Latinoamérica está desindustrializándose y debe hacer algo para evitarlo. Así de claro fue el mensaje que dejó José Antonio Ocampo, el exsecretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y actual director del Programa de Desarrollo Económico y Político de la Universidad de Columbia, en su visita de la semana pasada a la sede mexicana de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
Ocampo destacó que la región ha fortalecido sus políticas económicas y por eso se sobrepuso rápidamente a la crisis mundial de 2008/2009, pero advirtió que deberá enfrentarse al riesgo de “sobregastar” los ingresos que le genera el auge de los precios de los productos básicos y tendrá que contrarrestar el proceso de “desindustrialización” que esta etapa ha profundizado. Otros desafíos que el economista colombiano señaló en México son las entradas masivas de capital, que acarrean volatilidad y sobrevaluación del tipo de cambio, con el siguiente perjuicio para la producción de bienes industriales y servicios. También advirtió sobre el poco dinamismo del comercio internacional y una estructura exportadora con debilidades importantes, dado que se concentra demasiado en las materias primas.
El rezago tecnológico implica el mayor desafío de la economía latinoamericana, según Ocampo. “La investigación y el desarrollo (I+D) en materia de tecnología tienen al continente en un atraso de casi 30 años en comparación con los países en donde la producción tecnológica y el registro de patentes es una realidad y una fortaleza. América Latina debe mejorar profundamente su estructura productiva en términos tecnológicos para no sufrir todas las crisis”, alertó el catedrático de Columbia. También llamó a consolidar la integración regional para conseguir un mercado ampliado en el marco de una estrategia de diversificación exportadora agresiva y una política activa de desarrollo productivo. Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) aún debate sobre la incorporación de Venezuela, mientras el Arco del Pacífico (México, Colombia, Perú y Chile) tampoco se formaliza.
Ocampo señaló que América Latina fue la región del mundo en desarrollo más afectada por la crisis mundial después de los países de Europa central. Pese a que la contracción inicial en la región “fue muy fuerte", acabó siendo "corta” por la intervención masiva con gasto fiscal de los países desarrollados, el fortalecimiento de las políticas financieras de los países emergentes y el liderazgo que mantuvo China en la recuperación de los precios de las materias primas, según el exjefe de la CEPAL. En la crisis mundial, la región se contagió por la caída del comercio, el financiamiento externo y las remesas. "Esto fue mitigado parcialmente por el incremento de los precios básicos que ha generado la demanda de China. La caída de las remesas golpeó con fuerza a las economías pequeñas", recordó el profesor de Columbia.
Algunos factores ayudaron a recuperar la senda de crecimiento: la acumulación de importantes reservas internacionales y la baja en el endeudamiento externo, según Ocampo. “América Latina por fin superó la crisis de la deuda de inicios de los 80. Los Gobiernos no dependen más del financiamiento externo y los bancos centrales tienen un manejo ortodoxo de las reservas internacionales”, destacó el economista.
Ocampo destacó que la región ha fortalecido sus políticas económicas y por eso se sobrepuso rápidamente a la crisis mundial de 2008/2009, pero advirtió que deberá enfrentarse al riesgo de “sobregastar” los ingresos que le genera el auge de los precios de los productos básicos y tendrá que contrarrestar el proceso de “desindustrialización” que esta etapa ha profundizado. Otros desafíos que el economista colombiano señaló en México son las entradas masivas de capital, que acarrean volatilidad y sobrevaluación del tipo de cambio, con el siguiente perjuicio para la producción de bienes industriales y servicios. También advirtió sobre el poco dinamismo del comercio internacional y una estructura exportadora con debilidades importantes, dado que se concentra demasiado en las materias primas.
El rezago tecnológico implica el mayor desafío de la economía latinoamericana, según Ocampo. “La investigación y el desarrollo (I+D) en materia de tecnología tienen al continente en un atraso de casi 30 años en comparación con los países en donde la producción tecnológica y el registro de patentes es una realidad y una fortaleza. América Latina debe mejorar profundamente su estructura productiva en términos tecnológicos para no sufrir todas las crisis”, alertó el catedrático de Columbia. También llamó a consolidar la integración regional para conseguir un mercado ampliado en el marco de una estrategia de diversificación exportadora agresiva y una política activa de desarrollo productivo. Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) aún debate sobre la incorporación de Venezuela, mientras el Arco del Pacífico (México, Colombia, Perú y Chile) tampoco se formaliza.
Ocampo señaló que América Latina fue la región del mundo en desarrollo más afectada por la crisis mundial después de los países de Europa central. Pese a que la contracción inicial en la región “fue muy fuerte", acabó siendo "corta” por la intervención masiva con gasto fiscal de los países desarrollados, el fortalecimiento de las políticas financieras de los países emergentes y el liderazgo que mantuvo China en la recuperación de los precios de las materias primas, según el exjefe de la CEPAL. En la crisis mundial, la región se contagió por la caída del comercio, el financiamiento externo y las remesas. "Esto fue mitigado parcialmente por el incremento de los precios básicos que ha generado la demanda de China. La caída de las remesas golpeó con fuerza a las economías pequeñas", recordó el profesor de Columbia.
Algunos factores ayudaron a recuperar la senda de crecimiento: la acumulación de importantes reservas internacionales y la baja en el endeudamiento externo, según Ocampo. “América Latina por fin superó la crisis de la deuda de inicios de los 80. Los Gobiernos no dependen más del financiamiento externo y los bancos centrales tienen un manejo ortodoxo de las reservas internacionales”, destacó el economista.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario