¿Ya ha terminado la comedia?: La trágica suerte de las finanzas de EE.UU.
Por Claudio Loser
Mientras escribo esta columna, escucho como música de fondo la hermosa ópera Pagliacci (inclinación personal pero en desuso generalizado). Esta ópera comienza casi como comedia y termina como tragedia cuando el personaje central, un payaso, apuñala su joven esposa. La actual situación de las finanzas de los Estados Unidos parece haberse desarrollado en paralelo con esta historia.
En las últimas semanas hemos podido observar el comportamiento vergonzoso de la clase política de los EEUU, luchando denodadamente por tener el centro de atención del público del país. Por cierto que esta lucha se realizó sin tener en cuenta que el espectáculo era trasmitido en directo al resto del mundo, y en simultáneo con el espectáculo del “Ocaso de los Dioses (de Europa)”).
Antes que nada, algunos números. La deuda pública total de los Estados Unidos (incluyendo entidades subnacionales) es el equivalente de 99% del PBI del país en términos brutos. Si se tiene solo en cuenta la deuda en manos del público y entidades del exterior, el valor es de 70%, de acuerdo a cifras publicadas por el FMI. Este valor es alto, pero inferior al de 9 países avanzados para los que se tiene información, incluyendo Grecia (152%), Japón (128%), Italia (101%), Francia (78%) y el Reino Unido (75%), aunque superior al de Alemania (55%), España (53%), Canadá (35%) y Corea (28%), entre otros. Entre los 95 países con datos de deuda en manos del público tiene la posición 12 de 95, y en deuda bruta (concepto menos útil) tiene la posición 18 de 168. Estos no son números buenos pero no son catastróficos.
La reducción en la calificación por Standard and Poors de AAA a AA+ no fue realmente causada por estos números. Reflejó el impacto de una lucha callejera y poco seria entre una Casa Blanca, razonable pero no decisiva, en contra de los extremos de la izquierda demócrata (más o menos controlados) y una derecha a mi juicio dogmatica y precariamente educada en temas de finanzas (Tea Party Republicano). La inusitada lucha entre las partes, con la victoria del Tea Party, bajo la amenaza de cesación de pagos llevó a un compromiso precario y que los mercados correctamente interpretan que mantiene la incertidumbre para el futuro.
El déficit fiscal de EEUU debe corregirse urgentemente, y tiene que realizarse tanto en términos de ingresos (eliminación de privilegios y aumentos de algunas tasas impositivas), y egresos (incluyendo seguridad social y cobertura de salud, por lo menos el quintil mas alto de ingresos). Pero esto no ha sido tratado en forma clara y la victima de este crimen es el pueblo de los Estados Unidos y de las economías más asociadas con ese país, es decir desde China, a Europa, y hasta América Latina.
El público de este espectáculo- los participantes de los mercados, preparados a prestarle a EEUU y a invertir, se han asustado y en estos últimos días han tratado de escapar de la escena en forma masiva y posiblemente irracional, por miedo a una nueva recesión. No se puede saber con certeza que va a suceder ahora, pero ciertamente que el miedo no es totalmente infundado, agravado por la falta de acción en Europa, y por un Japón paralizado políticamente. Lamentablemente, y contrariamente al fin de la opera Pagliacci, la comedia no ha terminado. Esto parece ser solo el comienzo de un arduo proceso de curación o, en su defecto, de caída a la locura.
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