La sorpresa de la Fed
por Gerald P. O'Driscoll
Gerald P. O'Driscoll es ex-vicepresidente del Banco de la Reserva Federal en Dallas y académico asociado del Cato Institute.
Muchos esperaban que la reunión del 9 de agosto del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) —el brazo de la Fed que determina la política monetaria— fuese, en gran medida, libre de incidentes. Pero fue todo lo contrario.
De hecho, la Fed emitió un comunicado de prensa luego de la reunión que agarró fuera de guardia incluso a sus más cercanos observadores y que es un indicador del caos en la economía estadounidense y los mercados financieros.
La Fed dejó la tasa de interés de los “fondos federales” fijada entre 0 y 0,25%. Eso por sí solo no es algo sorprendente. La Fed sorprendió a los mercados, sin embrago, al especificar por cuánto tiempo mantendría la tasa a ese nivel bajo: hasta mediados de 2013. No tiene precedente que la Fed especifique de manera tan precisa por cuánto tiempo mantendrá una determinada política.
La reunión del comité debió haber sido bulliciosa y emocionante porque 3 de los 10 miembros con voto no estuvieron de acuerdo. Durante los últimos años, los votos disidentes han sido poco frecuentes y usualmente solo ha habido un voto disidente (el presidente saliente de la Fed de Kansas City, Thomas Hoenig, votó en contra en cada reunión durante un año). Los disidentes fueron los gobernadores de los bancos de la Reserva Federal de Dallas, Minneapolis y Philadelphia. Goldman Sachs reportó que la última vez que hubo tres votos en contra fue en 1992.
¿Qué significa esto?
Prometer no elevar las tasas de interés hasta mediados de 2013 significa que la Fed no necesitará realizar un cambio de política durante un año de elecciones. Esto podría ser interpretado como un intento de ser apolíticos; esto es, no ser un asunto de debate en la campaña. De igual manera, podría ser interpretado como una clara movida política para contribuir a la reelección del presidente Obama. En años pasados, la Fed ha tenido cierta independencia de la política y hubiese estado protegida de sospechas de inclinaciones partidistas. Pero el actual titular de la Fed, Ben Bernanke, la ha politizado y provocado sospechas acerca de sus motivos.
Prometer mantener las tasas de interés bajas por dos años ata las manos del FOMC. Muchas cosas pueden pasar en dos años y el comité puede que se arrepienta de su decisión.
La decisión del FOMC también indica que la Fed se ha dado por vencida en cuanto a la recuperación. Sus proyecciones económicas han mostrado ser consistentemente demasiado optimistas. La Fed ha explicado la debilidad en el crecimiento económico durante la primera mitad de 2011 señalando factores especiales como interrupciones en la producción industrial causadas por los sucesos en Japón. La Fed proyectó un crecimiento más sólido durante la segunda mitad del año conforme estos factores transitorios salían del escenario. Ahora está efectivamente admitiendo que algo estructural está mal con la economía. Se dio cuenta tarde de eso, como muchos analistas de mercados y ahora los mercados financieros lo han estado mostrando.
Dada su perspectiva más pesimista del futuro económico, uno se podría preguntar: ¿por qué el FOMC no adoptó una política más agresiva? ¿Por qué no anunciar una nueva ronda de compras de activos financieros como lo había hecho ya en dos ocasiones anteriores? ¿Por qué no un QE3 (una tercera ronda de flexibilidad cuantitativa)? Aunque no espero una admisión de este calibre, sospecho que incluso Bernanke se ha dado cuenta que los anteriores estímulos monetarios han fracasado. Como de he hecho ha sucedido. Adicionalmente, si hubieron tres votos disidentes para una flexibilidad tímida, él quizás hubiese perdido la votación sobre una política todavía más agresiva.
¿Qué hay de los mercados financieros? A corto plazo, las obligaciones de la Tesorería son el único refugio financiero seguro (el oro es un producto primario de refugio seguro). La bolsa de valores ha estado tratando de seguir andando a punta de combustible monetario y fiscal. El espacio para incrementar el gasto federal ha sido limitado. Ahora la probabilidad de otro estímulo monetario se ha disminuido. Los mercados van a comerciar en torno a lo fundamental en la economía. Eso no está en una posición sólida y he ahí la volatilidad presenciada durante la semana pasada.
Hay dos perdedores evidentes con la decisión de la Fed: el dólar y los ahorradores. La promesa de mantener las tasas de interés bajas durante dos años más asegura una continua debilidad del dólar en relación a otras monedas sólidas en el extranjero y en relación al oro. Vi el valor del franco suizo y el oro aumentar conforme la hora del anuncio se acercaba.
Los ahorradores pierden debido a los retornos bajos. Si la Fed estuviese tratando de destrozar la clase media, difícilmente pudiera haber elegido una mejor política que aquella de continuar con tasas de interés bajas.
Krugman y la antieconomía
por Juan Ramón Rallo
Juan Ramón Rallo Julián es Director del Observatorio de Coyuntura Económica del Instituto Juan de Mariana (España).
Dejó escrito Lionel Robbins que la Economía es la ciencia que estudia la distribución de medios escasos hacia fines competitivos. Dado que nuestras necesidades superan los recursos de que disponemos para satisfacerlos, se vuelve imprescindible economizar esos recursos; a saber, dedicarlos siempre a aquellos objetivos que resulten prioritarios.
El keynesianismo supuso un radical giro copernicano hacia la Antieconomía: al contrario que los clásicos, el problema fundamental no era ser muy cuidadoso en el uso que les dábamos a unos recursos siempre escasos para evitar despilfarrarlos, sino lograr, como fuere, la plena ocupación de esos recursos. La Economía dejó de ser una ciencia que estudiaba cómo los medios derivaban su valor de usarse para la consecución de los fines más valiosos (usos productivos) para convertirse en una pseudociencia que otorgaba valor en sí mismo a la utilización de los recursos con independencia de sus objetivos (usos improductivos).
El enésimo chascarrillo keynesiano, protagonizado cómo no por Paul Krugman, podrá sorprender a aquellos que todavía pensaban que eso del keynesianismo era algo serio, pero desde luego no asombrará a quienes conocemos las entrañas del monstruo. Ni corto ni perezoso, el de Princeton afirmó en una entrevista en la CNN que lo que necesita la economía estadounidense para salir de la depresión es un incremento masivo del gasto, como el que nos proporcionó el rearme militar de la II Guerra Mundial o como el que podría proporcionarnos otro rearme militar estimulado por los temores a una invasión alienígena. Sólo eso: en apenas 18 meses, según Krugman, todas nuestras dificultades estarían solventadas.
No es la primera vez que Krugman alaba la guerra como un importante catalizador de la actividad económica. Aunque a muchos izquierdistas les agrade atribuir buena parte de la crisis actual a todo el gasto y endeudamiento públicos en el que tuvo que incurrir Bush a cuenta de la guerra de Irak (y en este caso… ¡tendrían razón!), el Nobel ya les explicó en 2008 que esa narrativa no es coherente con el resto de su credo: “El hecho es que, en general, las guerras son expansivas para la economía, al menos en el corto plazo. Recordad, la II Guerra Mundial puso fin a la Gran Depresión. Los 10.000 millones de dólares que cada vez gastamos en Irak van dirigidos, sobre todo, a adquirir bienes y servicios producidos en EE.UU., lo que significa que la guerra ha sustentado la demanda”.
Los liberales clásicos siempre tuvieron bien claro que lo que hace florecer una sociedad no es la guerra, sino el comercio. La guerra tiende a ser mutuamente destructiva, a destruir la división internacional del trabajo, a acabar con las vidas de miles de seres humanos, a dilapidar el capital y a instaurar un control económico sobre el país derrotado que durante un período más o menos prolongado suele asemejarse mucho a la planificación central del socialismo.
Aun así, sería absurdo negar que en ocasiones las guerras son necesarias e incluso económicamente convenientes, pero no porque generen riqueza, sino porque minimizan su destrucción. Es el caso de las guerras defensivas: si un invasor está decidido a arrasar una comunidad, esclavizar a su población y a pasar a cuchillo a los más débiles, sería absurdo recibirlos con los brazos abiertos esperando convencerles de que comerciando y abrazando a Adam Smith todos seremos felices y comeremos perdices. Pero insisto: en todo caso, la guerra no sería un bien, sino un mal menor.
Para Krugman y Keynes, la guerra sí es, en cambio, económicamente un bien, mas no porque les encanten las matanzas o porque piensen que el botín de guerra será suficiente para sufragar sus gastos, sino porque la guerra constituye uno de los pocos casos en los que el Gobierno está aparentemente legitimado para tomar un control absoluto de la economía y, por tanto, para darles algún tipo de empleo a todos los factores productivos. No importa que esos empleos nada tengan que ver con la satisfacción de las necesidades de los distintos individuos, pues lo único importante es que todos estén ocupados en algo, aunque no se dediquen a producir nada de valor. El ejemplo histórico no es sólo la II Guerra Mundial, sino también la Alemania nacional-socialista; ya lo dijo John Kenneth Galbraith en La era de la incertidumbre: “Hitler fue el auténtico precursor de las ideas keynesianas”.
El pésimo razonamiento de Krugman a cuenta de las bondades de una invasión extraterrestre culmina especialmente al final: según el Nobel, si después de readaptar toda la economía a la guerra intergaláctica descubriéramos que todo había sido un fraude a lo Orson Wells, que nunca había existido riesgo de invasión alguna, todos nos enriqueceríamos notablemente, pues habríamos disfrutado de todo el gasto militar asociado a las guerras sin ninguna de sus funestas consecuencias.
En otras palabras, una vez descubrimos que todas las inversiones que hemos efectuado para defendernos de los extraterrestres no tienen ninguna utilidad y que han supuesto una dilapidación de capital que haría parecer la burbuja inmobiliaria como una granito menor, entonces resultará que todos somos más ricos. El razonamiento es brillante: riqueza es pobreza, economizar es despilfarrar, acertar es equivocarse, lo esencial es lo inútil. Orwell redivivo. La Antieconomía.
Mexico: El campo… ruta hacia la servidumbre –
Si hay alguna actividad a nivel mundial que desafíe las más elementales leyes de la lógica, la razón y el sentido común, sin duda es la agricultura. Desde el inicio de la revolución industrial provocando una voraz demanda de mano de obra que reclutaba del campo, los gobiernos del mundo identificaron la agricultura como el problema a resolver iniciando sus proyectos de apoyos y rescates que han sufrido tal metamorfosis, que hace lucir al pupilo del Dr. Frankestain como un apuesto galán apuntalado en Hollywood. Sin embargo y como siempre, en México esa telaraña mundial se ha desarrollado con especial empeño y ahora que los mexicanos se apuntan para ganar algunos Oscares, y el de la demencia agropecuaria debe ser nuestro sin discusión.
La humanidad ha vivido tres etapas de desarrollo y estamos iniciando la cuarta. La primera fue la llamada de recolección y caza; la segunda dio inicio con el descubrimiento de la agricultura cuando el ser humano pudo domesticar algunos animales y cultivar la tierra; la tercera fue la revolución industrial nacida en los países que descubrieron el liberalismo retando la economía basada en la agricultura y el feudalismo. Finalmente, el mundo ha iniciado la revolución de la informática, del conocimiento, del capital intelectual. Con ella está también naciendo lo que se la ha llamado el Estado Virtual; el país moderno del siglo XXI al cual ya no le interesa controlar territorios lo cual ha sido la causa de la mayoría de los conflictos bélicos a través de la historia.
En un editorial del Wall Street Journal de 1984, aparece una cita de un funcionario de la Secretaria de Agricultura de México: “Si ellos quieren tierras, tienen que acudir a nosotros. Si ya las tienen que acudir a nosotros por semilla; si tienen semilla tienen que acudir a nosotros por el agua. Si tienen agua tienen que acudir a nosotros por fertilizantes, crédito, y finalmente deben acudir a nosotros para vender sus cosechas. El partido nunca perderá el control del campo.” Esta afirmación retrata de forma cruel la situación de la agricultura mexicana. En la segunda década del siglo XXI aun con ese tipo de actitudes, los mercados están arropando al mundo. Ya no hay fronteras ni ejércitos que los puedan detener y de forma a veces que podría parecer cruel, a través de lo que Schumpeter bautizó como su creativa destrucción, están derrumbando esas bases arenosas sobre las cuales se construyeron economías como la que dibuja al campo mexicano.
Yo siempre he sido un gran creyente de la gran aportación que puede hacer la historia para definir, identificar y, sobre todo, evitar la repetición de eventos que nos han afectado de forma negativa. En estos momentos en nuestro país se vive lo que se ha llamado la “Crisis del Campo;” sin embargo, ello no es un evento reciente, no es tampoco un evento que haya sido provocado, como muchos lo quieren identificar, por el tratado de libre comercio con EU y Canadá. La Crisis del Campo es una grave enfermedad que ha sufrido México durante muchas décadas no solo ignorada por nuestros gobiernos, sino inclusive promovida precisamente para lograr lo que afirmaba ese funcionario citado en 1984; mantener un control absoluto del campesino mexicano.
Ilustrémonos con algunos datos estadísticos. Desde el inicio del TLC los EU han desgravado casi el 70% de los productos agropecuarios provenientes de México y Canadá casi el 90%, mientras que México solo ha liberado el 35% de los productos americanos y el 40% de los canadienses. Pero profundicemos aun mas en la “grave crisis” que como plaga anuncian nuestros demagogos provocará esta etapa siguiente de apertura del mercado mexicano.
México exporta $2,700 millones de dólares de hortalizas y $600 millones de frutas, a cambio solo importa $ 976 millones de cereales y $965 millones de oleaginosas, lo cual le produce un superávit en su balanza comercial agropecuaria. En estos datos no incluimos la ganadería la cual siempre ha producido saldos a favor.
Aun cuando pienso que los subsidios es la peor medicina para una economía enferma, hablemos ahora de ellos. Los EU subsidian al campo con el 0.18% de su PIB mientras que México dedica casi el 3% del suyo. El PIB agropecuario de EU es de 470,000 millones de dólares cuando el de México es de 36,000 millones. Si dividimos los subsidios agropecuarios de EU entre el valor de su producción, nos arroja el que la cifra es de 5.6 centavos de dólar de producción, mientras que en México la cifra se nos dispara a 9.8 centavos por cada dólar de producción. Si llevamos a cabo este análisis por hectárea, resulta también mucho más alto el subsidio mexicano. Es aquí donde salta el problema de base y se llama productividad y rezago en inversiones. El porcentaje que la agricultura aporta al PIB del país es del 5% cuando se destina casi el 3% para apoyarlo; es decir, casi el 50% del valor de la producción.
Durante los últimos años el Estado mexicano ha incrementado los recursos al campo de forma agresiva y a un ritmo superior al crecimiento de la economía—y seguimos graves. Durante el último año de la administración de Zedillo el presupuesto de la SAGARPA fue de 25,000 millones de pesos, sin embargo el presupuesto se disparó a 62,000 millones, en términos reales un incremento del 66% y descontada la inflación, el incremento se sitúa en un 40%. Para apreciar la magnitud de este apoyo, hay que considerar el que, el presupuesto federal de este año es ligeramente superior al del año 2006. Si hacemos una suma de todos los recursos dedicados al campo, este año se destinarán cantidades superiores en un 50% que los dineros destinados el último año de la administración anterior—y seguimos graves.
El campo en México sufre pero no por la voracidad del TLC, sufre a causa de políticas erróneas a través de las cuales se privilegió el control político a base del corporativismo y la corrupción, sacrificando a nuestros campesinos. El tratado de libre comercio estableció plazos que le permitieran a México prepararse para competir y sobre todo; “aprovechar la oportunidad,” pero hemos desperdiciado ese tiempo y ahora se pretende culpar a la actual administración de las omisiones del pasado.
Es intrigante el que la preocupación de demagogos y redentores emerja cada mes de Enero por algo que se negoció hace casi 20 años y las protestas públicas sean de quienes realmente resultan menos afectados. Una vez más el campo se convierte en eso; un campo de batalla en el cual se baten oportunistas, demagogos y ese zoológico producido por los largos años revolucionarios, todos buscando beneficios políticos pero a costa del campesino y más grave, a costa del sufrido consumidor quien ese es el que verdaderamente no aguanta más.
Argentina: Jujuy, sin poder ni autoridad – por Malú Kikuchi
Dice Giovanni Sartori en su “Teoría de la democracia” que: “En tanto el poder ordena y está respaldado de ser necesario por la imposición, la autoridad apela y deja de ser tal si se impone.” O sea que el poder puede recurrir al temor, a la sanción física, a la manipulación y puede ser violento llegado el caso. Pero la autoridad la ejerce aquel que está al servicio de la legalidad, por lo tanto, merece respeto. Hoy, en Jujuy, no existen ni el poder, ni la autoridad.
Jujuy está en problemas. Problemas que no deberían ser tales en una nación a la que le sobran kilómetros cuadrados de tierras fiscales. Pero en Jujuy, como en tantas otras provincias, hay demasiada personas sin techo.
¿Qué ha hecho el gobierno nacional, provincial y municipal al respecto? Poco y nada, pero envuelto en promesas incumplidas una y otra vez. Estamos en año electoral y siempre, ante situaciones de este tipo, alguna corriente política, algún candidato dejado de lado, alguien con intereses espurios o genuinos, aprovecha la ocasión para movilizar gente.
Demasiados jujeños y no pocos bolivianos (que habitan Jujuy), no tienen ni tierra, ni techo. Por alguna desconocida razón, el gobierno nacional prefiere darle fondos para construir viviendas a fundaciones privadas como la de Madres de plata de Mayo (mamá Hebe) ola TupacAmaru, que no son empresas constructoras.
Hace ya 2 años, la familia Blaquier donó 80has, 20 en Libertador Gral. San Martín y 60 en Calilegua, confiando en un plan de urbanización del gobierno provincial. Las pocas viviendas que se empezaron, no se terminaron y la mayoría, no existe. Desde la provincia de Buenos Aires, la Corriente Clasista y Combativa (CCC), viajó a Jujuy, dicen que con armas.
La CCC instó a los necesitados y a los vivos de siempre, a ocupar terrenos del ingenio Ledesma de los Blaquier. ¿Responden a una interna de la extrema izquierda frente al gobierno K? No se sabe.La Tupac Amaru de Milagros Sala recibe cuantiosos fondos, mientras que los ex aliados piqueteros K, del conurbano bonaerense, han caído en desgracia.
El intendente de Libertador, Alé, el gobernador de Jujuy, Barrionuevo (Walter, FPV, no confundir) y el juez Jorge Samman, ordenaron el desalojo. Fue violento. Cuatro muertos, 3 okupas y un policía. ¿Los muertos, como los equipos de fútbol, clasifican en la A y en la B? Dos muertos en Avellaneda, Kosteki y Santillán (2002), obligaron a Duhalde a renunciar. Un muerto, Mariano Ferreyra, envió al jefe de la Unión Ferroviaria, José Pedraza, a la cárcel. ¿Cuatro muertos jujeños no cuentan? ¿Y el artículo 16 de la CN que dice que todos los ciudadanos son iguales ante la ley? ¿No lo leyeron? Cristina muda, no sabe, no contesta.
Las tomas de tierras se multiplicaron. Hay 16 asentamientos. Se cortaron rutas. El gobierno nacional no ve, no escucha, no se entera, está en campaña y las tomas son muy malas para la campaña. El gobierno de Jujuy tiene una idea genial: expropiar tierras. Es decir, premiar aquello que se debe castigar.
La gente necesita viviendas, el gobierno debe crear las condiciones de trabajo para que puedan acceder a ellas a través de créditos blandos. Pero expropiar, para que no expropien por su cuenta, es demencial. Tampoco conocen otro artículo de la CN, el 17, que sostiene que la propiedad privada es inviolable.
Como a pesar de estas tropelías legales, hasta las mujeres de los policías, que también necesitan techo, han ocupado las casas sin terminar, y no sabiendo qué hacer, sin autoridad moral, ni poder real, le piden ayuda… ¿al gobierno nacional, a gendarmería, a la justicia? No, se la piden a Milagros Sala, la dueña de la Tupac Amaru y por lo visto, la dueña de la paz en Jujuy.
Eduardo Fellner FPV, 2 veces gobernador de Jujuy, presidente de la cámara de diputados de la nación, candidato a gobernador en octubre, declara que “Jujuy es un caos” y habla de: “intereses políticos”. Corren rumores que sostienen que lo de Fellner se debe a que en las tomas, hay tierras que le pertenecen. Son rumores. Desde el gobierno nacional lo obligaron a desdecirse y aseguró que nunca había dicho, lo que sí dijo. De todos modos, Jujuy es un caos.
Resumiendo. Jujuy está sumido en un estado caótico. Las tomas se extienden hasta Tucumán. Milagros Sala tiene la paz de Jujuy en sus manos. ¿Pero quién es Milagros Sala? De las armas cortas y largas llevadas desde el gran Bs. As por la CCC, no se habla. Los 4 muertos son recordados sólo por sus familias. Las tomas ilegales se premian con expropiaciones de apuro. La pobreza extrema y su uso político se desbordan en el NOA.
Mientras, en otro mundo paralelo (y para lelos), la campaña presidencial del gobierno desde las pantallas de los “LCD para todos”, nos atosiga con el cuento del país de las maravillas. ¡Cuidado con la reina de corazones! ¡Pobre Jujuy! ¡Pobre Argentina!
Lewis Carroll, “Alicia en el país de las maravillas” 1865, Inglaterra. Aula de literatura Vicens Vives, Barcelona, descripción del personaje: “La reina de corazones siempre está enfadada […] La reina no sabe juzgar, ni pensar lo que la gente hace, simplemente si alguien le molesta, dice que le corten la cabeza”. Todo parecido con la realidad es pura coincidencia.
Para aliviar la tensión, un poco de historia. Luego de la derrota de Huaqui (20/6/1811), Belgrano se refugia en San Salvador de Jujuy. El ejército español con 3.000 hombres al mando de Pío Tristán, se acerca a la ciudad. El 23/8/1812, Belgrano organiza la retirada y proclama: “Desde que puse el pie en vuestro suelo para hacerme cargo de vuestra defensa, os he hablado con verdad. Llegó la época en que manifestéis vuestro heroísmo y de que vengáis a reuniros con el ejército a mi mando, si como aseguráis, queréis ser libres….”
Jujuy quería ser libre, y respondió. Los españoles encontraron cosechas incendiadas, casas vacías y objetos que no pudieron ser llevados, ardiendo en las calles. Sólo desierto y desolación. Esa patriada fenomenal quedó en la historia como “el éxodo jujeño”.
De entonces a ahora, ¿qué cambió? Sin referencias a cambios tecnológicos, socialmente, ¿qué cambió? ¿La necesitada gente jujeña o sus dirigentes? Para no minimizar la enorme figura de Belgrano, al que le sobraba autoridad moral, no vamos a preguntar por Walter Barrionuevo o Jorge Alé, o Eduardo Fellner, que hoy en Jujuy, detentan un poder ficticio, mientras Milagros Sala tiene el poder real. Todos sin autoridad de ningún tipo.
El 14 se votan internas que no son tales, pero son obligatorias. De los argentinos depende optar de una buena vez por la autoridad, dejando de lado el poder, del que este gobierno ya ha abusado demasiado y por demasiado tiempo.
Bolivia: La Evonomics y la “crisis del capitalismo” – EJU.TV
¿La administración de Evo Morales realmente está tomando las medidas necesarias para reducir eventuales efectos negativos de la crisis internacional sobre la economía boliviana? ¿O el Ministerio de Hacienda, encabezado por Luis Arce Catacora, está durmiendo la siesta mientras se acerca el tsunami?
Aunque se han anunciado ciertas medidas preventivas, lo cierto es que éstas más parecen ser sólo algunos puntos improvisados para mitigar las críticas desatadas por el citado ministro, cuando días atrás afirmó que no hay nada que temer porque la economía de Bolivia “está blindada”.
Tras los cuestionamientos, tanto el presidente Morales como el vice García Linera salieron a la palestra para decir lo contrario, en sentido de que lo que han llamado equivocadamente la “crisis del capitalismo” podría tener consecuencias para el país.
Equivocadamente, decimos, porque aunque el primer mandatario querría que esta fuese una enfermedad terminal de la economía de mercado, en realidad estamos ante la crisis del llamado “déficit spending”, una de las claves del moribundo Estado Benefactor, basado en buena medida en el crecimiento del gasto público más allá de las posibilidades fiscales reales.
Entre las medidas anunciadas las hay simplemente líricas (“dar un salto productivo hacia la industrialización”, “apoyar la producción de manufacturas y alimentos”), contraproducentes (“mantener el gasto público”, cuando sería preferible una disminución de la burocracia para viabilizar reducciones de impuestos) y otras razonables pero insuficientes (“sintonizar la apreciación del boliviano con los movimientos de las monedas de nuestros vecinos”, “cambiar una fracción de nuestras reservas de dólares a oro”).
¿Podrá sustraerse el gobierno de su agenda político-ideológica para dedicarse a la urgente gestión económica?
Persecuciones en tiempo electoral
Síntoma de que ya entramos de lleno en la fase electoral es la proliferación de medidas persecutorias desde el gobierno hacia distintos sectores disidentes, algo que ya habíamos visto en anteriores procesos, como los comicios presidenciales del 2009.
En este caso, la inclusión de dirigentes cívicos cruceños en la investigación del “caso Rozsa II” obedecería a la intención de presionar al Comité pro Santa Cruz para que no promueva el voto nulo en octubre.
De la misma forma, la reciente andanada contra parlamentarios críticos, varios de ellos firmantes de una solicitada contra la inoperancia de la ministra Suxo en casos de corrupción del actual gobierno, parece ir en el mismo sentido…
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