lunes, febrero 20, 2012

Rajoy se desmarca de Alemania y Francia como hizo Aznar

  • Pide con Londres, Roma y Varsovia un plan de crecimiento y austeridad
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El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Foto: Archivo.
Alternancia en el Gobierno y golpe de timón en la diplomacia española. Los Ejecutivos españoles dirigidos por el PP tienden a tejer alianzas con Reino Unido, Italia y Polonia -países que la Administración de George Bush junior calificó de la Nueva Europa-; mientras que los del PSOE tienen querencia hacia el eje franco-alemán, la Vieja Europa según los neocons.


La regla ha vuelto a confirmarse hoy, cuando el nuevo presidente español, el popular Mariano Rajoy, ha firmado junto a once de sus homólogos europeos una carta remitida a las instituciones comunitarias en las que se reclama un plan de crecimiento. Entre los primeros espadas de la Nueva Europa figuran el británico David Cameron, el italiano Mario Monti, el polaco Donald Tusk, el sueco Fredrik Reinfeldt, el holandés Mark Rutte, o el checo Petr Necas: el perfil euroescéptico predomina sobre los europeístas de corte federalista.
Entre los firmantes no aparecen ni la canciller alemana, Angela Merkel, ni el presidente francés, Nicolas Sarkozy, que en los últimos meses han sido los abanderados de la austeridad como receta para salir de la crisis de la zona euro.
Salvando las diferencias -enormes por cuanto ahora se trata de sanear las cuentas públicas y hace casi una década era una cuestión de guerra y paz-, las formas recuerdan a la carta abanderada por José María Aznar a favor de la intervención de Estados Unidos en Irak, cuyo texto fue publicado en el conservador rotativo norteamericano The Wall Street Journal. Carta que se convirtió en el símbolo de la profunda división de la UE en materia de política exterior.
Fuera de quién firmó y a quién se echa de menos, la carta de este lunes es una reedición de los múltiples lugares comunes que la jerga de los eurócratas repite a modo de mantra al menos desde, que en la cumbre celebrada en Lisboa en el año 2000, los líderes europeos pactaron una agenda de reformas económicas -sistemáticamente incumplidas- con las que se suponía que la economía europea lideraría la economía mundial en 2010. Visto desde la perspectiva actual, suena a broma amarga.

El contenido de la misiva

En la carta remitida a las instituciones de la UE, se reclama un plan de acción para impulsar el crecimiento económico y la creación de empleo. La misiva va dirigida al presidente del Consejo Europeo, el conservador belga Herman Van Rompuy; y al presidente de la Comisión Europea, el también conservador, pero portugués, José Manuel Durao Barroso.
El documento pretende alimentar los debates que mantendrán los jefes de Estado o de Gobierno de los Veintisiete países de la UE durante la cumbre que celebrará en Bruselas el jueves 1 y el viernes 2 de marzo.
Los firmantes alertan de que las economías europeas atraviesan un "momento peligroso" en el que "el crecimiento se ha estancado, el paro está aumentando y los ciudadanos y las empresas se enfrentan a las condiciones más duras de los últimos años". Subrayan que mientras que el resto de economías del mundo están saliendo de la crisis, las turbulencias financieras y la deuda "hace que la senda de la recuperación en Europa sea mucho más difícil de escalar". Y apostillan: "La crisis que estamos viviendo es también una crisis de crecimiento".
La carta propone que la UE establezca en su cumbre de marzo ocho prioridades para impulsar el crecimiento: reforzar el mercado interior y liberalizar el sector servicios; crear un mercado único digital en 2015; completar el mercado energético único en 2014; impulsar la investigación, el desarrollo y la innovación; concluir acuerdos de liberalización comercial con EEUU y los países emergentes; reducir la burocracia; flexibilizar los mercados laborales y estabilizar el sector financiero.

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