lunes, agosto 15, 2011

Una victoria deslumbrante para la Constitución sobre Obamacare

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El viernes por la tarde, un panel de tres jueces de la Corte Federal de Apelaciones del 11° Circuito de Estados Unidos en Atlanta dictaminó que el mandato individual en la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible (PPACA), más comúnmente conocida como Obamacare, es inconstitucional. El cuidadosamente redactado y profundo conjunto de opiniones (más de 300 páginas) puede ser un poco abrumador para los legos, pero son un placer para aquellos de nosotros que piensan que las palabras de la Constitución en realidad significan algo más allá de lo que un activista del Congreso, presidente y juez complaciente quieran que signifiquen.

La decisión es importante por varias razones.

En primer lugar, pone fin al cuento chino de que la justicia en Obamacare es un asunto partidista, en el que los jueces nombrados por republicanos juzgan de una manera mientras que los nombrados por los demócratas juzgan de otra. La decisión de hoy fue co-escrita por el juez Frank Hull, un nominado de Bill Clinton, tanto para la Corte de Distrito y como para su puesto actual en la Corte de Apelaciones.

La segunda es que esta decisión prácticamente garantiza que la Corte Suprema escuche el caso. Las partes demandantes en otro caso de la Corte del 6º Circuito ya han solicitado a la Corte Suprema que atienda su petición en una disposición idéntica a la que se acaba de dictaminar. Aunque la Corte Suprema solo ve unos 80 casos por año, cualquiera de estos tres factores haría que la alta corte escuchara el caso: Que un total de 28 estados están cuestionando la constitucionalidad de una ley federal (26 solo en esta causa), que hay una división entre circuitos judiciales federales sobre un asunto importante de la ley federal, y que cualquier corte de un circuito federal anule cualquier ley federal (aún menos importante que esta). Ahora que se dan las tres condiciones al mismo tiempo, la Corte Suprema difícilmente se negará a escuchar el caso.

La tercera es que es mucho más probable que con el fallo de hoy que la Corte Suprema escuche el caso en su próximo período de sesiones que comienza el 3 de octubre y probablemente pueda alcanzar una decisión para finales de junio de 2012. Aunque la administración Obama tiene la opción de pedir al 11º Circuito al completo que vuelva a escuchar su caso en pleno, eso es algo muy poco probable por una variedad de razones, incluyendo que los 26 estados y la Federación Nacional de Empresas Independientes (NFIB) que ganaron el caso hoy originalmente pidieron que su caso fuera escuchado por el 11º Circuito en pleno debido a que el tiempo era de vital importancia. La administración Obama se opuso a esa solicitud la primavera pasada. Es muy poco probable que la corte de circuito esté de acuerdo con un nuevo retraso dado este historial, incluyendo los reproches del juez de distrito de la Florida Roger Vinson a la administración Obama por sus tácticas dilatorias cuando el caso estaba en la corte de distrito.

En resumen, la administración Obama ha perdido su batalla de retrasar hasta después de las elecciones de 2012 la revisión del mandato individual. Hasta ahora, había al menos una posibilidad de que la Corte Suprema no viera el caso hasta después de su próximo período de sesiones, pero ahora, con la división entre el 11º Circuito y el 6º Circuito, la Corte Suprema no tiene más remedio que escuchar el caso y decidir la suerte del mandato de compra obligatoria. Después de más de un año de tácticas dilatorias, a la administración Obama no le quedan más opciones que llegar lentamente a la fase final del desafío constitucional del mandato. Calculamos que este caso se expondrá a finales de marzo o en abril de 2012. La Corte Suprema emitirá su decisión al final de su período de sesiones en junio, en plena temporada para la nominación presidencial.

La opinión del 11º Circuito es también un cuidadosamente concebido y sólidamente argumentado dictamen que aborda apropiada y centradamente el asunto ante la corte, no hay gestos ampulosos ni discusiones irrelevantes de política en la opinión del 6º Circuito. Más que un mero juicio, se trata de una afirmación convincente y elegante de nuestra estructura constitucional, que incluso puede influir en el ala progresista de la Corte Suprema con su inquietud por la libertad y la responsabilidad política.

Un significado más de esta decisión es que proporciona una hoja de ruta para la Corte Suprema sobre la manera de dejar sin efecto la disposición del mandato individual y aún salvar parte de la ley Obamacare. Creemos que parte de la opinión de la corte (sobre la nulidad parcial) es un error y que Obamacare al completo debe derogarse como cuestión legal. Sin embargo, hay que admitir que el tema de la nulidad parcial es ciertamente muy reñido y que los magistrados de la Corte Suprema están mejor capacitados para decidir su suerte que una corte de menor rango. Esta nueva opinión ofrece a la Corte Suprema otra opción bien argumentada. También les pone las cosas aún más difíciles a aquellos que quieren confundir a la opinión pública con la idea de que los jueces que votaron a favor de derogar la ley eran una especie de ideólogos antigobierno.

Por último, la opinión de la mayoría es no solo más completa y rigurosa, sino que su conclusión es clara y precisa:

[E]l alcance expansivo del mandato individual es impresionante. Regula a los que no han entrado para nada en el mercado de la atención médica. Regula los que han entrado en el mercado de la atención médica pero que no han entrado en el mercado de seguros (y que no tienen intención de hacerlo). Es sobreincluyente cuando regula: Mezcla a los que actualmente usan atención médica con los que no lo harán hasta dentro de muchos años. La posición del gobierno equivale al argumento de que el simple hecho de que una persona exista afecta sustancialmente el comercio interestatal y, por lo tanto, el Congreso puede regular a la gente en cada momento de su vida. Esta teoría no concede limitación de principios en los que confinar el poder enumerado del Congreso.

La afirmación de poder del gobierno federal bajo la Cláusula de Comercio para expedir un mandato económico a los americanos de que adquieran un seguro de una empresa privada por toda la duración de sus vidas no tiene precedentes, carece de límites reconocibles y pone en peligro nuestra estructura federalista.

Bravo. En respuesta a la famosa pregunta de Ben Franklin: Todavía tenemos una república y todavía hay grandes esperanzas de que los amantes de la libertad seamos capaces de defender nuestra república con su noble y maravillosa Constitución.

Un golpe devastador para Obamacare


Obamacare ha sufrido un golpe devastador. El viernes, la Corte Federal de Apelaciones del 11° Circuito dictaminó que el mandato individual de la ley de salud, incluido en la legislación estrella del presidente Barack Obama, es inconstitucional. Con su fallo, la Corte ratificó el principio de que la Constitución significa lo que dice: El Congreso no tiene poder ilimitado para obligar al pueblo americano a acatar cualquier dictado que se le ocurra crear.

El argumento del gobierno federal en favor del mandato individual en Obamacare, por el contrario, no tiene límites y es una posición que la Corte rechazó enérgicamente:

La posición del gobierno equivale al argumento de que el simple hecho de que una persona exista afecta sustancialmente el comercio interestatal y, por lo tanto, el Congreso puede regular a la gente en cada momento de su vida. Esta teoría no concede limitación de principios en los que confinar el poder enumerado del Congreso….

La afirmación de poder del gobierno federal bajo la Cláusula de Comercio para expedir un mandato económico a los americanos de que adquieran un seguro de una empresa privada por toda la duración de sus vidas no tiene precedentes, carece de límites reconocibles y pone en peligro nuestra estructura federalista.

La administración Obama no perdió ni un segundo en condenar la decisión, reafirmando su argumento de que el mandato individual es constitucional – denominándolo muy astutamente como normativa de “responsabilidad individual” y apoyándose en una decisión previa de la Corte Federal de Apelaciones del 6° Circuito que falló a favor de la ley. Pero la importancia de la opinión de la semana pasada no se puede deshacer fácilmente con ingeniosos juegos de palabras, manipulando la noticia o con acusaciones de parcialidad, dado que uno de los autores de la sentencia, el juez Frank Hull, fue nombrado por el presidente Bill Clinton.

Todd Gaziano y Robert Alt, ambos de la Fundación Heritage, explican lo que la decisión significa para el presidente y para el futuro de Obamacare:

En resumen, la administración Obama ha perdido su batalla para retrasar la revisión del mandato individual hasta después de las elecciones de 2012. Hasta ahora, había al menos una posibilidad de que la Corte Suprema no viera el caso hasta después de su próximo período de sesiones, pero ahora, con la división entre el 11º Circuito y el 6º Circuito, la Corte Suprema no tiene más remedio que escuchar el caso y decidir la suerte del mandato de compra obligatoria. Después de más de un año de tácticas dilatorias, a la administración Obama no le quedan más opciones que llegar lentamente a la fase final del desafío constitucional del mandato.

Calculamos que este caso se expondrá a finales de marzo o en abril de 2012. La Corte Suprema emitirá su decisión al final de su período de sesiones en junio, en plena temporada para la nominación presidencial.

Aunque el 11º Circuito solo revocó el mandato individual y las obligatorias normativas relacionadas, eso podría ser el hilo que deshaga el suéter. Y la decisión de la Corte Suprema no puede ser más oportuna. Cuanto más sabe Estados Unidos sobre Obamacare, peor se vuelve.

Obamacare tiene consecuencias de gran alcance para toda la sociedad americana, particularmente para la economía. Además del inconstitucional mandato individual, Obamacare incluye más de $500,000 millones en nuevos impuestos, nuevos engorrosos trámites burocráticos para propietarios de negocios y sanciones para las empresas con más de 50 trabajadores que no compren a sus empleados un nivel obligatorio de cobertura médica. Y con los costos añadidos que conlleva Obamacare, esa ley habrá añadido $753,000 millones a la deuda pública de la nación para finales de 2020.

Kathryn Nix, de Heritage, escribe que “el Centro de Análisis de Datos de la Fundación Heritage procesó en un modelo con los efectos generales de esta nueva ley sobre la economía y este reveló que Obamacare provocaría una menor inversión en la economía de Estados Unidos y una pérdida de 670,000 oportunidades de trabajo cada año”. Con un desempleo del 9.1% y una duración promedio de desempleo a niveles históricos de 40 semanas, lo último que necesita la economía de Estados Unidos es un ancla más que la hunda. Como el analista de Heritage Curtis Dubay afirma, la ley “ralentizará el crecimiento económico, reducirá el empleo y reprimirá los salarios. Estas políticas de desaceleración de la economía no podían llegar en peor momento. Los aumentos de impuestos [de Obamacare] van a frenar la ya tambaleante recuperación”.

Hasta la fecha, 28 estados han cuestionado la constitucionalidad de Obamacare en las cortes de justicia. Una corte federal de distrito revocó una de las columnas de la ley, afirmando que el mandato individual es inconstitucional. Los jueces han ratificado una verdad que los americanos ya saben: Cuando el Congreso aprobó y el presidente firmó la ley Obamacare, ellos estaban excediendo la frontera constitucional. Afortunadamente, las cortes se están manteniendo firmes y ahora toca que la Corte Suprema de Estados Unidos le ponga el alto definitivo.

La ciudad de los palacios y los candidatos

Es un hecho: lo que sucede en política en el Distrito Federal tiene influencia en muchos otros puntos del país

Jorge Fernández Menéndez

Mientras la lucha por la candidatura presidencial es evidente, pero parece transcurrir por carriles, candidatos y corrientes bastante bien definidos en los tres partidos, la que se desarrolla por la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal muestra una pulverización en los partidos y los candidatos que la hacen literalmente impredecible al día de hoy.

Nada está definido en el DF y, si bien es un lugar común decir que lo que ocurra en la capital puede decidir el resultado a nivel federal (lo que no es cierto), sí es un hecho que la influencia mediática y política de lo que sucede en la Ciudad de México sí tiene influencia en muchos otros puntos del país. De otra forma no se hubiera podido explicar el peso de la candidatura de López Obrador hace seis años o, ahora, la presencia que intenta adquirir Marcelo Ebrard.

Pero, en las elecciones pasadas, en todos los partidos, existía una cierta lógica y coherencia que hoy se ha perdido a la hora de decidir candidaturas. El poder en el DF, que ha girado en torno al PRD desde 1997, ha comenzando a resquebrajarse de la misma forma que ocurrió en la etapa anterior al ciclo perredista, con el del PRI: en buena medida, por una hegemonía de poder que ha propiciado todo tipo de abusos, ha permitido el crecimiento de grupos que se mueven con amplia autonomía y que en términos partidarios no respetan las disciplinas internas. Si a eso se suma que el electorado capitalino es muy volátil, que vota por personas más que por partidos y que suele cambiar de opciones políticas en lapsos muy cortos, todo ello propicia, no sólo el surgimiento de muchos candidatos, sino también la posibilidad de acuerdos muy diferentes. En realidad, en todo esto ayuda también que la vara para medir a los presuntos candidatos se ha puesto muy baja: cuando son tantos los que quieren y sienten que pueden ser aspirantes para gobernar la capital del país, algo debe estar muy mal.

En el perredismo, la balcanización es una realidad propiciada, entre otras cosas, por la división entre los lopezobradoristas y la gente de Ebrard. Entre los nombres que suenan para la capital están el de Alejandra Barrales, la presidenta de la Asamblea Legislativa, que podría servir como una suerte de puente entre las dos grandes corrientes del partido. Está por supuesto, el secretario de Educación Pública local, Mario Delgado, el hombre que sin duda Ebrard preferiría que fuera el candidato pero que, por encima de su capacidad profesional, no termina de crecer como candidato (con Mario sucede algo similar a lo que ocurre con Cordero en el ámbito federal). Han hecho proselitismo desde Alejandro Rojas hasta Carlos Navarrete e, incluso, el procurador Miguel Ángel Mancera no sólo es señalado por algunos sectores del perredismo, sino que se dice que en torno a él podría el PRI construir alguna alternativa. Pero todo dependerá de lo que pase con la candidatura presidencial y los acuerdos o rupturas que se gesten en torno a ella.

En el PAN existe mucha confusión, porque la posibilidad de algún tipo de alianza externa, ciudadana, está más presente que nunca, sumado al hecho de que algunos de los que han figurado como precandidatos presidenciales, en caso de no obtener esa posición, podrían ser candidatos capitalinos. Esa circunstancia hace difícil que puedan terminar prosperando algunas de las muchas candidaturas que se han presentado con un perfil más local. Por eso no creo, salvo en el caso de Carlos Orvañanos o de Demetrio Sodi, que la mayoría de los que se han anotado para esa carrera (desde José Luis Luege hasta Gabriela Cuevas) puedan prosperar en el marco de los acuerdos globales que tendrá que alcanzar el panismo.

Para el PRI, repentinamente, el DF parece tan cerca de la mano que deberán ser especialmente cautos a la hora de decidir sus candidaturas. El PRI ya no tiene las bases de antaño; una demostración de esa debilidad es la actual lucha interna por la dirigencia del partido, que resulta ignorada para la ciudadanía (y en parte, qué bueno que así sea, porque la mayoría de los que se disputan esa posición son impresentables). Pero ha sorprendido que en las encuestas Beatriz Paredes tenga una mayoría tan amplia. Pero sea o no Beatriz la candidata, tendrán que construir un frente muy amplio para contrarrestar el tradicional antipriismo de la capital. En eso pueden jugar un papel clave distintos desprendimientos del PRD, como el de René Arce y Víctor Círigo, por una parte (con el ex dirigente de Alternativa Jorge Díaz Cuervo) y, por otra, el grupo que ha creado Ruth Zavaleta.

Pero sobre todo esto aún se pueden construir alianzas y opciones con personajes ajenos a los partidos, como nunca antes en la historia de la capital. El punto será saber si esos andamiajes terminan siendo aceptables en una justa presidencial que estará cortada con el cartabón más tradicional.

Calderón y sus tres cartas

Los que hablamos de que el Presidente tenía un delfín, hoy debemos corregir. No, lo cierto es que no tiene uno, sino un delfinario.

Ricardo Alemán

En medio de la “danza de los millones”, en que se ha convertido la contienda interna del PAN para seleccionar al candidato presidencial, los que hablamos de que Felipe Calderón tenía un delfín, hoy debemos corregir y reconocer un grave error.

No, lo cierto es que Calderón no tiene un delfín, sino un delfinario. Y es que, en rigor, el Presidente no está detrás de uno de los aspirantes a ocupar la candidatura de su partido, sino que metió a tres de los pretensos a un “delfinario” del que saldrá el mejor posicionado. Pero vamos a los hechos.

Todos saben que, luego de la trágica muerte de Juan Camilo Mouriño —quien estaba destinado a ser el candidato presidencial del PAN desde antes de su muerte—, el hombre más cercano al presidente Calderón se llama Ernesto Cordero, amigo del mandatario desde sus años de estudiantes en el ITAM.

Sin embargo, lo que saben muy pocos ciudadanos de a pie es que desde la casa presidencial se decidió no sólo perfilar a Cordero como potencial candidato presidencial del PAN, sino que se le asignó como “operador de cabecera” a uno de los estrategas consentidos de Calderón. ¿De quién estamos hablando? Claro, de Maximiliano Cortázar, el otrora vocero presidencial, y uno de los cuatro “generales” de Calderón.

De esa manera, Max Cortázar es el “mandón de Los Pinos” que abre puertas a favor de Cordero. Y, claro, responsable de actos al más puro estilo priista, como el de ayer domingo en Guanajuato, el realizado el sábado en Sonora y hace semanas en Puebla.

Otro de los “mandones de Los Pinos” se llama Juan Ignacio Zavala, hermano de Margarita Zavala, la carismática primera dama. Bueno, pues también desde Los Pinos, el “cuñado incómodo” fue encargado de la operación electoral de Alonso Lujambio, otro de los aspirantes metidos al “delfinario presidencial”. Sin mucha suerte, el “chiquito” secretario de Educación se rezaga, a pesar de que tiene todo el apoyo de la familia Zavala.

Y acaso porque las dos primeras cartas del Presidente nomás no crecen —nos referimos a Cordero y a Lujambio— y porque pudieran no crecer nunca, apenas en las semanas recientes se decidió incorporar al delfinario presidencial nada menos que a la señora Josefina Vázquez Mota, la dinámica diputada federal y dos veces secretaria de Estado, a la que le mandaron como operadores nada menos que al secretario particular del Presidente, Roberto Gil Zuarth, y a su mano derecha, el “apestado” de no pocos panistas, el señor Jorge Manzanera, un experto en chapucerías electorales al más puro estilo del PRI.

Lo curioso del asunto es que, a los ojos de no pocos militantes del PAN —de los que no creen o no quieren ver el teje y maneje político—, es positivo que “los hombres del Presidente” se muevan para apoyar a tres precandidatos presidenciales distintos. Dicen, incluso, que esa es una clara muestra de la pluralidad del partido azul.

Sin embargo, la realidad es muy distinta. Porque no ven o no quieren ver que, en el fondo, el Presidente tiene, no sólo el control absoluto del partido, del PAN, sino de la sucesión presidencial y, por supuesto, de la evolución de los candidatos. Es decir, que contra lo que le ocurrió a Vicente Fox —quien tenía en sus manos el partido a través de Manuel Espino, pero no el control del proceso interno de sucesión, y menos de los candidatos—, Calderón tiene en sus manos el partido, el proceso y a los candidatos. O por lo menos a tres de los cuatro principales aspirantes, ya que Santiago Creel continúa jugando por fuera del delfinario presidencial.

Y si aún existen dudas, basta revisar y recordar la forma en que se produjo la selección del nuevo presidente del partido, Gustavo Madero. ¿Se acuerdan? Resulta que desde la casa presidencial se manejaron y manosearon las dos candidaturas en juego; la de Madero y la de Roberto Gil. De esa manera, el Presidente mantuvo el control total del partido y hasta le dio un matiz de elección democrática. Lo mismo va a ocurrir con la selección del candidato presidencial.

Es decir, que al tener el control de tres de las cuatro precandidaturas, las posibilidades de que Felipe Calderón se alce como el ganador absoluto de la contienda son —por increíble que parezca— de ciento por ciento. Ahora lo interesante será saber si también van a poder explicar la danza de los millones en torno a los señores Ernesto Cordero y Alonso Lujambio y, claro, de la señora Vázquez Mota. Al tiempo.

EN EL CAMINO

Curioso, en un acto “totalmente priista”, Cordero llamó a rechazar el pasado. ¿Engañabobos?

China es una amenaza para América Latina, alerta el Banco Mundial

La economía de la región podría ser golpeada si la potencia consumidora de materias primas sufre una fuerte desaceleración

Reuters
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Crisis, Wall Street


LIMA, Perú, 15 de agosto.— El Banco Mundial (BM) reconoció este lunes que América Latina podría ser golpeada por la crisis global si la economía de China, una gran consumidora de materias primas, se desacelera fuerte.

Para enfrentar mejor una turbulencia mundial la zona debería incentivar más el ahorro y diversificar sus economías para no depender de las materias primas, dijo en una conferencia en Lima el economista jefe para la región del BM, Augusto de la Torre.

El organismo señaló que América Latina mantendrá este año un esperado crecimiento económico de 4.45%, aunque en el 2012 su desempeño estará "sujeto a la incertidumbre" que se vive por la crisis financiera global.

A las puertas de otra gran depresión

Crisis de deuda

Ignacio Moncada

La estrategia que nos prometieron que nos sacaría de la crisis en un año, pleno empleo incluido, nos ha traído a las puertas de otra gran depresión de las que duran más de una década. Sólo con un ajuste de caballo evitaremos adentrarnos en ella.

Resulta heroica la obstinación de los keynesianos que van quedando. Mientras Occidente contempla cómo se derrumba la economía como resultado de más de tres años de políticas expansivas, éstos continúan su huída hacia delante. Y, sin duda, lo hacen con los ojos vendados, pues no ven que a escasos metros se encuentra el abismo. Rezaba en El País Jose Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, que "la tensión en los mercados financieros que de nuevo estamos padeciendo ha sido causada por una obsesión por la austeridad". Yendo incluso más lejos, el incansable Paul Krugman repite dos veces por semana desde las páginas del The New York Times la misma idea: "una respuesta real a nuestros problemas conllevaría por el momento, ante todo, más gasto gubernamental, no menos".

La realidad sigue sin dar una alegría a los fervientes seguidores de Lord Keynes. Desde el momento en el que estalló la crisis, los Gobiernos de ambos lados del Atlántico siguieron a pies juntillas el manual anticrisis que nos legó el economista inglés: que los Gobiernos gasten todo el dinero posible, da igual en qué, con objeto de mantener la demanda inflada. El hecho es que se ejecutaron los mayores planes de gasto público que jamás vieron los tiempos. Podría parecer extraño que mientras la economía occidental se contrae con violencia, y la gente tiene cada vez menos recursos, la salida de los Gobiernos sea la de acaparar todo el crédito disponible para despilfarrarlo en sus más inmediatas ocurrencias. Pero la verdadera luz que iluminaba esas acciones, aunque parecieran absurdas a ojos del ciudadano de a pie, era la promesa de que en menos de un año se volvería al pleno empleo y al sano y enérgico crecimiento económico. Tres años después, la realidad, ajena a las fantasías keynesianas, sigue sin hacer caso a tan voluntarista ideología. Ha logrado, eso sí, lo que parecía impensable: colocar a grandes potencias económicas al borde mismo de la suspensión de pagos.

Pero el asunto sigue agravándose. Los Gobiernos, incluso viéndose a un paso del precipicio, siguen pensando que la clave para evitar una traca de quiebras soberanas está en reducir el déficit publico al 6%, cifra que alguien debió mencionar en Bruselas como si fuera la panacea contra la crisis y que no deja de seguir siendo un nivel de endeudamiento masivo. La reacción de la economía, que no entiende de ideologías, ha sido la de ir a peor. La crisis de deuda se ha traducido en una explosión de las primas de riesgo, en el rescate encubierto del BCE a España e Italia y en la certeza de que volvemos hacia la recesión. El caso es que parece que ni el riesgo de quiebra parece frenar la fe ciega de los keynesianos en el despilfarro como método infalible para salir de la crisis. Al final resultó que la estrategia que nos prometieron que nos sacaría de la crisis en un año, pleno empleo incluido, nos ha traído a las puertas de otra gran depresión de las que duran más de una década. Sólo con un ajuste de caballo evitaremos adentrarnos en ella.

Ignacio Moncada es ingeniero industrial por ICAI y trabaja como analista financiero de inversiones en Nueva York.

"Los socialistas han arruinado a España"

Duran: "Los socialistas han arruinado a España"

El candidato catalán deja en el aire un pacto con los partidos mayoritarios, y pide que la Generalidad tenga poderes plenos sobre los impuestos.

El candidato de CiU a las elecciones del 20 de noviembre, Josep Antoni Duran i Lleida, acude a los comicios con la esperanza de ser decisivo con la propuesta principal de su programa: que Cataluña recaude y gestione todos sus impuestos.

En una entrevista concedida a El Mundo, Duran considera que "los socialistas han arruinado a España" ya que no han hecho las reformas adecuadas, las han abordado "tarde y a medias", y además han sido impulsadas "desde el exterior".

El candidato catalán también muestra su desconfianza con las propuestas de Rajoy, porque "son desconocidas". Duran lo compara con el primer ministro británico, David Cameron, que "se ha encontrado un país arruinado" y "no habló ni propuso nada antes de las elecciones, y ahora aplica una política económica".

Sobre un posible pacto con PP o con PSOE, Duran pide que los dos partidos se lean su programa y añade que quizás CiU no pactará con ninguno.

Para salir de la crisis, Duran apuesta por dotar al sector energético español de un ‘mix’ para los próximos años, así como tramitar con urgencia la reforma de la negociación colectiva como ley. Respecto a la reforma laboral, el candidato dice que "no se trata de abaratar el despido, sino de introducir más flexibilidad".

Duran tilda de "injusto" el déficit fiscal con el que cuenta Cataluña, y en su programa pedirá que la Generalidad recaude y gestione todos los impuestos, "y pague a España la parte equivalente a los servicios que el Estado presta en Cataluña más un complemento de solidaridad".

Sobre si es o no es CiU independentista, Duran explica que "no está en nuestro programa ni en el del Parlamento Catalán", pese a que en Cataluña "hay un sentimiento independentista creciente porque España no entiende que el problema catalán también es español".

Restauremos el capitalismo

Crisis

Juan Pina

Es necesario desmantelar el hiperestado costoso y entrometido, y para ello hay que desmontar de una vez por todas las falacias colectivistas y proclamar que el capitalismo es el sistema político más solidario que existe.

El colectivismo económico extremo no ganó en Europa Oriental, sino en Europa Occidental. En el Este simplemente se impuso por la fuerza de las armas tras el reparto de Yalta, y sólo mediante una feroz tiranía pudo sostenerse durante décadas. En el Occidente europeo, en cambio, el colectivismo no se impuso por la fuerza sino que logró sutilmente el apoyo generalizado mediante las artimañas de los ingenieros sociales. El sociólogo alemán Ralf Dahrendorf definió como "consenso socialdemócrata" el modelo social, económico y político que triunfó sin derramamiento de sangre al Oeste del Telón de Acero. La nueva democracia no fue una cabal restauración de la truncada por la guerra, sino una distorsión estatalista e intervencionista del concepto mismo de democracia para incluir en él un Estado del Bienestar basado en impuestos confiscatorios y, sobre todo, en un endeudamiento temerario. En mayor o menor medida, todos los partidos se imbuyeron de ese paradigma, haciendo realidad la célebre frase de Hayek sobre los "socialistas de todos los partidos". Casi todos fueron cómplices de la desnaturalización del capitalismo mediante la imposición de todo tipo de ataduras y restricciones a la acción económica humana.

Este colectivismo común al centroizquierda y al centroderecha creó en Europa una economía artificial, falsa, basada en monedas de juguete y deuda rampante, regulada hasta la asfixia y politizada hasta la náusea. Una economía de la que ahora, en pleno derrumbe del sistema, tenemos que desprendernos pero sólo podremos hacerlo si somos capaces de rehabilitar socialmente el capitalismo frente al nuevo y peligroso impulso que está tomando su injusta condena por un cadáver que no es suyo: esta crisis es producto de la intervención keynesiana de la economía. Es el Estado, en Europa y en el resto del Occidente desarrollado, el que la ha provocado inflando burbujas y adulterando el curso de los sectores más estrangulados por el intervencionismo. Ha fallado el Estado arrogante que se creyó capaz de dirigir la economía, no los mercados, que se limitan a reflejar los frutos del desastre generado por los excesos del poder político.

Es necesario desmantelar el hiperestado costoso y entrometido, y para ello hay que desmontar de una vez por todas las falacias colectivistas y proclamar que el capitalismo es el sistema político más solidario que existe (si se le deja en paz) porque es el único que condiciona el éxito de cada cual al servicio de las necesidades de otros. Y una vez restaurada la cabal comprensión de cómo funciona una economía libre, habrá que reformar el sistema para que nunca más podamos caer en burbujas inducidas por los políticos con vocación de ejercer de Reyes Magos con dinero ajeno o, peor, con dinero futuro. Los topes severos tanto al endeudamiento como a la carga tributaria deberían grabarse a fuego en las constituciones de los países libres. Y el dinero debería ser de nuevo el instrumento económico de la gente, no un mecanismo de manipulación económica del Estado. Para ello hace falta restaurar el patrón oro y el pleno encaje bancario, eliminar los bancos centrales y liberalizar la emisión monetaria siempre que esté respaldada. Esta crisis les ha estallado en la cara a los colectivistas que seducen a Europa desde hace seis décadas. Es el momento de que nuestro continente descarte definitivamente su lógica errada y recupere la libertad económica plena, única vía posible a la prosperidad.

"Karl Marx tenía razón"

El balance

Manuel Llamas

Roubini se quita la careta en su último artículo. Atención: "Karl Marx tenía parte de razón cuando decía que la globalización, la intermediación financiera sin control y la redistribución de la renta y riqueza desde el trabajo al capital podría conducir a

Durante estos cuatro largos años de crisis internacional hemos denunciado de forma insistente la implementación de auténticas atrocidades económicas, tales como la reducción de los tipos de interés hasta mínimos históricos, el rescate masivo e indiscriminado de empresas y bancos, planes de estímulo (aumento del gasto público), subidas de impuestos o la monetización de deuda por parte de la banca central (Quantitative Easing), entre otras muchas medidas igualmente condenables.

Su resultado salta a la vista: el riesgo de recesión regresa con fuerza y la insolvencia de ciertos estados es ya más que patente. No es preciso ser un lince para percatarse del fracaso obtenido con este tipo de medidas, avaladas en su mayoría por los grandes gurús de la economía mundial. Sin embargo, políticos y académicos no cejan en su empeño e insisten, una vez más, en repetir los mismos errores.

Nouriel Roubini, profesor de Económicas en la Universidad de Nueva York, alcanzó fama y fortuna por avanzar el estallido de la crisis financiera de 2008. Desde entonces se dedica a impartir conferencias por medio mundo, previo pago, convirtiéndose en un referente mediático cuyas opiniones son tenidas muy en cuenta por los políticos. Pero pocos se acuerdan de que este particular profeta predijo 48 de las cuatro últimas recesiones, es decir, que sus previsiones han fallado más que una escopeta de feria.

Por si fuera poco, ha defendido a capa y espada la nacionalización de la banca y el tradicional recetario keynesiano aplicado durante estos años. Ahora, ante el riesgo de recaída, vuelve a recomendar lo mismo: "estímulos fiscales adicionales", "impuestos más progresivos", nuevas inyecciones monetarias, condonación de deuda a empresas y familias y una regulación financiera "más estricta".

En definitiva, más socialismo y menos libre mercado. De hecho, Roubini se quita la careta en su último artículo. Atención: "Karl Marx tenía parte de razón cuando decía que la globalización, la intermediación financiera sin control y la redistribución de la renta y riqueza desde el trabajo al capital podría conducir al capitalismo a su autodestrucción". Y sentencia: "Tenemos que restaurar un equilibrio entre los mercados y la provisión de bienes públicos". Éste es el admirado Roubini, un cuasi marxista confeso.

Su colega Paul Krugman, Nobel de Economía y asesor de Zapatero y Obama –entre otros gobiernos–, no se queda atrás. Su último artículo resume su esencia teórica: "más gasto gubernamental; reducir la deuda familiar mediante la condonación y la refinanciación de las hipotecas; y un esfuerzo por parte de la Reserva Federal [...] con el objetivo intencionado de generar más inflación a fin de aliviar los problemas de endeudamiento".

Krugman, el economista que recomendó a Greenspan crear una gran burbuja inmobiliaria en 2001 para superar la crisis puntocom. Krugman, el iluminado que junto a Mankiw (otro referente mundial a nivel académico) propuso generar una elevada inflación mediante la eliminación de dólares por sorteo. Krugman, el virtuoso que ahora defiende una invasión alienígena en EEUU –es decir, una tercera guerra mundial– para reactivar la economía... Éste es Krugman, el economista predilecto de los socialistas.

Y qué decir del reconocido Kenneth Rogoff, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI) y profesor de Políticas Públicas en la prestigiosa Harvard. Un analista de diagnósticos más o menos certeros, pero de recetas igualmente nefastas. Y es que Rogoff tiene muy clara la solución a aplicar: una "inflación moderada" de hasta el 6% "durante varios años".

Aunque él mismo explica que, "por supuesto, la inflación es una transferencia injusta y arbitraria de ingresos desde los ahorradores a los deudores [...], al fin y al cabo, esta transferencia es el enfoque más directo para una recuperación más rápida [...] Estos son periodos en las que los bancos centrales necesitan gastar parte de la credibilidad que acumulan en tiempos normales", concluye sin rubor. Así pues, Rogoff defiende abiertamente el envilecimiento de la moneda, sin importarle lo más mínimo sus terribles consecuencias ni que paguen justos por pecadores.

Roubini, Krugman y Rogoff, tres claros ejemplos de cómo opera el mainstream académico y de por qué aún estamos como estamos. ¡Enhorabuena, sus eminencias! ¡Enhorabuena!

Manuel Llamas es jefe de Economía de Libertad Digital y miembro del Instituto Juan de Mariana

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