miércoles, abril 15, 2009

La nacionalización de los fondos de jubilación privados en Argentina

La nacionalización de los fondos de jubilación privados en Argentina

por Kristian Niemetz

Kristian Niemetz es académico titular de Investigación de Pobreza del Institute of Economic Affairs de Londres. Este estudio fue publicado originalmente en inglés en el Economic Affairs (2009), vol. 29 (1), pp. 49-53. También puede leer este documento en formato PDF aquí.


En octubre de 2008, el gobierno de Argentina anunció que los fondos de jubilación privados serían nacionalizados. Este ensayo demuestra que, a diferencia de lo aseverado por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, el sistema de capitalización individual tenía un gran potencial. Su desempeño puede que no haya llegado a satisfacer las expectativas iniciales, pero eso en gran parte se debe a los efectos negativos de mercados de seguridades subdesarrollados, grandes sectores informales de la economía que impedían una amplia participación, una regulación de las inversiones impertinente y una mala implementación. A pesar de estas numerosas limitaciones, el sistema privado funcionó mejor que el sistema público de reparto.

Introducción

El 21 de octubre de 2008, la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner anunció una medida drástica: el sistema de pensiones parcialmente privatizado habría de ser completamente re-nacionalizado. Todos los ciudadanos que habían optado por salirse del sistema público para asegurar su jubilación mediante una cuenta de capitalización individual fueron forzados a reintegrarse al sistema estatal. Los activos que habían acumulado en sus cuentas privadas habrían de ser transferidos al Estado. La industria de las administradoras de fondos de pensiones, la cual se había desarrollado a partir de cuando se permitió salirse del sistema público en 1994, dejaría por lo tanto de existir. El gobierno argentino anunció el "fracaso" del sistema de capitalización individual administrado por instituciones privadas.

La revocación inesperada de esta reforma constituye un cambio sísmico. Durante aproximadamente 15 años, el modelo de capitalización individual había experimentado una expansión continua en América Latina conforme se diseminaba a más países en la región y abarcaba a cantidades crecientes de personas dentro de cada país. América Latina se había ganado la reputación de estar a la vanguardia de la reforma de libre mercado en pensiones. Ya que la reforma de los sistemas de pensiones toma predominancia en los debates de política pública alrededor del mundo, en parte debido a la presión demográfica y a otros factores, el ejemplo argentino tendrá serias consecuencias. La manera en que este evento sea interpretado, así como los éxitos y fracasos relativos de este período de 14 años de pensiones privadas, podría decidir el tono del debate acerca de la reforma en el extranjero—incluso en países que de otra manera no considerarían a las políticas económicas latinoamericanas como relevantes para su propio contexto.

Mucho antes de que el gobierno argentino anunciara su decisión, los sistemas de capitalización individual a lo largo de América Latina habían empezado a ser criticados. Predominaba la opinión de que los éxitos del pionero modelo chileno1 eran fortuitos, un éxito que no se había repetido en ningún otro país. Gran parte de los autores reconocían que la transición a las cuentas de capitalización individual ha mejorado la sostenibilidad y rendido beneficios macroeconómicos. Sin embargo, una crítica frecuente era que el nuevo sistema no garantizaba un ingreso estable en la vejez, que la cobertura no era considerablemente más alta que lo que había sido bajo el sistema anterior, y que los administradores de los fondos de pensiones cobraban comisiones altas (Calderón-Colin et al., 2008; Gill y Tatucu, 2005; Gill et al., 2004; Mesa-Lago, 2005; Roldós, 2007). Algunos autores consideraban esta ambigüedad de resultados como evidencia de que las ideas de privatización y pre-financiamiento habían sido llevadas “demasiado lejos” (Barr, 2002; Huber y Stephens, 200; Orszag y Stiglitz, 1999).

Este ensayo, en cambio, argumenta que aún si los resultados de la reforma “al estilo chileno” en Argentina fueron en parte decepcionantes, esto se debía en gran medida a las numerosas limitaciones bajo las cuales operaban los actores del sistema. Algunas de estas limitaciones constituían políticas adoptadas deliberadamente, otras yacían en un marco institucional defectuoso. Los críticos, por lo tanto, estaban asignando la culpa de manera equivocada, lo cual es una práctica común cuando se analizan los sistemas de capitalización individual a lo largo de la región.

La historia de la reforma

El anterior sistema de pensiones argentino emergió en 1967 a partir de la obligada fusión de varios fondos semi-autónomos. Hubo distintas fórmulas para determinar los beneficios de distintos sectores ocupacionales, un arreglo que favoreció intensamente la búsqueda de rentas. Los esquemas de pensiones que representaban a los grupos de presión políticamente poderosos lograban opciones de jubilarse temprano y con pensiones lucrativas, entre otros beneficios para sus miembros—todo esto financiado por el contribuyente común y corriente. Con el paso del tiempo, el sistema se volvió financieramente insostenible (ver Grushka, 2002, pp. 7-8). Las tasas de contribución llegaron a constituir el 26% de los salarios brutos (Congressional Budget Office, 1999, p. 74), a pesar de los subsidios tributarios y de tener una relación baja de dependencia de ciudadanos de tercera edad (Corbo, 2004, p. 261).

Las presiones fiscales, combinadas con una escasez de capital doméstico y el éxito de la experiencia chilena, finalmente desembocaron en una cadena de eventos que conllevaron a la reforma. En 1994, un nuevo sistema de dos pilares fue establecido. El primer pilar básico consistía en un sistema de reparto con contribuciones relacionadas al salario y a beneficios uniformes. Dentro del segundo pilar, las personas podían escoger entre dos opciones. Podían pagar 11% de su salario bruto a un esquema de reparto, o depositar la misma cantidad en una cuenta de ahorro. Había para escoger 10 empresas de administración de fondos, conocidas como AFJPs2. El ingreso de jubilación de un argentino podía por lo tanto consistir en tres componentes: una pensión estatal uniforme; una pensión estatal relacionada al ingreso o, en su lugar, de lo recaudado en una cuenta personal de ahorros; y, en algunos casos, el monto restante generado en el sistema pre-1994. La elección en el segundo pilar entre la opción de capitalización y la del sistema de reparto era reversible. En los últimos días del modelo, el 70% de todos los trabajadores cubiertos habían optado por el esquema de capitalización (SAFJP, 2007, p. 9). Aquellos que no tomaron una decisión eran automáticamente inscritos a la rama del sistema de reparto.

Resultados iniciales

Algunos resultados positivos ya eran visibles luego de 14 años, tiempo para el cual 270.000 pensionistas ya utilizaban sus cuentas de retiro individuales como una fuente de ingresos (SAFJP, 2008).

La proporción de reemplazo había dejado de ser una variable política. En un sistema de ahorro, las tasas de reemplazo son determinadas por los esfuerzos individuales de ahorro, las tasas de rendimiento del mercado, y una elección adecuada del administrador de los fondos privados de jubilación. No hay una fórmula arbitraria para determinar las pensiones. Una fuente importante de búsqueda de rentas había sido eliminada. Esto beneficiaba particularmente a aquellos con ingresos bajos, porque en el sistema anterior, la tasa implícita de rendimiento era regresiva (Gill et al., 2004).

Desde agosto de 1994 a septiembre de 2008, el sistema registró rendimientos reales de 7,7% como promedio anualizado (SAFJP, 2008, p. 18), claramente afectado por la crisis financiera global pero menos que los mercados argentinos de valores en general (Palla, 2008). Con el tiempo, las comisiones habían mostrado una tendencia a la baja, y la diversificación de portafolios una tendencia al alza (SAFJP, 2007, pp. 86-89).

En el nuevo sistema la gente encontró una gama de opciones que era desconocida en el antiguo sistema. Las AFJPs podían diferenciarse entre si en términos de retornos, estrategias de inversión, comisiones y servicios. También ofrecía variedad institucional. Casi todas las AFJPs eran propiedad de un banco o empresa de seguros, pero algunas eran totalmente o parcialmente propiedad de sindicatos, cooperativas y un consejo académico.

Auguste y Artana (2006, p. 40) han comparado los rendimientos ajustados al riesgo3 de las AFJPs con los del sistema de reparto, considerando a los impuestos del seguro social como una cuasi-inversión. Demuestra que los rendimientos ajustados al riesgo en el (sub-)sistema privado eran 2,5 veces más altos. Este cálculo incluso está sesgado a favor el sistema de reparto, porque asume que los beneficios de este crecen de manera estable junto con los salarios. En realidad, era una práctica política frecuente en el viejo sistema rellenar los vacíos en el presupuesto congelando las pensiones en términos nominales mientras que la inflación era alta (Congressional Budget Office, 1999, pp. 74-76). Durante la crisis argentina y luego de ella, dentro del segundo pilar, fue la rama privada la que se desempeño de mejor manera (Valdes-Prieto, 2007, p. 15). Vale la pena mencionar este aspecto ya que las dificultades de las AFJPs durante la crisis han sido citadas en repetidas ocasiónes como ejemplo de la supuesta “vulnerabilidad” de las pensiones privadas.

También ha habido beneficios económicos a manera de efectos secundarios positivos. Walter y Lefort (2000) encuentran evidencia tentativa de que, controlando el efecto de otros factores, la presencia de fondos de pensiones en Argentina ha aumentado la penetración financiera. Esto último es un importante determinante de la productividad (Beck et al., 2000).

Sin embargo, Argentina claramente no había podido repetir el éxito de Chile. Los rendimientos siempre habían estado sujetos a una inmensa volatilidad (Auguste y Artana, 2006, p. 36; SAFJP, 2008, p. 6) y experimentaron cuantiosas pérdidas hacia el final. La diversificación en los portafolios de las AFJPs permaneció pobre a pesar de mejoras, con una fuerte concentración en deuda del Estado y poca inversión en el extranjero. Las tasas de cobertura incluso habían disminuido comparadas con las del sistema anterior. Los fondos de pensiones continuaron siendo comparativamente caros para los clientes. La Tabla 1 resume las características principales del sistema.

El reto consiste en reconocer en qué proporciones estos defectos deben ser atribuidos a las características inherentes de los sistemas de capitalización individual, a la mala implementación, a factores adversos fuera del sistema de pensiones, o simplemente a los ‘problemas de crecimiento’ que el nuevo sistema hubiese dejado atrás con el tiempo. Como mencioné anteriormente, algunos han apuntado al primero de estos factores. Estos autores, sin embargo, se tomaron muy en serio las etiquetas comunes del nuevo sub-sistema: ‘completamente financiado’ o ‘administrado privadamente’. Ellos frecuentemente ignoraron el hecho de que el nuevo sistema era un híbrido, en el que algunas variables eran determinadas por el intercambio contractual y otras por la regulación estatal. También ignoraron que un mercado para productos de pensiones no existe en un vacío. Está enlazado estrechamente con otros mercados tales como el de capitales, seguros y el laboral, y depende del desempeño de estos también.

La inversión de los fondos de pensiones: ‘regulación es la nueva nacionalización’

Las decisiones de inversión de las AFJPs han estado sujetas desde un principio a regulaciones excesivas: límites máximos cuantitativos sobre cada clase de activo y emisor. Con respecto a cómo ha evolucionado esta regulación, debe enfatizarse que asegurar la calidad de vida de los jubilados no fue la principal, o siquiera la exclusiva, motivación política detrás de las reformas de pensiones en América Latina. En cambio, los gobiernos consideraban a los grandes fondos de capitales que esperaban como una herramienta de políticas públicas para lograr objetivos macroeconómicos tales como aumentar los ahorros domésticos para la economía, desarrollar un mercado de bonos doméstico, y aumentar los créditos baratos para sí mismos (Auguste y Artana, 2006, p. 9; Calderón-Colin et al., 2008, p. 4; Roldós, 2007, pp. 10-14; Vásquez, 1997).

Los límites máximos sobre las inversiones en activos extranjeros de las AFJPs, por ejemplo, eran 20% (SAFJP, 2008). Además, existía una forma indirecta de regulación de las inversiones: cada AFJP tenía que garantizar un rendimiento mínimo, definido como el promedio de la industria menos una desviación permitida (Ibíd.). Eso proveía un incentivo para que las AFJPs sincronizaran sus decisiones de inversión. El ‘comportamiento de manada’ resultó (Auguste y Artana, 2006; pp. 3, 14), más evidente en las inversiones en el extranjero. Más de la mitad de los activos extranjeros de la industria de las AFJP estaba concentrada en solamente dos empresas (SAFJP, 2007, p. 81).

Las restricciones a las inversiones obstaculizaron la diversificación de portafolios y empujaron a las inversiones de las AFJP hacia activos menos atractivos. Estas por lo tanto redujeron sus rendimientos y aumentaron la volatilidad, la cual se volvió especialmente obvia durante la crisis argentina de 2001. Sin embargo, esto claramente no constituye una característica inherente de los esquemas de capitalización privados—refleja más bien la intervención política en sus actividades. El peligro de una situación como esta es que los sistemas de pensiones se sobrecargan con objetivos múltiples y en conflicto. Cuando la privatización de pensiones es implementada correctamente, las cuentas de capitalización individual brindan, por su propia cuenta, un estímulo poderoso para la inversión doméstica (Corbo y Schmidt-Hebbel, 2003, pp. 8-15). Sin embargo, si bien éste es un efecto secundario bienvenido, no debería ser el propósito de las cuentas de capitalización individual.

Mercados de capitales subdesarrollados

Los límites cuantitativos no habrían sido un problema grave en un país con mercados de valores sofisticados, ya que los fondos de pensiones hubieran podido acceder rápidamente a substitutos. La razón más profunda para la poca diversificación de los activos de los fondos de pensiones se encontraba en el subdesarrollo de los mercados de capitales domésticos. Beck et al. (2000, actualizado en 2007) han reunido más de 20 indicadores claves de penetración financiera alrededor del mundo, entre ellos la capitalización de los mercados de acciones y bonos y los créditos al sector privado. En gran parte de ellos, Argentina se encuentra muy por detrás de países con niveles de ingreso comparables. Este es un problema común a lo largo de la región. A pesar de mejoras visibles, los mercados de capitales latinoamericanos permanecen huecos, con la excepción de Chile.

Para explorar porqué América Latina se está quedando rezagada en este aspecto, de la Torre et al. (2007) han estimado los factores que determinan el desarrollo de mercados de capitales alrededor del mundo. Los autores toman varios sustitutos de la penetración financiera y realizan una regresión de estos contra una serie de variables de políticas económicas e institucionales. Sus resultados muestran que las variables asociadas con la liberalización de los mercados de capitales y la calidad institucional son los principales determinantes del desarrollo. Si estos resultados son precisos, explican gran parte del subdesarrollo de los mercados de valores en Argentina (y por lo tanto de la poca diversificación de riesgo de los portafolios de las AFJPs). Como la Tabla 2 muestra, Argentina no ha establecido un marco legal y regulatorio que sea conducente a una penetración financiera. No se ha desarrollado un ambiente institucional en el cual los mercados de valores puedan salir adelante, al menos no a un nivel que sea comparable con el de su vecino, Chile.

La situación puede que de hecho no sea así de simple. De la Torre et al. (2007) también han incluido una variable que captura las características regionales no observadas y específicas a Latinoamérica. Aún cuando se controla para los fundamentales de institucionalidad y políticas públicas, la variable regional representando a América Latina todavía ejerce un impacto negativo considerable. De acuerdo a de la Torre et al., hay dos explicaciones posibles aunque no mutuamente excluyentes para este rompecabezas. Puede ser que cambios institucionales han sido aprobados pero no han sido aplicados consistentemente, en tal caso el control de las variables en el modelo podría estar sobreestimando la calidad institucional. Por otro lado, uno podría ver estos resultados como un respaldo al punto de vista de Stiglitz (2002) de que la secuencia y la rapidez del proceso de reforma no fue la acertada, con liberalizaciones tomando lugar antes de que la infraestructura institucional apropiada estuviera en su lugar. Pero, de cualquier manera, hay poco debate en cuanto a que construir capacidades efectivas de supervisión, establecer procedimientos claros de bancarrota, estándares transparentes de contabilidad y publicación de información, tomar decisiones rápidas en las disputas jurídicas, y contar con una protección fuerte de los derechos de los accionistas minoristas, etc., conducen a la maduración de los sistemas financieros.

Cuando existen estos requisitos fundamentales, los fondos de jubilación privados brindan un enorme empuje adicional a los mercados de capitales (Corbo y Schmidt-Hebbel, 2003, pp. 21-27). Pero cuando los requisitos fundamentales son defectuosos, una reforma de pensiones no los puede reemplazar, y ésta no debería ser culpada tampoco por sus deficiencias. Como Ricketts (2008, p. 5) indica, "El capitalismo falla donde las instituciones que lo respaldan están ausentes. De la misma manera, no se puede esperar que los cambios de políticas que no van acompañados de alguna acción para remediar esta inherente debilidad institucional rindan los resultados esperados". Auguste y Artana (2006, pp. 48-49, 63) han comparado los rendimientos ajustados al riesgo de las AFJPs con aquellos registrados por los fondos mutuales privados, los cuales tienen que enfrentarse al mismo ambiente limitado. Este muestra que las AFJPs se desempeñaron igual de bien que los otros principales inversionistas institucionales de Argentina.

El empleo informal

Una de las principales debilidades del sistema anterior era que solo participaba una pequeña parte de la población, dejando al resto sin cobertura formal. Había esperanzas de que el esquema capitalización individual tuviese una cobertura mucho más amplia, porque sus contribuciones no constituirían impuestos sino ahorros. Por lo tanto disminuiría el incentivo de evadir la participación al cambiarse al empleo informal o al auto-empleo. Aquella esperanza no se materializó. Comparado con el último año del viejo sistema, la cobertura disminuyó. La experiencia de otros países latinoamericanos que adoptaron las cuentas de capitalización individual no ha sido así de negativa pero, en gran parte, la cobertura ha aumentado solo de manera moderada. Esto ha llevado a algunos a concluir que, en realidad, a la gran mayoría de personas no les importa si le pagan el dinero a una agencia del Estado o a su propia cuenta de ahorros.

El problema con este argumento es que asume que la gente deliberadamente elige trabajar en el sector informal, y que los incentivos mejorados tales como impuestos más bajos sobre el empleo forma podrían cambiarles su manera de pensar. Esta es una presunción razonable en países en los que es fácil ingresar al sector formal de la economía pero con una carga tributaria excesivamente pesada. También podría aplicarse a ciertos sectores de la fuerza laboral argentina. Pero, como de Soto (2000) ha demostrado, en países en los que la economía extralegal no es la excepción sino más bien la norma, es irracional presumir que la gente elige voluntariamente esta manera de hacer negocios. Un equipo de trabajo del Instituto Libertad y Democracia de de Soto ha examinado el sector informal de Argentina. Sus principales descubrimientos, mostrados en la Tabla 3, indican que para grandes sectores de la población es simplemente imposible la participación en actividades económicas basadas en derechos de propiedad registrados, contratos ejecutables y transacciones legalmente protegidas. El costo de acceso es prohibitivamente alto.

No es realista asumir que una reforma de pensiones pueda superar por sí sola tales deficiencias estructurales fundamentales. Mientras persistan los grandes sectores extralegales—y en Argentina el sector informal de hecho ha crecido después de la crisis económica (SAFJP, 2007, pp. 8-9)—la mayoría de la población permanecerá sin cobertura formal. El sub-sistema privado sí cubría a casi todos los que podía cubrir. Tomando en cuenta el tamaño de una empresa como definición de formalidad, entre el personal de las empresas más grandes4, las tasas de cobertura eran del 86% (Rofman y Lucchetti, 2006, pp. 36, 86). La manera más obvia de aumentar la cobertura, la cual es desafortunadamente también la más difícil, hubiera sido aumentando la formalidad. Una comparación entre varios países muestra una fuerte correlación entre las tasas de cobertura del sistema de pensiones y el tamaño del sector formal (Tuesta, 2008, p. 9). Para aquellas personas que tienen acceso al empleo formal, reemplazar los impuestos de seguridad social con ahorros puede brindar un incentivo adicional para afiliarse (Edwards y Cox Edwards, 2002, pp. 22-28).

Conclusión

El sub-sistema privado de pensiones en Argentina dio como resultado mejoras considerables si se toma en cuenta lo que existía antes. Fácilmente superó al sistema anterior en términos de seguridad, sostenibilidad, equidad, diversidad, libertad de elegir y en efectos secundarios que eran beneficiosos para la economía. Pero hay que admitir que dado el indiscutible fracaso del sistema viejo, este difícilmente resulta constituye un punto de referencia ambicioso. Comparado con lo que hubiera podido lograr, y con lo que Chile ha logrado, el resultado se ve más deprimente. Este ensayo intentó demostrar que los defectos no indican que el pre-financiamiento y la privatización eran conceptos mal concebidos. De hecho, los defectos eran la consecuencia de una excesiva intervención estatal en la inversión de los fondos de pensiones, así como también de limitantes exógenos al sistema de pensiones tales como un mercado de valores subdesarrollado y un sector informal grande.

No hay nada inevitable acerca de este desempeño mediocre. Todo lo que se ha dicho acerca de la adversidad del ambiente legal e institucional también pudo haberse dicho de Chile a principios de los ochenta. Lo que hizo del caso chileno único es que no fue cuestión de "suerte", sino del hecho de que la reforma de pensiones chilena fue seguida de toda una plétora de cambios en políticas públicas en todos los niveles. Estos incluían la austeridad fiscal, las privatizaciones de industrias involucrando a los fondos de pensiones como compradores, la liberalización del mercado de capitales y del mercado laboral, y mejoras en el desempeño institucional y de gobernabilidad (Miemitz, 2008). Si el gobierno argentino de verdad hubiese estado motivado por una preocupación por la calidad de vida de los futuros ancianos, debería haber implementado una segunda generación de reformas para continuar y complementar la reforma de pensiones inicial.

Los modelos de libros de texto usualmente explican el atractivo inicial del sistema de reparto por el hecho de que, cuando es introducido, la primera generación de jubilados recibe un rendimiento infinito (ver, por ejemplo, Homburg, 1988, p. 87). Los primeros jubilados reciben una pensión sin alguna vez haber contribuido o pagado contribución alguna. Podría haber una ilusión en Argentina de que una lógica similar esté aplicándose ahora: el Estado podrá gastar grandes sumas en el presente, mientras que a los contribuyentes se les dice que sus activos no se han perdido sino que simplemente han sido “cambiados” por derechos dentro del sistema de reparto (la nacionalización se presenta como una “operación de rescate”). En realidad, las personas han intercambiado el riesgo de pérdidas ocasionales por inversiones propio del mercado por el riesgo político de cambios arbitrarios en la fórmula de la pensión. Juzgando por la historia del viejo sistema de reparto (1967-94), en el caso de Argentina, el riesgo político parece exceder el riesgo de mercado. No hay razón alguna para asumir que será distinto esta vez.

Pero aún si no se repitiesen los abusos del viejo sistema, el rendimiento indirecto del sistema de reparto está encausado a disminuir, y los gobiernos futuros se enfrentarán con una enorme presión fiscal. Esto se debe simplemente al hecho de la población de Argentina está envejeciendo rápidamente (División de Población de las Naciones Unidas, 2006). En otros países con una creciente relación de dependencia de ciudadanos de tercera edad, un cambio hacia el esquema de capitalización muchas veces es descartado incluso por políticos que generalmente reconocen las ventajas del esquema de capitalización. Ellos temen que el déficit de flujo de caja que surge durante la transición será “excesivo”. La gran ironía de la revocación de esta política en Argentina es que sucede luego de que ya había sido controlada esa fase crítica de lidiar con el déficit de flujo de caja (ver Grushka, 2002). El gobierno argentino se ha comportado como el jefe de hogar que derrumba su casa justo después de haber repagado gran parte de la hipoteca. Los futuros ancianos argentinos pagarán un precio muy alto.

Cuando la ficción entraña más realismo que la mismísima realidad

Cuando la ficción entraña más realismo que la mismísima realidad

En el nuevo escenario electoral, los argentinos asisten a la representación de una comedia grotesca con malos actores y peores guiones.

“Lo que hoy ha empezado como ciencia ficción,
mañana será terminado como reportaje.”
Arthur C. Clarke

El reloj apenas si marcaba las seis. Entre las rendijas de la persiana no asomaba aún ni un sólo vestigio de amanecer. Se demoraba el día, quizás como se demora todo en la Argentina. Posiblemente una esté sensibilizada en extremo y nada quede, pues, librado a la casualidad: ni este tardío otoño que se empeña todavía en quemarnos la piel en un escenario dantesco.

Lo cierto es que, en el mismísimo instante en que el reloj marcaba las 6 AM y la noche peleaba por permanecer, comenzó a sonar el teléfono insistentemente.

Generalmente, a horas poco afines con las actividades rutinarias, estos sonidos atemorizan hasta dejarnos entre la parálisis y la acción instintiva. O será que cualquier hecho capaz de alterar la monotonía de lo cotidiano puede provocar en nosotros un cúmulo de pensamientos poco claros, y es por eso que vivimos a la deriva. Desde alguna fatalidad hasta un simple llamado equivocado, todo podía ser y no ser, tal como pasa constantemente en esta geografía. Sin sorpresa casi, sin asombro diría…

Atendí tratando de forzar la voz para no delatar mi perturbación. Del otro lado, ningún titubeo. Se me increpó directa y contundentemente: “¿Es usted argentina?”, preguntaron con la certeza de saber de antemano la respuesta. Mi duda al respecto no tuvo más asidero que cierta vergüenza que provoca haber nacido en aquel “granero del mundo” que ya ni siquiera da de comer a los propios habitantes de este suelo.

Asentí. La voz ronca inquirió con algún dejo de autoritarismo: “Le solicitamos se presente en Balcarce 50, en 30 minutos”. En ese segundo se apoderó de mi una mezcla de intriga y desazón, de bronca diría; difícilmente traducible en palabras. ¿Desde cuándo una voz puede imponer la agenda de mi día así porque sí? Enseguida supe que infinitas veces sucedió y sucede de ese modo, máxime desde que los Kirchner están en el poder. ¿Cuántas veces creí que estaría en la oficina en tiempo y forma, y los piquetes impidieron que aconteciera de ese modo? Nunca hubo una autoridad, ya sea con voz ronca o aguda, actuando acorde a la letra de la Constitución, es decir, liberando el paso como derecho del ciudadano a transitar libremente por el país.

Tampoco se nos explicó jamás por qué la mentada “transversalidad” o el Partido Justicialista –que, en ese entonces, no era disidente ni se arrepentía de rendir pleitesía a cuanto capricho kirchnerista surgía– pusieron reparo a la unilateral determinación de que fuera Cristina quien se erigiera candidata por esas “fuerzas”, sin que mediaran internas ni discusiones siquiera.

Si para ninguna de esas arbitrariedades hubo jamás respuesta, ¿por qué habría de haberla a mi confusión ante el intempestivo llamado telefónico? ¿Qué querrían de mí? Sin duda, la tranquilidad de conciencia es siempre buena compañera.

Por ese haber nacido en Argentina que nos hace actuar como autómatas en vez de reaccionar como personas, en 30 minutos estaba en la explanada de la Casa Rosada sin haber, previamente, averiguado nada. No era la única. Un centenar no más de compatriotas, con la misma cara de nada pero enmudecidos cual argentinos legítimos, copaban la planicie por donde suelen entrar los funcionarios a sus despachos, aunque sea de tanto en tanto.

Nadie atinaba a dar una explicación medianamente válida al hecho de estar allí. ¿Privilegiados? ¿Predestinados? ¿Condenados como aquel personaje kafkiano que, en El Proceso, marchaba hacia su propio juicio sin saber la causa por la cual se lo acechaba?

Silencio de radio ante tanta incertidumbre, como sucede a diario. Algo nos mantiene siempre mudos ante la barbarie más grande. Por ejemplo: ¿quién se hizo o se hace responsable del avance del dengue que, según la mismísima ministra de Salud, “llegó para quedarse”? No lo preguntamos, mucho menos lo demandamos, pese a tener el derecho que da el sabernos explícitamente afectados.

Pero ahí estábamos, como cobayos prestos para un casting o para algún experimento del que nada sabíamos en concreto. Tras una larga espera sin justificación siquiera, las puertas de Balcarce 50 se abrieron prácticamente como se abrió el muro de San Isidro a los vecinos de San Fernando: todo sin lógica ni coherencia, como si el país fuese un juego para ensayar soluciones a problemas serios, en vez de paliarlos con políticas de Estado, comprobada su efectividad previamente.

El matrimonio presidencial nos observaba como quien observa el ganado en los andariveles de Liniers, prestos para elegir cuál enviar al matadero y convertirlo en oferta medianamente rentable para el mercado.

A esta altura de las circunstancias, el lector habrá adivinado qué hacíamos allí, para qué habíamos sido convocados. Los Kirchner estaban con una planilla en la mano, llenando con cruces los casilleros, la suerte era de todos o de ninguno. De esa turba de gente enmudecida y agazapada en una especie de “obediencia debida”, saldría –ni más ni menos– el candidato…

No. No nos exigían responsabilidades ni mucho menos nos cabía alguna suerte de “derechos humanos”. Apenas había un mandato oficial a cumplir; un “servicio a la Patria”, según se oyó decir, de esos que se aceptan jurando sobre una Biblia o sobre una Carta Magna, pero que nunca la ciudadanía demanda.

Se trataba de la continuidad del “modelo”, sería por eso que nos tomaban las medidas y nos hacían desfilar por una pasarela donde nos miraban fijo los bustos de tantos otros que agradecían, desde el mármol, no estar ya respirando ese ambiente asfixiado. Nadie daba al parecer con el 90-60-90, menos aún con el metro ochenta.

No era tan arduo el “trabajo” que los Kirchner “ofertaban”: la duración no excedía el marco de un día. Una vez cerradas las urnas, podríamos volver a ser lo que habíamos sido o nunca habíamos dejado de ser: una oveja más de un rebaño que acepta hasta lo inaceptable y que participa en una ficción como si la misma fuese una realidad palpable.

Obviamente estos hechos no sucedieron más que en mi sueño, fueron tal vez una zancadilla de Morfeo, pero nada diferencia esa vivencia de aquellas otras que experimentamos todos, despiertos, en vigilia, día tras día.

Las elecciones, en este contexto, bien pueden ser una oportunidad para la sociedad si ésta acepta el desvelo guardián o pueden convertirse en una pesadilla sin garantía de vencimiento. No basta con que el hartazgo sea genuino; debe ser, además, activo.

De repente, frente a los acontecimientos de coyuntura –que ni ameritan un análisis exhaustivo–, los funerales de un ex presidente que tuvieran lugar días atrás parecen haber ocurrido en épocas remotas. Es que, de lo contrario, no hay modo de justificar el olvido que parece haberse instalado ya en el conciente/inconsciente colectivo y que vacía de sentido, incluso, los mensajes contundentes que tamaña epopeya arrojó para ciudadanos y dirigentes. La casa no está en orden aunque una escenografía ficticia nos cercene la vista.

Hoy por hoy, los comicios son apenas un chiste de mal gusto, una pesadilla, un vil manoseo. Que dejen de serlo para convertirse en lo que debieran ser depende del pueblo más que de aquellos que encabecen, caprichosa o groseramente, las listas, sobre todo las “oficialistas” (valgan esta vez, más que nunca, las comillas).

Y, por las dudas, no olvidemos que Calígula nombró cónsul a un caballo, aunque hasta ese hecho haya dejado también de sorprendernos. © www.economiaparatodos.com.ar

El Gobierno ya fue plebiscitado y perdió

El Gobierno ya fue plebiscitado y perdió

No es necesario consultar a las urnas: los argentinos expresan su confianza o desconfianza por el modelo con su comportamiento económico diario.
Ya en 2007, Néstor Kirchner tuvo que recurrir a Daniel Scioli, un político que no es justamente del riñón kirchnerista, para poder ganar en la provincia de Buenos Aires. Luego de haber ninguneado a su ex vicepresidente por hablar sobre las tarifas de los servicios públicos y después de que su esposa, la actual presidente (¿?), también lo maltratara públicamente en algunas de las sesiones del Senado cuando era senadora, el santacruceño no tuvo otra alternativa que recurrir a él para que fuera candidato a gobernador porque, evidentemente, sus incondicionales como Carlos Kunkel, Guillermo Moreno o los Fernández eran incapaces de juntar tres votos.


Hoy, Néstor tiene nuevamente que recurrir a Scioli para ver si puede salvar las papas del horno. Néstor sabe que él solo no tiene el apoyo popular y ni siquiera tiene la dignidad de reconocerlo. Se esconde detrás de la figura de Scioli como los chicos se esconden detrás de la pollera de la mamá cuando tienen miedo.

Si tuvieran un mínimo de decencia y honor, Scioli y los intendentes que apoyan a Kirchner renunciarían a su cargo y se jugarían por su jefe espiritual. ¿Por qué no lo hacen? Porque saben que, de no mediar un gigantesco fraude, hay altas probabilidades de perder las elecciones. Lo que Kirchner les está pidiendo a Scioli, intendentes y gobernadores aliados es que lo acompañen hasta el cementerio y se metan en el cajón con él. ¿Lo harán?

Desde el punto de vista político, es evidente que Néstor se siente perdedor, porque nadie hace tantos descalabros institucionales si sabe que es ganador. Forzar el adelantamiento de las elecciones, pedirle a Scioli que vaya en la fórmula con él y exigirle a intendentes y gobernadores que sean cabezas de listas en forma “testimonial” muestra que Néstor está desesperado porque se ve venir la noche.

Pero hay otro dato mucho más contundente respecto al supuesto plebiscito de estas elecciones. El argumento es plebiscitar el modelo o, mejor dicho, lo que ellos creen que es un modelo económico. El modelo ya fue plebiscitado por la gente y sigue siendo plebiscitado todos los días con el comportamiento económico de cada uno de los habitantes.

La fuga de capitales que comenzó en el 2007 y ya llega a los U$S 30.000 millones es una forma de plebiscitar el modelo. La gente fuga sus capitales porque tiene pánico a las locuras confiscatorias que implementa Néstor. Y bueno es aclarar que no son solamente los grandes inversores los que fugan capitales, es la gente común la que todos los días se refugia en el dólar. Las compras de dólares en los bancos dan un promedio de U$S 3.000 o U$S 4.000 por persona. Son montos chicos de gente que quiere poner a resguardo sus ahorros de los desquicios del modelo.

El modelo ya fue plebiscitado cuando el gobierno manda a las mesas de los bancos y casas de cambios a inspectores para controlar, tipo KGB, quiénes y porqué compran dólares.

El modelo ya ha sido plebiscitado cuando en los bancos ya casi no quedan cajas de seguridad para alquilar y en Uruguay hay una demanda creciente de este servicio. ¿Qué dice la gente con este comportamiento? Que el modelo y Kirchner les dan pánico. Si el modelo hubiese sido plebiscitado a favor la gente estaría sacando sus dólares de las cajas de seguridad y estaría depositando pesos en los bancos. Eso no ocurre. Los depósitos siguen bajando.

El modelo también fue plebiscitado cuando cada peso que emite el BCRA se va al dólar o a precio. La gente no cree en los billetes que imprime el Central porque sabe que se derriten como barras de hielo en el medio del desierto fruto de un modelo inconsistente y agotado.

También el modelo fue plebiscitado negativamente con el fracasado anuncio del plan de autos económicos. La gente no los compró y el gobierno tuvo que elevar el monto del plan a autos de mayor valor. ¿Por qué la gente de menores ingresos no compró los autos de valor más bajos, y tampoco los de monto más altos? Porque sus ingresos fueron licuados por la inflación y tiene miedo a entrar en más gastos fijos y, además, como la gente tiene miedo a perder el trabajo no quiere contraer deudas que podría estar imposibilitada de pagar en un futuro no muy lejano.

El modelo fue plebiscitado negativamente con la ausencia de créditos a tasas pagables porque el Costo Financiero Total de los créditos personales, si es que hay, reflejan la incertidumbre del futuro de un modelo agotado.

El modelo fue plebiscitado con la cantidad de locales que están vacíos con el cartel de “se alquila” porque sus ex inquilinos vieron que no vendían lo suficiente para sostener sus negocios. Kirchner los arruinó con su modelo. El comerciante que se quedó sin su negocio, el empleado que tenía fue a parar a las estadísticas de los desocupados y el dueño del local no sabe qué hacer con su activo.

El modelo ya fue plebiscitado con la caída de la cosecha, al punto que muchos productores no piensan sembrar trigo en esta campaña. También fue plebiscitado con el cierre de tambos y la escasa actividad ganadera. ¿Qué dijo toda esta gente? El modelo me arruina el negocio y Néstor puede confiscarme lo poco que me queda.

El modelo fue plebiscitado con la fenomenal caída en la construcción. La pregunta que se hace un desarrollador es: ¿a quién le voy a vender un departamento una vez que lo termine si el modelo destrozó el ingreso de los futuros compradores y muy pocos se arriesgan a invertir sus dólares en nuevas propiedades?

El modelo fue plebiscitado cuando las fábricas de maquinaria agrícola no venden un tractor ni una cosechadora. Nadie apuesta a favor del modelo comprando un simple tractor.

Fuga de capitales, constante compra de dólares por parte del sector privado, fuga del peso e inflación, ausencia de inversiones, caída en el consumo de la gente, son indicadores muy claros de que la gente común ya plebiscitó el modelo y le bajó el pulgar. Dicho en otras palabras, no hizo falta que la gente fuera a las urnas para votar a favor o en contra del modelo. Ya lo hizo y lo hace todos los días al adoptar decisiones económicas de resguardo frente a la incertidumbre, la caída de sus ingresos reales y el miedo a quedar desocupado.

Por eso, el 28 de junio, el kirchnerismo podrá cambiar las urnas, hacer desaparecer las boletas de los partidos opositores o convocar al Papa para que encabece la lista en la provincia de Buenos Aires, pero la realidad es que el modelo ya está siendo plebiscitado todos los días y va perdiendo por goleada. Y, encima, ya son pocos los que creen en la palabra del matrimonio luego de tantas mentiras.

Kirchner podrá intentar un modelo más autocrático o incendiar el país, pero eso no evitará lo que ya es un hecho: todos los días la gente le da la espalda al modelo dejando de comprar, refugiándose en el dólar y dejando de invertir. Si Néstor supiera algo de economía, sabría que la encuesta diaria del mercado es inapelable y ya dio su veredicto. El modelo perdió el plebiscito. © www.economiaparatodos.com.ar

Otros argumentos con los que apoyar a la “C” de Barack (I)


Otros argumentos con los que apoyar a la “C” de Barack (I)

por Carlos Doblado

Como sabe, Bolságora ha tomado hace semanas un cambio de sesgo para trading desde un posicionamiento bajista moderado a un posicionamiento alcista agresivo. Tras esta acción está la idea de un posible suelo de importancia, incluso para el medio/largo plazo –algo que sólo sabremos a posteriori-, algo que fuimos preparando durante meses con diferentes blogs y artículos desde Ecotrader. La “C” de Barack es parte de esa idea que hemos ido modelando –Alain desde el lado fundamental/macro y Joan Cabrero y un servidor desde el lado técnico- en favor de que 2009 debía ser un año de grandes oportunidades para los alcistas.

La “C” de Barack es una hipótesis técnica basada en la onda de Elliott, pero no está respaldada sólo por el recuento de onda que puede verse en el primero de los adjuntos –del que he hablado largo y tendido desde este blog-, sino por toda una batería de argumentos que señalaban el momento óptimo para invertir el sesgo de trading desde el lado bajista al alcista aunque eso supusiera moverse contra tendencia. No veas nada malo, diría uno de los tres monos a los que prestan atención los traders orientales.

Saber si estamos o no realmente ante la “C” de Barack –que como dije en Bolsalia a pregunta de un asistente, es algo que probablemente no podremos saber en muchos años- resulta innecesario operativamente. La “C” de Barack me permite pensar que el Dow Jones Industrial está más cerca de los 20.000 puntos que de los 5.000, pero eso puede tardar tres, cinco, diez o quince años en hacerse realidad si el escenario es correcto; y es imposible estimarlo… Tome como ejemplo lo que pasó en los años ´70, desde el suelo de 1974 hasta la confirmación alcista pasaron casi diez años.

¿Qué sentido operativo tiene la “C” de Barack? No mucho. Pero es que en realidad operar y analizar tienen mucho menos que ver de lo que la gente imagina o quiere imaginar. La “C” de Barack es simplemente un condicionante de la visión de trading, y un concepto que puede valerle a un gestor que pretende considerar el proceso de muy largo plazo.

Primeros argumentos adicionales a favor de la “C” de Barack

Pero la “C” de Barack no está sola a la hora de considerar la posibilidad de un movimiento alcista sostenible. Fíjese en la parte inferior del primer gráfico y verá un RSI14 mensual en extrema sobreventa, a niveles ni siquiera vistos al final del mercado bajista que arrancó con el crack de 1929. De hecho es la cuarta vez que los precios alcanzan niveles por debajo de los 30 puntos en cierre mensual. En las tres veces anteriores el mercado hizo un suelo de relevancia a medio/largo plazo.

Seguimos con el RSI14, esta vez en gráfico semanal del S&P 500. En el segundo de los gráficos puede verse una divergencia triple –merece la pena considerar lo bien que funcionaron sus advertencias a la hora de considerar un posible techo en los máximos históricos a finales de 2007-. Sin salir del S&P ni del concepto de divergencia cuantitativa, merece también atención la que protagonizó el MACD, tanto en el techo como en el suelo, con beso de la muerte incluido.

Hay más argumentos para apoyar la “C” de Barack, pero vamos a dejarlos para una segunda entrega de este blog…

España ve su IPC interanual en negativo por primera vez en la historia

España ve su IPC interanual en negativo por primera vez en la historia

Enlaces relacionados

Gobierno: No habrá deflación

El Índice de Precios de Consumo (IPC) subió dos décimas en marzo respecto al mes de febrero, pero la tasa interanual cayó ocho décimas y entró por primera vez en su historia en valores negativos, al situarse en el -0,1%, según los datos publicados hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE). La temida deflación hace su aparición en la economía española.

Estos datos están prácticamente en línea con las previsiones de los analistas, que habían previsto una subida mensual de la inflación del 0,1% y una tasa interanual del -0,1%.

El dato confirma las primeras previsiones del INE difundidas el 30 de marzo. Cuando éstas se conocieron, el gobierno había considerado precipitado hablar del inicio de un proceso deflacionario provocado por el fuerte impacto en España de la crisis económica mundial, y había atribuido la bajada a la caída de los precios del petróleo.

La deflación, caracterizada por un perido prolongado de caída de los precios, es temida por los economistas a causa de su impacto negativo en la actividad económica.

"El riesgo de deflación es significativo, pero no lo contemplamos. Vamos a ver datos negativos durante varios meses, para registrar un repunte a final de año", comenta José Luis Martínez, estratega de Citi en España. Carlos Maravall, espera ver caídas "aún más negativas" en los próximos meses, pero cree que "será un efecto temporal". "Terminaríamos el año con inflación en torno al 1%", prevé.

"Vemos un claro riesgo de deflación, no sólo en España sino en toda la zona euro. España es un caso notable porque está teniendo lugar un gran cambio y los riesgos seguramente son mayores", advierte Luigi Speranza, analista de BNP Paribas. "Si miras el descenso de la inflación en los últimos seis meses ha sido masivo y creemos que esta tendencia continuará en los próximos meses. Tenemos en nuestro escenario central un periodo relativamente largo de inflación subyacente negativa en España desde mediados del año que viene, y con una duración de un par de años, como en la zona euro. Prevemos que la inflación se vuelva positiva a principios de 2010, con los efectos base de la energía y la alimentación, podría alcanzar un mínimo del -2% en julio", señala.

Primera tasa negativa

En concreto, desde 1961, año en el que se inicia la serie histórica del IPC, nunca se ha experimentado una tasa interanual negativa de crecimiento de los precios.

En marzo, el IPC interanual registró su octavo descenso consecutivo. La tasa final, del -0,1%, contrasta con la obtenida en el mismo mes de 2008 (4,5%), uno de los meses en los que los precios subían de forma desorbitada debido al encarecimiento del barril de crudo.

Con esta tasa del -0,1%, la inflación interanual se aleja y mucho de los máximos cercanos al 5% que alcanzó durante el verano pasado, cuando los precios tocaron techo en el mes de julio, con un IPC del 5,3%. A partir de entonces, la inflación comenzó a descender, experimentando una gran caída, de 1,2 puntos, el pasado mes de noviembre, algo que no se veía en 22 años.

La inflación subyacente, en la que no se tienen en cuenta los precios de la energía y los alimentos, subió cuatro décimas en marzo respecto al mes anterior, mientras que la tasa interanual se colocó en el 1,3% frente al 1,6% de febrero y al 1,1% que esperaban los analistas consultados por Bloomberg.

Culpables de las caídas

El descenso en ocho décimas del IPC interanual en marzo se debió principalmente a la caída de precios en transporte, cuya tasa anual se redujo dos puntos respecto a febrero, hasta el 8,2%, como consecuencia de la caída de los precios de carburantes y lubricantes frente a la subida que experimentaron en igual mes de 2008. De hecho, el organismo estadístico destaca que la tasa anual de esta parcela, del -22,4%, es la más baja registrada hasta la fecha.

También contribuyó al descenso interanual de los precios el abaratamiento de los alimentos y de las bebidas no alcohólicas, que disminuyeron su tasa anual nueve décimas, hasta el 0,6%, su valor más bajo desde agosto de 1999. El pescado fresco, las frutas frescas, las carnes de ave y de ovino y los aceites son los que más influyeron en esta evolución.

El comportamiento de los precios de hoteles, cafés y restaurantes, que se vio favorecido por el hecho de que la Semana Santa cayó el año pasado en marzo, también ayudó a rebajar la inflación interanual. La tasa anual de este grupo bajó siete décimas, hasta el 2,4%, nivel que no alcanzaba desde enero de 1994, fecha en la que empieza a publicarse información sobre su evolución.

EEUU revelará los resultados de los 'test de estrés' realizados a los bancos

EEUU revelará los resultados de los 'test de estrés' realizados a los bancos

Obamapuno.JPG
Barack Obama, presidente de EEUu. Foto: Archivo

El Gobierno de Estados Unidos planea revelar los resultados de los test de estrés realizados a 19 grandes bancos del país para restaurar la confianza en el sistema financiero sin causar intranquilidad entre los inversores, según The New York Times. La Casa Blanca habría llegado a la conclusión de que mantener estos datos en secreto alimenta una rumorología poco beneficiosa.

"La Administración ha decidido revelar algunos datos delicados de las pruebas que ya se han completado después de concluir que mantenerlos en secreto podría hacer que los inversores se alejaran de las instituciones financieras sobre las que se rumorea debilidad", indica el diario mencionando fuentes que pidieron el anonimato.

El rotativo neoyorquino señala, según sus fuentes, que "la mayor parte de los bancos pasarán la prueba, pero algunos lo harán mejor que otros".

Las autoridades estadounidenses todavía evalúan qué parte de las condiciones económicas de los bancos revelarán o animarán a hacerlo a las mismas entidades, ya que ello también podría comportar incurrir en riesgos que se quieren evitar.

Saltarse las reglas

En situación de normalidad, las autoridades reguladoras no revelan los datos que se derivan de las revisiones que hacen de las condiciones económicas de los bancos ni tampoco los nombres de las entidades que puedan tener problemas para evitar especulaciones en los mercados.

Los bancos estadounidenses han recibido en los últimos meses multimillonarias ayudas estatales para superar la crisis, y pese a algunas señales de mejora en el sistema financiero persiste la preocupación de que algunos de ellos todavía tienen créditos hipotecarios tóxicos como los que causaron la debacle.

Hasta ahora, el Departamento del Tesoro se había limitado a señalar que, si la mala situación económica se prolonga, revelará las nuevas inyecciones de capital que reciban los bancos considerados en situación de riesgo.

El rotativo agrega que las autoridades de EEUU han podido verse obligadas a tomar esta decisión después de que el banco de inversiones Goldman Sachs vendiera el pasado martes 5.000 millones de dólares en nuevas acciones y señalase su intención de utilizar las ganancias para devolver al Gobierno parte de los 10.000 millones de dólares que le prestó en octubre pasado.

Evitar rescates más costosos

"La decisión de Goldman se ha visto como una manera de revelar de forma previa a los mercados que la compañía confía en que, de someterse a esa prueba, la pasaría con buena nota", dice el periódico.

Agrega que uno de los temores de las autoridades es que, "como las condiciones de los bancos más saneados se va a conocer inevitablemente, esto dejará a los más débiles expuestos a la especulación y a los rumores, lo que posiblemente haría que sus rescates fueran más costosos".

"El propósito de esta iniciativa es prevenir el miedo (en los mercados) y no causarlo", dijo al Times una de sus fuentes, que también le señaló que todavía se debate el plan y que subrayó que "está claro que tanto nosotros como los bancos vamos a tener que explicar claramente dónde está cada entidad".

Por su parte, la portavoz del Departamento del Tesoro, Stephanie Cutter, señaló a ese medio que las evaluaciones todavía no se han completado y que cuando lo estén "trabajaremos con los bancos para determinar qué datos se revelarán y en qué momento se hará para asegurar la justicia y minimizar las incertidumbres de los mercados"

Las ambiciones de Acer

Las ambiciones de Acer

por Financial Times

Wallis Simpson creía que ninguna mujer debía ser demasiado rica o demasiado delgada. Los portátiles, un producto inimaginable cuando la duquesa de Windsor contrajo matrimonio que el Príncipe Eduardo, en 1937, no pueden ser ni demasiado económicos ni demasiado finos, un obstáculo para los fabricantes que se ven obligados a almacenar cada vez más datos en menos espacio.

Los últimos modelos de menor tamaño, que tienen más de ocho horas de batería y un precio que no supera los mil dólares (750 euros) los fabrica Acer. Aunque la tercera empresa de ordenadores del mundo venda sus productos a mitad de precio que sus competidores, sus intenciones distan mucho de ser modestas.

El presidente de la compañía, JT Wang, aseguró ayer a Bloomberg que entre los objetivos que se ha marcado de aquí a 2011 se encuentra superar en ventas al líder del mercado, la estadounidense Hewlett-Packard. Y podría conseguirlos.

Según las estimaciones de Citigroup, por ejemplo, las exportaciones de los últimos productos que la empresa ha lanzado al mercado podrían oscilar entre los 6 y 7 millones de unidades, una quinta parte del total estimado para este año. Según la consultora iSuppli Corp, la compañía taiwanesa ocupó el tercer lugar del ránking de fabricantes de portátiles en 2007, con un 14% de cuota de mercado. El año pasado la cifra se incrementó hasta el 17% frente al 21% de HP, después de que sus exportaciones aumentaran a un ritmo casi dos veces superior al del resto de la industria.

No obstante, tener una mayor cuota de mercado no siempre se traduce en un aumento de los beneficios. En términos interanuales, los ingresos operativos de Acer aumentaron un 38% en 2008, descontando los bonus de los empleados. Sin embargo, las ventas del cuarto trimestre cayeron y los ingresos operativos registraron un incremento más modesto, del 14%.

A pesar de que Intel crea que la industria ya ha tocado fondo, si las previsiones no fallan y las ventas del sector descienden este año a nivel global, Acer se verá menos afectado que sus competidores gracias a sus nuevos modelos, a sus precios competitivos y a una base de costes más flexible. Las acciones cotizan a 11 veces sus beneficios, aproximadamente la mitad de la media del sector. Para los que comparten el optimismo de Intel, Acer podría ser un interesante activo.

La guerra del reparto de las tareas en el hogar

La guerra del reparto de las tareas en el hogar

por Lucy Kellaway. Financial Times.

La semana pasada visité a mi supercara dentista cuya clínica está junto a un colegio privado aún más caro. Eran las 8:15 de la mañana y los lujosos coches se detenían para dejar a niñas pequeñas. Mientras miraba, me di cuenta de algo extraño.

La última vez que pasé por delante de esta escuela, hace seis meses, todos los coches los conducían mujeres con llamativos bolsos y elegantes peinados. Pero el pasado lunes, tres de los coches tenían al volante a hombres con ropa informal. ¿Podría ser, me pregunté, que los banqueros en paro estén respondiendo a la oleada local de desprecio intentando ganar algo de popularidad en casa?

Miré de nuevo, y me di cuenta de que uno de los hombres era de distinta nacionalidad que las niñas, y que parecía su chófer. Los otros dos, era difícil de decir.

Las evidencias de esta pequeña escena de sociedad sugieren que el paro no está teniendo ese efecto ni mucho menos. Es posible que algunos padres hagan apariciones ocasionales en las escuelas de sus hijos, pero eso es todo. Las conversaciones a las puertas de la escuela no versan ya sobre ricos, sino sobre rencor. Una mujer comenta que tuvo que pedir a sus amigas que cuidaran de sus hijos para que pudiera salir a comer con su marido y consolarlo. No se trata sólo de que marido y mujer estén renegociando las tareas que ella solía hacer cuando él estaba en el trabajo; hay otras labores de las que se ocupaba una empleada del hogar ahora en paro.

Sospecho que cuando comience el inevitable torrente de divorcios bancarios no será porque las esposas ya no puedan permitirse un nuevo bolso Gucci. Será más bien una guerra de tareas. Según las estadísticas, dos tercios de los divorcios de parejas de más de 40 años los inician las mujeres. Y el 80% de las discusiones se deben a las labores domésticas.

Para averiguar cómo hacer mejor las cosas, acabo de leer un libro titulado Getting to 50/50 (Alcanzando el 50%/50%), escrito por dos mujeres estadounidenses de carrera, que expone que un reparto igualitario de las tareas resuelve todos los problemas. "Puedes tener una gran carrera, un buen matrimonio... la clave está en aprovechar tu mejor recurso –el hombre con el que te casaste–", señala el libro. La idea de que el hombre sea un recurso nunca se me había pasado por la cabeza.

El libro asegura que la forma de conseguir una división equitativa es mediante una hoja de cálculo. Una de las autoras consideraba que estaba soportando demasiada carga doméstica, por lo que ella y su marido registraron cada segundo dedicado a las tareas. Cuando vieron los resultados se rieron y dijeron "¡Vaya!" Y todo fue más fácil a partir de ahí.

Acabo de preguntar a dos de mis amigas, ambas con importantes carreras y buenos matrimonios, si dividen de forma equitativa las tareas. La primera respondió que su marido hace más de la mitad de ellas porque le encanta cocinar. Mi otra amiga me dijo que hacía el 105% del trabajo de casa. Su marido aporta un -5%, porque olvida recoger a los niños del club de teatro.

Según mi experiencia, no hay nada que garantice más la discordia que preocuparse por el reparto equitativo. Acabo de hacer un test a varias de las parejas que conozco sobre la división de las tareas en casa. En todos los casos el hombre asegura que hace dos o tres veces más de lo que su mujer piensa. En mi casa, mi marido considera que la división es de 40%/60%; yo más bien creo que es de 10%/90%. No me importa que él haga el 10%; lo que sí me molesta es que piense que es el 40%. Una hoja de cálculo no resolvería esta disputa ya que la medición de las tareas es una cuestión subjetiva. Él da más valor que yo a llevar a nuestros hijos al cricket. Yo hago un montón de tareas que él no valora.

El truco está en no preocuparse por el 50%/50%, en dejar de contar. No estoy muy segura de cómo deja uno de preocuparse, pero lo que sí sé es que despedir a la empleada del hogar, incluso cuando se pasa por dificultades financieras, no sólo es injusto para ella sino el mayor desperdicio de dinero que existe. Como dice mi amiga: "Lo bueno de nuestra empleada del hogar no es que ordene las cosas, sino que evita que odie a mi marido".

Midiendo el alcance de la burbuja inmobiliaria (V)

Midiendo el alcance de la burbuja inmobiliaria (V)

por Eduardo Martínez Abascal

En el artículo anterior vimos que el precio promedio de una vivienda en España es doce veces el salario promedio (frente a cuatro veces en EEUU y 5 en Reino Unido). Dedicamos más de un 50% del salario neto al pago de vivienda, frente al 30% de hace 10 años. Este 30% es, además, el promedio europeo.

En 7 años (de 2000 a 2007) el precio de los pisos se duplicó, creciendo un 12% anual, mientras que los salarios apenas crecieron el 3%. ¿Por qué subió tanto el precio de los pisos? Un piso nuevo en 2000 valía unos 1.500 euros metro cuadrado, de ellos 600/m2 de construcción y 900/m2 de repercusión de suelo.

En 2007 valía casi 3.000 euros. El coste de construcción apenas ha subido, pero el de repercusión de suelo ha pasado de unos 600€euros a casi 2.300/m2. ¿Y de qué depende el precio del suelo? Pues de la oferta de suelo que ofrezcan los ayuntamientos, que han recaudado mucho, pero que mucho dinero, con el suelo. Se estima que en algunos casos hasta el 30% de la financiación de los ayuntamientos depende del sector vivienda. Veremos a ver qué pasa ahora.

Otros involucrados. Algunos bancos y cajas han financiado compras de casas cuyos precios eran desmesurados y que sólo se podrían repagar en un escenario óptimo (que no siempre ocurre). De ahí los problemas que algunas entidades tienen ahora. ¿Por qué lo hacían?... porque querían crecer rápido y se crece más dando una hipoteca de 400.000€euros que una de 300.000. ¿Y el riesgo?… cuando hay vacas gordas poco se piensa en el riesgo.

Otras entidades financieras se dedicaron a dar crédito a promotores, pues se crece más rápido y es más cómodo dar un crédito de 30 millones a un solo promotor que 100 créditos de 300.000 euros a 100 individuos. Pero claro, también tiene más riesgo, pues es más fácil que te deje de pagar un promotor que te dejen de pagar 100 individuos.

El regulador quizá podría haber advertido con más firmeza de la concentración de riesgo que algunas entidades financieras estaban tomando en el sector inmobiliario. Los inversores, podrían haber pensado que las casas no tienen por qué subir de precio siempre.

De hecho, en los países occidentales se considera que la inversión en inmuebles tiene poco riesgo (tiene pocas caídas y subidas de precio o poca volatilidad). Por tanto, si hay poco riesgo, debe haber poca rentabilidad y las subidas de precio deberían ser pequeñas. Si son grandes, tarde o temprano habrá un reajuste. En esto también nos acabaremos pareciendo a nuestros vecinos.

¿Una nueva década de petróleo a 40 dólares?

¿Una nueva década de petróleo a 40 dólares?

por Nuno Santos y Alberto Martín

El año 2008 ha sido uno de los más turbulentos en la historia económica de la principal fuente energética actual del planeta: el petróleo. Después de un 2007 que duplicó el precio del Brent hasta los 100 dólares por barril, la vertiginosa subida continuó hasta alcanzar en julio pasado los 148 dólares, todo un máximo histórico.

Incluso en esos momentos asomaron voces que predecían un barril a 200 dólares. Pero el estallido de la crisis en septiembre y el brusco frenazo de la demanda cambiaron por completo la tendencia. En pocos meses, tras una caída en barrena, su precio se situaría por debajo del umbral de los 50 dólares.

Algunos comparan este año con lo ocurrido en 1981, un momento en el que el oro negro llegó a los 40 dólares de entonces, equivalentes a 100 dólares de hoy, para luego derrumbarse y no recuperar este valor durante 26 años. ¿Estamos de nuevo en el comienzo de una década de petróleo a 40 dólares?

La perspectiva es muy distinta si se analizan los mercados en los próximos 3 o 4 años de si se toma una visión a más largo plazo. En efecto, en el corto y medio plazo existe una gran incertidumbre derivada del comportamiento de la demanda y de la capacidad de la OPEP de influir en el mercado, lo que probablemente conlleve un periodo de gran volatilidad y unas bandas muy amplias de posibles precios de equilibrio.

Sin embargo, a partir de 2012 es previsible que el agotamiento de los activos actuales y el aumento del coste de desarrollo de nuevos yacimientos lleven a los precios a retomar la senda alcista de los últimos años.

Entorno de precios
Entre 2009 y 2012 varios elementos van a determinar la sostenibilidad de este entorno de precios: por un lado, la duración y la profundidad de la crisis (que determinarán la demanda) y por otro, la capacidad de la OPEP de recortar la producción y la caída de la misma como resultado de la reducción de las inversiones (que determinarán la oferta).

A corto plazo, y mientras no se recupere la actividad económica mundial, seguiremos observando una demanda muy débil. En periodos de crisis como el actual, sectores como el petroquímico, el transporte aéreo o el industrial, que representan alrededor de un 30% de la demanda global, sobre-reaccionan a la caída del PIB recortando su consumo y reduciendo sus inventarios. Si la recesión se agrava, esto puede llevar a que el mecanismo de formación del precio sea el del costo marginal de producción de la industria petrolera, que se sitúa en general entre los 25 y los 40 dólares por barril, sin que sea fácil que la OPEP pueda recortar la producción lo suficiente como para mantener los precios a un nivel mas elevado.

En cambio, en un escenario de mediano plazo, a dos o tres años vista, donde la economía mundial pudiera retomar un ritmo de crecimiento parecido al histórico, la demanda podría recuperarse hasta rozar los 86 millones de barriles diarios (frente a los 83 millones de barriles con que cerró 2008). En esas condiciones, la OPEP tendría una mejor capacidad de disciplinar el mercado y podría llevar los precios hasta el coste de desarrollo de nuevos yacimientos, entre los 50 y los 80 dólares por barril.

Una radiografía aún más optimista donde el consumo se situara en torno a 90 millones de barriles/día podría incluso arrojar una situación similar a la vivida en 2007 y el primer semestre de 2008, con un nivel de precios desacoplado de los costes y limitado sólo por la elasticidad de la demanda, que pudiera llegar a superar los 100 dólares por barril.

Si tomamos una perspectiva de más largo plazo (hasta 2020), los factores estructurales del mercado probablemente lleven de nuevo a la industria petrolera a tensiones de oferta a partir de 2012. La demanda de los países no-OCDE podría representar en los próximos años el 90% del incremento de la demanda de petróleo, como consecuencia de la incorporación de grandes sectores de su población a la clase media.

Además, las posibilidades de sustitución del petróleo como combustible son hoy limitadas, dado que la mayoría de las medidas de mayor impacto ya fueron puestas en marcha en los años 80.

En la actualidad, los principales programas de incremento de la eficiencia energética impulsados afectan a otras formas de consumo de energía. No hay que subestimar, por supuesto, los avances logrados en los últimos años en la tecnología del coche eléctrico y en los bio-combustibles (especialmente el etanol), que representan una de las mayores fuentes potenciales de sustitución de la demanda de petróleo.

Es difícil, sin embargo, que los coches eléctricos tengan un impacto significativo antes de 2020, a menos que sean fuertemente incentivados por la regulación gubernamental, ya que no será hasta después de 2012 cuando se activen las primeras producciones a gran escala de este tipo de vehículos.
En cuanto a la oferta, la industria petrolera depende hoy en día cada vez más de campos maduros, cuya tasa anual de declive ha llegado a los 4,2 millones de barriles/día frente a los 3,6 millones de hace unos años.

Con excepción de los yacimientos del Golfo Pérsico y los nuevos descubrimientos de Brasil, los nuevos proyectos de producción (esencialmente aguas profundas, arenas bituminosas, crudos extra-pesados y zonas árticas) son más difíciles de desarrollar, requieren más inversión que en el pasado, son más pequeños y tienen una vida útil menor, sin obviar que están sujetos a importantes restricciones políticas.

El crecimiento de la oferta vendrá en gran parte condicionado por lo que sean capaces de desarrollar cinco países: Irak, Arabia Saudí, Brasil, Kazajstán y Canadá, que poseen un potencial conjunto de incremento de la producción de más de 10 millones de barriles/día. También las técnicas de mejora en la recuperación de crudo de pozos maduros cobrarán una importancia creciente.

El papel de los biocombustibles
En este entorno, merecen mención especial los biocombustibles, que comienzan a emerger, de la mano de la regulación, como un factor significativo de aumento de la producción. Serán clave en este sentido las nuevas tecnologías en desarrollo, como el etanol lignocelulósico, que pueden permitir compaginar la responsabilidad social con la eficiencia económica, al utilizar fuentes de biomasa que no compiten con los cultivos destinados a alimentación.

En los próximos diez años los biocombustibles pueden incluso convertirse en una fuente de suministro mayor que la producción de petróleo de países como Venezuela o Kuwait.

Como conclusión, confiar en un escenario sostenido de precios reducidos del petróleo puede suponer un elevado riesgo. Este entorno de incertidumbre a corto plazo y tensiones estructurales a medio y largo plazo está induciendo a la prudencia a los distintos agentes. Los estados no han cejado en sus objetivos de incremento de la eficiencia y autosuficiencia energéticas, como bien muestran las políticas que están potenciando los gobiernos.

En cuanto a los grandes consumidores de petróleo y productos cuyo precio está íntimamente ligado a éste, como el gas natural, deben seguir desarrollando estrategias de cobertura a corto/medio plazo y de diversificación de fuentes a largo que les garanticen la suficiente flexibilidad.

Finalmente, las compañías petroleras se encuentran ante un binomio complicado: por un lado, la necesidad de reducir costes e inversiones en un entorno negativo de precios que afecta seriamente a su rentabilidad y, por otro, la oportunidad de seguir desarrollando reservas para un futuro más tensionado, en el que los 40 dólares por barril habrán pasado de nuevo a la historia.

Glenn Greenwald on Drug Decriminalization in Portugal and Obama's Iffy Take on Civil Liberties

Desperate to be different

Goldman Sachs

Desperate to be different

Goldman Sachs produced decent earnings in the first quarter, but its fate rests partly on others

MUCH of the rise in stockmarkets over the past few weeks has reflected optimism about banks’ profits. The faster banks’ underlying earnings recover, the quicker they can rebuild their capital and get lending again. In mid-March Citigroup and other big American and European lenders made positive noises about their performance. Now Goldman Sachs has begun the reporting season with a set of figures so strong that for a moment it felt like the bear market was just a bad dream. Net income was $1.7 billion in the first quarter, similar to the run rate back in 2005-06. And, signalling a return to normality, Goldman put aside almost $5 billion in salaries and bonuses for employees, while raising new equity to help to pay back the $10 billion of capital that it took, after a bit of strong-arming, from the government.

Under closer examination, the performance looks less rosy. Almost all divisions were weak with the exception of Goldman’s fixed income, currency and commodity unit which had a record quarter. Like most surviving investment banks Goldman is enjoying a surge in activity as pent up demand from companies keen to issue bonds, wider spreads and very low short-term interest rates, create a “sweet spot” for big players in debt markets. It may help, too, that some competitors have disappeared. This is probably not sustainable, as Goldman itself hinted. Moreover, as measured by value-at-risk, a yardstick of how big your gambles are, Goldman took twice as much interest-rate risk as a year ago. Bigger profits in part reflect bigger bets, a fact that taxpayers, who have extended an implicit guarantee to big banks such as Goldman, should not be too comfortable about.

It is precisely to escape this conflict that Goldman has raised fresh equity to help repay the $10 billion of bail-out capital. Taxpayer cash brings unwelcome interference, particularly on pay. And with a Tier 1 ratio of 16%, Goldman’s capital position is far stronger than most other big banks. Yet the reason why Goldman may struggle to get permission to repay the state immediately is because in a highly contagious banking crisis it is not enough to prosper on your own: things only get back to normal once your peers are on an even keel too. It is politically awkward, too. On Tuesday Reuters reported that a Treasury spokesman saw Goldman's wish to repay government funds as a “sign of strength”, but also as a threat, as it risks stigmatising weaker banks that remain dependent on the funds.

That means the upcoming stress-tests for all big banks, due to be published at the end of April, are crucial. Any banks that fail will have several months to find private capital, or face new injections of government money. Until the capital of the system as a whole is at an acceptable level, regulators may err on the side of caution with Goldman and insist that it keeps the government money. Whether the rest of the banking sector passes the stress test will depend in part on how far their bad debts are forecast to rise, but also on the strength of their core profits. To be free of the government, Goldman may need its peer group to report strong results, not just itself.

Seeking order on the border

Immigration and America

Seeking order on the border

From Economist.com

Barack Obama appoints a new “border tsar”, but immigration reform will be slower coming

WILL Barack Obama’s administration seek to reform America’s broken immigration system soon? His predecessor tried hard, but failed dismally. With a wretched economy and long to-do list, it is not an opportune moment. Yet efforts are being made now to prepare the ground for later action. On Tuesday April 14th America’s two biggest trade unions unveiled a plan to push for reform. Luis Gutierrez, a congressman from Chicago, is touring the country calling for it. And a coalition of advocacy groups plans an $18m campaign in favour. Rallies are expected in several cities in the next couple of weeks.

The White House says only that Mr Obama will begin a debate later this year, but many reformers are pleased at the signs of early work. In the meantime, on Wednesday, Mr Obama was expected to name Alan Bersin as his new “border tsar”, charged with overseeing policy on illegal immigration and drug violence at the frontier. On Thursday the president is due to visit Mexico, where the subjects of migration and the border are likely to arise once more.

Advocates of reform contend that bringing immigrants out of the shadow economy will fatten tax rolls, lessen abuse of illegal workers, improve wages for all and spur economic growth. Though the details remain controversial, an outline for a sensible system is clear: a path towards legalising immigrants; a more tightly controlled border; a system for verifying workers and punishing employers who flout the rules; and a better way to admit temporary workers.

Historically, however, downturns have prompted Americans to shun foreigners, not welcome them. Rates of immigration have apparently dropped in the past 18 months or so. Competition for jobs is rising with unemployment. Conservatives remain combustible. CNN’s Lou Dobbs is fuming about an “amnesty call” from Washington. Lamar Smith, the ranking Republican on the House judiciary committee, declares that: “No nation should force its citizens and legal workers to compete with illegal immigrants”.

Reform may not come quickly, but the demand for it is evident. Raids on meatpacking plants and other workplaces dominated by migrants have exposed the ugly side of America’s system: charging immigrants as serious criminals, separating families and upending businesses. The Mexican-American border continues its descent into chaos. Patterns of settlement have shifted, leaving states such as Georgia and South Carolina to grapple with burgeoning immigrant populations where there were historically none. Such changes have given the debate over immigration a new national context observes Audrey Singer of the Brookings Institution, a think-tank. Without guidance from Washington, in 2008 states passed 206 laws related to immigration, according to the National Conference on State Legislatures.

The political winds have also shifted. In 2004 Latinos supported John Kerry's bid for the presidency by 56%, compared with 40% for George Bush. In November they sided with Mr Obama 67% to 31%, helping him to win important states such as Florida, New Mexico and Colorado. In the past, says Frank Sharry of America’s Voice, a reform group, “everyone from Rahm Emanuel to Republican operatives thought that illegal immigration was one of those issues that helped Republicans.” But a study by America’s Voice found that in 20 of 22 competitive congressional races, candidates favouring broad reform defeated hardliners. It appears that general voters had lost interest in the issue, although Latinos were motivated to vote for the Democrats.

The attitudes of unions matter, too. Two years ago the AFL-CIO, which represents 11m workers, argued that plans to keep immigrants as guest workers would depress wages for their members. On Tuesday the AFL-CIO and Change to Win, which represents 6m, argued that reform would help American workers in the long run.

While healing one split, however, it may crack another. The AFL-CIO and Change to Win propose a new commission to better align legal immigration with the needs of the labour market. Congress now caps visas for foreign workers, a clunky system that does not match supply with demand. Business groups have long bemoaned the limits on skilled immigrants in particular, who have founded 52% of Silicon Valley start-ups, according to the Kauffman Foundation. A new commission might move more nimbly than Congress. There is also the risk, however, that it could be even more restrictive than the present system. “A commission sounds good on its face,” says Randy Johnson of the United States Chamber of Commerce, but “they become politicised”.

New Ideas for Roads

New Ideas for Roads

Mises Daily by

The Privatization of Roads and Highways

Is there nothing new in the world of libertarian ideas? There is plenty with Walter Block's remarkable new treatise on private roads, a 494-page book that will cause you to rethink the whole of the way modern transportation networks operate. It is bold, innovative, radical, compelling, and shows how free-market economic theory is the clarifying lens through which to see the failures of the state and to see the alternative that is consistent with human liberty.

But let me first set the context.

Stuck in traffic with a friend in the passenger seat, those of us with libertarian views try the following from time to time. We observe the massive bog of cars and trucks before us, and the time being sucked away. It strikes us and so we blurt it out: if this road were private, we wouldn't be suffering like this. We don't wait in endless lines at the private grocery store or the private car rental. Why do we put up with state ownership and management of the roads? The roads should be privately built, owned, and managed.

Our passenger is shocked and alarmed. You libertarians are really nuts. Roads are too expensive to be built privately. We'd be bumping into tollbooths every few feet. And don't you realize what would happen? Some mogul would raise prices and restrict access. We would all be dependent on the rich guy with the road title and our freedom to move around would come to an end. Why depend on the willy-nilly whims of some capitalist exploiter when the state is there to provide this wonderful service for free?

And so we sit there, stuck at a standstill, because there are too many cars attempting to crawl around too few roads. Americans spend two billion hours per year tied up in congested roads. And then there's road construction, which the government decides to undertake whenever and wherever it so desires, reducing a three-lane road to a one-lane road in the name of expanding it to a five-lane road but taking as long as a full year to do it and generating hazards along the way.

And then there are accidents, which tie up traffic for miles and hours, especially on interstate highways. The whole system is oddly unprepared for anything to go wrong even though something goes wrong every day. The pileup happens, with a truck stretching across the entire highway, and everyone just sits there waiting for the government to send its police, its ambulances, its cranes and devices, so that traffic can continue.

Just last week, I sat on an interstate for two hours and missed a flight, and thereby had to eat my $300 ticket, and also had to buy another one on a different airline for another $350. Normally, in private markets, if some service is responsible for making you lose $750 — say, if the CD in the software package is blank — you would have some recourse. But who am I going to charge for my losses due to shoddy road management? The DMV? Forget it.

"You libertarians are really nuts. … Why depend on the willy-nilly whims of some capitalist exploiter when the state is there to provide this wonderful service for free?"

There are other costs. We pay through the nose for gasoline in order to fund road construction and maintenance. Some 40,000 people die on government roads every year. We are constantly harassed by policeman on the make who hand out tickets for doing things that hurt no one, like not buckling up or driving fast or changing lanes without signaling or rolling slowly through stop signs. Do these really endanger others? Sometimes, perhaps, but that is not why we get tickets. We get tickets because they provide a revenue stream for state and local governments.

Road failures define massive swaths of our lives. They influence where we live and where we choose to work. They eat away at our household budgets. They introduce horrible tragedies in our lives, when friends and children are maimed or die on the killing fields of public roads.

Anyway, for the person who wants a full catalog of the inconvenience, the outrage, the incompetence, the coercion, the massive social costs of government-owned and government-run roads, there is more than enough of that in Walter Block's astounding new book The Privatization of Roads and Highways (Mises Institute, 2009). He shows that even the worst, off-the-cuff scenario of life under private ownership of roads would be fantastic by comparison to the existing reality of government ownership of roads.

But that is only the beginning of what Professor Block has done. He has made a lengthy, detailed, and positive case that the privatization of roads would be socially optimal in every way. It would save lives, curtail pollution, save us (as individuals!) money, save us massive time, introduce accountability, and make transportation a pleasure instead of a huge pain in the neck.

Because this is the first-ever complete book on this topic, the length and detail are absolutely necessary. He shows that this is not some libertarian pipe dream but the most practical application of free-market logic. Block is dealing with something that confronts us everyday. And in so doing, he illustrates the power of economic theory to take an existing set of facts and help you see them in a completely different way.

What's also nice is that the prose has great passion about it, despite the great scholarly detail. He loves answering the objections (Aren't roads public goods? Aren't roads too expensive to build privately?) and making the case, fully aware that he has to overcome a deep and persistent bias in favor of public ownership. The writer burns with a moral passion on the subjects of highway deaths and pollution issues. His "Open Letter to Mothers Against Drunk Driving" is a thrill to read!

It should go without saying that roads were originally private in the United States and were only later taken over by government, before public ownership had become an accepted convention. The dramatic expansion in road building took place after mass ownership of cars became essential to the American way of life. So we know it can be done, but is it practical? In fact, quasi-private roads are being built every day and run well, in California, Virginia, and Pennsylvania. Governments are increasingly turning to private solutions out of desperation.

What's interesting too is how Block explores the role of modern technology in making private roads more viable than ever, with digital readers that can scan cars as they go by and send monthly bills or debit your bank account. He explores how competitive solutions can overcome the limits of geography, and allocate road space optimally according to the highest priority of consumers. We have many options in groceries, movies, computers, and household services. Why should it be any different for travelers?

There is a bracing realism about Block's treatment. Again, this is not a utopian scenario. He is dealing with realities that affect your hometown and presents a scenario for managing the transition to private ownership in accordance with principles of justice and workability. In short, this man is very serious about this topic. His footnotes are gargantuan and the bibliography covers the entire field and back again.

He is particularly tough on those who have advocated public-private partnership in the name of privatization or toll-based solutions for congestion that do nothing about the core problem of who owns the roads in the first place. Just so that we are clear, this book is an uncompromising call for the authentic and full application of the principles of free enterprise: no government taxes, construction, management, or ownership of roads at all.

People have known that Block was working on this book for many years, and some chapters have been seen in journals here and there. But there is something thrilling about seeing it all put together in one place. It comes together as a battle plan against government roads and a complete roadmap for a future of private transportation.

Is there anything new in the world of Austrian and libertarian ideas? This book answers the question with a resounding yes. It offers a way out of one of the most persistent problems of modern life. The problem with the roads is government. The answer is free enterprise. If you doubt it now, this book will make a believer out of you.

OPEP recorta previsiones sobre demanda mundial de crudo

Caería en 1.37 millones de barriles por día

OPEP recorta previsiones sobre demanda mundial de crudo

OPEP.jpg

Viena.- La OPEP volvió a recortar sus previsiones sobre la demanda mundial de petróleo y constató presiones a la baja sobre los precios del barril, a causa de la crisis económica mundial.

"En los próximos meses, el mercado se mantendrá bajo presión debido a las incertidumbres sobre las perspectivas económicas, al deterioro de la demanda y al exceso sustancial de la oferta", señala la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en su informe de abril.

"La demanda de petróleo sufre cada vez más de la recesión económica mundial", añade.

El cartel petrolero rebaja en consecuencia en 0.4 millones de barriles diarios (mbd) su previsión de la demanda mundial de crudo.

En 2009, la demanda deberá sufrir una contracción de 1.6% (1.37 mbd) respecto a 2008.

En su informe de marzo, la OPEP preveía que la contracción de la demanda sería este año de 1.01 mbd.

Respecto de los precios, el cartel considero que "es esencial un examen atento para evaluar el desarrollo probable en la segund mitad del año y su impacto en la estabilidad del mercado, con miras" a la próxima reunión de la OPEP prevista para el 28 de mayo en Viena.

No hay comentarios.: