sábado, agosto 20, 2011

Pablo y el amor a los tiranos

Daniel Morcate

Pablo Milanés, probablemente con la conciencia remordida por décadas de complicidad con la tiranía de los Castro, quiere cantar en Miami, primer territorio libre de Cuba. Y así debe ser, aunque su actuación se complemente con protestas civilizadas. Milanés quiere cantarnos porque anhela que las víctimas del castrismo lo amemos como lo han amado nuestros verdugos y todos esos latinoamericanos y españoles que durante más de medio siglo han sido solidarios con nuestros verdugos. El problema estriba en que la grandeza artística, como la grandeza intelectual, sólo pueden ser objetos de amor auténtico cuando se colocan al servicio de causas justas y nobles. Podemos disfrutar y aplaudir a un artista moralmente inconsecuente o corrupto, pero no lo podemos amar. Milanés ha sido querible a medias, cuando ha denunciado en magníficas canciones injusticias que se cometieron fuera de su país, que es el mío. Pero apenas en años recientes, cuando el castrismo al que siempre cantó tenía un sinnúmero de crímenes inocultables a cuestas, Milanés ha empezado a reflejar, pálidamente, la terrible realidad de Cuba.

En una estupenda entrevista con Sarah Moreno publicada en este periódico el domingo, Milanés habló sobre la dictadura que todos padecemos –él también, aunque en menor grado, como se desprende de sus declaraciones– con una franqueza que ciertamente nunca antes había demostrado en público. Es algo digno de reconocimiento. Pero lo sería mucho más si hablara con el mismo candor cuando se presenta en otras plazas extranjeras donde no se conoce la realidad de Cuba tan bien como la conocemos en Miami. Dos latinoamericanos que han seguido su carrera, comprado sus discos y asistido a sus conciertos me dicen que habían creído que la versión de que el cantante pasó una temporada en un campo de concentración castrista era otro ejemplo de exilium tremens. Ahora, luego de su confesión, se preguntan, al igual que nos hemos preguntado siempre los cubanos demócratas, cómo una víctima puede llegar a congraciarse tanto con sus verdugos, como ha hecho Milanés.

La respuesta nos remitiría a un intrincado análisis sicológico e histórico. Milanés pertenece a esa legión de artistas y escritores que durante el siglo pasado abrazaron las espantosas tiranías fascistas, nazi y comunistas. “ Reckless minds” les llama el sociólogo norteamericano Mark Lilla. Mentes temerarias. Tal era su retorcimiento sicológico que promovían esas tiranías como verdaderos paraísos mientras pintaban a las democracias occidentales como enemigas de la libertad y del individuo. Y lo hacían a pesar de que los hechos nunca estuvieron en duda. Eran palpables para cualquiera que tuviera el más mínimo sentido de la proporción moral. Millones de crímenes después, mujeres y hombres como Milanés han experimentado diversos grados de desconcierto moral, serias dudas sobre lo que fueron y avalaron, una auténtica sacudida existencial. Su actuación en Miami debería verse como parte de un intento sutil de reconciliarse con su propia humanidad. Celebro que lo intente.

La afección moral que han padecido figuras como Milanés se llama filotiranía, algo que Chesterton denunció como el menos viril de los vicios. Lo identificó primero el viejo Platón, cuando fracasó tres veces en el empeño de convertir en hombre justo al tirano Dionisio de Siracusa. Al igual que Stalin, Hitler, Mao y Castro, Dionisio se creía un dictador sabelotodo. Platón trató de bajarlo de esa nube y revelarle la verdad, es decir, que era un patán abusador, ignorante e impresentable. Pero como no lo logró espantó la mula de Siracusa. Luego explicó que, de haberse quedado riéndole las gracias, se habría convertido en un filotirano y de haberlo combatido se habría expuesto a la muerte. Millones de cubanos han sido asesinados, encarcelados o desterrados por el castrismo sin conocer la fama y el éxito de Milanés. Pero, a diferencia de él, se han llevado o se llevarán a la tumba el honor esencial de no haber amado ni ensalzado jamás a un horrible tirano.

Las protestas ordenadas contra la presentación de Milanés en Miami pueden contribuir a elucidar el complejo fenómeno que el cantante representa. Pero si se prohibiese se atentaría contra la libertad de expresión, principio básico de nuestra democracia. Y lo que es peor, se nos privaría de una oportunidad excepcional de superar la repulsa moral que personajes como él nos inspiran para plantearnos una cuestión mucho más importante: cómo aprender de ejemplos tan patéticos como el suyo para defendernos de los tiranos que perduran, no solo en Cuba y otros países, sino también en nuestro interior. En el caso de los cubanos, como advirtiera memorablemente el escritor René Ariza en Conducta Impropia, es nada más y nada menos que el Castro que muchos todavía llevan por dentro.

¿Qué pasa en Colombia?

   El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ofrece una conferencia de prensa en la Casa de Nariño, el palacio presidencial en Bogotá, el 10 de agosto.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ofrece una conferencia de prensa en la Casa de Nariño, el palacio presidencial en Bogotá, el 10 de agosto.
EITAN ABRAMOVICH / AFP/Getty Images

El 7 de agosto se cumplió un año de la ascensión a la presidencia de Colombia de Juan Manuel Santos.

Hay algo claro para los observadores, llegó al poder impulsado por las simpatías que sentía el pueblo colombiano por Álvaro Uribe, el cual, aunque con reticencia entre bastidores, lo declaró su Delfín. Y esto nos enfrenta a dos preguntas. ¿Por qué sabiendo perfectamente que Santos era una personalidad independiente, y teniendo asesores ácidos como José Obdulio Gaviria, que le deben haber advertido que podía estar entregándole el poder a la persona equivocada, persistió en ello? Creo que por la extrema transparencia de Uribe. No había nadie con más calificación que su ministro de Defensa para sucederle porque había obtenida rotundas victorias contra las FARC, como el rescate de Ingrid Betancourt y la destrucción del campamento guerrillero de Raúl Reyes.

Segunda pregunta, más difícil de responder que la anterior: ¿por qué al día siguiente de tomar el poder Juan Manuel Santos comenzó a dictar medidas que iban inevitablemente a disgustar a Uribe? Y si eso él lo sabía, por elemental delicadeza, ¿por qué no esperó un tiempo prudencial, e inmediatamente, aparentemente tratando de marcar distancias con su antecesor, nombró en su gabinete a María Ángela Holguín, Juan Carlos Echeverri y Germán Cardona, tres rebeldes del Partido de la U?

Tanto Uribe como Santos provienen de familias emblemáticas colombianas. Solo hasta aquí las semejanzas.

Uribe nació en Medellín dentro de una familia liberal y se graduó de Derecho en la Universidad de Antioquia. Es un personaje de Macondo, eminentemente telúrico, formado en la violencia, pues su padre, Alberto Uribe, fue asesinado por las FARC en 1983 en Guacharacas, la finca familiar. Una cosa como esta nos marca y nos hace que en tiempos in extremis apliquemos nuestras propias leyes. La cereza sobre el pastel me la contó su mejor amigo de infancia Jorge Roberto Arango. Álvaro Uribe en su juventud toreaba novillos buscando el peligro y era muy obstinado. Una personalidad redonda, sin fisuras.

Santos nació en Bogotá en una familia con fuertes vínculos con el periodismo, graduado en Economía en la Universidad de Kansas y en London School of Economics y tiene un doctorado en Administración de la Universidad de Harvard. Ha ocupado los ministerios de Comercio Exterior y Hacienda, y fue jefe de la Delegación del Café en Londres. Su impronta lo catapulta a privilegiar la economía y el comercio.

En el enfrentamiento, ninguna de estas figuras cimeras de la política colombiana cruza el pantano sin enlodar sus alas.

Uribe se siente a gusto en la confrontación y el virulento debate. Crece en la polémica.Recientemente, Lula da Silva dijo que Uribe y él tenían “una buena relación pero con mucha desconfianza, no confiábamos el uno en el otro”. A través de la red Twitter, Uribe le respondió en el acto con aspereza inusitada: “Lula combatía a Chávez ausente y temblaba ante un Chávez presente”.

En cuanto a Santos, sabe perfectamente que las FARC se refugian en Venezuela y quién es Chávez, por lo que decir que el coronel venezolano es “su nuevo y mejor amigo”, al igual que sus relaciones magníficas con el iracundo Rafael Correa, revela mucha dulzura hipócrita.

En un viaje que hice algún tiempo a Colombia para conocer aquella realidad, me entrevisté con muchos de sus dirigentes. Pero quien me dio la clave para descifrar el enigma colombiano fue el apolítico y hombre de negocios Ramiro Escobar, que me dijo concisamente: “El elector colombiano siempre sabe lo que quiere, cuando quiso la paz votó por Pastrana y cuando quiso la guerra votó por Uribe”.

Asumo que si en estos instantes el 85% de Colombia apoya a Santos, es porque desea bajar los decibeles del enfrentamiento y establecer una relación comercial estable con sus países vecinos. Eso es lo que quiere el pueblo colombiano. Pero los ataques de Uribe a Santos se intensifican. Y aunque temo que tanta complacencia con el Socialismo del Siglo XXI puedan poner en peligro la Política de Seguridad Democrática, y a pesar de que admiro profundamente a Uribe porque arrinconó a la guerrilla más salvaje e inhumana de la historia de América Latina, debe aminorar su protagonismo, hacerse a un lado y dejar que Santos, equivocado o no, gobierne a Colombia, como dijo Frank Sinatra en una de sus canciones más inolvidables, “a su manera”.

En la senda de los mesías

El presidente ecuatoriano Rafael Correa ha demostrado estar en la senda de los mesías. Es uno de esos iluminados que no padece la agonía de la duda, porque posee la verdad absoluta.

Su lenguaje es el de la confrontación, del género todo o nada y por lo que dice y hace, se puede colegir que está convencido de que el fin justifica los medios.

Cuando concede una entrevista, sus sonrisas sarcásticas, su aire de superioridad y hasta la fingida condescendencia con la que trata al comunicador, permite apreciar el desprecio que siente para aquel que se atreve a preguntar y no obedientemente esperar que él decida compartir su sabiduría.

Correa personifica una nueva versión del déspota. Es un hombre ilustrado, con títulos académicos, pero q no deja de actuar como un caudillo que busca imponer sus caprichos.

El presidente es enemigo de la prensa y los periodistas, porque considera un reto a su poder que la labor de informar esté fuera del control de su gobierno. Rechaza que los medios puedan opinar en su contra, criticar su gestión y en cierta medida detenten un poder que no puede someter.

Hasta el momento, al parecer, no está dispuesto a cerrar periódicos, emisoras de radio y televisión, o imponer restricciones a la Internet, tampoco ha enviado a sus partidarios a atacar las instalaciones como hace su colega Hugo Chávez o como hizo Fidel Castro, confiscar los medios informativos de un solo porrazo.

Pero sí ha recurrido a los poderes públicos, incluyendo la policía, para confiscar en el 2008 los canales Gama-Visión, TC-Televisión, América Visión y los de servicio por cable Cable Noticias y Cable Deportes.

Estos medios no fueron vendidos como era de suponer para recuperar los fondos de Filanbanco, sino que están al servicio de la propaganda oficial del Palacio de Carondelet. Curiosamente Correa empezó a usarlos antes de promover la reforma constitucional que le permitía aspirar a un segundo mandato.

El Presidente no concibe la independencia de los medios, porque son el contrapeso a la voluntad de quienes tienen el poder. En su discurso a la nación se cuestionó si la prensa debe ser un contrapoder de los más poderosos, los gobiernos, y como si no fuera suficiente dijo que la palabra “libertad” se ha convertido en un comodín de la derecha.

Consciente de que cuenta con un notable respaldo popular, alimentado por factores que se escapan de este trabajo, recurrió a la nueva fórmula autoritaria que caracteriza a varios gobiernos latinoamericanos y promovió un referendo con la intención de reformar la justicia y controlar la prensa.

Pese a que montó una gigantesca campaña a favor de su propuesta en los medios de prensa, muy en particular en los del Estado, también recurrió a la técnica chavista de usar los medios privados con fines políticos y atacó a la oposición, periodistas y medios que le rechazan, desde sus propias sedes.

La victoria le dio herramientas para regular los contenidos sexuales, violentos o discriminatorios, pero los que se oponían a su propuesta declararon que el resultado podía ser usado para censurar los medios privados y terminar con las críticas a su gobierno. Un alerta confirmado con la sentencia contra el diario El Universo.

La reforma de la Justicia fue otra de las vías. Un Consejo para depurar a los magistrados que las autoridades califican de ineficientes y corruptos. Una disposición que le permite eliminar la independencia del poder judicial. Una estrategia que está orientada a que los funcionarios judiciales, en todas las instancias, respondan a la voluntad del presidente y no a la justicia.

En fin, el proceso y sentencia contra El Universo es la antesala del infierno que espera a los periodistas ecuatorianos y una amenaza a la libertad de prensa y expresión en cualquier parte, porque como dijera recientemente el ex editor de opiniones de ese diario, Emilio Palacio, la sentencia de este tribunal sienta un precedente peligroso para todos los periodistas y para quienes defiendan la libertad de expresión en cualquier lugar del mundo.

Sin dudas, tiene un estilo diferente pero igual objetivo que sus colegas del Alba. Es quizás más pulcro, pero no menos letal, porque a fin de cuentas para gobernantes como Correa, el miedo conduce a la autocensura.

Violento ataque a Damas de Blanco en La Habana

   Miembros de las Damas de Blanco son hostigadas por partidarios del gobierno cubano en marzo del 2011.
Miembros de las Damas de Blanco son hostigadas por partidarios del gobierno cubano en marzo del 2011.
Rolando Pujol / EFE

Turbas progubernamentales atacaron a más de 40 miembros y partidarios de las Damas de Blanco en lo que una de sus portavoces describió como el peor acto de violencia contra este grupo en La Habana desde que la Iglesia Católica intercediera en su favor la primavera pasada.

La portavoz, Berta Soler, dijo que la turba asestó bofetadas, puñetazos y patadas a las mujeres, las escupió, les tiró de los cabellos y les desgarró las ropas para evitar que llevaran a cabo una protesta en las calles el jueves.

Varias de las 42 mujeres que fueron atacadas reportaron moretones en sus brazos y piernas, pero ninguna necesitó tratamiento médico, indicaron el viernes Soler y la líder de las Damas de Blanco, Laura Pollán, desde La Habana.

Pollán dijo que las mujeres salieron de su casa después de su reunión mensual para un “té literario” a fin de llevar a cabo una marcha como protesta contra los violentos ataques a las Damas de Blanco en la ciudad oriental de Santiago de Cuba durante las últimas cuatro semanas.

Cuarenta y siete mujeres se habían reunido en la casa, pero cinco no salieron debido a su edad y problemas de salud, dijo Pollán. La policía detuvo y se llevó a otras ocho mujeres cerca de casa de Pollán el jueves por la mañana para evitar que se unieran a la reunión. Fueron liberadas más tarde.

Soler dijo que el ataque del jueves fue el más vioklento ocurrido en La Habana desde marzo del año pasado, cuando la Iglesia Católica urgió al gobierno a que cesara una serie de agresiones contra las mujeres durante sus protestas regulares de los domingos.

“Este fue un acto muy violento por parte del gobierno”, dijo Soler, agregando que el acoso a las Damas de Blanco, quienes exigen la liberación de todos los prisioneros políticos, se ha estado haciendo más grave desde diciembre.

Los disidentes cubanos están reportando un aumento de la represión del gobierno este año a lo largo de la isla, entre especulaciones de que el gobierno aplica mano dura mientras trata de poner en vigor riesgosas reformas para la economía de la isla.

“Yo pienso que el gobierno se siente acorralado y perdido, y está utilizando estos actos terroristas contra la población indefensa” para mantener a raya a los cubanos, dijo Soler.

Agregó que los hombres de civil que dirigían la turba del jueves eran agentes del llamado Departamento de Confrontación, la rama del Ministerio del Interior a cargo de los disidentes y sus actividades.

Las Damas de Blanco, quienes ganaron el prestigioso Premio Sajarov del 2005, quieren urgir al arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega, a que interceda como hizo el año pasado, dijo Soler. Pero él está fuera del país y regresará hasta después del 23 de agosto.

La intercesión de Ortega trajo como consecuencia que las mujeres de La Habana sean las únicas disidentes a las que se permite llevar a cabo regularmente protestas en las calles -todos los domingos después de la misa en la iglesia de Santa Rita- por un gobierno que ha insistido por mucho tiempo en que “las calles son de Fidel”.

Turbas organizadas por el gobierno han empleado la violencia para impedir que la rama del grupo de mujeres en Santiago, la segunda ciudad del país, marche allí después de la misa en lo que sus miembros admiten es una campaña para ganarse su propio derecho de salir a la calle.

Un editorial del viernes en el periódico The Boston Globe señaló que Siria no es el único lugar donde “gobernantes tiránicos han estado derramando la sangre de sus críticos”, y criticó los ataques contra las Damas de Blanco por parte de “matones progubernamentales”.

Castro “no tiene nada que temer de ellas que no sea su integridad y su autoridad moral. Sin embargo, esas son cosas que ellas poseen en abundancia, mientras el despiadado régimen que Raúl Castro y su hermano Fidel han presidido durante más de medio siglo hace mucho que ha perdido todo derecho al respeto o la admiración del mundo libre”, añadió.

La página de la radioemisora oficial Radio Habana, mientras tanto, publicó una columna diciendo que un ataque a machetazos a un disidente en Guantánamo el mes pasado había sido el acto “espontáneo” de un partidario del gobierno, y que no había sido ordenado por ninguna autoridad.

Ernesto Carrera Moreno fue hospitalizado con una fractura de cráneo tras haber sido atacado por un hombre identificado como un funcionario del directorio municipal de los Comités de Defensa de la Revolución.

La columna señaló que las fuerzas de la seguridad de Cuba han intercedido para defender a los disidentes “de la ira popular”, pero añadió: “Sin embargo, hay una realidad: nuestro pueblo siempre responderá a cualquier provocación que ofenda sus principios y vulnere la tranquilidad ciudadana”.

La columna fue firmada por Percy Francisco Alvarado Godoy, un guatemalteco que vive en La Habana y que ha admitido que trabaja para la inteligencia cubana.

En momentos de crisis, la locura ayuda a los grandes líderes

NASSIR GHAEMI

Cuando los tiempos son buenos y el barco solamente necesita mantener su curso, las personas mentalmente sanas funcionan bien como líderes políticos. Pero en tiempos de crisis y tumultos, quienes son mentalmente anormales, incluso enfermos, se transforman en los más grandes líderes. Podríamos llamar a esto la Ley Inversa de la Cordura.

Piense en Neville Chamberlain. Antes de la Segunda Guerra Mundial, era un muy respetado hombre de negocios, un alcalde popular y un estimado ministro de Hacienda. Era encantador, sobrio, inteligente, o sea, cuerdo.

Winston Churchill, en cambio, se hizo conocido durante la Guerra de los Bóers y la Primera Guerra Mundial. Temperamental, gruñón, hablador, grandilocuente, incomodaba a mucha gente. Durante los años 30, cuando el encantador Chamberlain recibía todos los aplausos, el propio partido de Churchill lo rechazaba.

Cuando no era irritablemente maníaco, Churchill experimentaba recurrentes episodios depresivos y durante muchos de ellos tuvo intenciones suicidas. Incluso en sus últimos años se quejaba de su "perro negro" y evitaba los precipicios y los andenes de las estaciones de tren, por temor a saltar de manera impulsiva. "Todo lo que basta es un instante", decía.

Abraham Lincoln tuvo muchos episodios de depresión. Una vez incluso necesitó vigilancia por la posibilidad de que se suicidara y recibió atención médica por melancolía. La enfermedad mental ha afectado incluso a íconos como Mahatma Gandhi y Martin Luther King. Ambos intentaron suicidarse en su adolescencia y tuvieron al menos tres episodios de depresión en su adultez.

Abraham Lincoln

Aristóteles fue el primero en destacar una vinculación entre la locura y la genialidad, no sólo en poetas y artistas sino también en líderes políticos. Yo propongo que la Ley Inversa de la Cordura también se aplica a actividades más comunes. En los negocios, por ejemplo, el más cuerdo de los presidentes ejecutivos puede funcionar bien en épocas de prosperidad, permitiendo que el pasado prediga el futuro. Pero durante un período de cambio, un diferente tipo de líder —extravagante, extraño, incluso mentalmente enfermo— tiene una mayor tendencia a ver oportunidades de negocios que otros ni imaginan.

Cuando miro a figuras históricas, no especulo sobre la relación que tuvieron con sus madres ni sobre sus oscuros secretos sexuales, la materia habitual de la "psicohistoria". En cambio, baso mis diagnósticos en las más generalmente aceptadas fuentes de evidencia psiquiátrica: síntomas, historia familiar, el curso de sus enfermedades y el tratamiento. ¿Cómo podría, entonces, la capacidad de liderazgo de esos hombres extraordinarios haber sido fortalecida por la enfermedad mental?

Un punto de partida obvio es la depresión, que se ha demostrado que alienta rasgos tanto del realismo como de la empatía (aunque no necesariamente en la misma persona al mismo tiempo).

Las personas no deprimidas "normales" tienen lo que los psicólogos llaman "ilusión positiva". Esto es, tienen una autoestima moderadamente alta, una percepción levemente inflada de cuánto controlan el mundo que los rodea.

Por el contrario, las personas moderadamente deprimidas tienden a ver el mundo más claramente, más como es. En un estudio clásico, las personas apretaban un botón y observaban si encendía una luz verde, que en realidad era controlada por los investigadores. Los que no tenían síntomas depresivos consistentemente sobrestimaban su control de la luz; los que tenían algunos síntomas depresivos se daban cuenta de que tenían poco control.

Para Lincoln, el realismo que bordeaba con una postura política implacable fue central para su éxito como líder durante la Guerra Civil. Pocos recuerdan que Lincoln no fue un abolicionista consistente. Siempre se opuso a la esclavitud, pero hasta 1863 también se opuso a abolirla, y esa es la razón por la que fue el candidato republicano en 1860. Lincoln prefería una estrategia de contención. Simplemente quería evitar que la esclavitud se expandiera al Oeste, con lo que, creía, moriría gradualmente.

Cuando estalló la Guerra Civil, Lincoln demostró ser flexible y pragmático como estratega, dispuesto a admitir errores y a cambiar generales según la situación lo demandase. No era el estereotipo de líder decidido, que elegía un curso de acción y se aferraba a él. Se adaptaba a una realidad cambiante y, al final, triunfaba.

En cuanto a Churchill, durante sus años de severa depresión en el llano político, vio la amenaza nazi mucho antes que otros. Sus exhortaciones a aumentar el gasto militar fueron rechazadas por el primer ministro Stanley Baldwin y su segundo, Chamberlain. Cuando Chamberlain volvió de firmar los Acuerdos de Múnich con Hitler, en 1938, solamente Churchill y un pequeño grupo se negaron a ponerse de pie y festejar en el Parlamento, ganándose abucheos de otros honorables miembros.

Durante una cena esa noche, Churchill rumiaba: ¿Cómo hombres tan honorables pueden hacer una cosa tan deshonrosa? El líder depresivo veía los hechos con una claridad y realismo ausentes en otros hombres más cuerdos y estables.

Se ha encontrado que la depresión se correlaciona con mayores grados de empatía, una mayor preocupación por cómo otros piensan y sienten. En un estudio, varios pacientes con depresión severa tuvieron calificaciones mucho más altas en las mediciones estándar de empatía de lo que tenía un grupo de estudiantes universitarios. Cuanto más deprimidos estaban, mayor era su empatía. Ese era el caso incluso cuando los pacientes no estaban deprimidos en ese momento pero habían experimentado depresión en el pasado. La depresión parece preparar a la mente para un hábito perdurable de apreciar el punto de vista de los demás.

En esto podemos ver parte de la motivación detrás de las posiciones políticas radicales de Gandhi y Martin Luther King. Su objetivo no era derrotar a sus oponentes sino curarlos de sus falsas creencias. La resistencia no violenta, creía King, era psiquiatría para el alma estadounidense; era la cura psicológica para el racismo, no solamente un programa político. Y el ingrediente activo era la empatía.

Gandhi y King tuvieron éxito hasta cierto punto, por supuesto, pero también fracasaron: India fue fatalmente divida porque hindúes y musulmanes no podían aceptarse mutuamente; la segregación terminó en Estados Unidos pero lentamente y al costo de traumas sociales cuyas consecuencias todavía se sienten. La política de la empatía radical demostró, al final, estar más allá de la capacidad de la gente normal, saludable.

Los líderes de las grandes crisis no son como el resto de nosotros; tampoco son como los líderes mentalmente sanos. Cuando la sociedad está contenta; se mueven en la tristeza, buscando la ayuda de amigos, doctores y familia mientras lidian con una enfermedad que puede ser debilitante, incluso mortal. A veces están de buen ánimo, a veces están deprimidos pero nunca están muy bien.

Cuando los enfoques tradicionales comienzan a fracasar, sin embargo, los líderes de grandes crisis ven nuevas oportunidades. Cuando el pasado ya no es guía para el futuro, inventan un nuevo futuro. Cuando las viejas preguntas no tienen respuesta y las nuevas son irreconocibles, crean nuevas soluciones. Son lo suficientemente realistas como para ver las verdades dolorosas, y cuando ocurren las calamidades, pueden levantar al resto de nosotros.

Su debilidad es el secreto de su fortaleza.

—Ghaemi es un profesor de psiquiatría de la Universidad de Tufts y director del Programa de Desórdenes de Estado de Ánimo del Centro Médico Tufts. Este ensayo fue adaptado de su nuevo libro, 'A First-Rate Madness: Uncovering the Links Between Leadership and Mental Illness' (algo así como Una locura de primer nivel: descubriendo los lazos entre el liderazgo y la enfermedad mental).

El Gobierno japonés podría intervenir el yen tras superar el máximo histórico

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Japón podría intervenir el yen. Imagen: Archivo

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Japón ya ha intervenido


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El Gobierno nipón podría intervenir el yen después de que ayer se intercambiara momentáneamente en Wall Street en la banda alta de los 75 yenes y superara su mínimo histórico desde la II Guerra Mundial, según ha informado este sábado la agencia Kyodo.

Al cierre de la plaza de Nueva York, el dólar se llegó a intercambiar a 75,95 yenes, y rompió su récord de posguerra registrado en 76,25 yenes el pasado 17 de marzo tras el terremoto y posterior tsunami que asoló el noreste del país.

Pese a que el dólar se movió en la banda media de los 76 yenes, las autoridades monetarias japonesas podrían adoptar medidas en el mercado para vender divisa, como ya hicieran el pasado 4 de agosto y debilitar así su moneda, añadió Kyodo.

¿Culpa de los especuladores?

El viceministro nipón de Finanzas Takehiko Nakao culpó esta pasada semana a los especuladores de la reciente subida del yen. Existe también la preocupación de que la fortaleza del yen suponga un duro golpe a los exportadores nipones al disminuir su competitividad y reducir sus beneficios en el exterior a la hora de repatriarlos, justo en un momento en el que luchan por recuperarse de los efectos de la tragedia del 11 de marzo.

Las últimas subidas del yen se han producido en medio de la incertidumbre sobre la evolución de la economía global, lastrada por los problemas de deuda en EEUU y Europa.

Japón intervino el pasado 4 de agosto en el mercado de divisas para frenar la subida del yen, en aquel momento en la banda alta de las 77 unidades frente al dólar, y aliviar la presión sobre los exportadores nipones.

El Gobierno desembolsó en ese momento una cifra récord que superó los cuatro billones de yenes (más de 36.300 millones de euros) y cuyos efectos para abaratar la moneda japonesa se disiparon a los pocos días.

En el último año, Japón ha intervenido tres veces en el mercado de divisas para depreciar el yen, cuya subida perjudica a los exportadores japoneses porque hace menos competitivas sus ventas en el exterior y recorta sus beneficios al repatriarlos.

Rebeldes libios afirman haber "reclutado al número dos" de Gadafi

DPA |

Abdul Salam Jalloud, 'número dos' y mano derecha del líder libio Muamar Gadafi, podría haber roto su lealtad al régimen oficial y se habría unido a las filas rebeldes en la ciudad de Zintan, según informa la emisora de televisión opositora 'Libya Hurra'.

Jalloud no sólo fue un estrecho amigo de Gadafi, sino que también lo ayudó en el golpe de 1969 que llevó al actual líder libio al poder.

Jalloud, también ex primer ministro libio durante la década de los 70, se sumaría a otros ex colaboradores de Gadafi que desertaron previamente. Fuentes en Trípoli habían informado esta semana de la deserción del comandante Masoud Abdulhafiz, otro antiguo aliado de Gadafi, quien habría viajado a Egipto.

¿Días contados?

Tras sus recientes éxitos militares, los rebeldes libios están convencidos de que los días de Gadafi en Trípoli están contados y creen que alcanzarán la frontera de Trípoli en cuestión de horas, tras aumentar el control sobre Al Zawiya, 40 kilómetros al oeste de la capital.

Este viernes, los revolucionarios han tomado el control de Zliten, una población muy disputada a tan sólo 150 kilómetros de Trípoli, y piden a la población que no cedan ante la posible venganza de los partidarios del régimen.

El ataque "ha permitido un avance de 5 kilómetros, la parte norte de la ciudad que se extiende por la costa ahora está bajo nuestro control". Este movimiento permite a los rebeldes acerarse a Trípoli, la capital del país.

Así mismo, los rebeldes anunciaron la captura del coronel Omrane Ali Ben Salim, jefe de la inteligencia interna de Zliten, "responsable de la caza" de los activistas locales contra Gadafi.

Desde el enclave de Misrata, a unos 50 kilómetros al este, los rebeldes intentan desde principios de agosto hacerse con el control de esta ciudad de 200.000 personas que se extiende a lo largo de la costa mediterránea.

Ya no quedan más lugares seguros en el mercado

Por A. Barbaresi, L. Rey, M. López y E. Clavijo

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Semana para olvidar en la bolsa. Imagen: Archivo

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Esta ha sido otra semana para olvidar en bolsa, y ya van unas cuantas en este verano ardiente. Las incertidumbres políticas y las perspectivas crecientes de que la economía mundial vuelva a caer en recesión han contaminado los mercados, que aunque arrancaron la semana con rebotes, han ido perdiendo fuelle y han vivido 48 horas de infarto y abruptas caídas.

La semana comenzó con rebotes, un respiro que las bolsas necesitaban tras el vía crucis de la semana previa. Pero las ganancias duraron poco. Los malos datos macroeconómicos, sobre todo en EEUU (donde la inflación subió más de lo esperado y la actividad industrial no deja de decepcionar), y las decisiones de los líderes de las dos principales economías de Europa, Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, unidas a informes desalentadores sobre la economía como el publicado por Morgan Stanley, han pasado factura una vez más a los parqués.

La peor parte se la ha llevado sin duda Alemania. El índice de referencia germano, el Dax 30, ha perdido soportes clave al cierre de la semana. Y aunque de momento el resto de principales indicadores de la región aguanta sobre niveles críticos, la presión no deja de crecer.

Con este panorama, el peso de la renta variable en nuestra cartera propuesta a tres meses ha caído al 19 por ciento. Y no sólo por el cierre de nuestra operativa en la bolsa de la India. Hay una empresa que ha salido de nuestra Tabla de seguimiento, Fresenius, en la que nos saltó el stop de protección frente a pérdidas. También hemos aprovechado el rebote con el que arrancó la semana para reducir parcialmente nuestras posiciones en otras como Sigma-Aldrich o el gigante tecnológico Apple, que nos ha reportado una abultada rentabilidad desde su apertura. Además, poco a poco estamos detectando valores que podrían dar una oportunidad a los inversores que deseen ponerse cortos, como es el caso de Gas Natural.

Sin embargo, no sólo ha habido cambios en renta variable. De hecho, uno de los más significativos se ha producido en renta fija. Nos hemos despedido de la histórica estrategia en bonos de alto riesgo (high yield) estadounidenses. Después del susto que dieron la semana pasada, ésta decidimos ejecutar el stop de protección del beneficio.

Ahora estamos pendientes de la renta fija pública, tanto en EEUU como en Europa. Siguen cayendo los rendimientos, y ya encaran, en casos como el del americano, soportes clave. Si se pierden, sería una mala señal para las bolsas, que podrían seguir profundizando en unas caídas de por sí abultadas.

'The Economist' ve en "cuestión la supervivencia del euro"

Servimedia

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En peligro la zona Euro. Imagen: Archivo
En profundidad

La revista británica 'The Economist' advierte de que la "supervivencia del euro" se está "poniendo en cuestión" y que una ruptura de la moneda única "no es algo impensable".

En un artículo incluido en su último número y titulado 'Los bonos que unen o desunen', la publicación asegura que la desaparición del euro sería, "sin duda, dañina, dolorosa y muy costosa", sobre todo para "los países deudores". Según 'The Economist', las medidas para tratar de evitar el contagio de Grecia, Portugal e Irlanda al resto de Europa y, en especial, a España, han fracasado.

De hecho, la revista señala que hace un año se decía que la zona euro podría salvar a dos o tres pequeños países pero España "era demasiado"; "hoy con Italia e incluso Francia entrando en la foto, la supervivencia del euro se está poniendo en cuestión". Por esta razón, la publicación advierte a la canciller alemana, Angela Merkel, de que "más vale pagar un alto precio para evitar que esto ocurra".

El coste de los eurobonos

Este alto precio podría tomar la forma de eurobonos, que, según la revista, "podrían reestablecer la confianza, pero con un coste". Para 'The Economist', ésta sería una solución "que va mucho más allá" de las medidas adoptadas hasta ahora. En este sentido, apunta que, "hasta ahora", los países con unas finanzas públicas fuertes, sobre todo Alemania, había visto los eurobonos "con terror", ya que supondría un incremento de los intereses que tienen que ofrecer por su deuda pública.

Así, la revista admite que los eurobonos serían "un gran sacrificio" para estos países y añade que la pregunta que se debe de hacer Alemania es "si merece la pena pagar ese precio para salvar el euro". Por su parte, 'The Economist' señala que la pregunta para el resto de países debe de ser si "pueden aceptar la mayor centralización de la política fiscal que reclamarán los alemanes a cambio".

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