viernes, junio 24, 2011

Ecuador: El ilimitadito

Ecuador: El ilimitadito – por Francisco Febres Cordero

Rafael Correa, excelentísimo señor presidente de la República del Ecuador, calificó de limitadito al último Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa.

Ivonne Baki, ideóloga de las mentes lúcidas y embajatriz del gobierno de la revolución ciudadana ante el Yasuní y aledaños, lanzó la candidatura del excelentísimo señor presidente de la República al Premio Nobel de la Paz.

¡Qué corazón más ardiente el de la embajatriz! Tan ardiente, que su propuesta nos ha conmovido a todos los ecuatorianos que, al unísono, palpitamos para que por fin se reconozcan los incansables esfuerzos que, en procura de la paz, ha realizado nuestro excelentísimo señor presidente de la República a lo largo y ancho de su mandato.

Él merece estar ahí, en el altar de la paz, junto a Martin Luther King, la Madre Teresa de Calcuta, Desmond Tutu, Nelson Mandela y tantos otros beneméritos que lograron ese Nobel, pero que no hicieron tanto por la paz como nuestro líder.

Fu, el excelentísimo señor presidente de la República, les sobrepasa a todos ellos no solo individualmente, sino en su conjunto. ¡Qué líder de la paz que ha sido! Jamás un insulto, jamás una descalificación a otro ser humano, jamás una muestra de irrespeto, burla o escarnio a aquel que piensa diferente, jamás un acto de venganza, jamás ni la más leve muestra de revanchismo y odio, jamás una sílaba que confronte a unos ecuatorianos con otros, jamás un signo de prepotencia, jamás un acto de vanidad.

No: ¡jamás! Todo en él ha sido humildad, concordia, conciliación con el enemigo, mano abierta para el vencido, aceptación de las ideas diferentes, nobleza evangélica para enseñar la otra mejilla.

¡Qué Madre Teresa de Calcuta ni qué nada! ¡Qué iluminada estuvo la embajatriz al proponer esa candidatura! ¡Qué desinterés, qué altruismo! A ella también está de postularle al Nobel, pero al de Química porque, ¡qué química que tiene para ubicarse bien en todos los gobiernos!

El único problema para que le den el Nobel a nuestro presidente es que, en el mismo acto en que la embajatriz lanzó su candidatura, el excelentísimo señor presidente de la República calificó de limitadito al último Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa. Y eso en el código del Nobel es inadmisible: un candidato nunca le pisa la manguera a otro que ya ganó. Y, peor, desnuda su pobre condición intelectual, sus flaquezas al escribir obras tan limitaditas como las que nuestro excelentísimo señor presidente dice que ha escrito. ¡Pobre Varguitas! Ya lloro. Nosotros que le creíamos, aparte de sus siempre cuestionables posiciones políticas, un eximio novelista, un lúcido ensayista, un maravilloso cuentista y ¡tan tontito que ha sido! Si no lo decía nuestro más preclaro crítico literario y agudo pensador, nunca nos hubiéramos dado cuenta.

Para la embajatriz, en cambio, su candidato es totalmente ilimitadito: ha dejado sentadas sus premisas de paz en todos los ilimitados campos del saber humano: la política, la religión, la economía, la filosofía, la astrofísica, la ecología, la gastronomía, la guitarrería, la gastadería y la tarimería, para citar solo algunas. Y todo lo ha hecho con su ilimitadita mente de hombre sabio, probo, justo, manso.

¡Ojalá le den el Nobel! Porque si no, verán nomás que nuestro ilimitadito les clava una demanda a los jurados por unos mil millones de coronas suecas acusándoles de corruptos, puercos, enfermos, pelucones, miserables, buitres, cara e’tucos, mafiosos, y les jode.

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