REFLEXIONES LIBERTARIAS
LA ECONOMIA DEL NARCOTRAFICO
Ricardo Valenzuela
Durante los últimos meses una ola de violencia jamás imaginada, ha cubierto el territorio mexicano provocando que la sociedad legítimamente proteste al sentir el gobierno no cumple con su función primordial, el de protegerla. Sabemos el origen de este grave problema es el narcotráfico y, siendo esta actividad generadora de más de $500,000 millones de dólares, queremos analizarla no desde un punto de vista moral, ético o social, sino de su perspectiva económica tratando de encontrar soluciones.
Esos más de $500,000 millones de dólares, es una cantidad mayor que el PIB de muchos países en los diferentes continentes. Esos flujos increíbles de dinero en manos de gentes sin escrúpulos, les han dado las herramientas para establecer una contra ofensiva a todos los fallidos programas para combatir la oferta de drogas. Es tal el poder económico del narcotráfico, que se han dado a contratar los mejores ejércitos privados en este nuevo mercado mundial, el mercado de la violencia organizada para maximizar utilidades.
Hay menos gasolina en al mercado, afirmarían todos los medios si los reporteros cubrieran el problema energético de la misma forma que constantemente informan de los inventarios de cocaína. Los inventarios de gasolina han disminuido un 10% en relación al año pasado, pero cualquiera que la demande la puede adquirir sin problema alguno. Lo mismo podemos afirmar de la cocaína, pero los medios no dejan de afirmar el mito de que esa guerra llevada a las calles de las ciudades, se está ganando.
De acuerdo con un reporte confidencial de la DEA, el precio al mayoreo de la cocaína se ha incrementado en 35% entre los mese de Enero a Junio. El precio al menudeo—que es el pagado por el consumidor—se ha incrementado en 20%. Para efectos de comparación, es el equivalente de un salto del precio del galón de gasolina de $3.50 a $4.00 dólares.
La fluctuación del precio de las drogas lleva implícito una serie de consecuencias que directamente afectan a la sociedad. Hay muchos factores que participan en el aumento de estos precios. El Zar de las drogas estadounidense cita una serie de arrestos e incautación de cargamentos en Mexico y, tal vez tenga razón. El arresto de importantes capos algunas veces afecta el flujo de la oferta de sus productos, al menos hasta que dichos carteles se reagrupan y surgen los nuevos líderes. Pero también es probable que los precios se incrementen producto de fluctuaciones “normales” del mercado.
Algunos economistas afirman la causa más importante provocando alza de precios, es la depreciación sufrida por el dólar. Por tal motivo, los carteles Latino Americanos han estado incrementando sus envíos a Europa en lugar de los EU y así, construyen sus mercados en otra rica región del mundo al mismo tiempo que maximizan sus ganancias en los EU debido a los altos precios. A medida que los carteles puedan usar violencia para mantener sus posiciones de mercado, pueden también incrementar sus ganancias reduciendo la oferta de cocaína. Es decir, siendo la actividad del narcotráfico claramente monopólica, la manipulación del precio y del mercado en general es algo muy fácil y natural.
Pero ¿Cuáles son las consecuencias del aumento de estos precios?
El aumento de los precios de las drogas se comporta generando un aumento proporcional de la violencia en las comunidades. Aun cuando la mayoría de los usuarios no son violentos, la minoría que comete esos crímenes para sostener sus hábitos, deberán de arreciar sus actos criminales para poder pagar los precios inflados. El atractivo que genera una actividad de precios inflados, provoca también más violencia entre los carteles. Los economistas Levitt y Duber en su popular libro Freakonomics, comprueban que ante una caída de los precios de las drogas es correspondido con importantes disminuciones de crímenes violentos. Aseguran igual, que el aumento de precios se traduce en incremento sustancial de crímenes violentos.
Los altos precios de las drogas se traducen en disminución de su pureza generando devastadoras consecuencias para la salud de la sociedad. A medida que la pureza de la cocaína disminuye, los usuarios cambien sus preferencias y en lugar de ingerirla, pasan a inyectársela incrementando el flujo de enfermedades como SIDA y hepatitis C, dos de los jinetes del apocalipsis social.
Cuando los precios de la gasolina se disparan, la gente maneja menos pero no se deshacen de su adicción por los automóviles. Lo mismo sucede con las drogas. Los usuarios que no pueden pagar eso precios inflados, cambian a otras drogas con devastadoras consecuencias. Es así que proceden a invadir el campo de las anfetaminas, el ecstasy etc.
Pero mucho más importante es que los precios altos generan más tráfico y violencia no menos. A medida que el precio de la cocaína aumenta, la actividad es mucho más redituable lo que se traducen en más gente participando en el mercado aumentando su oferta. Este es el motivo por el cual las políticas Supply-Side no funcionan en el campo de las drogas.
La administración Bush cita el precio de la cocaína para entregar a Mexico 1,500 millones de dólares y reducir la oferta. Pero aun cuando se pudiera reducir esa oferta, solo se traduciría en cocaína más valiosa incrementando las ganancias de los carteles y, más importante, incremento en la violencia que ya arropa a Mexico desde Sonora a Guatemala. Una política mucho más efectiva sería el gastar esos dinerales en tratamiento para adictos en EU. El 20% de los usuarios de cocaína consume el 80% de la droga ofertada. Proporcionando tratamiento a quienes más lo necesitan y, con serias medidas preventivas, se generaría una disminución de la demanda haciendo la actividad menos rentable.
Hay serios estudios que nos señalan el tratamiento para reducir el uso, es 15 veces más efectivo que las políticas actuales tratando de aplicar la ley, 25 veces más efectivos que las políticas tendientes a reducir la oferta. Los investigadores afirman que por cada dólar invertido en tratamiento y prevención, se ahorra $8 dólares de costo social. En contraste, se pierden .85 centavos por cada dólar invertido en la persecución de las fuentes, y casi $1.50 por cada dólar gastado en policía y agencias para combatir la actividad.
Al inicio de la prohibición del alcohol en EU, en Nueva York se contaban 10,000 bares, al eliminarla 13 años después, los bares “ilegales” neoyorkinos llegaban a 35,000. Oferta y demanda siempre se encontraran, legal o ilegalmente. Mientras haya demanda para un producto, la oferta hará su arribo al mercado y el combatirla como lo estamos haciendo, sólo se seguirá traduciendo en la mejor promoción para los narcotraficantes, sus diabólicos productos y olas de violencia para agredir nuestras sociedades.
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