domingo, mayo 29, 2011

Marruecos despierta de su letargo político

Internacional / REVUELTAS ÁRABES

Marruecos despierta de su letargo político

Los marroquíes quieren el cambio. Así lo reconoció el Rey. Pero en la calle se teme que pronto se olviden las promesas


Marruecos despierta de su letargo político
efe 
Policías reprimen una manifestación en Casablanca a favor del cambio
Hace más de tres meses que en Marruecos bulle el germen del movimiento 20 de Febrero, que ha conseguido despertar a muchos ciudadanos de su letargo político. Los marroquíes quieren un cambio. El Rey Mohamed VI lo reconoció en un discurso en el que propuso reformar la Constitución. Sin embargo, ni el ritmo ni el foco de las reformas satisfacen a todo el mundo. Mientras que la mayor parte de los partidos piden paciencia, en la calle crece el nerviosismo. Los manifestantes, que intentan mantener viva la llama de la revolución, consideran que el régimen busca desmovilizar a la opinión pública. Y recuerdan que aún hay mucho por hacer. He aquí sus testimonios.

Ali Anouzla, director y fundador del diario «Lakome.com»
Para explicar cómo debe afrontarse el cambio democrático en Marruecos, a Anouzla le gusta utilizar la metáfora del tajín, el estofado marroquí por excelencia. «Lleva su tiempo, pero acaba haciéndose. Si le damos demasiado fuego, se puede quemar. Hay que cocinarlo poco a poco», explica el fundador de uno de los referentes de la Prensa independiente y crítica en el país magrebí. Una de la reformas prioritarias en su opinión es la separación entre poder y entorno empresarial, un punto que el Rey obvió en su discurso. «Este es un problema fundamental, incluso más que el poder político del Monarca», señala. «El Rey es el mayor empresario del país, el primer agricultor, el primer banquero, el primer asegurador… y cuando hay un vínculo tan fuerte entre poder y negocios, siempre habrá conflictos de intereses».
El anuncio de reformas que hizo el soberano, sin embargo, es como «un medicamento que se dosifica gota a gota para ir calmando a la calle», ganar tiempo y así poder volver a los antiguos métodos, algo que no ha cambiado en Marruecos. Pero el movimiento de protesta ha empezado a calar en esa «mayoría silenciosa», que no vota, no compra los periódicos, no ve las noticias, pero que «ahora comienza a hablar en la calle ».
Nadia Yasin, dirigente del grupo islamista Justicia y Caridad
Yasin no duda ni un segundo sobre cuál es el cambio más urgente que necesita Marruecos: «La Constitución». La Carta Magna otorga muchos derechos a los marroquíes, «pero que son anulados por otros, ya que hay una contradicción en los artículos». La raíz del problema está en el capítulo dos, referido a la figura del Monarca. Artículos «que otorgan unos derechos excesivos al Rey y a su familia y garantizan la arbitrariedad».
Para Yasin, lo más extraordinario del movimiento político que ha tomado las calles es que ha servido para «hacer caer dos tabúes». El pueblo «ha perdido el miedo y ya no teme a sacrificarse por sus derechos». Y «el hecho de que grupos tan diferentes como los islamistas y la izquierda radical hayan convergido en las demandas de la calle ha sido una llamada de atención al majzén (la oligarquía), que siempre jugó con la división». «Con la represión, y si el majzén no intenta resolver los problemas de manera pacífica, se va a encontrar con una radicalización del movimiento que nadie desea», advierte Yasín.
Abdelali el Baroki, del Instituto de Estudios Hispano-Lusos
«El problema no está en el Rey sino en la élite política», afirma El Baroki, para quien las formaciones políticas marroquíes son «arcaicas», más preocupadas por «ganar las elecciones que por cambiar las cosas». En su opinión, «los cambios no han empezado hoy, sino que comienzan el primer día que (el Rey) subió al Trono», cuando ya se habló de «la transición dentro de la continuidad».
Desde las elecciones de 2002, el Monarca ha pedido a los partidos que elaboren programas y proyectos políticos, y fijen ejes de acción para gobernar, «algo que los partidos han ignorado continuamente», asegura. «Siempre se le reprocha al Rey no haber efectuado los cambios», subraya el hispanista, «pero ha puesto en marcha alguna de las iniciativas más atrevidas, como la Instancia Equidad y Reconciliación (para revisar los abusos de los años de plomo)». Lo mismo ocurre con la propuesta que hizo el pasado 9 de marzo, que «ha superado las expectativas que esperaban los partidos políticos en Marruecos». Para El Baroki, «los cambios deben hacerse en los dos sentidos» y, mientras que el Rey «ya ha propuesto muchas reformas en su discurso», los ciudadanos también deben responsabilizarse y comprometerse a cambiar la sociedad denunciando, por ejemplo, casos de corrupción.
Jadiya Riyadi, presidenta de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos
«Hay gente que ha empezado a comprender la importancia de demandar una Constitución democrática, y se dan cuenta de que si son pobres es porque hay una minoría en Marruecos que ostenta la riqueza del país», asegura Jadiya Riyadi. Hasta ahora, la mayor parte de los marroquíes salían a la calle con reivindicaciones sociales, pero la Primavera Árabe ha logrado politizar el debate.
Riyadi es una vieja conocida del movimiento reivindicativo en Marruecos. La ONG que lidera es la más independiente y crítica del país. «Marruecos ha vivido una regresión en los derechos humanos desde el 11-S», asegura la activista, que cita una larga lista de áreas en las que Marruecos debe mejorar, como una educación «deteriorada», la sanidad «donde ahora todo es de pago», la situación de la mujer «que ha cambiado poco». Cita también a los presos políticos. «Los ciudadanos no pueden decidir sobre la política», explica ya que, debido a la Monarquía ejecutiva que reina Marruecos, «ni el Parlamento tiene todas las prerrogativas legislativas, ni el Gobierno las ejecutivas».

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