martes, marzo 15, 2011

ECONOMÍA

Un ejemplar desabastecimiento

Por Juan Ramón Rallo

Informa El País de que los japoneses dan ejemplo de civismo ante la catástrofe que se les ha venido literalmente encima debido a que los empresarios no han tratado de aprovecharse de la situación subiendo los precios. Sólo hay un problemilla con tan idílico panorama: el desabastecimiento se ha extendido hecho dueño y señor de la economía.

El titular del antiguo periódico independiente de la mañana es lo suficientemente claro: "No hay ni alzas de precios ni olas de saqueos, sólo colas". Fantástico, pues. Por alguna extraña razón, el común de los mortales ve mejor que el racionamiento se note en la cantidad de existencias y no en los precios. Es decir, preferimos que quien llegue antes a la tienda se quede con el género, no quien esté dispuesto a pagar más por él, irracional disparate que revela lo poco y mal que conocemos el funcionamiento de los mercados. Y es que la persona antes llega a la tienda no ha aportado nada de nada a la sociedad; en cambio, el individuo que quiere y puede pagar un alto precio por un determinado producto ha vendido previamente una gran cantidad de otros bienes y servicios muy útiles para otras personas. En nombre de la civilidad condenamos al preocupado por el bien común y alabamos al correcaminos egoísta.

Esta manera de ver las cosas no se da sólo en circunstancias excepcionales, como las que sufre en estos momentos el Japón. En España crucificaríamos en el acto a quien osara proponer rebajas salariales del 10 o del 15% en ciertas ocupaciones, pero aceptamos resignados que hayamos alcanzado la cifra de cinco millones de parados. Esto es, preferimos que cinco millones de personas no estén produciendo cosa alguna para la sociedad antes de que produzcan algo con un valor ligeramente inferior (¿a qué?).

Por supuesto, nuestros instintos nos dicen que no está bien lucrarse con una tragedia como la japonesa. ¿Quién puede aceptar que un comerciante eleve los precios de sus productos en medio de la devastación más absoluta? Sin embargo, una de las grandes ventajas del mercado es que el bien común se logra de manera no intencionada: puede que los comerciantes sólo quieran sacar tajada de la catástrofe, pero aun así estarán tomando la decisión adecuada desde un punto de vista social.

Empecemos por lo básico. ¿Por qué los comerciantes tienen la oportunidad de subir el precio de sus mercancías? Entre otros motivos, porque el pánico se ha desatado y muchos japoneses están comenzando a acaparar productos de todo tipo. ¿Por qué censuramos al comerciante que desea subir los precios y no al avaricioso consumidor que pretende quedarse con más género del que necesita? Al fin y al cabo, el primero sólo intenta que todos los clientes tengan la posibilidad de acceder a unos productos que van escaseando, mientras que el segundo trata de quedárselos todos.

¿Deberíamos, pues, vituperar a los consumidores japoneses, en vez de a los empresarios que querían subir los precios (y que no lo han hecho debido a la errada moralina y la presión social)? Pues tampoco, porque, ante un futuro muy incierto, es lógico que cada consumidor desee almacenar tantos bienes como le sea posible. Todos nosotros, en circunstancias parecidas, lo haríamos; no tanto porque la probabilidad de que vayamos a necesitarlas sea muy elevada como porque las pérdidas derivadas de no disponer de ellas en el poco probable caso de que las necesitáramos serían estratosféricas. Si el precio de esos bienes continúa siendo el habitual y su utilidad se ha disparado por el posible servicio vital que podrían llegar a desempeñar, ¿quién no los acapararía?

El súbito aumento de la demanda por parte de los consumidores se contrarresta con las alzas de precios. Aun cuando (o gracias a que) todos buscan su beneficio personal, al final se evita el desabastecimiento generalizado, y además se lanza una señal a los productores e importadores, para que incrementen lo antes posible la oferta de las mercancías encarecidas.

La alternativa a este ruin proceso de coordinación social es lo que está experimentando ahora Japón, y que tan ejemplar le resulta a El País: los precios no suben, pero las colas en las tiendas se alargan. En otras palabras: unas personas colapsan sus despensas y las otras no acceden siquiera a lo mínimo para cubrir sus necesidades diarias. Para más inri, ni productores ni importadores poseen incentivo alguno para incrementar la oferta. Todo un ejemplo, sin duda; pero un ejemplo de cómo funciona el socialismo, esto es, de qué es lo que pasa cuando se obstaculiza el funcionamiento del mercado. Por eso deben de estar dando palmas en El País.

La lección de Fukushima

¡NO APAGUE SU CEREBRO!

La lección de Fukushima

Por Luis I. Gómez

El pasado viernes, 11 de marzo de 2011, tuvo lugar en el Japón uno de los mayores terremotos de los que tenemos registro: 8,9 puntos en la escala de Richter equivalen a la explosión de 220 millones de toneladas de TNT o, si lo prefieren, 11 bombas atómicas.

No importa si se trata del cuarto o el quinto en el ránking de terremotos devastadores. Ha sido una catástrofe sin parangón para miles de personas, sobre todo –claro– para las que ya no pueden contarlo. Ha sido una catástrofe para la economía y la infraestructura japonesas; una catástrofe de tal envergadura, que es difícil prever cuál será la salida de la crisis postseísmo, y cuánto tiempo será necesario para devolver la normalidad a la zona afectada.

El terremoto está teniendo también consecuencias que van más allá de la materialidad, de las ruinas, de los muertos. Estamos asistiendo a uno de los momentos cumbre de la deshumanización de las almas (o como quieran llamarlo): millones de televidentes asisten impertérritos –como mucho, con un "Qué lamentable es todo esto" susurrado al aire– al espectáculo de muerte y putrefacción que nos ofrecen los medios. Uno podría pensar que las calles de todas las ciudades el mundo se llenarían de velas, recuerdos y oraciones por las víctimas, por sus familiares, por quienes lo han perdido todo. Uno podría pensar que las televisiones ocuparían buena parte de sus emisiones en la recolección de dinero, enseres, cualquier tipo de ayuda para paliar –si cabe– la desgracia de tanta gente. Grave error. Lo harán, por supuesto. No me cabe duda. Pero de momento parece que estamos todos hipnotizados con el espectáculo visual.

Las ondas del seísmo han llegado a todo el mundo y han vuelto a demostrarnos lo sencillo que es apagar el raciocinio de las masas, su capacidad de pensar, de hacer uso de la lógica. A falta de emociones por los muertos anónimos, los medios de comunicación se dedican a cultivar el miedo. Atávico, incivilizado, irracional. Las secuelas del terremoto en las centrales nucleares japonesas se han convertido en el pretexto perfecto para lanzar una nueva campaña de desinformación. ¡Qué oportuno, el mortífero temblor!

El complejo nuclear de Fukushima, situado a apenas 80 kilómetros del epicentro del terremoto, sufrió no sólo las consecuencias del mismo, también las del tsunami subsiguiente. Busco en las primeras páginas de los diarios titulares como estos:

"La ordenación estatal del territorio y las normas de urbanismo no han servido para evitar la muerte de miles de personas y la desaparición de más de 10.000 en las zonas costeras del norte de Japón".

"La regulación estatal sobre construcción de viviendas no sirvió para paliar los estragos del seísmo japonés".

"Trenes desaparecidos, industrias químicas borradas del mapa, aeropuertos inutilizados, cientos de muertos en naves industriales: ¿dónde queda la labor protectora del estado?".

"Gracias a las magníficas medidas de seguridad de las centrales nucleares japonesas, y pese a la magnitud del terremoto, las autoridades logran poner a salvo a 200.000 personas. Continúan los trabajos para evitar escapes radioactivos y limitar su incidencia sobre las personas y el medio ambiente".

Los busco y rebusco, pero no los encuentro.

Nos han apagado los cerebros.

En casos como el que nos ocupa, poco podemos hacer ante la furia desatada de la naturaleza. O casi nada. Sería absurdo culpar de las desapariciones de los trenes cargados de pasajeros que se llevó por delante la gran ola a los responsables del sistema ferroviario japonés, del mismo modo que sería absurdo renunciar a construir más trenes y líneas ferroviarias por ello.

Igual de absurdo es hacer responsable a la industria nuclear de... ¿hay ya datos sobre las víctimas que se ha cobrado el incidente de Fukushima? ¿Ya ha conseguido el concierto mediático que olvidemos las razones por las que existe un accidente nuclear clase 4 (lo dice la Agencia Internacional de la Energía Atómica) en Fukushima? ¿Nadie nos cuenta que, mientras todas las demás, repito, todas las demás, infraestructuras colapsaron enseguida, lo cual costó la vida a aún no sabemos cuánta gente, los protocolos de seguridad de esa central nuclear han permitido poner a salvo a cientos de miles de personas?

Las 26.000 víctimas que se cobró la rotura de la presa de Banquiao (China), lejos de suponer el fin de la construcción de presas hidroeléctricas, fueron el altísimo precio que se pagó en el proceso de mejora –en términos de estabilidad, eficiencia y seguridad– de ese tipo de infraestructuras. Las decenas de miles de vidas que se han perdido en los incontables accidentes de aviación no nos han llevado a renunciar a volar; todo lo contrario: gracias a esos accidentes, los aviones son cada vez más seguros, más fiables, más cómodos, más rápidos.

La lección de Fukushima –dura como pocas– no puede llevarnos a comportamientos viscerales: es nuestra razón lo que nos permite diseñar y fabricar ingenios nucleares, o de cualquier otro tipo. Es nuestra razón lo que nos permite hacerlo cumpliendo las más estrictas normas de seguridad y lo que –en casos extremos como el que nos ocupa– nos permite reinventar las técnicas y procedimientos empleados.

Las propuestas concretas procedentes de países como Austria o Alemania se me antojan llenas de sensatez y libres de maniqueísmos cobardes: reconsideremos nuestros sistemas de seguridad; revisemos –parándolas si es necesario– las centrales más antiguas o menos actualizadas; hagamos un alto en el camino, reconsideremos las razones por las que nuestro ingenio ha fallado y mejoremos lo que haya que mejorar. ¡No permitamos, en definitiva, que nos apaguen el cerebro!

Fukushima está "fuera de control"

Bruselas considera que la situación en la central nuclear de Fukushima está "fuera de control"

Las autoridad nuclear japonesa reconoce ante la ONU que la contención primaria del reactor número 2 puede estar dañada tras la explosión de ayer.- En un perímetro de 30 kilómetros alrededor de la central no se puede salir de casa y se ha establecido una zona de exclusión aérea.- -La alerta llega a Tokio, donde el viento podría arrastrar las partículas radiactivas

R. MÉNDEZ / G. HIGUERAS / R. MARTÍNEZ DE RITUERTO - Madrid

La situación tras el accidente nuclear en la central de Fukushima está "fuera de control". Así lo ha estimado el comisario europeo de Energía, Günther Öttinger, quien hoy ha mantenido una reunión en Bruselas con responsables gubernamentales, representantes del sector y expertos. "Hay quienes hablan de 'apocalipsis' y la palabra me parece muy apropiada" -ha dicho Öttinger - "no excluyo lo peor para las próximas horas o días". La alarma de un desastre nuclear sigue creciendo en torno a la planta de Fukushima Daiichi, afectada en cuatro de sus seis reactores por el terremoto que devastó el país el viernes. La situación se agravó anoche (hora española) tras un incendio en el reactor 4, que ya está controlado, y una explosión en el número 2. La situación en ese reactor es la más preocupante, ya que según ha informado el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) la contención primaria puede haber resultado dañada, una posibilidad que ya fue discutida en las horas posteriores a la explosión pero que descartó en un primer momento la agencia nuclear japonesa, contrariamente a la información que ha transmitido luego al organismo de Naciones Unidas. El jefe del OIEA, el japonés Yukiya Amano, ha asegurado esta tarde que la situación es "preocupante" y ha reconocido que su organismo no puede hacer todo lo posible porque le falta información de las autoridades japonesas. "No tenemos todos los detalles y por tanto lo que podemos hacer es limitado" -ha asegurado- "estoy intentando mejorar la comunicación".

La Autoridad de Seguridad Nuclear francesa había dicho horas antes que ese sistema de contención, muy importante para contener la radiactividad en caso de fusión del núcleo, ha dejado de ser estanco. Según el organismo francés, esto sitúa el accidente en un nivel de gravedad 6 -en lugar de 4, como han reconocido hasta ahora las autoridades japonesas- dentro de la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES, por sus siglas en inglés). El nivel 6 se corresponde con un "accidente importante" y solo ha sido alcanzado en dos ocasiones anteriores. En ambos casos se trata de centrales de la antigua Unión Soviética: el primero, más desconocido, fue la explosión en el complejo nuclear de Mayak (nivel 6), que ocurrió en 1957 y fue ocultado durante 30 años; el segundo fue la catástrofe de Chernóbil, que en 1986 alcanzó el máximo nivel de la escala INES (el 7, "accidente grave"). De la misma opinión es el radiobiólogo Eduard Rodríguez-Farré, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). "El temor es de un accidente grave; lento pero que va en aumento y en el que ya se está diseminando radiactividad", ha dicho a Efe el experto, quien ha llegado a caracterizar lo sucedido como "un Chernóbil a cámara lenta".

Con el contenedor primario aparentemente dañado, el riesgo proviene de un posible fusión del núcleo del reactor 2. Ese riesgo sigue existiendo porque el agua utilizada para rebajar la temperatura en el interior no alcanzaba ayer a cubrir las barras de uranio. Con el aumento de temperatura, el agua destinada a refrigerar estaba sufriendo el efecto contrario y había empezado a hervir, según informaba la agencia de noticias Kyodo. El OIEA ha reconocido "posibles" problemas en el núcleo del reactor 2, aunque ha añadido que "el daño estimado es inferior al 5%". Además, hoy se ha hablado por vez primera de una posible operación en los reactores 5 y 6 (que en principio están en mejor estado) para liberar hidrógeno, cuya acumulación fue la causa de las explosiones en los reactores 1, 2 y 3.

Con todo, Japón ha informado a la ONU de que los niveles de radiactividad en la puerta de la central están descendiendo: llegaron a estar en niveles muy peligrosos tras la explosión y el incendio de ayer, pero en seis horas bajaron hasta alcanzar cifras normales, siempre según la información que el Gobierno japonés proporciona al OIEA.

Zona de exclusión aérea

La agencia de la ONU ha informado también de que se ha establecido una zona de exclusión aérea sobre la central que afecta a un perímetro de 30 kilómetros de radio. Es la misma área en la que las autoridades japonesas recomiendan a sus ciudadanos no salir de casa (en un perímetro de 20 kilómetros han sido evacuados). Además, la Agencia de Seguridad Nuclear japonesa (NISA, por sus siglas en inglés) ha confirmado que el incendio ha dejado dos agujeros de ocho metros en un muro del edificio del reactor 4. Mientras tanto, la zona continúa viviendo réplicas del temblor. Fukushima ha vivido hoy una réplica de magnitud 6,3. Desde el viernes, se han producido cientos de réplicas del grave terremoto.

El primer ministro japonés, Naoto Kan, ha reprendido a varios ejecutivos de la compañía eléctrica que gestiona la central -Tokyo Electric Power Co. (Tepco)) por haber tardado demasiado tiempo en informarle de que se había producido la última explosión en un reactor de Fukushima 1. "¿Qué demonios está pasando?", les preguntó Kan, según Kyodo. "La televisión ha informado de una explosión, pero durante una hora no se ha dicho nada a la oficina del primer ministro", añadió. Kan ha ordenado, además, que Tepco no saque a sus empleados. Hay 50 operarios trabajando en la central, los únicos que no han sido evacuados. Todo está en sus manos: tienen que refrigerar las piscinas de los reactores. En las centrales había 800 operarios, pero la mayoría fueron evacuados tras detectarse en el interior de la planta unos niveles de radiación de 400 milisieverts, 20 veces superior a la cantidad que recibe un trabajador de una central en un año.

Por otro lado, el gobernador de Fukushima, Yuhei Sato, ha llamado por teléfono a Kan para decirle que "el miedo y el enfado de los habitantes de la prefectura está llegando a un límite", informa EP.

Nivel 6, según París

El sistema de contención del reactor número 2 de la central nuclear de Fukushima "ya no es hermético", ha sicho esta mañana en París el presidente de la Autoridad de la Seguridad Nuclear de Francia (ASN, por sus siglas en francés), André-Claude Lacoste. "Está absolutamente claro que estamos en el nivel 6 de la escala de seguridad INES, ha asegurado Lacaste en declaraciones recogidas por Efe. "No se sabe hasta qué punto el sistema de contención está dañado", ha precisado.

El Gobierno japonés admitió a primera hora que "puede haberse producido una fuga de materiales radiactivos", especialmente por causa del incendio, "que pueden afectar a la salud humana". Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud ha querido enviar un mensaje tranquilizador: "Japón está tomando las medidas de salud públicas adecuadas para proteger a la población de la radiación", ha dicho Gregory Hartl, portavoz citado por la agencia Reuters. Además, añaden que dicho organismo no ha recibido ninguna petición de ayuda por parte de este país, aunque sus expertos en radiactividad están alerta.

La radiación en los alrededores de la central ha llegado a sobrepasar diez mil veces los límites legales. La situación ha generado una gran preocupación en el país; con los locutores de televisión repitiendo mensajes destinados a los habitantes más próximos a la central: "Cierren las ventanas, no utilicen sistemas de ventilación y tiendan la ropa en casa". Unas 200.000 dosis de yodo (que ayudan a proteger la glándula tiroides de los efectos de la radiación) se han repartido ya entre la población. Mientras, la Embajada francesa en Japón ha recomendado a sus nacionales que vivan en Tokio que no salgan al exterior, porque el viento que sopla hacia la capital podría arrastrar hasta allí las partículas radiactivas, y EE UU ha anunciado que alejará aún más a sus soldados (ayer ya separó a la Séptima Flota del litoral) cuando no estén participando en las labores de emergencia. Hacia las cinco de la mañana, hora peninsular española, ya se habían detectado pequeñas cantidades de radiación en Tokio, alertó Kyodo.

Japón amanece con un nuevo incendio en el reactor 4

Japón amanece con un nuevo incendio en el reactor 4 de Fukushima

Las autoridad nuclear japonesa reconoce ante la ONU que la contención primaria del reactor número 2 puede estar dañada tras la explosión de ayer.- En un perímetro de 30 kilómetros alrededor de la central no se puede salir de casa y se ha establecido una zona de exclusión aérea. -La alerta llega a Tokio, donde el viento podría arrastrar las partículas radiactivas. - Bruselas considera que la situación en la central nuclear está "fuera de control"

EL PAÍS - Madrid -

La situación en la central de Fukushima parece continuar degenerando. A primer hora de la mañana en Japón (hacia las once de la noche en España) el Gobierno ha confirmado que se ha desencadenado un nuevo incendio en el reactor 4 de Fukushima -sería el segundo en 24 horas- parece ser que provocado por una nueva explosión de hidrógeno.

Grafico

Centrales nucleares afectadas por el terremoto

GRAFICO - El Pais - 15-03-2011

- EL PAÍS

Tercera explosión en Fukushima
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Tercera explosión en Fukushima- EFE

Un empleado de la planta fue quien descubrió el incendio a las 5.45 de la mañana, en el que parece el mismo punto en el que se desencadenó el incendio del día anterior.

Los ingenieros de la central han explicado en la televisión japonesa NHK que están planteándose inyectar agua desde helicópteros, puesto que el edificio del reactor 4 es inaccesible de otra forma. En este momento consideran prioritario hacer subir el nivel de la piscina dentro del reactor para evitar una fusión del núcleo. Los ingenieros creen que el agua de la piscina de contención puede haber entrado en ebullición. En consecuencia, las varillas de combustible estarían calentándose y habrían quedado al descubierto por el descenso del nivel del agua, abriendo las puertas a "un desastre nuclear de mayores dimensiones", explica la agencia Kyodo.

La situación se agravó anoche (hora española) tras un incendio en el reactor 4, que ya está controlado, y una explosión en el número 2. La situación en ese reactor es la más preocupante, ya que según ha informado el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) la contención primaria puede haber resultado dañada, una posibilidad que ya fue discutida en las horas posteriores a la explosión pero que descartó en un primer momento la agencia nuclear japonesa, contrariamente a la información que ha transmitido luego al organismo de Naciones Unidas. El jefe del OIEA, el japonés Yukiya Amano, ha asegurado esta tarde que la situación es "preocupante" y ha reconocido que su organismo no puede hacer todo lo posible porque le falta información de las autoridades japonesas. "No tenemos todos los detalles y por tanto lo que podemos hacer es limitado" -ha asegurado- "estoy intentando mejorar la comunicación".

La Autoridad de Seguridad Nuclear francesa había dicho horas antes que ese sistema de contención, muy importante para contener la radiactividad en caso de fusión del núcleo, ha dejado de ser estanco. Según el organismo francés, esto sitúa el accidente en un nivel de gravedad 6 -en lugar de 4, como han reconocido hasta ahora las autoridades japonesas- dentro de la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES, por sus siglas en inglés). El nivel 6 se corresponde con un "accidente importante" y solo ha sido alcanzado en dos ocasiones anteriores. En ambos casos se trata de centrales de la antigua Unión Soviética: el primero, más desconocido, fue la explosión en el complejo nuclear de Mayak (nivel 6), que ocurrió en 1957 y fue ocultado durante 30 años; el segundo fue la catástrofe de Chernóbil, que en 1986 alcanzó el máximo nivel de la escala INES (el 7, "accidente grave"). De la misma opinión es el radiobiólogo Eduard Rodríguez-Farré, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). "El temor es de un accidente grave; lento pero que va en aumento y en el que ya se está diseminando radiactividad", ha dicho a Efe el experto, quien ha llegado a caracterizar lo sucedido como "un Chernóbil a cámara lenta".

Con el contenedor primario aparentemente dañado, el riesgo proviene de un posible fusión del núcleo del reactor 2. Ese riesgo sigue existiendo porque el agua utilizada para rebajar la temperatura en el interior no alcanzaba ayer a cubrir las barras de uranio. Con el aumento de temperatura, el agua destinada a refrigerar estaba sufriendo el efecto contrario y había empezado a hervir, según informaba la agencia de noticias Kyodo. El OIEA ha reconocido "posibles" problemas en el núcleo del reactor 2, aunque ha añadido que "el daño estimado es inferior al 5%". Además, hoy se ha hablado por vez primera de una posible operación en los reactores 5 y 6 (que en principio están en mejor estado) para liberar hidrógeno, cuya acumulación fue la causa de las explosiones en los reactores 1, 2 y 3.

Con todo, Japón ha informado a la ONU de que los niveles de radiactividad en la puerta de la central están descendiendo: llegaron a estar en niveles muy peligrosos tras la explosión y el incendio de ayer, pero en seis horas bajaron hasta alcanzar cifras normales, siempre según la información que el Gobierno japonés proporciona al OIEA.

Zona de exclusión aérea

La agencia de la ONU ha informado también de que se ha establecido una zona de exclusión aérea sobre la central que afecta a un perímetro de 30 kilómetros de radio. Es la misma área en la que las autoridades japonesas recomiendan a sus ciudadanos no salir de casa (en un perímetro de 20 kilómetros han sido evacuados). Además, la Agencia de Seguridad Nuclear japonesa (NISA, por sus siglas en inglés) ha confirmado que el incendio ha dejado dos agujeros de ocho metros en un muro del edificio del reactor 4. Mientras tanto, la zona continúa viviendo réplicas del temblor. Fukushima ha vivido hoy una réplica de magnitud 6,3. Desde el viernes, se han producido cientos de réplicas del grave terremoto.

El primer ministro japonés, Naoto Kan, ha reprendido a varios ejecutivos de la compañía eléctrica que gestiona la central -Tokyo Electric Power Co. (Tepco)) por haber tardado demasiado tiempo en informarle de que se había producido la última explosión en un reactor de Fukushima 1. "¿Qué demonios está pasando?", les preguntó Kan, según Kyodo. "La televisión ha informado de una explosión, pero durante una hora no se ha dicho nada a la oficina del primer ministro", añadió. Kan ha ordenado, además, que Tepco no saque a sus empleados. Hay 50 operarios trabajando en la central, los únicos que no han sido evacuados. Todo está en sus manos: tienen que refrigerar las piscinas de los reactores. En las centrales había 800 operarios, pero la mayoría fueron evacuados tras detectarse en el interior de la planta unos niveles de radiación de 400 milisieverts, 20 veces superior a la cantidad que recibe un trabajador de una central en un año.

Por otro lado, el gobernador de Fukushima, Yuhei Sato, ha llamado por teléfono a Kan para decirle que "el miedo y el enfado de los habitantes de la prefectura está llegando a un límite", informa EP.

Nivel 6, según París

El sistema de contención del reactor número 2 de la central nuclear de Fukushima "ya no es hermético", ha sicho esta mañana en París el presidente de la Autoridad de la Seguridad Nuclear de Francia (ASN, por sus siglas en francés), André-Claude Lacoste. "Está absolutamente claro que estamos en el nivel 6 de la escala de seguridad INES, ha asegurado Lacaste en declaraciones recogidas por Efe. "No se sabe hasta qué punto el sistema de contención está dañado", ha precisado.

El Gobierno japonés admitió a primera hora que "puede haberse producido una fuga de materiales radiactivos", especialmente por causa del incendio, "que pueden afectar a la salud humana". Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud ha querido enviar un mensaje tranquilizador: "Japón está tomando las medidas de salud públicas adecuadas para proteger a la población de la radiación", ha dicho Gregory Hartl, portavoz citado por la agencia Reuters. Además, añaden que dicho organismo no ha recibido ninguna petición de ayuda por parte de este país, aunque sus expertos en radiactividad están alerta.

La radiación en los alrededores de la central ha llegado a sobrepasar diez mil veces los límites legales. La situación ha generado una gran preocupación en el país; con los locutores de televisión repitiendo mensajes destinados a los habitantes más próximos a la central: "Cierren las ventanas, no utilicen sistemas de ventilación y tiendan la ropa en casa". Unas 200.000 dosis de yodo (que ayudan a proteger la glándula tiroides de los efectos de la radiación) se han repartido ya entre la población. Mientras, la Embajada francesa en Japón ha recomendado a sus nacionales que vivan en Tokio que no salgan al exterior, porque el viento que sopla hacia la capital podría arrastrar hasta allí las partículas radiactivas, y EE UU ha anunciado que alejará aún más a sus soldados (ayer ya separó a la Séptima Flota del litoral) cuando no estén participando en las labores de emergencia. Hacia las cinco de la mañana, hora peninsular española, ya se habían detectado pequeñas cantidades de radiación en Tokio, alertó Kyodo.

No había tanta volatilidad en Europa desde el 11-S

No había tanta volatilidad en Europa desde el 11-S

Ana Palomares
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La volatilidad se ha asentado en el mercado europeo. El indicador que mide la volatilidad del Eurostoxx 50 no subía tanto desde el atentado contra las torres gemelas y el índice que mide el miedo en el Dax no repuntaba tanto desde mayo de 2010, cuando los inversores sólo tenían ojos para la crisis de la deuda de la eurozona.

Segundo día de infarto en el mercado. La explosión que se ha producido en el reactor número 2 de la central de Fukushima no sólo ha llevado al Nikkei a protagonizar la tercera mayor caída de toda su historia. También está provocando un desplome en los mercados europeos y una volatilidad no vista desde el atentado contra las torres gemelas.

El miedo a que lo acontecido en Japón se traduzca en una ralentización de la economía, por no hablar de la desgracia humana que todo ello puede suponer, está llevando a los índices europeos a registrar fuertes caídas. El Dax es el que más lo está notando por el fuerte peso que tienen en el índice las empresas ligadas a la energía nuclear, que un día más vuelven a ser las grandes damnificadas del mercado.Mientras, el Ibex intenta mantener in extremis los 10.100 puntos. Una tarea que no está resultando fácil teniendo en cuenta que cae cerca de un 3%.

Estos fuertes y sobre todo bruscos retrocesos están provocando que indicadores como Vstoxx y Vdax, que miden la volatilidad del Eurostoxx 50 y del Dax respectivamente, acumulen revalorizaciones no vistas en mucho tiempo. El primero de ellos, de hecho, está experimentando la mayor subida desde el 11 de septiembre de 2001, tras escalar más de un 40%, hasta los 37,60 puntos.

Mientras el Vdax acumula revalorizaciones del 38,80% hasta los 32,24 puntos, máximo desde el 25 de mayo de 2010, cuando el mundo estaba pendiente de la crisis de la deuda de la eurozona, que hoy parece olvidada.

La catástrofe contagia a los mercados

La catástrofe contagia a los mercados al desacelerar la recuperación mundial

Virginia Martínez / Isabel Blanco

El terremoto que asoló Japón el pasado viernes ya adelantaba serias dificultades en la economía japonesa. Ahora, en cambio, con una crisis nuclear encima de la mesa, el gran peligro está en que se está poniendo en tela de juicio no sólo la recuperación del país sino la de la economía mundial.

Ante este panorama, los inversores ya se han manifestado. Y como siempre con ventas generalizadas en la mayoría de los mercados. En las últimas tres sesiones, los grandes parqués mundiales han perdido unos 825.000 millones de euros, de los cuáles 300.000 millones corresponden únicamente a las pérdidas sufridas en la bolsa nipona. Tal es la magnitud de las cifras que los más de 800.000 millones equivaldrían a la destrucción de un 80 por ciento de la riqueza que se genera en un país como España en un año.

El riesgo de una crisis nuclear que solamente está a un punto del nivel que alcanzó la crisis de Chernóbil -está en nivel 6 frente al 7 que se sufrió hace 25 años- provoca que en estos momentos, la que es la tercera economía del mundo, siembre el pánico en los mercados. Tras la última caída del Nikkei japonés -del 10,5 por ciento- los mercados europeos cerraron con fuertes descensos, que nada tuvieron que ver con las leves pérdidas sufridas en las sesiones previas y que se tradujeron en grandes deterioros de su capitalización.

¿Un frenazo para Alemania?

Los temores hacia un frenazo en seco en la recuperación económica mundial se dejaron notar con especial fuerza en la bolsa alemana. Su principal índice de referencia, el Dax 30, tras la caída de más del 3 por ciento de ayer, se deja ya un 5,8 por ciento en las tres últimas jornadas. Esto quiere decir que en total, en la bolsa alemana se han perdido más de 60.000 millones de euros. Hoy volvió a ser la más castigada, ya que "los sectores más afectados que han sido el automovilístico, químico, energía nuclear, reasegurador y bienes de lujo tienen un fuerte peso en el índice alemán", comenta Soledad Pellón, estratega de mercados de IG Markets.

La preocupación por la seguridad de las plantas nucleares provocó, como ya sucedió ayer, que las compañías más expuestas a esta energía protagonizaran fuertes descensos. Pero no fueron las únicas. A esto se sumó otro peligro. Y es que Alemania es uno de los gigantes exportadores y una paralización en la recuperación económica mundial podría afectar seriamente a sus exportaciones. Así, algunas grandes compañías exportadores como las automovilísticas cerraron en negatico. Los títulos de Daimler y BMW cayeron más de un 4 por ciento.

El resto de plazas europeas también finalizó la jornada en números rojos. Los parqués suizo y francés son otros de los que están sufriendo los mayores seísmos en las últimas sesiones, con pérdidas acumuladas superiores al 4 por ciento. Por su parte, aunque el británico no es uno de los que sufre las mayores caídas, su elevado volumen de efectivo provoca que, en términos aboslutos se hable de pérdidas de más de 70.000 millones de euros desde el viernes.

España tampoco se libra de las pérdidas. No obstante, el Ibex logró salvarse de una fuerte caída. El descenso del selectivo llegó a situarse por encima del 3 por ciento, dejando al Ibex en un mínimo diario de 10.076 puntos, para finalmente cerrar con las menores pérdidas de Europa. El Ibex despidió la jornada con una caída que se situó por debajo del 1 por ciento, en los 10.435.6 puntos.

Otras consecuencias

La duda ahora para los mercados es saber si van a funcionar como un indicador adelantado de la economía. Aunque los analistas defienden que la economía históricamente no ha guardado apenas correlación con los mercados de valores, lo cierto es que las fuertes pérdidas de capitalización bursátil que están sufriendo los principales índices occidentales sí está teniendo también su efecto en las perspectivas económicas. Por una parte, la agencia Standard & Poor's ya ha anunciado que la catástrofe de Japón puede afectar a su rating a corto plazo mientras que desde la gestora Callender pronostican que las pérdidas en su economía supondrán entre el 0,06 y el 0,10 por ciento de su producto interior bruto. Pero el efecto no sólo se dejará sentir en Japón. También a escala mundial. Y una muestra de ello se ve en el precio del crudo. Ni el hecho de que la producción de petróleo de Libia sea ya inexistente (así lo afirmó hoy la Agencia Internacional de la Energía) ni que la crisis de Oriente Medio parezca estar trasladándose a Bahréin han borrado el efecto que una hipotética caída de la demanda del crudo por parte de Japón, el tercer mayor importador a escala mundial, podría tener en el crudo. Así, el barril de Brent acumula ya dos sesiones de descensos tras caer de los 115 dólares del 10 de marzo, 24 horas antes del tsunami, a los 108 dólares actuales.

Bernanke da confianza

Los números rojos se extendieron también al crudo de referencia en EEUU y a los mercados bursátiles al otro lado del Atlántico, a pesar de que en esta ocasión el oasis de esperanza provino de la Reserva Federal (Fed). En su segunda reunión del año, el banco central de EEUU afirmó que "la recuperación está asentada sobre una base más firme", hasta el punto de que "las condiciones generales del mercado laboral parecen estar mejorando gradualmente". También modificó su visión sobre los precios. Aunque la entidad presidida por Ben Bernanke mantiene que la inflación aún sigue por debajo de lo que desearía, matizó que "los recientes incrementos en la energía y otras materias primas están ejerciendo una presión alcista sobre los precios". Pese a que confía en que "estos efectos sean transitorios", adelantó que "prestará una atención más cercana a la evolución de la inflación y de las expectativas de inflación".

Y ahí terminaron las novedades, la Fed mantuvo los tipos de interés entre el 0 y el 0,25 por ciento y ratificó que seguirán en ese nivel "durante un largo periodo de tiempo". Tampoco alteró el estímulo monetario que activó en noviembre de 2010, conocido como QE2, por el que inyectará 600.000 millones de dólares en la economía hasta junio. Por último, y como ocurrió en enero, todos los miembros de la Fed apoyaron las decisiones adoptadas por unanimidad.

Pese al mensaje esperanzador de Ben Bernanke, los indicadores americanos se situaron en terreno negativo. Las caídas del 1,15 por ciento del Dow Jones estuvieron alimentadas por los graves descensos de compañías de la talla de Intel, Cisco, Bank Of America y At&T. Del mismo modo, el pesimismo llevó al S&P 500 a ceder más de un 1 por ciento. Unas pérdidas producidas principalmente por los recortes de casi el 6 por ciento de Aflac o del 4,98 por ciento de Motorola. Tras el mercado japonés y teniendo en cuenta las dimensiones del mercado, el S&P 500 ha sido el índice en el que más dinero ha salido desde el terremoto de Japón. Las pérdidas del S&P superaban los 191 millones de euros.

Por su parte, las tecnológicas en esta ocasión no aguantaron la presión de los mercados. A pesar de que es uno de los sectores en los que los bancos de inversión se mantienen más optimistas, ayer se contagiaron del pesimismo del resto de las economías. El Nasdaq se dejó más de un 1 por ciento por los graves descensos de Yahoo. El tecnológico Nasdaq siguió la misma tónica que el resto de los índices americanos, ya que fue otro de los más castigados por los inversores, que huyeron de la bolsa povocando una caída de más de 48.000 millones de euros en su capitalización.

La Comisión Europea califica el accidente nuclear en Japón de "apocalipsis"

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Central de Fukushima. Imagen: Reuters

La Comisión Europea ha calificado este martes el accidente nuclear de Japón de "apocalipsis", al estimar que las autoridades locales perdieron prácticamente el control de la situación en la central de Fukushima.

"Se habla de apocalipsis y creo que es un término particularmente bien escogido", ha declarado el comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, ante una comisión del Parlamento Europeo en Bruselas. "Prácticamente todo está fuera de control", agregó el comisario, afirmando "no excluir lo peor en las próximas horas y días" en Japón.

Se reabre el debate nuclear

Previamente, Oettinger había anunciado que los países de la UE decidieron aplicar controles de resistencia a sus centrales nucleares, tras una reunión extraordinaria en Bruselas con representantes de gobiernos, autoridades nacionales de seguridad nuclear y de la industria del sector para sacar las lecciones de lo sucedido en la central japonesa de Fukushima.

"Se trata de reexaminar los riesgos de tsunamis, ataques terroristas, sismos y cortes de electricidad" en las instalaciones en Europa, dotadas con unos 150 reactores, de los cuales 58 en Francia, según Oettinger.

La antigüedad y el tipo de construcción de las centrales también se tendrán en cuenta a la hora de efectuar, a partir del segundo semestre del año, estos controles, que estarán a cargo de "expertos independientes", agregó.

La participación en los controles será "voluntaria" y se ofrecerá a otros países no miembros de la UE, como Suiza, Turquía o Rusia, la posibilidad de tomar parte. "Hay una voluntad de encaminarnos hacia normas de seguridad más estrictas en Europa con estos tests de resistencia", juzgó el comisario.

"Mantener la cabeza fría"

No obstante, el patrón del grupo de electricidad alemán RWE, Jürgen Grossmann, que participó en la reunión, llamó a "tomar decisiones racionales, con la cabeza fría", estimando que una Europa sin energía nuclear será posible "quizás en 80 años, pero no ahora".

El accidente nuclear en la central japonesa de Fukushima, provocado por el sismo y posterior tsunami que el pasado viernes asoló el país, ha reabierto el debate en Europa sobre la seguridad de estas instalaciones.

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La Fed tranquiliza a Wall Street

La Fed tranquiliza a Wall Street: el Dow Jones pierde el 1,15%, hasta 11.855,42

Cotizaciones

DOW JONES
11.855,42
-1,15%
NASDAQ 100
2.259,62
-1,36%
S P 500
1.281,87
-1,12%

La Bolsa de Nueva York ha vuelto a cerrar con pérdidas superiores al 1% en todos sus índices ante el temor de una catastrofe nuclear en Japón y el crash del índice Nikkei, que se desplomó más de un 10%. De este modo, el optimismo de la Fed ha propiciado que el Dow Jones moderada sus caídas y bajara el 1,15%, hasta los 11.855,42 puntos, mientras que el tecnológico Nasdaq se ha dejado el 1,25%. Por su parte, el selectivo S&P 500 ha cedido el 1,12%.

El parqué neoyorquino frenó los descensos después de que la Reserva Federal de Estados Unidos decidiera hoy mantener sin cambios los tipos de interés, que se encuentran por debajo del 0,25% desde diciembre de 2008, así como el programa de estímulo monetario de 600.000 millones de dólares.

El banco central estadounidense apuntó que la recuperación económica en Estados Unidos está "más asentada" y que las condiciones generales del mercado laboral parecen "mejorar gradualmente", lo que fue bien recibido entre los inversores neoyorquinos.

Esa noticia amortiguó el miedo a una posible catástrofe nuclear después de que la radiación comenzara a detectarse ya en Tokio, así como otras grandes ciudades niponas, como consecuencia de la última explosión en el reactor 2 de la central nuclear de Fukushima 1.

Crash en la bolsa de Japón

La catástrofe en Japón provocó que Bolsa de ese país se desplomase hoy el 10,55%, mientras que las compañías japonesas que cotizan en la Bolsa de Nueva York moderaron las caídas de la sesión: la tecnológica Sony bajó el 0,58% y el fabricante de automóviles Toyota el 0,42%, mientras que la también automovilística Honda logró ascender el 2,25%.

Finalmente todos los componentes del Dow Jones de Industriales cerraron en terreno negativo a excepción de la petrolera estadounidense Chevron, que logró salvar la jornada con un ascenso del 0,43%.

El terreno negativo de ese índice lo lideraron las tecnológicas Intel (-3,17%) y Cisco (-2,58%), la financiera Bank of America (-1,9%), el grupo 3M (-1,67%), la farmacéutica Merck (-1,61%), el conglomerado GE (-1,56%), así como el grupo United Technologies y la financiera JPMorgan Chase (-1,52% en ambos casos).

El crudo cae por debajo de los 100 dólares

En el mercado Nasdaq destacó el ascenso del 7,91% que anotó el videoclub Netflix después de que Goldman Sachs subiera su calificación, mientras que la tecnológica Apple bajó el 2,3% y Google perdió el 0,08%.

La situación en Japón -tercer consumidor energético del mundo- también influyó sobre la cotización del crudo de Texas, que olvidó momentáneamente las protestas en Oriente Medio y cayó el 3,96% para cerrar por debajo de los 100 dólares por barril, hasta 97,18 dólares.

En otros mercados, el oro restó más de 32 dólares y cayó hasta los 1.392,8 dólares la onza, el dólar subió ante el euro (que se cambiaba a 1,3996 dólares) y la rentabilidad de deuda pública estadounidense a diez años bajaba hasta el 3,31%.

La Fed mantiene los tipos

La Fed mantiene los tipos: la recuperación de EEUU va ganando firmeza

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El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke

La Reserva Federal de EEUU ha mantenido los tipos de interés en el rango objetivo del 0-0,25% en el que llevan instalados desde diciembre de 2008. Y, aunque asegura que la recuperación va ganando firmeza, vuelve a garantizar tipos "excepcionalmente" bajos para un periodo de tiempo prolongado.

La institución presidida por Ben Bernanke señala en su segundo comunicado del año que "la recuperación económica está en una posición más firme y las condiciones generales en el mercado laboral parecen estar mejorando poco a poco".

En esta línea, la Fed resalta que el gasto de los hogares y las inversiones de las empresas en equipamiento y software han seguido aumentando, pero advierte de que la inversión en estructuras no residenciales es aún "débil" y de que el sector inmobiliario sigue estando bajo presión.

Aunque el organismo se muestra más optimista, recuerda que la tasa de paro sigue siendo elevada. En febrero, cerró en el 8,9%.

Sin disidentes en sus filas, ya que la decisión ha sido unámime, la Fed mantiene su programa de recompra de bonos por un importe global de 600.000 millones hasta finales del segundo trimestre del año. Y añade, como viene siendo habitual, que seguirá examinando la situación por si tiene que modificar una medida que comienza a desatar mucha controversia en el mercado.

La inflación no preocupa de momento

Finalmente, la Fed sigue sin estar preocupada por la inflación porque dice la reciente subida de los precios es transitoria. Admite, eso sí, que "los recientes incrementos en la energía y otras materias primas están ejerciendo una presión alcista sobre los precios".

Y aunque seguirá vigilante, anticipa "un regreso gradual a niveles más altos de utilización de los recursos en un contexto de estabilidad de precios". La inflación estadounidense cerró 2010 en el 1,2%.

La próxima reunión del Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal se celebrará el 27 de abril.

EL ASCENSO DE CHINA

EL ASCENSO DE CHINA NO SIGNIFICA LA GUERRA…

Es célebre la atribución de Tucídides de la Guerra del Peloponeso al ascenso al poder de Atenas y al temor que eso creó en Esparta. Hace un siglo, el ascenso de Alemania y el miedo que creó en Gran Bretaña contribuyó a provocar la Primera Guerra Mundial. Ahora en algunos círculos ha pasado a convertirse en una creencia establecida el que el ascenso de China, y el temor que eso está creando en Estados Unidos —donde encuestas recientes muestran que el 60 % de la población cree que el país está en declive—, podría condenar el siglo XXI a un destino similar. En palabras del académico John Mearsheimer, el ascenso de China no puede ser pacífico.



Uno debería mostrarse escéptico respecto a tan funestas predicciones. Los estadounidenses atraviesan ciclos de pesimismo sobre su decadencia aproximadamente cada década, pero eso nos dice más sobre la psicología de EE UU que sobre sus recursos como potencia. No sólo es probable que siga siendo el país más poderoso en la primera mitad de este siglo, sino que a China le queda mucho por recorrer para alcanzarlo en poder militar, económico o blando.

En contraste, Alemania en 1900 ya había sobrepasado a Gran Bretaña en potencia industrial, y el káiser andaba poniendo en práctica una política exterior y militar arriesgada y de orientación global que estaba condenada a provocar un conflicto. Pero China hoy ha centrado sus políticas fundamentalmente en su región y en su propio crecimiento. El modelo económico leninista de mercado de China es atractivo en los países autoritarios, pero el llamado “Consenso de Pekín” tiene el efecto opuesto en la mayoría de las democracias.

E incluso si el PIB de China sobrepasa al de Estados Unidos alrededor del año 2027 (como prevé ahora Goldman Sachs), las dos economías serían equivalentes en tamaño, no iguales en composición. China todavía se enfrentaría a una extendida pobreza rural y a una enorme desigualdad, y va a comenzar a encontrarse con problemas demográficos a causa de los efectos retardados de su política de hijo único. Además, a medida que los países se desarrollan, hay una tendencia natural a que las tasas de crecimiento se ralenticen. Según mis cálculos, si el crecimiento anual del gigante asiático desciende al 6% y la economía estadounidense crece a un 2% al año después de 2030, China no igualará a Estados Unidos en renta per cápita hasta décadas más tarde. De modo que el Imperio del Centro está muy lejos de plantear a EE UU la clase de desafío que la Alemania del káiser representó para Gran Bretaña en 1900.

Nada de esto quiere decir que se puedan descartar completamente los peligros de un conflicto en Asia, como nos han recordado las recientes disputas de China a propósito de varios archipiélagos en litigio. Pero dados los desafíos globales compartidos, como la estabilidad financiera, los delitos informáticos, la proliferación nuclear y el cambio climático, Pekín y Washington tienen también mucho que ganar de trabajar juntos. Desgraciadamente, las previsiones poco acertadas que fomentan una excesiva arrogancia entre algunos chinos y un innecesario miedo al declive entre algunos estadounidenses podrían dificultar que se garantice este futuro.

El ascenso de todas las potencias no tiene porqué conducir a la guerra —como prueba el pacífico adelantamiento de Estados Unidos a Gran Bretaña a finales del siglo XIX. Así que, recordando el consejo de Tucídides, es importante evitar que precisamente los miedos exagerados acaben siendo los culpables de que se cumpla la profecía. O, parafraseando a Franklin D. Roosevelt, no podemos lograr mayor seguridad para nosotros mismos teniendo miedo al propio miedo.

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