EE.UU.: Amañando las cifras del desempleo
La Administración Obama está vanagloriándose de las últimas cifras de desempleo emitidas la semana pasada por el Departamento de Trabajo como prueba de que sus políticas están funcionando. Pero una mirada más cuidadosa a la cifra real de personas capacitadas que están dispuestas a trabajar, pero que no están trabajando, revela un cuadro distinto.
Como ha dicho el economista John R. Lott, no sólo es la baja de la tasa de desempleo de 8.5 por ciento a 8.3 por ciento todavía medio punto de por ciento más alta que cuando el Presidente Obama tomó posesión hace tres años, sino que también el número de desempleados es más alto. Comparado con enero del 2009 cuando había 11.6 millones de estadounidenses desempleados, hoy, escribe Lott, “hay 12.8 millones de desempleados y el 43 por ciento de ellos lleva más de seis meses sin empleo. El tiempo promedio de desempleo ha aumentado dramáticamente desde que empezó la recuperación. En junio del 2009 ‘sólo’ 29 por ciento de los desempleados habían estado desempleados más de seis meses”.
La forma en que el gobierno hace las cuentas, demorando la tasa de más gastos equivale a una rebaja y reduciendo el por ciento de desempleados en dos décimas de 1 por ciento cuenta como que más personas encuentran trabajo, lo que entonces aparece como progreso.
Lott examinó las estadísticas del Departamento de Trabajo y encontró que casi 1.2 millones de estadounidenses ya no están en la fuerza laboral. Esto significa que la mayoría se han dado por vencidos en la búsqueda de empleo y ya no se cuentan como desempleados. Esto desfigura las estadísticas para hacer aparecer el cuadro de empleo mejor de lo que es.
Mayormente, el verdadero desempleo es ignorado por los grandes medios, que estaban felices de hacer gala de la más reciente reducción en la tasa de desempleo como una bendición para el Presidente Obama y un problema para el principal precandidato Republicano, Mitt Romney. La mayoría de las informaciones se han enfocado en la impresión que podrían tener los votantes sobre una recuperación económica o, al menos, tendiente a ir en la dirección correcta. Lo contrario es lo cierto y está en manos de Romney el explicarlo.
Después de una reacción inicial tibia a las cifras de desempleo, Romney rebotó, pero llegó con un día de atraso cuando ya el ciclo noticioso había pasado y los vítores de los medios para el Presidente Obama habían logrado el efecto deseado.
No se puede contar con muchos en los principales medios noticiosos que estén dispuestos a decir la verdad sobre la economía si el hacerlo hace que Obama y sus políticas queden mal. Consideremos cómo muchos en los medios colectivamente dijeron que la recesión no había mejorado cuando se acercaba la elección de 1992. Después de la toma de posesión del Presidente Clinton se informó que, en efecto, la recesión había terminado más de un año antes. Durante la elección, los medios completamente aceptaron el cuento de los Demócratas de que la recesión no había terminado.
Esto quiere decir que el nominado Republicano tendrá que eludir a los medios para explicar su posición. La mejor forma de hacer esto no es con estadísticas, sino con gente de verdad. Los candidatos Republicanos para la presidencia deben identificar a personas desempleadas que hayan perdido sus trabajos, o que se han dado por vencidos en la búsqueda. Hagan que ellos cuenten su situación y entonces los candidatos deben culpar al presidente y a los Demócratas del Congreso cuyos planes de aumentar impuestos, aumentar drásticamente los gastos e imponer el Obamacare en el país han aumentado la inseguridad económica y la renuencia de los empleadores a crear nuevos empleos.
Mostrar a gente de verdad que están sin trabajo y que desesperadamente quieren trabajar, ayudaría a socavar a los Demócratas como el partido de la compasión, y simultáneamente eliminaría el estereotipo de los Republicanos como el partido que no se preocupa por los pobres.
Los Demócratas parecen estar enfocados en que más personas reciban tarjetas de alimentos que en adoptar políticas que las liberarían de la adicción al gobierno y que les daría la dignidad de un verdadero empleo y la autosuficiencia que esto conlleva.
Romney debe ser menos reactivo y más proactivo, menos sensible a Obama y las noticias del día y más preocupado por crear sus propias noticias cada día. Ir a la ofensiva con el desempleo es una estrategia que puede funcionar.
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