El gran mito de la solvencia griega
Forbes -
Si bien las medidas de austeridad
aprobadas recientemente por el gobierno griego pueden ser muy reales, la
idea de que estas tardías acciones pueden alejar a Grecia de la
suspensión de pagos es tan ficticia como la “Teogonía” del poeta épico
griego Hesíodo.
La razón es simple: porque Grecia ha estado en default
desde hace mucho tiempo. Los bonos soberanos griegos son en realidad un
mito. Decir lo contrario implica apelar a un mito helénico, no al tipo
de informe honesto que pertenece a las páginas sobre negocios y finanzas
de los periódicos.
Las actuales negociaciones entre los
acreedores privados de Grecia y el gobierno griego (en realidad, la
Unión Europea) – con el objetivo de encontrar una solución a la deuda de
más de 14.000 millones de euros que vencerá en marzo – son por lo tanto
una ficción.
¿Cuál es sino el significado del hecho
que los acreedores privados están ahora proponiendo una condonación de
hasta el 70 por ciento de la deuda de Grecia?
Si uno presta 100 dólares a un amigo y
al cabo de un tiempo le dice a ese amigo que si le devuelve 30 dólares
se dará por satisfecho, lo que realmente le está diciendo es: “¡Aunque
sea págame algo para que mi esposa no me eche de casa por la vergüenza
de estar casado con un idiota!” ¿Y qué, si no la suspensión de pagos es
lo que significa el hecho de que el gobierno griego (en realidad, la
Unión Europea) se esté resistiendo a esa oferta increíble con el
pretexto de que los acreedores están pidiendo un interés demasiado alto
para los nuevos bonos que reemplazarían a los existentes?
Durante gran parte de su historia, las
fronteras entre la mitología y la realidad se confundieron en Grecia.
Pericles, por ejemplo, pudo mantener la ficción de que había dinero
suficiente para costear el imperio ateniense gracias a que echo mano del
Tesoro de la Confederación de Delos, pero eso se trató de un saqueo, no
de producción – y el mito de Pericles acabó en la ruina. Durante un
tiempo pareció que los griegos eran capaces de separar la mitología de
la realidad, pero ahora la vieja tradición parece haber retornado.
La mitología del bono soberano griego
lleva ya demasiado tiempo. Empezó cuando los acreedores de Grecia
pactaron una quita de 21% partiendo de la premisa fantástica de que
Atenas reduciría su deuda como proporción del PIB a 80% hacia el
ejercicio fiscal 2013/14. Luego continuó cuando al poco tiempo
modificaron la quita, ampliándola al 50%.
Ahora están hablando de una quita de
hasta un 70 por ciento, mientras Grecia demora la reducción de la deuda,
si bien la propuesta presentada más recientemente sugiriere que el país
podría ser capaz de reducir su deuda a un 120 por ciento del PIB en
2020. Esto es Hesíodo puro.
La dimensión mitológica aquí no radica
sólo en afirmar que no hay suspensión de pagos, cuando eso es
exactamente lo que hay, sino también en seguir hablando de un acuerdo
“voluntario” entre los acreedores privados y el gobierno griego.
Parte de la razón por la que se mantiene
esta ficción tiene que ver con los credit default swaps, una especie de
seguro contra impagos. A diferencia de lo que sucede cuando usted deja
de pagar sus deudas sin decirlo, Grecia se declararía oficialmente
imposibilitada de pagar, provocando lo que en la jerga financiera se
conoce como un “evento de crédito”. Como resultado de ello, sería
esperable que las instituciones que ofrecen seguros sobre la deuda de
Grecia resarzan enormes reclamos (más allá de su capacidad real de
pago).
Otro aspecto mitológico de este drama
tiene que ver con el Banco Central Europeo (BCE), que actualmente tiene
cerca de 55.000 millones de euros en bonos griegos y, a diferencia de
los acreedores privados, no acepta quita alguna. El BCE prefiere esperar
a que alguien, tal vez el fondo europeo de rescate, adquiera los bonos.
Pero, ¿quién terminará financiando al fondo de rescate? ¿Quién sino el
BCE?
¿Por qué se encuentran Grecia, la UE y
otros tan temerosos de una suspensión de pagos cuando ese ha sido
siempre el mecanismo por el cual aquellos que quiebran salen de esa
condición?
El capitalismo ha inventado dos maneras
(que vienen a ser algo similar) de superar una crisis financiera
aparentemente irreversible – la suspensión de pagos y la quiebra. Son
las únicas formas en las que el sistema puede purgar sus excesos. De lo
contrario esos excesos siguen enquistados en el sistema, evitando su
resolución.
A lo largo de la historia, ha habido
cerca de 100 suspensiones de pago soberanas en Europa. Esas suspensiones
de pagos – seguidas de devaluaciones que reflejaban el valor real de la
moneda – facilitaron el proceso de limpiar la mugre. Es hora de que
Grecia (en realidad, la Unión Europea) entienda esto.
Que las consecuencias para Grecia sean
las que tengan que ser. No serán peores que la prolongación de la crisis
hasta el infinito.
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