Tendrían que quedar dos: Josefina y Creel
La historia en breve
Ciro Gómez Leyva
Javier Lozano ha sido un buen secretario del Trabajo: ordenado, resuelto. Heriberto Félix, un buen secretario de Desarrollo Social: atento, rápido y, al parecer, eficaz. Los males de la Secretaría de Educación Pública no pueden ser acreditados a Alonso Lujambio; por el contrario, parece que donde ha metido mano, las cosas comienzan a cambiar para mejor. Y no hay indicadores que señalen una mala gestión de Ernesto Cordero en Hacienda.
Emilio González está bien evaluado por los jaliscienses y puede presumir su gestión en una entidad grande y compleja. De otra forma, no hubiera comido ayer en Polanco.
Son cinco buenos, quizá muy buenos funcionarios, servidores públicos. El problema no está en su falta de virtud o compromiso, sino en la circunstancia y los tiempos.
Al PAN se le hizo tarde. No hay racionalidad que permita pensar, con seriedad, que con las nuevas reglas y plazos pasarán del tres por ciento que marcan en las encuestas, a los veintes, casi treintas, que traen Josefina Vázquez Mota y Santiago Creel.
Mal hacen los panistas en seguirse mirando en el espejo de Felipe Calderón 2006: eran otras circunstancias, otros tiempos. La imagen más realista a observar tendría que ser la reciente elección en el Estado de México. ¿Creerán que arrancando desde el sótano, como Luis Felipe Bravo Mena, con una breve precampaña y una campaña de 90 días, alcanzarán a subir al penthouse de Enrique Peña Nieto?
No sé si sean las mejores personas, los mejores políticos, los más confiables, leales. Pero ya es tarde y los números marcan que Josefina y Creel son los únicos que tienen cierto empaque para dar la pelea.
Cosa de tiempos y circunstancia. Y de realismo.
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