jueves, julio 14, 2011

Los 'ricos' y los impuestos

Los 'ricos' y los impuestos

lorenzo bernaldo de quirós

E n el escenario de crisis soberana que azota la eurozona, la actuación del PSOE se ha convertido en una fuente adicional de inestabilidad.

Ya no se trata de la insuficiencia de las medidas económicas del Ejecutivo para reducir el binomio déficit-deuda y relanzar el crecimiento, ni de su extrema debilidad parlamentaria, ni siquiera de la bicefalia en el Gobierno-partido entre el actual presidente y el candidato del socialismo a la Presidencia, sino en la radical diferencia entre las proclamas del Sr. Rodríguez Zapatero a favor de proseguir por la senda de la austeridad y de las reformas, y el giro a la izquierda impulsado por el Sr. Pérez Rubalcaba, que propone todo lo contrario.

Esta esquizofrenia entre los dos dirigentes socialistas transmite a los mercados y a los agentes económicos internos un sentimiento de caos, letal en un escenario tan delicado como el que vive España en estos momentos.

El exvicepresidente y exministro del Interior se ha convertido en el líder de la oposición contra su propio Gobierno, en un viraje desesperado para movilizar el voto izquierdista. Si esta rocambolesca situación se prolonga en el tiempo, las consecuencias para la economía española pueden ser dramáticas.

Iniciativas sugeridas por Rubalcaba

En ese marco, hay que insertar las dos iniciativas sugeridas por el candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno: la subida de los impuestos a los ricos y la posible introducción de un tributo especial para los bancos.

La adopción de esas medidas tendría una significación moral: los más pudientes han de compartir los costes de la crisis, soportada básicamente por las rentas bajas y medias de la sociedad. Se trata, pues, de redistribuir la pobreza de una manera más justa. Para combatir esta flagrante injusticia, el Sr. Pérez Rubalcaba se viste de Robin Hood y está dispuesto, permítase la metáfora, a robar su dinero a los ricos para dárselo a los pobres. Por desgracia, este enfoque es demagógico, no responde a la realidad, produce efectos distintos a los esperados e intenta transmitir a la opinión una idea perversa: las rentas altas y los bancos españoles son los culpables y, por qué no, los beneficiarios del Armagedón económico-financiero español. Pero... ahora les toca pagar?

Para empezar, España no es un país de impuestos bajos en comparación con la mayoría de los países de la OCDE y de la UE. Así, en la vieja Piel de Toro, el tipo marginal del IRPF, el 43 por ciento, se aplica a partir de los 53.407 euros/año, el más alto para esos baremos de renta de todas las economías desarrolladas.

En EEUU, ese gravamen, todavía en el 31,1 por ciento a escala federal, afecta a las personas con ingresos superiores a los 250.000 dólares/año y el aplicable a un ingreso similar al que en España se empieza a gravar con el marginal, 56.200 dólares/año, es del 13,9 por ciento. En la propia Unión Europea, en promedio, el tipo máximo del Impuesto sobre la Renta se aplica a partir de unos ingresos de 150.000 euros/año. De cualquier manera, parece un ejercicio de humor negro calificar de magnates a los españoles que ganan 53.407 euros al año. Pero, ¿qué sucede con quienes obtienen ingresos mayores??

De entrada, conviene recordar un hecho olvidado con frecuencia. España soporta uno de los mayores niveles de progresividad fiscal de los estados industrializados. De acuerdo con los últimos datos publicados, Memoria de la Agencia Tributaria de 2008, las bases imponibles por encima de los 60.000 euros/año suponen el 5,2 por ciento del total de declarantes y aportan el 35,6 por ciento de la recaudación. Los contribuyentes que ganan más de 144.000 euros/año son el 0,8 por ciento de ese colectivo y representan el 13,9 por ciento de los ingresos del IRPF. Las personas que ganan entre 60.000 y 144.000 euros/año, el 4,4 por ciento del total de los contribuyentes, reciben más de un 50 por ciento de sus emolumentos por rendimientos del trabajo y suministran a las arcas públicas por ese concepto el 21,72 por ciento.

En conclusión, los españoles considerados ricos por el Gobierno realizan un muy considerable esfuerzo fiscal. En cualquier caso, si se decidiese aplicar un recargo impositivo al 0,8 por ciento de los trabajadores que declaran más de 144.000 euros/año, el impacto recaudatorio de esa decisión sería irrelevante.

Recuducción de incentivos

Aunque no fuese así, un aumento de la fiscalidad sobre esas rentas no es neutral desde un punto de vista recaudatorio. La gente responde a incentivos y, en consecuencia, modifica su comportamiento a la vista de la fiscalidad que soporta. El incremento de los tipos marginales reduce la renta disponible después de impuestos. En consecuencia, los afectados por esa medida tenderán a protegerse de ella, lo que fomenta la búsqueda de caminos e instrumentos para reducir su carga tributaria; por ejemplo, la transformación de personas físicas en jurídicas.

Por otro lado, el alza de los impuestos reduce los incentivos al trabajo de ese grupo de contribuyentes. El resultado combinado de esas reacciones es un descenso en vez de un incremento de la recaudación fiscal.

Por el contrario, la evidencia empírica muestra con una claridad meridiana que, en la mayor parte de los países de la OCDE, la disminución y/o la congelación de los gravámenes máximos del Impuesto sobre las Personas Físicas se han traducido en un crecimiento de los ingresos tributarios a causa de su impacto positivo sobre la actividad económica y sobre el afloramiento de rentas (ver Revenue Statistics, OECD, 2006).

Como no podía ser de otro modo, en España paga más quien más gana, y el perfil de su distribución de la renta es bastante igualitario. En este contexto, la tesis según la cual los ricos, esto es, las rentas gravadas por el tipo marginal del IRPF, realizan un esfuerzo fiscal insuficiente es un ejercicio de pura demagogia. De los bancos, los otros villanos de la crisis, hablaré otro día. Pero doy un avance: ¿cuánto ha costado al erario público la banca durante esta crisis? De momento, nada?

Lorenzo Bernaldo de Quirós. Miembro del Consejo Editorial de elEconomista.

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