Los tres posibles escenarios para la crisis de la deuda en EEUU
A falta de tan sólo tres días para que expire el plazo fijado por el secretario del Tesoro, Tim Geithner, para que el Congreso eleve el tope de endeudamiento del Gobierno federal y evite que EEUU caiga en suspensión de pagos, nadie es capaz de predecir cómo terminará la crisis de la deuda.
De acuerdo con la legislación actual, la deuda pública estadounidense no puede superar los 14,3 billones de dólares (cerca de unos 10 billones de euros), una cifra que, según Geithner se alcanzará el próximo martes 2 de agosto, ya que cada mes el Gobierno recauda menos de lo que gasta.
Preocupado por el elevado nivel de endeudamiento, el Partido Republicano, que controla la Cámara Baja del Congreso, se ha negado categóricamente a elevar el tope de endeudamiento si no se aprueban a la vez recortes sustanciales en el gasto público durante la próxima década. Durante meses, republicanos y demócratas han negociado el volumen y contenido de los recortes sin llegar a ningún acuerdo.
Estos son los tres posibles escenarios de cara a la fecha clave del 2 de agosto:
No existe acuerdo
Si republicanos y demócratas no elevaran el techo de endeudamiento, el Gobierno no podría hacer frente a sus obligaciones de pago. Según el think tank 'Bipartisan Policy Center', los ingresos fiscales en el mes de agosto serán de unos 172.000 millones de dólares, mientras que los gastos ascenderán a 306.000 millones. Así pues, habría un agujero de exactamente 134.000 millones de dólares (unos 92.000 millones de euros).
La administración Obama sólo podría cumplir entre un 40% y un 45% de sus obligaciones de pago, por lo que debería tomar decisiones tan difíciles como escoger si deja de pagar los intereses sobre la deuda, las facturas de la sanidad pública, o las prestaciones de paro. Está previsto que el gobierno envíe el 3 de agosto 29 millones de cheques para pagar la pensión de los jubilados.
Ante este escenario, probablemente, se produciría un hundimiento de la bolsa en Wall Street que volvería a situar a EEUU en una dura recesión, pudiendo arrastrar al resto del mundo. Además, las agencias de calificación degradarían los bonos del Tesoro de EEUU, por lo que aumentarían los tipos de interés que paga el Gobierno, y de rebote, también los de las hipotecas, y préstamos de las empresas.
Un acuerdo de mínimos
A estas alturas, quizás el escenario más probable es el de un acuerdo de mínimos a última hora, que evite el desastre, pero no resuelve a medio plazo el problema de la deuda de EEUU. Este pacto pasaría por el incremento del techo de la deuda de unos 2 billones de dólares, y una reducción del gasto público durante los próximos diez años por un valor parecido. Las últimas propuestas de republicanos y demócratas, los planes 'Boehner' y 'Reid', entrarían dentro de esta categoría.
Con un acuerdo de este tipo, se conseguiría aplazar el actual debate sobre el tamaño de la reducción del gasto público hasta después de las elecciones presidenciales del 2012. Tanto republicanos como demócratas confían en poder vencer en la próxima cita con las urnas, lo que les permitiría volver a la mesa de negociaciones desde una posición de fuerza.
No obstante, no está claro que un acuerdo de mínimos de este tipo pueda evitar la degradación de los bonos del Tesoro de EEUU por parte de las agencias de calificación. Por ejemplo, Moody's advirtió en este sentido, al argumentar que se habría demostrado que la clase política estadounidense es incapaz de hacer los sacrificios para reconducir el volumen de la deuda hacia un nivel sostenible de cara al futuro.
Un acuerdo ambicioso
Este es el escenario preferido por Obama, que propuso un plan de reducción de la deuda durante los próximos 10 años de 4 billones de dólares (cerca de 3 billones de euros), a partir de una combinación de recortes en el gasto social, y de incrementos de impuestos en las rentas altas. Con este objetivo, las negociaciones con el líder republicano, John Boehner, se encontraban muy avanzadas, pero la revuelta de los miembros del Tea Party lo hizo imposible.
Es este escenario, la deuda de EEUU conservaría la triple A durante la próxima década, otorgando confianza a los inversores en la solidez del billete verde. Ahora bien, los recortes serían profundos y dolorosos para la población. Entre otras cosas, se modificarían los programas de salud pública, y se reducirían las prestaciones sociales para los jubilados.
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