Lo interesante es que nadie habla de la posibilidad de que no pase nada. Que lleguemos al primero de julio con lo que pronosticaban las encuestas a mediados de febrero. Que gane Peña con aproximadamente 50% de los votos, Vázquez Mota en segundo lugar con 30% y López Obrador con 20 por ciento. Si de especular se trata, este escenario es igual de factible que todos los que hoy se mencionan en la prensa nacional.
No sólo eso. Me temo que el riesgo de este escenario parece bastante real. ¿Por qué? Pues por lo ocurrido en esta primera semana de competencia ya con los tres candidatos definidos.
¿Qué pasó esta semana? Nada.
Vázquez Mota fue elegida el domingo 5 de febrero. Al día siguiente comenzó la “operación cicatriz” dentro del PAN. La candidata se retrató con Creel y Cordero. Fue a comer con el presidente Calderón y su esposa. Habló de lo contenta que estaba y de cómo se convertiría en la primera Presidenta de México. Sonrió y alertó del peligro de que regresara el PRI al poder. Nada nuevo.
En el frente del PRI, Peña siguió con sus giras por los estados demostrando el músculo de su partido para acarrear gente a sus eventos. Saludó, sonrió y habló de la necesidad de un Estado eficaz para poder cambiar. Nada nuevo.
López Obrador, por su parte, también viajó, llenó plazas y habló de la necesidad de un cambio, pero de uno verdadero. Sonrió y prometió mucho amor. Tampoco nada nuevo.
El politólogo John Zaller ha demostrado que la opinión de un individuo se forma a partir de sus prejuicios y la nueva información que recibe. Sin ésta, las opiniones no cambian. ¿Qué información nueva recibimos la semana pasada como para que el electorado cambie su intención de voto?
Ya vimos que ninguna en el frente de los candidatos y sus campañas. En cuanto a lo que reportaron los medios, sólo salió una noticia escandalosa. De acuerdo a testigos protegidos de la DEA, Tomás Yarrington “recibió millones de dólares tanto del cártel del Golfo como de Los Zetas a cambio de protección para sus operaciones criminales” cuando fue gobernador de Tamaulipas entre 1999 y 2004. Tomando en cuenta que Yarrington es del PRI, pues esta información podría afectar a este partido y su candidato presidencial. ¿Lo hará? No lo creo porque, al final del día, en México a nadie le sorprende que un gobernador de Tamaulipas haya recibido dinero de los cárteles de la droga. Además, mientras no metan a la cárcel a Yarrington por este delito, y él siga paseándose sin problemas por toda la República, la gente pensará que el gobierno panista es incapaz de castigar a los políticos corruptos, lo cual, por cierto, tampoco es nada nuevo.
A finales de la semana pasada, Consulta-Mitofsky presentó su última encuesta preelectoral ya con la candidatura definida de Josefina: “Respecto a enero significa que la postulación le dio al PAN casi dos puntos y a los demás les redujo medio punto”. Lo que no dice la encuesta es que el incremento para Vázquez Mota y la disminución para Peña y AMLO están dentro del error muestral de +/-3.1 por ciento. Estadísticamente, nada cambió entre enero y febrero.
Y nada cambia porque no hay información fresca que realmente pueda hacer que se modifiquen las opiniones de los votantes. Así ocurrió en la primera semana de competencia ya con los tres candidatos definidos. ¿Nos seguiremos así hasta julio? Me temo que no podemos descartarlo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario