martes, agosto 23, 2011

Gran Bretaña: El riesgo moral de la dependencia del Estado


La gente ha visto conmocionada las imágenes de destrucción y violencia que han salido de Gran Bretaña en los últimos días.

Pero si se hiciera un seguimiento a la constante pérdida de libertad individual y el simultáneo aumento del número de británicos que dependen de la generosidad del Estado en los últimos años, eso no debería sorprendernos.

El Índice de Libertad Económica de la Fundación Heritage documenta un constante declive en los resultados del Reino Unido desde 2006. La libertad británica se ha visto obstaculizada por el oneroso gasto del Estado. Los déficits del ex primer ministro británico, Gordon Brown, para financiar el gasto de estímulo keynesiano hizo que la libra esterlina se devaluara y eso significó una pérdida de libertad monetaria, pero no logró nada con ello para restaurar el crecimiento económico.

Los derechos británicos de propiedad también han sufrido. El aparentemente paralizado gobierno del Reino Unido ha crecido tanto y es tan políticamente correcto que se tomó cinco días y millones de dólares en daños a la propiedad antes de que las autoridades siquiera considerasen el uso de cañones de agua. Mientras tanto, los propietarios de tiendas se quedaron sin nada con qué defender su propiedad, excepto sus puños, ante las turbas. Trágicamente, en Birmingham dos hermanos y un amigo de ellos murieron en el proceso.

Varios comentaristas han hecho la conexión entre décadas de estatismo en Gran Bretaña y este horrible resultado. Como Max Hastings señaló que “años de dogma liberal han engendrado una generación de jóvenes amorales, sin educación, dependientes de la asistencia social e insensibles”. Y, como Theodore Dalrymple señala: “la población cree (porque a menudo se lo han dicho los intelectuales y la clase política) que tiene derecho a un alto nivel de consumo, independientemente de su esfuerzo personal; y por lo tanto, ve el hecho de que no recibe ese alto estándar, en comparación con el resto de la sociedad, como un signo de injusticia”.

Quizá estos disturbios marquen un punto de inflexión para el Reino Unido y que ahora el primer ministro Cameron reciba el apoyo político que le hace falta para hacer los profundos recortes de gasto público necesarios para darle vuelta a la que alguna vez fue una orgullosa sociedad y que hoy está en descomposición. Sólo podemos desear que los disturbios también tengan ese mismo efecto beneficioso sobre la política de este lado del Atlántico .

El gráfico de la semana: El impuesto sobre sociedades de Estados Unidos


Estados Unidos es líder empresarial a nivel mundial. Sin embargo, sus altos impuestos a las empresas aumentan la dificultad de las empresas para competir a nivel internacional en esta era de la globalización. La inversión privada en Estados Unidos puede ser mayor si se reduce el impuesto sobre sociedades.

Según los analistas de la Fundación Heritage, este impuesto es importante para el crecimiento económico de Estados Unidos ya que incide en todas las decisiones de inversión que hacen las empresas por el efecto del impuesto sobre el nivel de rentabilidad de un proyecto. Además, influye a la hora que las empresas multinacionales deciden invertir en nuevo capital productivo.

Con el fin de estimular el crecimiento económico, hace falta que Estados Unidos haga su impuesto de sociedades más competitivo. En la actualidad, Estados Unidos va a la par con Japón en tener los niveles más altos y los ha mantenido de manera significativa y consistente más altos que el promedio de las naciones industrializadas.

Este gráfico que ilustra ese problema es parte del Libro de Tablas Presupuestarias 2011: El Presupuesto Federal en Gráficos de la Fundación Heritage que incluye gráficos de los gastos federales, ingresos, deuda y déficit y programas de derechos a beneficios.

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