martes, agosto 02, 2011

La crisis y el dólar

La crisis y el dólar

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por Manuel Hinds

Manuel Hinds es ex Ministro de Finanzas de El Salvador y co-autor de Money, Markets and Sovereignty (Yale University Press, 2009).

Mucha gente se pregunta qué consecuencias puede tener el hecho de estar dolarizados si EE.UU. entra en una crisis.

Anteriormente escribí que en realidad el problema de fondo de EE.UU. proviene no de que se suba o no dicho límite antes del 2 de agosto sino de que haya necesidad de hacerlo cuando la deuda del país ya es demasiado alta. En estas circunstancias, la deuda de EE.UU. va a tender a ser percibida como más riesgosa.

Si no se subía el límite de endeudamiento el riesgo de la deuda iba a subir porque el gobierno ha estado tomando dinero prestado para pagar las deudas que se han ido venciendo, en una espiral ascendente. Si se le pone un límite a esta espiral, el gobierno de EE.UU. no podrá pagar sus deudas y a la vez pagar todos sus otros gastos. Esto aumentaría el riesgo de que el gobierno se atrase en sus pagos. Al subir ese riesgo, la tasa de interés tenderían a subir también, con lo que el crédito y los precios de las acciones caerían, debilitando la actividad económica en general. Como consecuencia, EE.UU. importaría menos, China exportaría menos y compraría menos productos primarios a Latinoamérica y a otros países, los precios de estos productos caerían, y el ritmo económico mundial disminuiría.

Pero el riesgo de la deuda del gobierno de EE.UU. va a subir a pesar del arreglo logrado, en este caso no porque se ha cortado la espiral sino porque se ha permitido que siga adelante, elevando la deuda por encima de niveles peligrosos. La tasa de interés también subirá porque tendrá que compensar por los aumentos que está teniendo la tasa de inflación. Al subir la tasa de interés pasarían todas las cosas detalladas en el párrafo anterior. Pase una cosa u otra, el gobierno de EE.UU. tendrá que ajustarse a gastar lo que puede costear y el proceso será doloroso no sólo para ese país sino también para el resto del mundo porque eso reducirá la demanda global. Los países que venden a EE.UU., y los que venden a países que venden a EE.UU., y los que venden a estos otros países, experimentarán disminuciones en sus ventas.

Hay otro mecanismo por el cual dicho ajuste afectará negativamente a otros países. Con las tasas de interés subiendo en EE.UU., grandes volúmenes de capital que han salido de ese país para comprar acciones y bonos en otros países (por ejemplo, en Brasil) tenderán a regresar a EE.UU. para disfrutar de las tasas más altas de interés. Esto haría que las tasas de interés en esos países subieran para contrarrestar las fugas de capital. Esta fuga de capitales y las tasas altas de interés necesarias para reducirla también reducirían la inversión y la producción en esos otros países.

Hay gente que cree que los efectos de este proceso se concentrarían en los países dolarizados. Pero todos estos efectos se darían independientemente de la moneda que tenga cada país. Si EE.UU. compra menos a China y China compra menos productos primarios en Latinoamérica, los precios de éstos productos caerán y las exportaciones de estos países disminuirán, estén o no dolarizados.

Pero la contracción de la demanda en EE.UU. tendría unos efectos que sí están relacionados con la moneda que usan los países. Estos efectos dan la ventaja a los países dolarizados. La diferencia entre los países dolarizados y los no dolarizados es que en los últimos los políticos pueden poner a funcionar la maquinita para crear dinero. Si los políticos hacen esto, la moneda tiende a devaluarse con respecto al dólar y esto causa fugas de capital adicionales, a aumentos mayores en las tasas de interés en esos países y a menor inversión y producción. Como los países dolarizados no tienen ese riesgo, este peligro sería menor en los países dolarizados, que tenderían a recuperarse más rápido.

Es importante notar que los efectos de una falta de acuerdo sobre el aumento de los límites al endeudamiento no hubieran sido necesariamente dramáticos en el corto plazo. Puede que inmediatamente no haya pasado mayor cosa. Pero, dado que se llegó a un acuerdo, EE.UU. tendrá que ajustar sus gastos a sus ingresos, y eso va a reducir el exceso de sus importaciones sobre sus exportaciones, y eso afectará la demanda mundial. Y eso no tiene nada que ver con la dolarización —excepto que los países dolarizados están más blindados contra las fugas de capital que el aumento de las tasas de interés en EE.UU. causarían en el resto del mundo.

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