La lacra del tráfico de personas se agrava en Bolivia
Juan Rivera, un boliviano de 35 años, tuvo la peor pesadilla de su vida cuando fue llevado a Rusia con la promesa de un trabajo seguro con un sueldo mensual de US$2.500.
Él y centenares de personas partieron detrás de ese sueño. Una vez en Rusia, tuvieron mucho trabajo, pero no vieron los dólares. Allá les esperaban la explotación, el hacinamiento y el hambre.
Sólo entonces se dieron cuenta de que habían sido víctimas de una red de trata de personas.
Volvieron y ahora, tres años después, 220 personas conformaron la Asociación de Víctimas de Trata y Tráfico de Personas, y siguen un juicio a los responsables de la empresa que los engañó, quienes ya están en la cárcel.
Sin embargo, ese viaje ha dejado en la ruina a centenares de familias, entre ellas, a la de Juan Rivera. Él tomó prestados US$9.500. Con una parte de ese dinero pagó a los traficantes de personas que lo reclutaron y la otra parte la empleó para huir de ellos.
Juan llegó a trabajar en Rusia durante 12 horas diarias en una empresa de automóviles y, como único pago recibió la comida, que la compartía con otros cuatro bolivianos con quienes también compartía una habitación de cuatro metros cuadrados. No podía salir a la calle por temor a ser detenido, por lo que permanecía como un rehén de los traficantes.
Los casos se multiplican
El de los bolivianos que fueron llevados a Rusia no es un caso aislado de tráfico de personas, al contrario, es uno de miles.
Diversas instituciones acaban de revelar que esta actividad ilegal está proliferando en Bolivia y que se ha registrado un incremento de los casos.
El Defensor del Pueblo, Rolando Villena, ha dicho que la trata de personas es "una realidad creciente" y que "está alimentado por la mafia y la delincuencia transnacional que tiene enclaves en los diferentes países".
En su informe, el Defensor ha revelado que sólo por la frontera hacia Argentina cada año salen 15.000 niños "con la supuesta autorización de sus padres", pero él presume que muchos de ellos son víctimas de explotación sexual y laboral.
"Niños a tres dólares"
El Defensor ha ido más allá y ha lanzado un dato duro de digerir. Denunció que en la región minera de Potosí se venden niños a precios que oscilan entre US$3 y US$7. El presidente Evo Morales, se declaró "sorprendido" ante la revelación y pidió un informe escrito al Defensor.
clic Lea también: Conmoción por venta de un bebé
No existen estadísticas certeras sobre la trata y tráfico de personas en Bolivia, pero los pocos que se recopilan hablan de un incremento.
La policía, por ejemplo, ha señalado que esta actividad ha aumentado un 26% entre 2008 y 2010.
La presidenta de la Asamblea de Derechos Humanos de Cochabamba, Pamela Ledezma, cuenta a BBC Mundo que las agencias de turismo o los avisos en los medios de comunicación son usados para reclutar personas.
Relata, por ejemplo, el caso de Wendy, una muchacha que se ilusionó con un aviso en el que un hombre decía que quería una relación seria con una mujer. Con engaños, ella fue llevada a Inglaterra, allá fue dejada a su suerte hasta que no tuvo más alternativa que aceptar la oferta de su verdugo. Trabajó para él, depositó sus ingresos en su cuenta y fue explotada hasta que los residentes bolivianos la ayudaron a escapar.
Brasil y Argentina, los destinos
Argentina y Brasil son los principales destinos de los migrantes bolivianos y allá van a parar también las víctimas de los traficantes de personas.
Desde Buenos Aires y San Paulo llegan frecuentes noticias del desmantelamiento de talleres de costura clandestinos, donde los bolivianos son sometidos a esclavitud.
Pero, estas redes también operan internamente. En La Paz, por ejemplo, existe un centro de diagnóstico de terapia de mujeres, dependiente de la Gobernación, donde llegan niñas y adolescentes menores de edad víctimas de la trata de personas.
La administradora del centro, Vania Ramírez, cuenta a BBC Mundo que ahora hay 14 niñas, pero que pueden llegar hasta 35. "Son víctimas de trata y tráfico, explotación sexual y laboral", dice.
Entre esas menores, llegó una de 15 años procedente de la ciudad de Sucre. Ella fue traída a La Paz como empleada doméstica, fue víctima de explotación laboral y también fue violada por el empleador.
Otra muchacha de 14 años procedente de Potosí fue entregada por la madre para que trabajara en La Paz como niñera, pero una vez en su puesto laboral terminó haciendo, además, de cocinera, lavandera, limpiadora y cuanta labor doméstica se presentara. Escapó y alguien la remitió al centro.
Ante esta situación, el Defensor del Pueblo hace un llamado a las instituciones tanto de Bolivia como de los países vecinos para unir esfuerzos y enfrentar a las mafias de tratantes.
Juan Rivera, que vivió en carne propia la humillación y la explotación, en entrevista con BBC Mundo, recomienda "fijarse bien dónde meterse porque ser engañado de esta forma es muy fregado".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario