viernes, junio 24, 2011

Luxemburgo, el pequeño mediador

Luxemburgo, el pequeño mediador en una Unión dominada por los grandes

Vídeoreportaje: Luis Núñez-Villaveirán

Pese a ser el segundo Estado miembro más pequeño entre los Veintisiete -sólo Malta le gana-, Luxemburgo es uno de los países más poderosos dentro de la Unión Europea. Su representante en la Comisión Europea, la veterana Viviane Reding, dirige la importante cartera de Justicia, Derechos Fundamentales y Ciudadanía. Su eterno primer ministro, Jean-Claude Juncker (en el cargo desde 1995), ha sido presidente de turno del Consejo dos veces y preside el Eurogrupo desde 2005. Y, pese a tener a sólo seis eurodiputados de los 736 en la Eurocámara, una reciente encuesta del Eurobarómetro indica que el país es uno de los que mejor representados se sienten por el Parlamento Europeo.

¿Cómo se logra mantener un papel destacado en una Unión Europea dominada por 'los grandes'? Los eurodiputados luxemburgueses Claude Turmes y Robert Goebbels aseguran que la privilegiada situación geográfica del país, y su histórica conexión con el proyecto europeo, han facilitado su desarrollo como un Estado miembro esencial entre los Veintisiete.

La herencia de los fundadores

"Desde el primer momento, Luxemburgo fue un país clave en la construcción de la Unión. De cierta manera, el hecho de que fuéramos ya parte del movimiento integracionista que supuso el Benelux hace que hayamos sido modelo para el resto de la Unión", explica Goebbels, eurodiputado de la Alianza Progresista de Socialistas Europeos desde 1999.

"Tenemos una larga tradición e historia para comprender la dinámica de las interacciones entre la Comisión Europea, los gobiernos y el Parlamento", afirma Turmes, ex presidente de los Verdes en la Eurocámara.

Los luxemburgueses aseguran que parte de su éxito en servir como grandes mediadores dentro del contexto comunitario se debe a su facilidad con las lenguas extranjeras. "Al estar entre tantos países, todos aprendemos hablar luxemburgués, francés, alemán e inglés", explica Goebbels.

"Podemos leer la información de primera mano en la prensa francesa, alemana, e inglesa", dice Turmes. "Eso nos permite evaluar las políticas de distintos Estados miembros desde la propia perspectiva de sus ciudadanos".

Un David ante varios Goliat

En una Europa de dominación francoalemana, los eurodiputados luxemburgueses dicen que el Gran Ducado logra mantener su voz en la Eurocámara al prestarse a actuar como un gran mediador, sea entre los países grandes, u organizando 'coaliciones' de países pequeños para hacer frente común ante propuestas polémicas de Francia o Alemania.

"Estamos viviendo una vuelta al nacionalismo dentro de la Unión", opina Turmes. "En la Europea del señor Sarkozy y la señora Merkel la cosa, inevitablemente, es más difícil para los países pequeños. Intentamos ir contra ello apelando a la colaboración y el método comunitario".

Goebbels dice que la mayoría de los problemas se solucionan hablando. "Siempre hemos tenido mucho contacto con Francia y Alemania. Somos quienes mejor les entendemos porque tenemos que vivir entre ellos".

Turmes añade que el estar tan cerca de Bruselas facilita el papel destacado de los luxemburgueses en la Eurocámara. "La proximidad a Bruselas me permite pasar tres o cuatro días de la semana allí. Puedo asistir a más reuniones que los compañeros que vienen desde Madrid o Bratislava, y que sólo permanecen un día y medio o dos en Bruselas cada semana".

Ventajas institucionales

Luxemburgo ha resultado particularmente beneficiada por haber llegado tan pronto al proyecto comunitario ya que su capital es, a la vez, una de las tres 'capitales' de la Unión. Junto a Bruselas y Estrasburgo, Luxemburgo hospeda algunas de las grandes instituciones europeas, entre ellas el Tribunal de Justicia de la Unión, el Tribunal de Cuentas, la Bolsa Europea, y partes de la Comisión y el Parlamento.

La ventaja que supone acoger a tantos eurofuncionarios a la vez provoca críticas de quienes consideran que todas las instituciones europeas deben tener una sede única en Bruselas. Los eurodiputados luxemburgueses, sin embargo, consideran que la crítica tiene sentido cuando se habla de Estrasburgo, pero carece de valor cuando se intenta aplicar al Gran Ducado.

"El problema real aquí es de Francia", explica Turmes. "Se pierden millones de euros -y se genera una contaminación medioambiental brutal- debido a las celebraciones del pleno del PE en Estrasburgo".

"En Luxemburgo no existe ese problema porque no se celebran plenos aquí; sólo acogemos a los servicios de traducción de la Eurocámara, más un par de otros servicios burocráticos, que se comunican perfectamente con sus compañeros en Bélgica a través de Internet. Bruselas ya está a tope y no hay espacio en los edificios institucionales de allí para acogerles; tiene sentido que sigan aquí", declara Turmes.

"Además", añade el eurodiputado, "creo que queda bien mantener instituciones aquí. Luxemburgo es Europa en miniatura. Durante el día tenemos una población compuesta en un 60% por no nativos y un 40% de nativos. Por la noche es de un 60% nativos y un 40% no nativos. Somos el 'Estado Schengen' definitivo. Eso hace que los ciudadanos que viven aquí o trabajan aquí sean más conscientes de la importancia de hacer buenas políticas a nivel europeo".

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