Castro suavizaría política migratoria
Juan O. Tamayo
El gobernante cubano Raúl Castro dijo que trabaja para suavizar las políticas migratorias de Cuba, refiriendose casi seguramente a los cubanos en el exterior que desean visitar la isla pero también quizá -y mucho más importante- a los cubanos de la isla que desean viajar al extranjero.
Los comentarios de Castro al parlamento, según informaron los medios noticiosos del gobierno, no estaban aún claros el lunes por la noche, pero despertaron un gran interés entre los residentes de la isla que han demandado por largo tiempo el derecho de viajar al extranjero sin la necesidad de obtener un “permiso de salida” del gobierno.
Se citó a Castro diciendo que el gobierno “avanza en la reformulación y elaboración de un conjunto de medidas” sobre la migración que han durado “innecesariamente” por un largo tiempo. Pero las informaciones no dieron detalles de quién se beneficiaría exactamente.
“Damos este paso como una contribución al incremento de los vínculos de la nación con la comunidad de emigrantes, cuya composición ha variado radicalmente con relación a las décadas iniciales de la Revolución”, señaló Castro, en comentarios que parecen indicar que los cambios se aplicarían a los cubanos en el exterior.
“Hoy los emigrados cubanos, en su aplastante mayoría, lo son por razones económicas, y casi todos preservan su amor por la familia y la patria que los vio nacer”, agregó. El gobierno se ha referido por décadas a los cubanos que abandonan a Cuba como “contrarrevolucionarios” y hasta “gusanos”.
Las estimaciones de la cifra de cubanos que viven en el extranjero, y a quienes se les ha negado el permiso para regresar, se encuentran en el rango de los 67,000 a los 200,000, incluyendo a “balseros” y otros que dejaron ilegalmente la isla, así como los que salieron de forma legal pero después se quedaron.
Sus comentarios de que la “actualización” de las regulaciones de migración mantendría medidas para “defender” la revolución también parecieron referirse a los cubanos que viven en el exterior, porque a los exiliados radicales no se les permite regresar legalmente a Cuba.
Pero su aseveración de que las regulaciones mantendrían aún el “capital humano creado por la revolución”, aparentemente una referencia a los médicos y otros profesionales cubanos a quienes se le prohíbe viajar al exterior para turismo o visitas familiares, parecía señalar que las nuevas medidas también ayudarían a los cubanos en la isla.
Los cubanos pueden actualmente dejar la isla sólo con un permiso de salida conocido como la tarjeta blanca, que es válida por un máximo de 30 días y se emite sólo con el visto bueno de la Seguridad del Estado. Criticos del gobierno, como la bloguera Yoani Sánchez y el disidente Guillermo Fariñas, rara vez obtienen los permisos.
Un congreso del Partido Comunista en abril propuso un estudio sobre la posibilidad de permitirles a los cubanos hacer “viajes turísticos” al exterior. Y médicos en la provincia central de Santa Clara le dijeron el mes pasado a parientes en Miami que un alto funcionario del Ministerio de Salud había mencionado durante una reunión que se suavizarían las regulaciones de viaje a los médicos.
La reunión del lunes de la Asamblea Nacional del Poder Popular se celebró a puertas cerradas, pero la agencia oficial Prensa Latina y la Agencia de Información Nacional (AIN), así como los monopolios estatales de televisión y radio, informaron de partes de lo ocurrido en la sesión.
Los informes destacaron que la asamblea, que cerró el mismo lunes por la tarde, respaldó rápidamente las audaces propuestas de Castro para reformas a la economía, paralizada por el planeamiento y controles centralizados al estilo soviético, la corrupción y una enorme burocracia.
La asamblea se reúne usualmente sólo dos veces al año, generalmente para sesiones de tres a cuatro días. Virtualmente todas las leyes cubanas se implementan mediante “decretos” emitidos por el ejecutivo, y nunca se ha informado de que un legislador cubano haya votado “no” en un tema.
Castro también les dijo a los legisladores que la economía de la isla creció 1.9 por ciento en los primeros seis meses de este año y llegaría a un 2.9 por ciento a finales del 2011. Cuba calcula su producto nacional bruto en una forma única que tiende a exagerar su volumen.
Durante la primera mitad del año las importaciones cayeron y las exportaciones crecieron mientras la economía registraba aumentos en la producción de níquel y petróleo y “eficiencia energética”, y la cantidad de turistas que llegan a la isla y la producción de azúcar dejaron de descender, dijo Castro al parlamento.
Pero hubo escaseces en la agricultura, la industria alimenticia y la producción planeada de materiales de construcción, así como en las industrias pesada y ligera, agregó.
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