Algunas empresas están dejando sin efecto algunos de estos compromisos al recomprar los contratos a un precio más alto del que los vendieron.

Otros actores del mercado, en particular los especuladores que se la jugaron equivocadamente a una baja de los precios, están comprando futuros de petróleo para anular apuestas erróneas. Quienes se quedan con las apuestas fallidas, se ven obligados a poner más dinero debido a que su transacción se ha vuelto más deficitaria.

Edward Morse, economista jefe de energía de Lehman Brothers Holdings Inc., señala que algunos operadores invirtieron grandes cantidades en el cuarto trimestre del año pasado en complejas transacciones que se desmoronaron cuando se invirtieron las relaciones de precios en los últimos días. Ahora, en el mercado abundan los rumores de que grandes productores "querían deshacerse de sus coberturas, ejerciendo una presión alcista sobre los precios".

El problema financiero es sólo uno de los muchos factores detrás de la rauda apreciación del petróleo. Aunque la demanda proveniente de los países desarrollados se ha moderado, el consumo sigue siendo robusto en los mercados emergentes. La acumulación de inventarios por parte de China de cara a los Juegos Olímpicos y el uso de diesel para generar electricidad durante los esfuerzos para rescatar sobrevivientes del terremoto también han influido en la reciente alza del crudo.

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Asimismo, los grandes consumidores de petróleo, como las aerolíneas, están tan alarmados por el auge en los precios que algunos estarían comprando petróleo a futuro ahora, según fuentes de Wall Street. Todo esto se suma a las preocupaciones de que el suministro de crudo será menor al previsto.

El alza de 15% en el precio del petróleo en lo que va del mes ha sorprendido hasta a los más avezados observadores de la industria. Después de un alza de 3,3% el miércoles, los contratos a futuro del crudo para entrega en julio en Nueva York cerraron la jornada del jueves a US$130,81 el barril, un descenso de 1,8%. Los precios del crudo para entrega de 2009 en adelante han subido más, con alzas de 30% y 40% este mes, antes de caer levemente el jueves. Otros mercados de materias primas también han sido presos de estos aprietos financieros.

Los grandes comercializadores de granos fueron tomados por sorpresa cuando el valor de varios contratos agrícolas se disparó en forma simultánea a comienzos del año. El trigo, por ejemplo, alcanzó un récord a fines de febrero, casi triplicando su nivel del año previo. La soya y el algodón también experimentaron bruscas alzas el 3 de marzo.

Desde entonces, los precios de los granos se han calmado, pero la vertiginosa carrera del petróleo parece no tener fin. El volumen de transacciones se ha disparado. Las apuestas de contratos a futuro de petróleo en Nueva York prácticamente se han triplicado para llegar a tres millones de contratos, según los datos de la Comisión de Negociación de Futuros de Commodities.

Gran parte del crecimiento del volumen se concentra en los contratos a futuro que vencen dentro de más de seis años.

Hasta un año atrás, la idea de asegurar mediante un contrato a futuro un precio del petróleo por debajo de los US$70 el barril no parecía descabellada. El crudo cayó por debajo de los US$50 en enero de 2007, lo que hizo que muchos predijeran un retorno a esos niveles. El analista de energía de Morgan Stanley, Lloyd Byrne, monitorea dos decenas de empresas que vendieron hasta un 70% de su producción futura de petróleo a precios de hasta US$33 el barril. Pocas transacciones exceden los US$80 el barril.


Brasil se alista para ingresar
a las grandes ligas petroleras


Por John Lyons, en São Paulo, y David Luhnow, en Ciudad de México

The Wall Street Journal

Un período de intensa actividad en Petróleo Brasileiro SA, o Petrobras, el gigante petrolero de Brasil, alimenta las especulaciones de que el país tiene a su disposición suficiente crudo subterráneo como para ingresar a las grandes ligas de los exportadores mundiales de crudo y ayudar a aliviar la presión de los altos precios del combustible.

La noche del miércoles, Petrobras anunció su descubrimiento de crudo más reciente, revelando que había encontrado petróleo a unos 250 kilómetros de la costa de São Paulo. El nuevo campo se ubica cerca del masivo depósito Tupi, propiedad de la empresa. Descubierto hace dos años, Tupi sigue siendo el hallazgo más grande del mundo desde 2000 y el mayor en el hemisferio occidental desde 1976. Petrobras no ha querido decir cuánto petróleo podría contener el nuevo campo.

Este hallazgo representa el último en una racha de aciertos por parte de la petrolera estatal brasileña, lo cual eleva las esperanzas del país latinoamericano se convierta en la próxima gran fuerza en la industria global de petróleo. El precio del crudo cerró ayer en US$130,81 en la Nymex, US$2,36 menos que el día anterior, en parte por la perspectiva de un mayor suministro proveniente de Brasil.

Estados Unidos acogería descubrimientos de envergadura en Brasil, ya que significaría una fuente de crudo en su propio hemisferio, en comparación al Medio Oriente, una región políticamente inestable. El centro de atención es la Cuenca de Santos, una acumulación de potenciales campos petroleros enterrados bajo kilómetros de océano, tierra y una fuerte capa de sal. El bombeo exploratorio en distintos campos ha producido un crudo bastante similar, alentando una nueva y tentadora teoría: que la cuenca podría ser un megadepósito contiguo de crudo.

A pesar del alboroto, hay buenas razones para el escepticismo, dicen los observadores. Explorar y extraer crudo de aguas ultraprofundas es una tarea cara y riesgosa. La sal sobre el supuesto crudo añade retos técnicos porque se mueve y es propensa a cambios de presión repentinos. Y, a pesar de los avances en tecnología de imágenes geológicas, es imposible determinar la cantidad y calidad del crudo escondido en un depósito hasta que empieza a salir, un proceso que puede tardar años.

"Es una etapa muy temprana", dice Peter Jackson, director de exploración y desarrollo de Cambridge Energy Research Associates, una firma de consultoría para la industria.

Algunos inversionistas no están esperando para hacer sus apuestas. Las acciones de Petrobras han subido tanto este año que su valor de mercado ha superado al de compañías de la envergadura de General Electric y Microsoft Corp.

Petrobras y el gobierno también han hecho lo suyo para alimentar el entusiasmo de los inversionistas. Por ejemplo, Brasil canceló las licitaciones para bombear en la Cuenca de Santos luego de que se confirmara el hallazgo de Tupi a fines de 2007. Algunos observadores interpretan esto como una señal de que los brasileños creen que la cuenca rebosa de crudo y quieren obtener mejores términos en cualquier licitación nueva.

Mientras tanto, Petrobras está ampliando su capacidad para bombear en aguas profundas a una velocidad frenética. Esta semana, la empresa, que ya ha alquilado casi 80% de la flota mundial de buques de bombeo en aguas profundas, anunció que a partir de 2017 tomaría en arriendo 40 buques más y plataformas semisumergibles. Petrobras también dijo que contratará a 14.000 empleados más y establecerá una nueva división de administración para perforar sal.

Una indiscreción del regulador de la industria petrolera de Brasil, Haroldo Lima, pudo haber contribuido al frenesí. En abril, Lima dijo que los campos podrían contener unos 33.000 millones de barriles, convirtiéndolos en el hallazgo más grande del mundo en décadas. Lima luego se retractó, diciendo que se refería a las especulaciones de analistas en una publicación de la industria.

Es casi seguro que Brasil, que hasta hace algunos años era un importador neto de petróleo, se una a Venezuela y México en el grupo de países petroleros de América Latina. Para un país que está dejando atrás su pasado como una nación volátil en desarrollo, tal bonanza podría traer beneficios y riesgos. El dinero proveniente del crudo llenará las arcas del gobierno, pero también podría tentarlo a adoptar los hábitos derrochadores de otros grandes exportadores.

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