Ciudades libres: Métodos más allá de la política
Escrito por Luis Eduardo Barrueto
Una reciente discusión acerca de la viabilidad de la política como medio para avanzar la libertad, me hizo recordar cómo descubrí que hay más métodos que no necesariamente requieren la sola participación política para lograrlo, sino opciones de creciente importancia que involucran el uso ingenioso del marco legal y la tecnología para el beneficio de la humanidad. Métodos más allá de la política que giran básicamente en torno a la idea de Ciudades libres o Free Cities, inicio hablando de ciudades charter y continúo con la colonización de los mares.
Me opongo fehacientemente a la imposición fiscal, a la expoliación de la propiedad, a la metodología de algunos de colectivizar a los seres humanos, que nacen, crecen y se desarrollan individualmente. Favorezco, por el contrario, la libertad como una precondición necesaria para que grandes cosas puedan existir.
Desde este sitio he estado defendiendo las ideas que favorecen la libertad de las personas, y por lo mismo, la responsabilidad individual sobre las acciones propias, con el propósito de hacer que seamos más y más los que pensamos afín. Sin embargo, no puedo evitar sentir como que estoy cantándole a los miembros del mismo coro.
Recientemente me he topado con métodos que varias personas han identificado como viables para llevar este choque de ideologías a una nueva arena, más allá de la participación política, más allá de la transmisión de ideas (labor a la que continuaré dedicándome) a través de los medios, a través del mejoramiento del sistema educativo y demás.
Charter Cities
Una charter city es la creación de una ciudad con un fuero autónomo del Estado, por ello lo de charter traducido del inglés como “fuero” o “cédula”, que sirva como ciudad modelo y polo de desarrollo dentro de una región para que gente en estado de pobreza o subsistencia media pueda escapar de sus medios convencionales (léase: agricultura).
Las charter cities dejan que las personas puedan mudarse a un lugar regido por reglas que provean seguridad, oportunidades económicas y una mejor condición de vida. También permiten que se mejoren los métodos de gobierno y que se generen proyectos de infraestructura o que sean socialmente beneficiosos. Todo ello puede o no tomar lugar dentro de estos marcos normativos que, en general, buscan que se respeten los derechos individuales.
Lo único que hace falta es una pieza desocupada de tierra y un acta constitutiva. El material humano llegará ulteriormente, atraídos por las oportunidades de trabajar bajo las reglas que la carta constitutiva especifique. Un elemento clave es permitir el tráfico tanto de entrada como de salida a estas ciudades.
Una ciudad es la escala perfecta para implementar nuevas reglas, porque puede permitir que millones de personas trabajen y produzcan dentro de un trozo de tierra considerablemente pequeño, además de que puede diferir, en cuanto al marco normativo, con sus socios comerciales. La urbanización es el elemento concreto gracias al cual podemos visualizar el éxodo del campo hacia las ciudades; una transformación inevitable y cada vez más acelerada. La calidad de vida de todas estas vidas dependerán inevitablemente del marco legal o los principios básicos que los rijan.
La falta de los mismos es lo que provoca que la gente actualmente se mude a ciudades disfuncionales, donde escasea el agua corriente, los índices de criminalidad son altos, la estabilidad laboral es poco común y haga falta un sistema de drenajes adecuado. La ausencia de reglas claras es lo que provoca que estas ciudades evolucionen hacia un estado mejor, donde el cambio venga desde adentro.
Las charter cities únicamente son un atajo hacia reglas más claras y mejor elaboradas. En última instancia esto es lo más importante para permitir que la sociedad, tan dinámica como es, pueda desarrollarse más y mejor. Un ejemplo muy claro es Hong Kong, con un “juego” de reglas mucho mejores que las del resto de la República Popular China, pero que ha tenido tanto éxito que ha permeado en el sistema que rige esta última y se ha puesto en práctica en otras ciudades portuarias. La más importante de ellas es Shanghai.
Para más información, Paul Rommer, economista graduado de Stanford fundó el sitio Chartercities.org para reunir recursos y casos de estudio al respecto. Échele un vistazo.
Seasteading
Este vocablo en inglés, surgido de la contracción entre sea y homesteading, quiere decir literalmente “colonización del mar”. Es la creación de viviendas permanentes en el mar, fuera de los territorios reclamados por los gobiernos de cualquier nación. Intentos anteriores han consistido en plataformas petroleras e islas flotantes, por ejemplo, sin que nadie tuviera éxito en crear un estado en altamar que fuera reconocido como nación soberana.
Un antecedente directo es el principado de Sealand, que a pesar de que se autoproclama nación, no ha sido reconocida como tal por ningún país o entidad supranacional.
Legalmente, más allá de 200 millas náuticas o 370 km de las costas de los países, el mar no está sujeto a las leyes de ninguna nación. Existen varias organizaciones que aprovechan esta falla legal como radios piratas y grupos que facilitan procedimientos para practicar el aborto de manera legal y más segura que en los lugares donde está prohibido por la ley. Pero además, hay un instituto que tiene por propósito algo mucho más elaborado e interesante:
El Seasteading Institute
Fundado en 2008 por Patri Friedman, el Seasteading Institute con sede en Palo Alto, California, tiene como propósito construir plataformas marinas que permitan experimentar con modelos sociales, dada la dificultad de provocar cualquier forma de cambio significativo a través de la mera participación política y, aunque me duela decirlo, en la participación mediática.
En el Seasteading tienen la visión de algo muy parecido a la web, donde muchos pequeños gobiernos sirvan distintos nichos de mercado y donde el sistema sea dinámico y amigable a la experimentación (prueba y error). “Se toma y se copia lo que funciona y se descarta lo que no”.
“Piensa sobre los disensos políticos más grandes- libertad vs. seguridad, riqueza absoluta vs. desigualdad, fronteras abiertas vs. fronteras cerradas- que se deciden a través de la retórica y los votos de unos cuantos congresistas que deciden por décenas o cientos de millones de personas a la vez. Ahora imagina si pequeños grupos tuvieran la capacidad de probar sus propias ideas a pequeña escala y ver qué pasa. La gente podría crear sociedades con distintas prioridades y nosotros podríamos comprobar con rapidez qué tan bien funcionan esas ideas una vez puestas en práctica”.
El proyecto adquirió la atención mundial en 2008 luego de que Peter Thiel, fundador de PayPal e inversionista en varias compañías de internet como Facebook y Linkedin, invirtiera $500,000 en el instituto y hablara en defensa de su viabilidad en un artículo titulado “The Education of a Libertarian”. El instituto también recibió cobertura mediática de CNN, CBS, Wired Magazine y Reason Magazine.
Personalmente, conocí a Thiel el noviembre pasado cuando fue recipiente de un doctorado honorífico en la UFM y me encanta que sea uno de esos empresarios que actúan en base a principios libertarios y que realmente merece ostentar el título de héroe de la libertad. El artículo que escribió en Cato Unbound está super recomendado.
Diseñando ciudades flotantes
El instituto se enfoca en tres áreas principales, que son la construcción de una comunidad, la realización de investigación y la construcción del primer seastead fuera de las costas de San Francisco. En enero del año pasado, se patentó el diseño del ClubStead, una ciudad de más o menos una cuadra de tamaño que marca el primer gran paso en el desarrollo de la tecnología y la ingeniería que permitiría la realización del proyecto.
El punto es que las plataformas sean autosostenibles y que las innovaciones que permitirían vivir a tiempo completo en el mar sean descubiertas y desarrolladas. La evolución de la industria de los cruceros nos da pistas sobre que así sucederá con mucha probabilidad.
Por el momento, vemos que hay varios diseños para la construcción de las plataformas, tal como indica la cobertura de National Geographic y es interesante ver la posible línea del tiempo que el instituto ha trazado a futuro. Parece que la frontera de nuestra defensa de la libertad ha sido extendida más allá de los mares.
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