viernes, julio 15, 2011

La Guerra contra las Drogas: ¿Para qué sirve?

TRIBUNA

La Guerra contra las Drogas: ¿Para qué sirve?

¿Las drogas son malas? De acuerdo. Lo entiendo. Pero la guerra contra las drogas es peor.
Art Carden

La semana pasada, los estadounidenses celebramos un vergonzoso aniversario: cuarenta años desde que Richard Nixon declaró la “guerra” contra las drogas. Tomando prestado lo expresado por un antiguo alumno, deberíamos dejar de librar guerras contra sustantivos abstractos (las drogas, el terrorismo, la obesidad). No se puede librar una guerra contra una idea o un objeto inanimado, pero incluso si se pudiese, usualmente uno termina teniendo que disparar a seres humanos de carne y hueso.

“¡Pero estas drogas son tan peligrosas!" podría plantear la gente. De hecho, lo son. Pero esto pasa por alto el hecho de que las drogas han aumentado en potencia como respuesta a las represiones gubernamentales. ¿Qué sería más fácil de contrabandear: marihuana por valor de 1.000.000 de dólares o 1.000.000 de dólares en cocaína? La cocaína por un valor de 1.000.000 de dólares puede ser embalada en un espacio mucho más pequeño que 1.000.000 de dólares de marihuana. Si nos decidimos a luchar contra las drogas, ¿qué es probable que desaparezca del mercado y qué es probable que termine desparramado por doquier? Las drogas de baja potencia es probable que desaparezcan. Las drogas de alta potencia—como la marihuana de mayor potencia—es probable que permanezcan. De acuerdo con Milton Friedman, “el crack jamás hubiera existido... si no hubiésemos tenido la prohibición de las drogas” .

¿Qué cree que sucederá cuando el gobierno decida tomar enérgicas medidas contra la mejor y más reciente droga? La gente es muy ingeniosa, por lo que descubrirá una nueva forma de drogarse. Es como apretar un globo. Usted pude deprimirlo en un área, pero éste se expande en otra. La gente innova en respuesta a la prohibición y ha creado así estupefacientes cada vez más potentes.

¿Cuáles han sido las consecuencias sociales? La “tierra del libre” posee una tasa de encarcelamiento más alta que cualquier otro país del mundo. El economista y experto en políticas de drogas Jeffrey Miron señala que tendríamos mucha menos violencia si terminásemos con la prohibición de las drogas.

La guerra contra las drogas también es extremadamente costosa. En este corto video, la Fundación para la Educación Económica—para la cual escribo periódicamente—sostiene que los gobiernos locales y estaduales ahorrarían 25,7 mil millones de dólares por año mientras que el gobierno federal podría ahorrar 15,6 mil millones de dólares al año si despenalizasen las drogas.

Los costos no sólo se dan en términos de vidas perdidas y recursos desperdiciados. La libertad está en juego. Cité a mi amigo Tim Watkins sobre esta cuestión en diciembre: “La [P]rohibición es la negación del libre albedrío” La clase de atentados contra la libertad que son racionalizados en el nombre de la guerra contra las drogas no son dignos de un país que se llama a sí mismo “la tierra del libre”. Por ejemplo, no hace falta ir muy lejos para hallar las redadas sorpresivas de estilo militar que se están volviendo demasiado comunes (70.000-80.000 al año, de acuerdo con el criminólogo Peter Kraska en USA Today).

Como señala Mary Anastasia O Grady, algunas de las cuestionables tácticas de la guerra contra las drogas son racionalizadas sobre la base de que podría conducir a los guerreros contra las drogas hasta los capos del narcotráfico. La incómoda verdad es que el capo probablemente no importa. ¿Moriría Apple sin Steve Jobs? Tal vez. ¿Perecería Microsoft sin Bill Gates? En el caso de las bandas de narcotraficantes, es probable que haya individuos dentro de una jerarquía de liderazgo que pueden tomar cartas en el asunto si el capo es eliminado. El precio de las acciones de Apple se ha modificado sobre la base de la salud de Steve Jobs, pero dos cosas son ciertas: primero, la compañía probablemente no va a salir del negocio sin Steve Jobs. Segundo, incluso si lo hiciera, alguien probablemente se apresuraría a tomar el lugar de Jobs. Además, Jobs y Gates son excepciones. Si matas a un capo de la droga de nivel “C”, estoy bien seguro de que él o ella puede ser reemplazado sin mayores problemas.

Algunos líderes mundiales lo han reconocido y afirmaron que la guerra global contra las drogas ha sido un increíble y horripilante error. Es hora de reconocerlo. ¿Las drogas son malas? De acuerdo. Lo entiendo. Pero la guerra contra las drogas es peor.

Traducido por Gabriel Gasave
Art Carden es Asociado Adjunto en el Independent Institute en Oakland, California, y profesor asistente en el Departamento de Economía y Negocios del Rhodes College.

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