martes, julio 28, 2009

Manipulaciones

¿Quién apoya a Zelaya?

GEES

Esta es una de las grandes lecciones de lo ocurrido: resulta peligroso que la información, en Iberoamérica, en Irak o en Gaza, fluya por los canales de grupos y regímenes totalitarios.

De todas las falsedades y manipulaciones que circulan por el mundo a propósito del acoso chavista a Honduras, una de las más bastas es la del papel de la sociedad hondureña en esta supuesta "crisis" institucional, que no es tal. En el Congreso de Honduras, el 96% de los elegidos por los ciudadanos está a favor de las medidas constitucionales aplicadas a Zelaya; son más que los diputados que en España están a favor de la Constitución de 1978.

Minoría ridícula que nos hace preguntarnos, ¿quién apoya, entonces, a Zelaya? De las fuerzas políticas con representación parlamentaria, sólo le apoya Unificación Democrática (UD), que cuenta con 5 diputados de los 128. Es decir, un 3,9 % de los representantes de la voluntad popular. UD, que nunca ha obtenido más de 30.000 votos, es el único aliado político de Zelaya en el Parlamento. Por eso, Chávez y Zelaya han acudido a la clásica deslegitimación de todo régimen parlamentario: democracia burguesa, oligárquica etc. Sus discursos son abiertamente bolcheviques: ni aceptan la democracia representativa ni lo disimulan. Quitan la legitimidad al Parlamento y se la dan a grupos extraparlamentarios y marginales, justo los que apoyan a Zelaya en la calle.

Como Chávez en Venezuela, Zelaya utilizó su mandato para desviar dinero a la compra de voluntades populares, de sindicatos, militares, gobernadores. Incluso a diputados de su Partido Liberal para que apoyaran su giro chavista. Honduras aún está investigando la red de corrupción tejida por Zelaya para lograr que su autogolpe triunfara sin oposición, red en la que ahora están implicadas incluso las FARC. Por suerte, el equilibro constitucional funcionó, fue sorprendido conspirando y expulsado. Ha tenido que apoyarse, prematuramente, en al menos tres fuerzas extraparlamentarias y antiparlamentarias.

En primer lugar, Zelaya y Chávez se apoyan en el radicalismo antidemocrático y reaccionario "Bloque Popular", que es exactamente lo que su nombre da a entender. Formado por sólo unas 5.000 personas, tiene vínculos directos con Venezuela, con otros movimientos totaltarios en toda Hispanoamérica y hasta con las FARC. En segundo lugar, cuenta con el apoyo de los sindicatos ligados al sector público, que ya venían siendo utilizados por Zelaya para paralizar instituciones económicas y políticas antes, en la última parte de su plan desde el Gobierno. En tercer lugar, los sindicatos de educación, a los que Zelaya inyectó cantidades millonarias de dinero mientras era presidente para que apoyaran su golpe desde el interior, y que ahora se han convertido en la punta de lanza de los chavistas en Honduras. Los tres están bien organizados, y no sólo paralizan la educación sino que cortan carreteras e infraestructuras, organizan las protestas y empujan a los suyos a la frontera con Nicaragua.

Los partidarios de Zelaya en Honduras no sólo son una minoría: son una minúscula minoría. Y sin embargo, llama la atención el éxito propagandístico que su maniobra tiene en nuestros medios de comunicación. Se habla de grandes manifestaciones de apoyo a Zelaya, que en verdad sólo congregan a unos pocos miles de personas, (compárense con los 700.000 en Irán en junio) o incluso a centenares; se habla de incidentes y represión policial, cuando los enfrentamientos son minoritarios y siempre iniciados cuando los bolivarianos de Zelaya atacan a la policía y al ejército; se habla de la huelga de profesores, pero no de las quejas airadas de los padres; se habla del apoyo de sus seguidores en la frontera, cuando son unas pocas docenas, o de la caravana de regreso a Honduras, 20 vehículos de los cuales uno es el suyo y otros 16 de periodistas. Se habla, en fin, de convulsión social, cuando la vida en Honduras es normal, y sólo se rompe de vez en cuando por las milicias chavitas-zelayistas, las únicas que critican los toques de queda.

¿De dónde salen estas noticias? Por un lado, Chávez ha puesto toda su maquinaria propagandística al servicio del acoso y derribo de Honduras. Ha creado una potente infraestructura que lo mismo se inventa muertos y disturbios, que dibuja la imagen del potentado y repudiado Zelaya como un revolucionario aclamado por el pueblo. Este manejo y manipulación de la información encuentra acogida en toda la izquierda socialdemócrata hispanoamericana y europea. Y no sólo eso: también medios liberal-conservadores se han hecho eco de la propaganda chavista, dando por buenas noticias sin contrastar y manifiestamente falsas. Esta es una de las grandes lecciones de lo ocurrido: resulta peligroso que la información, en Iberoamérica, en Irak o en Gaza, fluya por los canales de grupos y regímenes totalitarios. Éstos han descubierto que es una poderosa arma, que hoy es utilizada por Chávez contra Honduras, que la seguirá usando contra el pequeño país centroamericano, y que la seguirá usando contra otros países en la región.
Honduras

Zelaya, el vaquero bufón

Raúl Benoit

Un político no puede ser tan irresponsable como para incitar a la violencia, cegado por su ambición. La obcecación no le deja ver que la gran mayoría no lo quiere porque él les engañó y les mintió sobre su proyecto político.

Como si fuera un vaquero bufón, montado en su caballo y acompañado de cien peones pagados con dinero sospechoso, Manuel Zelaya representa una pantomima en la frontera de Nicaragua con Honduras, haciendo un espectáculo mediocre, promovido por la televisión chavista.

Obviamente ha sido avivado y aplaudido por su mentor Hugo Chávez, quien sigue interfiriendo, con descaro, en asuntos internos de otros países. El ex presidente Zelaya arriesga la estabilidad regional, provocando al ejército hondureño y a sus propios compatriotas para convertirse en un mártir. Lo que está haciendo es jugar con la sangre de su pueblo.

Un político no puede ser tan irresponsable como para incitar a la violencia, cegado por su ambición. La obcecación no le deja ver que la gran mayoría no lo quiere porque él les engañó y les mintió sobre su proyecto político. Se metamorfoseó como camaleón después de las elecciones.

Hay algo que la comunidad internacional parece haber olvidado: ¿Quién es el constituyente primario? La respuesta es simple: usted, el vecino y yo. En cualquier país democrático del planeta, quien debe decidir el destino de la nación es el pueblo.

Una amiga recalcitrante y con tendencias de izquierda me cuestionó con lo que ella dijo era una pregunta simple: ¿Si el constituyente primario es la gente, por qué no dejaron a Zelaya hacer la consulta popular para reformar la constitución?

La respuesta también es sencilla: porque el pueblo hondureño no es tonto. Abrió los ojos y destapó los oídos, antes de permitir la toma del poder subrepticiamente. Todo estaba maquinado para que ganara la propuesta de Zelaya y la conspiración se preparó desde Caracas.

Entonces, ¿por adelantarse y detener un Golpe de Estado "democrático", como el que dio Hugo Chávez en su país, los hondureños deben ser considerados parias del mundo?

En aras de la nueva "democracia", no en el sentido real y válido de ese privilegio ciudadano, sino en la malformada manera en que se interpretada por los neo-comunistas, pretenden manipular las instituciones para eternizarse gobernando, censurar la prensa y concentrar el poder político y financiero en un sólo individuo.

Con respecto a Honduras, es recomendable dejar al pueblo decidir su destino. Si el gobierno interino tiene pruebas contra Manuel Zelaya y si él intenta cruzar de nuevo la frontera, a los soldados patriotas de su país les corresponde detenerlo y llevarlo a juicio. Eso es lo que debieron hacer desde el principio.

De lo contrario, que el vaquero bufón se vaya con su circo a otra parte, dejando a sus paisanos superar este período histórico en paz. Él le debe a su pueblo décadas de retraso.
PRIMERA LATINA EN EL TRIBUNAL SUPREMO

El Senado de EEUU da el visto bueno al nombramiento de Sotomayor

El Comité Judicial del Senado de EEUU aprobó este martes el nombramiento de la juez Sonia Sotomayor, primera latina que ocupa a un cargo en el Tribunal Supremo, lo que allana su votación definitiva en el pleno de la Cámara Alta la próxima semana.

Con 13 votos a favor y 6 en contra, el Comité recomendó el nombramiento de Sotomayor para sustituir al juez David Souter, que se jubiló el mes pasado. Antes del voto y sin que causara sorpresas, tanto demócratas como republicanos elogiaron durante dos horas la historia de ascenso social de Sotomayor y su trayectoria jurídica de 17 años pero, siguiendo la disciplina de partido, discreparon sobre su confirmación en el cargo.

Por lo general, los republicanos se mostraron insatisfechos con las explicaciones que dio Sotomayor durante las audiencias de confirmación entre el 13 y 16 de julio pasados. Aunque elogiaron su vida y obra de Sotomayor, a partir de su origen de un barrio pobre neoyorquino que logro llegar a prestigiosas universidades, temen que la jueza no podrá apartar sus "prejuicios" a la hora de emitir dictámenes.

Jeff Sessions, el republicano de mayor rango en el Comité, y otros republicanos como Chuck Grassley y Orrin Hatch, nuevamente se agarraron a una polémica frase de Sotomayor de 2001 en la que ella afirmó que una "mujer latina sabia" tomaría mejores decisiones que un juez blanco privado de esas experiencias.

Reiteraron que un juez debe aplicar las leyes y no realizar activismo político desde el estrado, algo que temen que ocurrirá si Sotomayor es confirmada por el Senado. Para Sessions, la "ideología liberal y pro-gobierno" descalifica a Sotomayor, y su testimonio durante las audiencias "no tuvo la claridad ni contundencia" para despejar dudas sobre su filosofía judicial.

La excepción republicana fue Lindsey Graham, quien le recordó a sus colegas que "EEUU ha cambiado a mejor" gracias al nombramiento de Sotomayor y que, al revisar sus 17 años de experiencia jurídica, no encontró justificaciones para bloquear su confirmación.

Los demócratas criticaron a quienes, omitiendo la trayectoria "excepcional" de la juez, se han detenido, como dijo el senador Richard Durbin, en "tres palabritas de un discurso sacado de contexto".

Destacaron que la juez de ascendencia puertorriqueña no sólo tiene la experiencia, integridad y temperamento necesarios para asumir el cargo sino que ésta será "fiel a la ley" y a la Constitución. "Es un día histórico para EEUU", dijo el demócrata Charles Schumer.

La expansión iraní en latinoamérica

Por:Miguel E. Gómez Balboa

Septiembre de 2007. El presidente Evo Morales Ayma y su homólogo iraní, Mahmud Ahmadineyad, saludan a los presentes en la plaza Murillo desde un balcón del Palacio de Gobierno.

“Bolivia es un país que está ubicado estratégicamente y representa un importante aliado para Irán que puede actuar como catalizador de la creciente cooperación de Irán con otros gobiernos izquierdistas o populistas de América Latina. Irán no tiene interés en acuerdos bilaterales con Bolivia, sino en sus reservas de uranio”

En septiembre de 2007, las puertas de La Paz se abrieron a un visitante conocido en Estados Unidos como el “demonio” o el “Hitler” de Oriente Medio. Un personaje que exigió que las mujeres estén alejadas de su paso por el kilómetro cero de la urbe, la plaza Murillo, y su estancia en el Palacio de Gobierno. Era Mahmud Ahmadineyad, el presidente iraní que había llegado para firmar con su homólogo boliviano, Evo Morales Ayma, una serie de proyectos bilaterales millonarios. Su estancia afianzó la alianza entre su país y el bloque de gobernantes que integran la Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba); más aún, ratificó la expansión del islamismo radical en la región, algo que ha puesto los cabellos de punta al Gobierno estadounidense.

Pero, ¿cuán importante es Latinoamérica para la política iraní? ¿Cuáles son los planes del yihadismo integrista en el continente? ¿Qué papel cumple Bolivia en esta estrategia? Hay mucha tela por cortar en este tema ampliamente estudiado por uno de los más reconocidos intelectuales que reside en suelo estadounidense, George Karim Chaya. Este analista político internacional —que recién presentó un libro que revela el nexo entre el movimiento yihadista y los “montoneros” argentinos— habla en exclusiva con Domingo para responder las interrogantes del interés iraní para propagar la “Guerra Santa” hacia esta región.

—¿Cómo diferenciar al movimiento yihadista del denominado islámico?

—En principio le diría que no hay movimientos islámicos. Cuando nos referimos al Islam en el sentido amplio de la palabra, nos estamos refiriendo a un aspecto religioso, a una confesión, una creencia. En contraposición, el islamismo militante presenta otras características que definen a los yihadistas radicales o integristas como se les conoce en Occidente, y allí hay que decir que el islamismo es la consecuencia de la enemistad y hostilidad contra la modernidad. Los judíos y cristianos son vistos como los principales representantes de la modernidad por los islamistas y por el régimen instaurado por Khomeini. Del mismo modo, Occidente es percibido como enemigo porque es portador de cambio social y cultural. La ideología islamista esta incluida en la doctrina nacional de la República Islámica de Irán como algo absoluto. Es por eso que su presidente, Mahmud Ahmadineyad, reivindicó y renueva constantemente su antisemitismo y la islamización de todo el planeta. El islamismo político se basa conceptualmente en el antimodernismo, se entiende a sí mismo —y se describe— como un paradigma alternativo a la modernidad y a la democracia occidental. Pero es también una ideología que ha traído represión, terrorismo global, crímenes y guerras, y lo mas complejo, el peligro de una Tercera Guerra Mundial.

—¿Cuál es el peso histórico de los grupos yihadistas en Latinoamérica?

—En realidad es un acontecimiento relativamente nuevo; aunque la atención de Irán hacia América Latina como región y sus lazos bilaterales con naciones latinoamericanas son de larga data y relativamente sólidos. Irán compartió, desde fines de la guerra Irán-Irak (1980-1988), una relación ideológica con Cuba y un vínculo político con Venezuela desde la fundación de la OPEC (Organización de Países Exportadores de Petróleo, por su sigla en inglés) en los años 60. El impulso detrás de estas relaciones bilaterales de larga data es por partida triple. En política exterior, la posición no alineada de Irán lo forzó a buscar países con puntos de vista ideológicos similares; los esfuerzos, por parte de Estados Unidos, de mantener a Irán aislado, desde el punto de vista diplomático y económico, lo obligaron a llevar a cabo una política exterior activa y, finalmente, la elección de un presidente reformista en 1997 hizo posible que países como Brasil se unieran a Irán con suficiente confianza como para resistir las presiones de EEUU.

—En lo contemporáneo, ¿cómo se expresa la presencia yihadista en la región?

—Lo que se aprecia por estos días es de muy sencilla interpretación, salvo, claro está, para la Organización de Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos y una parte de la comunidad internacional. Explicarlo es sencillo: “Los valores occidentales, entendidos como la voluntad política de respeto a las libertades de los estados democráticos modernos, son la representación del mal desde la perspectiva del islamismo radical; Europa, Estados Unidos, Israel y Occidente suponen el mundo de la degeneración y la ignorancia en la cosmovisión islamista. El antioccidentalismo y el antijudaísmo son la lógica consecuencia del fundamentalismo islamista y su antimodernidad. De allí que la lucha contra Occidente es una declaración de guerra contra la democracia y los valores de la modernidad”. Ésta es la norma básica en la cosmovisión y el pensamiento islamista y esto se expresa en Latinoamérica a través del soporte que gobiernos electos democráticamente —pero que no se comportan como democráticos, como Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, por nombrar algunos— ofrecen en sus países para la expansión de ese islamismo yihadista en el continente latinoamericano.

—Usted aseveró en una entrevista con un medio que el “chavismo” es la puerta de ingreso del yihadismo. ¿Son los gobiernos de izquierda los que allanan la inmersión regional de los grupos yihadistas?

—Venezuela se convirtió en la puerta de entrada de Irán hacia la región. Actualmente existe entre Caracas y Teherán un vuelo semanal con escala en Damasco, operado por la aerolínea venezolana del Estado (Conviasa) y la compañía aérea nacional de Irán (Irán Air). La piedra angular de la política de Ahmadineyad en América Latina es la formación de un eje antiamericano con Venezuela. Durante una visita a Teherán en el año 2006, el presidente venezolano, Hugo Chávez, dijo ante público de la Universidad de Teherán: “Debemos salvar la especie humana y poner fin al imperio de Estados Unidos”. Cuando, un año después, Chávez llegó otra vez a Teherán, Ahmadineyad y Chávez usaron ese encuentro para declarar un “Eje de Unidad” contra Estados Unidos. Los esfuerzos para desestabilizar la zona indican la búsqueda de una presencia iraní permanente en el umbral de Estados Unidos y, en ello, es vital el apoyo y el papel que juega el presidente Chávez, desde luego.

Respecto de entender la alianza entre yihadistas con gobernantes populistas y dictadores de izquierda como Chávez, Fidel Castro (Cuba) o Daniel Ortega (Nicaragua), puede entenderse en la retórica que enfatiza y confronta la autonomía e independencia de las grandes potencias, principalmente de Estados Unidos y también de Europa, citando unidad en la lucha contra el imperialismo y el capitalismo. Pero lo cierto es que América Latina tiene aún —metafóricamente hablando— muchas guerras por ganar, me refiero a la lucha contra el hambre, las drogas, el sida, la desocupación, etcétera. Y no se aprecia que estos gobernantes pongan el mismo énfasis en mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos en estos tópicos como lo hacen en sus discursos favorables a una cultura que le es totalmente ajena a sus pueblos. Algo está funcionando mal en la cosmovisión y las ideas de esos gobernantes latinoamericanos, a mi juicio.

—¿Cómo diferenciar esta expansión yihadista de la ocurrida en Europa?

—La escasa comprensión y la forma en que se trata el problema sobre el fenómeno del terrorismo yihadista por algunos gobiernos latinoamericanos son incorrectas y ello se debe al desconocimiento político-ideológico del fenómeno de la yihad global. El mayor error de estos gobiernos es no reconocer que sus países han sido designados como campo de batalla global; aunque es cierto también que de momento Latinoamérica no es para la yihad una fábrica que produzca activamente. El crecimiento de la pobreza en algunos países latinoamericanos no genera terroristas suicidas, esto es así, por fortuna.

El punto negativo y preocupante es que yihadistas provenientes del Oriente Medio, adoctrinados por madrazzas (universidades) islamistas, puedan extender su influencia en el continente a partir de la “languidez” de sus fronteras y el desconocimiento sobre estos movimientos que indudablemente subyace en gobiernos y público latinoamericano mayoritariamente. Es demasiado escasa, si no deficiente, la comprensión por parte de políticos y funcionarios de América Latina en relación con este tema. No se tiene claro que si no fuera Irak, Gaza o Afganistán sería Somalia, Argelia, Chechenia, Londres o Madrid. Los yihadistas no son una reacción determinada ante un punto de controversia, por el contrario, son una fuerza de combate “ideológico-militar” con una visión del mundo a la que aplican sus estrategias fundadas en la teocracia que sostienen a partir de una severa y perjudicial distorsión del Islam. Vea usted, el hecho de que Estados Unidos haya ido a Irak y si ello ha sido o no acertado es otra discusión. Irak no creó yihadismo, todo lo contrario, los yihadistas son la prolongación de la guerra en Irak donde el mundo pudo apreciar sus tácticas y operaciones y más aún: pudo conocer que existían.

Por lo demás, le diría que Europa ya tiene dentro una segunda generación de yihadistas; recordemos los autores de los atentados en los autobuses de Londres, no eran inmigrantes, eran nacidos en Inglaterra. Esto ha hecho que los yihadistas piensen en expandirse a otras latitudes, ¿porque no hacerlo? Si en Europa no les ha ido mal, por qué no les iría bien en Latinoamérica cuando existen para ellos gobiernos amigos y los ciudadanos de esa región pueden ser seducidos mucho más fácilmente por cuestiones tanto económicas como políticas mucho más accesibles que las que debieron vencer en Europa para la captación ideológica de combatientes. Se trata de una guerra, ellos lo saben y están tratando de utilizar todos sus recursos disponibles para desarrollarla y ganarla.

Vea, muchas personas en América Latina podrían ser consideradas como simpatizantes de la causa del islamismo militante solamente por sus posiciones antiimperialistas, antisionistas —que muchas veces oculta su antisemitismo— y por su rechazo a EEUU y a los países desarrollados de Europa Occidental, pero muchas de éstas no son capaces de dar respuesta en cuanto a la naturaleza de la ideología que apoyan, y esquivan el debate imponiendo una visión propia de la realidad de los hechos a las acciones que los yihadistas ejecutan.

—¿Cuáles son los objetivos del yihadismo para su expansión a Latinoamérica?

—En la actualidad, el desplazamiento hacia la izquierda de muchos países latinoamericanos permitió a Irán tener más éxito en su intento de mejorar sus relaciones. Desde el punto de vista de Ahmadineyad, en lugar de responder pasivamente hacia el intento de Estados Unidos de aislar a Irán política y económicamente y convertirse en el jugador dominante en la región de Oriente Medio, Irán debería movilizarse, agresivamente, en el propio terreno de Estados Unidos como forma de ejercer presión sobre Washington, o al menos, intentarlo. Allí se entiende la estrategia de avance islamista en América Latina. Ahmadineyad quiere contraatacar a EEUU en su propio hemisferio y, tal vez, desestabilizar a sus gobiernos amigos a fin de negociar desde una posición de mayor fortaleza.

—¿Qué papel juega Bolivia en el plan?

—Bolivia es un país que está ubicado estratégicamente y representa un importante aliado para Irán que puede actuar como catalizador de la creciente cooperación de Irán con otros gobiernos izquierdistas o populistas de América Latina. En septiembre de 2007, Ahmadineyad visitó por primera vez la ciudad de La Paz para conocer al presidente Evo Morales. En esa oportunidad firmaron un programa de cooperación de 1.100 millones de dólares en el sector subdesarrollado de petróleo y combustible de Bolivia. Un año después, el Gobierno de Bolivia, con el apoyo de Irán y Venezuela, creó la Compañía Estratégica Pública Nacional Cemento de Bolivia con una inversión de 230 millones de dólares para la implementación de dos plantas en Potosí y Oruro. Tiempo después Irán decidió abrir, en Bolivia, dos clínicas de salud como base para futuros proyectos —en Sudamérica— de la Media Luna Roja. El acuerdo incluyó el envío de equipos médicos iraníes a Bolivia y el ofrecimiento de educación y entrenamiento para profesionales bolivianos, expandiendo así la ayuda médica que ya está siendo suministrada por Cuba y Venezuela al Gobierno de Morales.

En septiembre de 2008, Morales viajó a Teherán y acordó con Ahmadineyad acelerar la ejecución de proyectos conjuntos para incrementar el desarrollo y bienestar económico de ambas naciones, fue allí donde ambos presidentes emitieron una declaración sobre la interferencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en el expediente nuclear iraní, donde Morales llegó a decir que ello no tiene justificación legal ni técnica. La decisión de Morales de apoyar, sin vacilación, la posición de Irán en su actual enfrentamiento nuclear sirve para consolidar la amistad entre Irán y Bolivia. Es más que claro que la influencia de Chávez con el presidente Morales ha puesto a Bolivia como un aliado estratégico del régimen de los mullah’s (versados en el Corán) en Sudamérica y esto no será bueno para el pueblo boliviano en el largo plazo. Bolivia tiene recursos naturales de alta importancia para la comunidad internacional y muy bien podría avanzar y progresar en la explotación y comercialización de ellos para ampliar sus riquezas, pero no veo que ayude a su imagen internacional su cercanía con el régimen de Teherán.

—Se habla que Irán ha estrechado lazos con Bolivia por sus reservas de uranio, para alimentar sus afanes nucleares…

—No tenga la menor duda. Irán no tiene interés en acuerdos bilaterales con Bolivia si usted piensa en términos de salud, alimentación, cultura u otra materia de real interés del pueblo boliviano. Su interés en Bolivia se centra absolutamente en sus reservas de uranio y en la ubicación geográfica de Bolivia dentro del continente. Quien crea lo contrario incurre en un grosero error.

—¿Cuánto preocupó al anterior Gobierno de George W. Bush y al actual de Barack Obama en EEUU la estrechez de lazos entre Irán y la región latinoamericana?

—No veo que la anterior administración estadounidense haya reparado mucho no sólo en Bolivia, más bien ha sido una política negativa para con toda América Latina, salvo raras excepciones como podría ser Colombia, y en este aspecto puede usted encontrar las razones en la focalización de la política exterior americana en el conflicto del Oriente Medio en los últimos ocho años, le diría. Respecto de la novel administración del presidente Obama, habrá que darle tiempo aún para evaluar ese aspecto, lleva escasos 100 días en el poder y también aparece como abocado a temas como Irak y Afganistán de momento. En cualquier caso, lo cierto es que la relación de Estados Unidos con América Latina no transita su mejor momento.

—Este ingreso del yihadismo y su coqueteo con gobiernos de izquierda, ¿cómo influye en el discurso y vigencia del antisemitismo en Latinoamérica?

—Es innegable que el antisemitismo existe. Hoy se relaciona al sionismo como una energía que está detrás de la globalización y el capitalismo salvaje y, más aún, que se sostiene y retroalimenta del imperialismo estadounidense. A mi juicio, las manifestaciones antisemitas han crecido de manera exponencial y preocupante en los últimos años de la mano de la Venezuela del presidente Chávez. Hay una conexa y directa relación entre el lenguaje y la agresión deseada que es innegable. Esta impronta se hace presente cada día con más claridad desde los regímenes árabes islamistas, pero el detalle no menor es que no se agota en la región del Oriente Medio ni en sus regímenes islamofascistas, sino que ha trascendido geográficamente hacia otros puntos del globo favorecidos por gobiernos como el de Chávez, donde la demonización de Israel y del sionismo ha influido de manera estricta en la opinión pública y el espectro político izquierdista latinoamericano.

El desembarco y la penetración reciente de ideologías islamistas en diversos países latinoamericanos es más que significativo, aunque esto sea negado y minimizado por no pocos gobiernos de la región y se reproduce mayoritariamente en aquellos países de recientes migraciones de colectivos musulmanes que son fácilmente infiltrados por yihadistas militantes para desarrollar su cometido ideológico-doctrinario. Ese radicalismo islamista cuenta con la simpatía de sectores izquierdistas históricamente antiimperialistas que relacionan al Estado de Israel con el imperialismo estadounidense. Así, la demonización de Israel y del sionismo ha influido de manera estricta en la opinión pública y el espectro político izquierdista latinoamericano escondiendo prejuicios antisemitas y frecuentemente el tradicional odio a los judíos.

—¿Cuáles son los peligros y las posibles salidas para bajar el tono de los discursos y prácticas antisemitas en la región?

—Sobre los peligros, no creo que estemos de camino y en retorno hacia la Europa de los años 30, cuando la Italia fascista de Mussolini y la Alemania nazi de Hitler destrozaron Europa dando los primeros pasos hacia la ignominia mayor que devino en el Holocausto. Pero es notorio que desde la postguerra y hasta los años 80 la mayoría de las agresiones antisemitas eran menores y casi siempre reaccionarias. Hoy adquieren un tenor peligrosamente diferente al que hay que tomar con seriedad. Lamentablemente no está ocurriendo eso en América Latina, donde informes anuales de gobiernos locales son manipulados y organizaciones sociales y culturales judías son presionadas para que no den a conocer actos de antisemitismo y si los publicitan, son negados y minimizados por funcionarios gubernamentales de sus países. Sí podemos decir que Europa ha avanzado, en países como Francia y Alemania han reaccionado con firmeza contra el antisemitismo, pero muchos países aún lo ignoran.

En referencia a evolucionar en temas de antisemitismo, Latinoamérica debe recorrer aún mucho camino, se debería estimular y promover la educación, la concienciación y la investigación científica e intelectual adecuada sobre este fenómeno, algo que no se observa en las políticas de los organismos defensores de los derechos humanos, en sus agendas casi siempre teñidas de ideología y moral sesgadas. Los gobiernos sudamericanos son poco proclives a la autocrítica, pero no deberían perder el rumbo en cuanto a concienciar y sensibilizar a sus ciudadanos para generar valores y conductas humanísticas y democráticas.

—¿Qué se puede esperar con la reelección de Mahmud Ahmadineyad?

—Lo que se debe esperar es que habrá una profundización rígida de las bases de la Revolución Islámica instaurada por Khomeini hace 30 años. Desde luego que ello conlleva a una mayor profundización de la crisis regional dado el expediente nuclear iraní en curso y su apoyo a los grupos terroristas regionales como Hezbolá, Hamas y la Yihad Palestina. Y esta preocupación la escucho a menudo de colegas árabes y de cancillerías de los países sunnies del golfo que ven a la expansión persa chiita como un peligro mayor a Israel, a quien consideraban su enemigo histórico, que hoy no es tal de cara al peligro que simboliza la expansión de un Irán nuclear.

—¿Cuáles son los peligros contemporáneos y a futuro de la presencia de grupos yihadistas en Latinoamérica? ¿A qué puede llevar ello en lo político, económico, social y en la seguridad de los países, ya que estos grupos son radicales y afines a atentados?

—Muy buena su pregunta. En realidad existen varios peligros. En el terreno regional, Venezuela y Bolivia apoyaron fuertemente a Hezbolá durante la Segunda Guerra del Líbano (julio-agosto, 2006). El presidente Chávez fue extremadamente enérgico durante ese período. La verdadera prueba llegó durante la última guerra en Gaza, cuando Israel comenzó la Operación “Plomo Fundido” para disuadir a Hamas de atacar Israel, los presidentes Chávez y Morales adoptaron la posición iraní y cumplieron con la solicitud de Ahmadineyad de romper relaciones diplomáticas con Israel. Venezuela no sólo las rompió sino que prometió pedir el procesamiento de los líderes de Israel en la Corte Internacional por crímenes contra la humanidad para que sean castigados.

Los peligros están presentes, Irán aún es el Estado más activo patrocinante del terrorismo en el mundo. Es un rótulo que el régimen iraní ostenta con orgullo. Irán cuenta con una partida presupuestaria de nueve dígitos para financiar organizaciones terroristas y tiene una historia de terrorismo en el hemisferio sudamericano, y sus vínculos con los atentados en Buenos Aires están comprobados según la Justicia Argentina. El atentado suicida de la Embajada de Israel en Buenos Aires en 1992, podría decirse que fue el primer ataque terrorista islamista en el hemisferio occidental. Aunque aún debe ser oficialmente esclarecido, la mayor parte de la evidencia apunta a Hezbolá. Una camioneta conducida por un suicida y cargada de explosivos, impactó contra el frente de la Embajada y mató a 29 personas e hirió a más de 250.

El 18 de julio de 1994, el edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) fue atacado, dejando 85 muertos y 300 heridos. Ese atentado terrorista fue el de mayor número de víctimas en la historia de Argentina, y resultó ser el de mayor número de víctimas judías a causa del terrorismo fuera de Israel desde la Segunda Guerra Mundial. Según la investigación de la Justicia Argentina, numerosas pruebas demuestran que Argentina, a mediados de 1980, fue infiltrada por la inteligencia iraní que estableció una amplia red de espionaje que luego se convirtió en un completo servicio de inteligencia que comprendía la Embajada iraní y su agregado cultural en Buenos Aires. Ahora, la situación parece repetirse en Venezuela y Bolivia con el apoyo activo o pasivo de sus gobiernos, quienes son conscientes de la pasada actividad de inteligencia iraní en el continente.

Otro peligro será si otros países latinoamericanos siguen el ejemplo boliviano-venezolano y levantan las restricciones de visa a ciudadanos iraníes. Irán demostró qué puede hacer en América Latina “con” restricciones de visa. El problema de esta presencia y actividad es que va más allá de los niveles normales políticos, económicos, sociales y culturales y trepa hacia una zona peligrosa de terrorismo y violencia, amenazando no sólo intereses de actores externos, sino posiblemente la misma estabilidad de los países anfitriones. A largo plazo, la exportación de la enseñanza ideológica chiita radical y religiosa puede alcanzar y ejercer influencia en sectores más amplios de la estructura social, especialmente a los más pobres y carenciados y, de esta manera, agregar otro elemento de inestabilidad y radicalización en un continente plagado de penurias socioeconómicas.

Fíjese: ¿qué pasaría si Irán, a pedido del presidente Chávez o del presidente Morales, decidiera desplegar sus misiles de largo alcance en Venezuela o Bolivia, si ellos se sintieran amenazados?

Rl panorama no es el mejor para América Latina, aunque seguramente en el futuro y a largo plazo los islamistas serán vencidos y la ideología de la yihad global no ganará. Pero no se debe demorar la aplicación de medidas con las que se asegure que no obtengan la victoria. En el caso latinoamericano, los esfuerzos para hacer frente a los desafíos que plantea la infiltración islamista deben ser realizados en coordinación con instituciones multilaterales, organizaciones civiles, gobiernos y líderes locales. Al centrarse en áreas de interés mutuo, América Latina puede desarrollar una asociación que apoye las iniciativas regionales y de sus propios países en el progreso y la seguridad.


HABLA FIDEL DESDE ULTRATUMBA

En su quinta reflexión sobre el golpe militar en Honduras, Fidel Castro acusa a Washington de apoyar a los golpistas hondureños y de “maniobrar” para darles un balón de oxígeno con la “complicidad” del presidente de Costa Rica, Óscar Arias. Según Castro, el golpe de Estado de Honduras fue “promovido por la extrema derecha de Estados Unidos” y “apoyado por el Departamento de Estado”.

La reflexión de Fidel en granma.cu:

El 30 Aniversario sandinista y la propuesta de San José

El golpe de Estado de Honduras, promovido por la extrema derecha de Estados Unidos —que mantenía en Centroamérica la estructura creada por Bush— y apoyado por el Departamento de Estado, evolucionaba mal por la enérgica resistencia del pueblo.

La criminal aventura, condenada de forma unánime por la opinión mundial y los organismos internacionales, no podía sostenerse.

El recuerdo de las atrocidades cometidas en décadas recientes por las tiranías que Estados Unidos promovió, instruyó y armó en nuestro hemisferio, estaba todavía fresco.

Los esfuerzos del imperio se encaminaron durante la administración de Clinton y en los años subsiguientes al plan de imponer el TLC a todos los países de América Latina a través de las llamadas Cumbres de las Américas.

El intento de comprometer al hemisferio con un acuerdo de libre comercio fracasó. Las economías de otras regiones del mundo crecieron a buen ritmo y el dólar perdía su hegemonía exclusiva como divisa privilegiada. La brutal crisis financiera mundial complicó la situación. En esas circunstancias se produjo el golpe militar en Honduras, uno de los países más pobres del hemisferio.

Tras dos semanas de creciente lucha popular, Estados Unidos maniobró para ganar tiempo. El Departamento de Estado asignó a Oscar Arias, Presidente de Costa Rica, la tarea de auxiliar al golpe militar en Honduras, asediado por la vigorosa, pero pacífica presión popular. Nunca un hecho similar en América Latina había recibido tal respuesta.

En los cálculos del Gobierno de Estados Unidos pesaba el hecho de que Arias ostentaba el título de Premio Nobel de la Paz.

La historia real de Oscar Arias indica que se trata de un político neoliberal, talentoso y con facilidad de palabras, sumamente calculador y aliado fiel de Estados Unidos.

Desde los primeros años del triunfo de la Revolución Cubana, el gobierno de Estados Unidos utilizó a Costa Rica y le asignó recursos para presentarla como una vitrina de los avances sociales que se podían lograr bajo el capitalismo.

Ese país centroamericano fue utilizado como base por el imperialismo para los ataques piratas contra Cuba. Miles de técnicos y graduados universitarios cubanos fueron sustraídos a nuestro pueblo, que estaba ya sometido a cruel bloqueo, para prestar servicios en Costa Rica. Las relaciones entre Costa Rica y Cuba se han restablecido en fecha reciente; fue uno de los dos últimos países del hemisferio en hacerlo, lo cual nos satisface, pero no por ello debo dejar de expresar lo que pienso en este momento histórico de nuestra América.

Arias, procedente del sector rico y dominante de Costa Rica, estudió Derecho y Economía en un centro universitario de su país, cursó estudios y se graduó después como Máster en Ciencias Políticas en la Universidad Inglesa de Essex, donde finalmente recibió el título de Doctor en Ciencias Políticas. Con tales laureles académicos el presidente José Figueres Ferrer, del Partido Liberación Nacional, lo nombró asesor en 1970, a los 30 años de edad, y poco después lo designó Ministro de Planificación, cargo en el que fue ratificado por el Presidente que le siguió, Daniel Oduber. En 1978 ingresa al Congreso como Diputado de ese Partido. Asciende luego a Secretario General en 1979, y es Presidente por primera vez en 1986.

Años antes del triunfo de la Revolución Cubana, un movimiento armado de la burguesía nacional de Costa Rica, bajo la dirección de José Figueres Ferrer, padre del presidente Figueres Olsen, había eliminado el pequeño ejército golpista de ese país y su lucha contó con las simpatías de los cubanos. Cuando combatíamos en la Sierra Maestra contra la tiranía batistiana, recibimos del Partido de Liberación creado por Figueres Ferrer algunas armas y municiones, pero era demasiado amigo de los yanquis y pronto rompió con nosotros. No debe olvidarse la reunión de la OEA en San José de Costa Rica, que dio lugar a la Primera Declaración de la Habana en 1960.

Toda Centroamérica sufrió durante más de 150 años y todavía sufre desde los tiempos del filibustero William Walker, que se hizo presidente de Nicaragua en 1856, el problema del intervencionismo de Estados Unidos, que ha sido constante, aunque el pueblo heroico de Nicaragua logró ya una independencia que está dispuesto a defender hasta el último aliento. No se conoce de apoyo alguno de Costa Rica después que la alcanzó, aunque hubo un gobierno de ese país al que vísperas de la victoria de 1979, le cupo la gloria de ser solidario con el Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Cuando Nicaragua era desangrada por la guerra sucia de Reagan, Guatemala y El Salvador habían pagado también un alto precio de vidas debido a la política intervencionista de Estados Unidos, que suministraba dinero, armas, escuelas y adoctrinamiento a las tropas represivas. Daniel nos contó que los yanquis finalmente promovieron fórmulas que pusieran fin a la resistencia revolucionaria de Guatemala y El Salvador.

Más de una vez Daniel me había comentado con amargura que Arias, cumpliendo instrucciones de Estados Unidos, había excluido a Nicaragua de las negociaciones de paz. Se reunió solo con los gobiernos de El Salvador, Honduras y Guatemala para imponerle acuerdos a Nicaragua. Expresaba por ello enorme gratitud hacia Vinicio Cerezo. Me contó igualmente que el primer acuerdo se firmó en un convento de Esquipulas, Guatemala, el 7 de agosto de 1987, después de dos días de intensas conversaciones entre los cinco presidentes centroamericanos. Nunca hablé públicamente sobre eso.

Pero esta vez, al conmemorarse el 30 Aniversario de la victoria Sandinista el 19 de julio de 1979, Daniel lo explicó todo con impresionante claridad, como lo hizo con todos los temas a lo largo de su discurso, que fue escuchado por cientos de miles de personas y transmitido por la radio y la televisión. Utilizo sus palabras textuales: “Los yanquis lo nombraron mediador. Tenemos una profunda simpatía al pueblo de Costa Rica, pero yo no puedo olvidar, en aquellos años duros el Presidente de Costa Rica convocó a los Presidentes centroamericanos y no nos invitó a nosotros¼ ”

“Pero los otros Presidentes centroamericanos fueron más sensatos y le dijeron: Aquí no puede haber plan de paz si no está presente Nicaragua. Por la verdad histórica, el Presidente que tuvo el valor de romper el aislamiento que habían impuesto los yanquis en Centroamérica —donde les habían prohibido a los presidentes conversar con el Presidente de Nicaragua y querían una solución militar, querían acabar a través de la guerra con Nicaragua, con su revolución—, quien dio ese paso valiente fue el presidente de Guatemala, Vinicio Cerezo. Esa es la historia verdadera.”

De inmediato añadió: “Los yanquis corrieron a buscar al presidente Oscar Arias, ¡porque ya lo conocen!, para buscar cómo ganar tiempo, para que los golpistas comiencen a hacer demandas que son inaceptables. ¿Desde cuándo un golpista va a negociar con la persona a la que le está arrebatando sus derechos constitucionales? Esos derechos no pueden ser negociados, simplemente hay que restituir al presidente Manuel Zelaya, tal como lo dijeron los acuerdos del ALBA, del Grupo de Río, del SICA, de la OEA y de las Naciones Unidas.

“En nuestros países queremos soluciones pacíficas. La batalla que está librando el pueblo de Honduras en este momento es una batalla pacífica, para evitar más dolor del que ya se ha producido en Honduras”, concluyó textualmente Daniel.

En virtud de la guerra sucia ordenada por Reagan y que en parte —me dijo él— fue costeada con drogas enviadas a Estados Unidos, perdieron la vida más de 60 mil personas y sufrieron invalidez otras 5 800. La guerra sucia de Reagan dio lugar a la destrucción y el abandono de 300 escuelas y 25 centros de salud; 150 maestros fueron asesinados. El costo ascendió a decenas de miles de millones de dólares. Nicaragua disponía solo de 3,5 millones de habitantes, dejó de recibir el combustible que le enviaba la URSS y la economía se hizo insostenible. Convocó a las elecciones e incluso las adelantó, y respetó lo decidido por el pueblo, que había perdido toda esperanza de preservar las conquistas de la Revolución. Casi 17 años después, los sandinistas regresaron victoriosos al gobierno; hace solo dos días conmemoraban el 30 aniversario de la primera victoria.

El sábado 18 de julio el Premio Nobel propuso los conocidos 7 puntos de la iniciativa personal de paz que restaba autoridad a las decisiones de la ONU y la OEA, y equivalían a un acta de rendición de Manuel Zelaya, que le restaban simpatía y debilitarían el apoyo popular. El Presidente Constitucional envió lo que calificó de ultimátum a los golpistas, que los representantes suyos debían presentar, anunciando a la vez su regreso a Honduras para el domingo 19 de julio por cualquier departamento de ese país.

En horas del mediodía de ese domingo, se produce en Managua el gigantesco acto sandinista con históricas denuncias a la política de Estados Unidos. Eran verdades que no podían dejar de ser trascendentes.

Lo peor es que Estados Unidos estaba encontrando resistencia del gobierno golpista a su maniobra edulcorante. Estaría por precisar el momento en que el Departamento de Estado envía por su parte un fuerte mensaje a Micheletti, y si los jefes militares fueron advertidos de las posiciones del Gobierno de Estados Unidos.

Lo real es que para quien siguiera de cerca los hechos, Micheletti estaba insubordinado contra la paz el lunes. Su representante en San José, Carlos López Contreras, había declarado que la propuesta de Arias no podía ser discutida, pues el primer punto, es decir, el restablecimiento de Zelaya, no era negociable. El gobierno civil golpista había tomado en serio su papel y no se percataba siquiera de que Zelaya, privado de toda autoridad, no constituía riesgo alguno para la oligarquía y políticamente sufriría un duro golpe si aceptaba la propuesta del Presidente de Costa Rica.

El propio domingo 19, cuando Arias pide otras 72 horas para explicar su posición, la señora Clinton habla telefónicamente con Micheletti y sostiene lo que el portavoz Philip Crowley califica de una “llamada dura”. Algún día se conocerá qué le dijo, pero bastaría ver la cara de Micheletti cuando habló en una reunión de su gobierno, el lunes 20 de julio: parecía realmente la de un niño de kindergarten regañado por la maestra. A través de Telesur pude ver las imágenes y los discursos de la reunión. Otras imágenes transmitidas fueron las de los representantes de la OEA pronunciando sus discursos en el seno de esa institución, comprometiéndose a esperar la última palabra del Nobel de la Paz el miércoles. ¿Sabían o no lo que la Clinton le había dicho a Micheletti? Tal vez sí, o tal vez, no. Quizás algunos, aunque no todos, lo conocían. Hombres, instituciones y conceptos se habían convertido en instrumentos de la alta y arrogante política de Washington. Nunca un discurso en el seno de la OEA brilló con tanta dignidad como las breves, pero valientes y brillantes palabras de Roy Chaderton, embajador de Venezuela, en esa reunión.

Mañana aparecerá la pétrea imagen de Oscar Arias explicando que han elaborado tal y más cual propuesta de solución para evitar violencia. Pienso que hasta el propio Arias ha caído en la gran trampa montada por el Departamento de Estado. Veremos qué hace mañana.

Sin embargo, el pueblo de Honduras es quien dirá la última palabra. Representantes de las organizaciones sociales y de las nuevas fuerzas no son instrumentos de nadie dentro o fuera del país, conocen las necesidades y sufrimientos del pueblo; sus conciencias y su temple se han multiplicado; muchos ciudadanos que eran indolentes se han sumado; los propios afiliados honestos de los partidos tradicionales que creen en la libertad, la justicia y la dignidad humana juzgarán a los líderes a partir de la posición que adoptaron en este minuto histórico.

No se conoce todavía cuál sería la actitud de los militares frente a los ultimátums yanquis, y qué mensajes les llegan a los oficiales; solo hay un punto de referencia patriótica y honorable: la lealtad al pueblo, que ha soportado con heroísmo las bombas lacrimógenas, los golpes y los disparos.

Sin que nadie pueda asegurar cuál será el último capricho del imperio, si a partir de las últimas decisiones adoptadas Zelaya regresa legal o ilegalmente, sin duda que los hondureños le harán un gran recibimiento porque será una medida de la victoria que ya han alcanzado con sus luchas. ¡Nadie dude de que solo el pueblo hondureño será capaz de construir su propia historia!

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