viernes, agosto 01, 2008

Chávez no se calla

Por Federico Ysart
Infolatam

Madrid - El dinero es uno de los elementos naturales más conservadores, tanto como suelen serlo sus propietarios. Y a estos les queda poco más que salir corriendo cuando ven cómo un gobierno incapaz, por ejemplo, de domeñar la inflación, que crece sobre el 15 por ciento al término del primer semestre, o de superar índices de pobreza intolerables, pese al maná incesante del precio del petróleo, se atreve a meter mano en la gestión del banco más eficiente del país. Además de seguridad jurídica, el dinero reclama profesionalidad, eficacia y rentabilidad, virtudes que no acostumbran a descollar en las salas de mando de los cuarteles.

No es un tema de accionistas, que en este caso el 98,5 por ciento de las acciones están en una sola mano, sino de ciudadanos depositantes, o con créditos, o clientes de una adminsitradora de fondos, que por la razón que fuere optaron por ese banco y no por otro. Y en cuanto a sus accionistas, cabe suponer que el cambio de ademanes que viene inspirando las últimas actividades de Chávez se traducirá en este caso en una aproximación a lo que pudiera ser tenido como justiprecio ante cualquier instancia neutral.

El Banco de Venezuela, administrado tras su saneamiento por el Santander desde hace once años, tiene una cifra de recursos propios cercana a los 400 millones de euros, y el pasado año reportó un beneficio en torno a los 220 millones de euros. Los niveles de eficiencia, de la salud de su cartera crediticia, de las provisiones constituidas y demás variables que cuentan en la valoración de las entidades de crédito, son factores que tendrán que formar parte de las negociaciones que Chávez ha anunciado, o comenzado.

En cualquier caso no es de recibo que a la semana siguiente a estar en Madrid con el presidente del Gobierno español, además de la simbólica visita al Rey, el caudillo venezolano eche sobre la mesa del dialogo este envite trufado de demagogia. A juzgar por sus propias palabras, cuando habló de no se sabe de qué con Rodríguez Zapatero tenía ya perfecto conocimiento de las intenciones del grupo español de despresenderse del Banco de Venezuela, con quién estaba negociando y a cuánto ascendía el precio de la posible transacción.

El Estado venezolano es muy dueño de negar la autorización pertinente a este tipo de transacciones, sobre todo si se hace a través de los canales ordinarios: superintendencia, banco central, etc. Incluso en este caso por designio personal de quien manda, el presidente Hugo Chávez, Pero ¿a cuento de qué esta ruptura de formas y, sobre todo de fondo? Como si la demagogia solucionara el hambre, los desabatecimientos y la sangría de recursos nacionales en beneficio de todas las causas desestabilizadoras del continente. ¿Por qué no se calla Chávez?

Mientras subsistan e incluso se fomenten las carencias sociales y culturales que lastran la vida democrática de algunos países, Latinoamérica no dejará de deparar sorpresas de esta naturaleza. Y Chávez seguirá sin callarse.

La ley internacional y el terrorismo

Por Emilio J. Cárdenas
La Nación

La reunión del Grupo de los Ocho (G-8), celebrada recientemente en la isla japonesa de Hokkaido, produjo una sorpresa. En una de las clásicas conversaciones binacionales que suelen superponerse a las deliberaciones conjuntas, el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, comunicó formalmente a su par italiano, Silvio Berlusconi, su decisión de extraditar a la legendaria terrorista italiana, Marina Petrella.

Petrella, hoy de 54 años, alguna vez perteneció a las Brigadas Rojas, que participaron de manera sangrienta en el conflicto armado interno que azotó a Italia en los años 70. Me refiero a los llamados "años de plomo", en los que la guerrilla marxista llenó de ansiedad a los principales centros urbanos italianos. Marina Petrella había sido arrestada por la policía de Francia el 22 de agosto de 2007.

Al propio tiempo, Sarkozy solicitó a Berlusconi que, extraditada que sea la terrorista, se le extienda el perdón previsto en el artículo 174 del Código Penal italiano. Ese pedido de gracia está presuntamente basado en el delicado estado de salud mental de la terrorista, que hasta ahora había estado prófuga e impune; esto es, en razones de corte humanitario, las que -aclaró Sarkozy- "no deben necesariamente extenderse a casos similares". Las víctimas del terrorismo setentista italiano, que por décadas han reclamado justicia, calificaron el pedido de "pilatesco".

Marina Petrella reside en Francia desde hace quince años, cuando escapara a la condena de la justicia italiana por sus atentados terroristas. Ella -como otros brigadistas y miembros de otros grupos emparentados ideológicamente con ellos, incluyendo el que respondía a la denominación de La Lucha Continúa- se había beneficiado con la "doctrina Mitterand", que, por años, rechazara la extradición de los terroristas italianos, permitiéndoles residir tranquilamente en Francia, contra el mero compromiso de "abandonar la violencia".

Como si no hubieran sido responsables de nada. Como si sus atentados no hubieran ocasionado víctimas.
Al igual que otros once miembros de las Brigadas Rojas que también esperan ser extraditados a Italia, Marina Petrella deberá pronto asumir la responsabilidad que ciertamente le corresponde. Tardíamente, sin embargo.

Lo mismo, presumiblemente, ocurrirá con Giovanni Alimonti, Valeria Capella, Enrico Villimburgo y Giorgio Pietrostefani, otros líderes guerrilleros. Quizá también con Cesare Battisti, quien, detenido en Brasil, espera la decisión de los tribunales brasileños sobre cuál será finalmente su suerte.

Todos ellos tienen en su triste pasado un denominador común: la autoría de atentados en los que asesinaron cobardemente a personas inocentes, invocando para ello inaceptables excusas de naturaleza "política".
François Mitterand nunca asignó a las víctimas de esos crímenes abominables demasiada importancia; sólo los terroristas eran objeto de su protección. Como si, de pronto, hubieran podido convertirse legalmente en refugiados.

Este limbo francés absurdo, como podía anticiparse, fue corregido tan pronto el socialismo dejó el timón político de Francia. Quienes hasta ese momento gozaban de impunidad quedaron así expuestos al "largo brazo" de la ley, que -queda visto- los alcanzó, pese al tiempo transcurrido.

Enfrentada a la posibilidad cierta de ir a prisión, Marina Petrella, alegando una depresión, se internó en un hospital psiquiátrico penitenciario, en las afueras de París. Mientras tanto, sus abogados procuran demorar su extradición con un recurso interpuesto ante el Consejo de Estado, que seguramente no producirá otro resultado que el de demorar las cosas algunas semanas.

Italia, que ha sancionado una ley (206/2004) con la cual regula la compensación que merecen las víctimas de la subversión marxista setentista, nunca dejó de insistir ante Francia en la necesidad de extraditar a los brigadistas rojos, como lo exige la justicia y la memoria de Aldo Moro y de tantos otros que fueran cruelmente asesinados.

La constancia y tenacidad peninsular, que siempre procuró quebrar la impunidad, parece haber comenzado a rendir frutos. Era hora. Europa, como Africa, procura terminar con la impunidad de los ex terroristas.
América latina tiene aún rincones en los que, en este tema particular, se está en mora. Mientras la cuestión no se enfrente, habrá siempre quienes, como aquellos que aún militan en las FARC colombianas, crean que, pese a sus crímenes abominables, al final pueden quedar en la impunidad.

El autor fue embajador argentino ante la ONU y copresidente del Instituto de Derechos Humanos de la International Bar Association.

Capitalismo es libertad y propiedad privada

Por Jorge Valín
Libertad Digital, Madrid

Gracias a un amigo leía el sondeo de opinión de Cataluña 2007 realizado por el Instituto de Ciencias Políticas y Sociales. Entre las muchas contradicciones que sorprenden, las correspondientes a las páginas 19 y 20 me chocaron especialmente. Preguntaban con qué términos estaba de acuerdo el encuestado:

Un 14,6% estaba a favor del comunismo.
El 74,8% a favor del socialismo.
Un 81,2% a favor de la propiedad privada.
Sólo un 26,1% a favor del capitalismo.

Los catalanes, o al menos los encuestados, parecen estar a favor del socialismo y a la vez de la propiedad privada, y contradictoriamente se oponen al capitalismo. ¿Cómo puede darse tal antítesis? Mucha gente, de forma errónea, asocia el capitalismo al llamado capitalismo de amigotes (crony capitalism), monopolios, lobbies y pactos empresariales con el Estado. Es lo que tenemos hoy día, por ejemplo, con las regulaciones a la agricultura, a la cultura, el rescate de inmobiliarias, instituciones como los bancos centrales que cuidan de los bancos privados, barreras de entrada para perjudicar a ciertas empresas… Esto no es capitalismo de libre mercado, sino capitalismo de estado o socialismo para ricos. Como dijo el socialdemócrata Wilhelm Liebknecht a finales del S.XIX, "el socialismo de Estado no es más que el capitalismo de Estado".

Vayamos a lo básico. Al consultar la definición de la Real Academia Española nos dice que capitalismo es el "régimen económico fundado en el predominio del capital como elemento de producción y creador de riqueza". No puede haber definición más vaga y confusa. ¿Es que el socialismo no se basa en el capital también? ¿Si no es así, cómo se produce nada? Capital es un stock de herramientas que se pueden usar para llegar a unos fines, como mayor producción o riqueza. El capitalismo se fundamenta en la libertad de los actores que interactúan en la sociedad. En términos económicos, sociedad es igual a mercado. El capitalismo, tomando la definición de medios económicos de de Franz Oppenheimer, es el intercambio libre y voluntario de capital. Para que se produzca tal intercambio libre el factor crucial es que existan la propiedad privada y derechos ilimitados sobre ella. Lo contrario a propiedad privada es socialismo, esto es, la imposición mediante la fuerza de los designios de un dictador de la producción y oligarquía política. El socialismo llevado a la política es comunismo o economía del fascismo, dependiendo de los grados de libertad que tenga el individuo sobre su propiedad privada. Socialismo y fascismo son la total sumisión del hombre libre al dictador, ya sea en un régimen abiertamente dictatorial o democrático.

Para el liberalismo, el capital comprende el capital humano (conocimientos y habilidades), capital físico (activos materiales) y capital financiero (activos líquidos). Todos ellos susceptibles de ser negociados, pero a diferencia de como lo comprende el socialismo, negociados libremente. Esto significa que cada uno puede hacer con su propiedad privada lo que le dé la gana sin que nadie le ordene cómo hacerlo ni se lo prohíba por medio de la violencia de la ley. En el momento que alguien nos roba parte de nuestro capital, con impuestos por ejemplo, eso deja de ser un sistema capitalista para convertirse en uno socialista. En el momento que el dictador de la producción nos prohíbe destinar nuestro capital (conocimientos, dinero, recursos…) a abrir una farmacia, colegio o estanco porque la cuota ya está cubierta en esa zona geográfica, eso es socialismo. Y en el momento que alguien nos impone barreras de entrada para hacer lo que queramos con nuestra propiedad, eso es socialismo, o sea, anticapitalismo.

Los primeros teóricos que contemplaron un sistema capitalista le llamaron laissez faire (el término "capitalismo" es de Marx, por lo tanto posterior). Para nosotros, laissez faire y sistema capitalista son términos sinónimos. La definición de Mises no puede ser más acertada. "Laissez faire [o sistema capitalista] significa: dejen que el hombre común escoja y actúe; no lo obliguen a ceder ante un dictador". No se puede estar contra del capitalismo y a favor de la propiedad privada a la vez, es un sinsentido.

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