El Edomex no es 2012
Las entrañas del votante en una elección estatal y en una presidencial son muy diferentes. Nada tienen que ver entre sí. Es otro ánimo electoral. Una motivación distinta.
Martín MorenoLa encuesta de BGC-Excélsior del miércoles pasado no tiene desperdicio. Si bien 82% ve a un PRI fortalecido tras los comicios del 3 de julio, hay una cifra más que significativa: 52% descarta que sea un adelanto de la elección presidencial en 2012. La euforia priista debe serenarse y considerar varios factores.
1) Las entrañas del votante en una elección estatal y en una presidencial son muy diferentes. Nada tienen que ver entre sí. Es otro ánimo electoral. Es una motivación distinta. El PAN ha ganado la Presidencia sin haber gobernado jamás al Estado de México. “Te puedo hacer gobernador, pero la Presidencia es otra cosa”, es la frase ciudadana.
2) BGC-Excélsior revela que, mientras 38% cree —que no dice “votaría por él”— que Enrique Peña Nieto será el próximo Presidente de la República, también hay 56% que asegura todavía no saber. Es decir: casi seis de cada diez mexicanos aún no definen siquiera su intención del voto para la próxima elección presidencial.
3) De acuerdo con una encuesta realizada en junio por el El Siglo de Torreón —uno de los periódicos más serios, respetados y con mayor credibilidad del país—, a la pregunta: ¿quién le gustaría que fuera el próximo Presidente de México?, el resultado fue sorprendente: Josefina Vázquez Mota gana con 26.7% de la votación; Peña Nieto es segundo con 23.5%; López Obrador tercero con 18 por ciento. Lección: el ánimo electoral en el Edomex no impera a nivel nacional.
4) El Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC), presidido por el prestigiado Luis Rubio, evalúa, junto con la firma Defoe, las elecciones en el Edomex, y arroja indicadores importantes: 43% dijo votar siempre por el mismo partido (en este caso el PRI), mientras que 61% quiere que Eruviel Ávila haga “algo diferente” a Peña Nieto. Y lo relevante: 70% de los mexiquenses cree que el PRI gastó más en publicidad en comparación al PAN o al PRD. El PRI confirma: las elecciones se compran.
Ni BGC-Excélsior ni El Siglo de Torreón o el CIDAC muestran preferencias partidistas. Los dos primeros están entre los diarios más reconocidos del país, mientras que el tercero tiene credibilidad. Las tres encuestas son valiosas.
¿Cuál es la desventaja del PRI para las presidenciales de 2012? Su propia historia. Su desprestigio. Su dictadura. Sus abusos.
Es el PRI de siempre.
El PRI de las dolorosas y repetidas crisis económicas sexenales. De López Portillo a De la Madrid. De Salinas de Gortari a Zedillo. No fallaron. El partido de las catástrofes financieras.
El PRI de los fraudes electorales, como el de 1988 cuando Cuauhtémoc Cárdenas fue despojado de un triunfo legítimo para entronizar a Salinas.
El PRI de la corrupción. ¿O quién heredó a esa calamidad llamada Elba Esther Gordillo? Atinó: el presidente priista Carlos Salinas de Gortari junto con su amigo Manuel Camacho. El partido de Fidel Velázquez, de la debacle de Pemex, de Raúl Salinas y demás pillos.
El PRI de los crímenes políticos, como el de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu.
El PRI de la censura feroz a los medios.
El PRI que asesinó a estudiantes en Tlatelolco.
Seguramente muchos jóvenes que votarán en 2012 no saben realmente qué ha significado el PRI para la historia de este país. Sin embargo, hay lecciones que no deben olvidarse.
Y ninguno de sus representantes —incluido Peña Nieto— ha dado muestras de que el PRI haya cambiado. Nada más alejado de la realidad. Son los mismos de siempre.
Por eso no nos extrañen los resultados de encuestas serias como las mencionadas en esta columna, para recomendarle a los priistas que su arrebato eufórico no es para tanto.
“El PRI es imbatible”, dice el diputado Alfonso Navarrete Prida. Sí, el mismo que como procurador de Justicia del Edomex ocultó y manipuló el asesinato de Enrique Salinas de Gortari. Hay memoria.
Para julio de 2012 falta un trecho.
Y, como en el beisbol, cualquier cosa puede pasar.
ARCHIVO CONFIDENCIAL
* GORDILLO Y CAPONE. ¿Y por qué nos escandalizamos cuando el presidente Calderón confirma que sí hubo acuerdo político entre él y Elba Esther Gordillo en 2006, pacto que todos conocíamos y así se escribió siempre, al menos en este espacio: que a cambio del voto magisterial, Gordillo recibió el ISSSTE, Lotería Nacional y Pronósticos Deportivos? Hoy, al hacerse pública la historia, y ante las graves acusaciones de Miguel Ángel Yunes de que la mujer le pidió 20 millones de pesos mensuales para el Panal —línea que debe ser investigada a fondo y no quedar en el aire—, a Calderón, paradójicamente, se le presenta una oportunidad de oro: acabar con la dictadura político-sindical de Elba Esther, como se aniquila a los gánsteres: siguiendo el rastro del dinero. Como con Al Capone. ¿Qué podría perder Calderón? Nada. Ya lo descobijó Gordillo. En cambio, descabezar su nefasto reinado llevaría a las nubes al gobierno calderonista.
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