jueves, julio 23, 2009

MONO JOJOY DELATA A CORREA Y CHAVEZ

Réplica a López-Calleja

El académico que escribía como un funcionario

Carlos Alberto Montaner

Si absurda e injusta es esa descalificación moral que pretende imponerme por el tema de Honduras, cuando entra en el terreno ideológico sus alegatos se vuelven casi cómicos.

En una web publicada en Suecia, Cuba Nuestra, alguien se toma la molestia de escribir un artículo en mi contra. Me lo mandan. Está lleno de una curiosa e inesperada hostilidad. Lo recorre algo así como un estudiado rencor estratégico de funcionario obligado al ataque. El tono no se compadece con una simple discrepancia de opiniones. Lo firma un señor llamado Arturo López Levy. Francamente, no sé quién es. No recuerdo haberlo conocido jamás.

Pregunto. Es un profesor cubano radicado en Denver, me dicen. Sigo preguntando. Me extraña tanta ira. Los académicos no escriben así, visceralmente. Esa prosa tiene un apasionado tufillo a periodismo oficial cubano. Parece una cosa panfletaria y tosca de Juventud Rebelde. Quizás por eso vale la pena responder. Lo voy a hacer por medio de otra web cubano-sueca: www.miscelaneasdecuba.net Una de las mejores con que cuenta la oposición democrática. También, naturalmente, aparecerá en www.cubaliberal.org

Por fin doy con varias personas que lo conocen íntimamente de cuando vivía en Cuba. La primera sorpresa es que no se llama Arturo López Levy, sino Arturo López-Calleja y es pariente del yerno de Raúl Castro. Interesante. Utiliza un alias. De dónde sacó el Levy, pregunto. De un bisabuelo materno, me dicen. ¿Por qué cambió de nombre? Para penetrar la colonia judía en Cuba, agregan. Luego se fue a Israel. ¿Penetrar? ¿Cumplía una misión? ¿Es un agente? Sí, afirman rotundamente. Lo reclutaron cuando estudiaba en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales adscrito al Minrex. Entonces era un joven y prometedor comunista. Fue oficial de las Fuerzas Armadas. Quien esto alega lo conocía de aquellos años. ¿Esta información es record público, indago? No lo sé, me responden, pero sin duda el FBI y los israelíes están bien enterados. El expediente es abultado, añaden.

Nada de esto me consta. Tal vez sea falso o inexacto. No lo sé. No quiero ser injusto y estas acusaciones no se desprenden de documentos oficiales sino de personas que lo conocen. Yo he sido falsamente acusado de terrorista y agente de la CIA por la Seguridad del Estado en una campaña sistemática de desinformación y sé lo desagradable que puede ser todo esto. Ignoro, pues, si el señor López-Calleja, alias López Levy, es un agente sembrado en el mundo académico, como el matrimonio Álvarez, o si se sólo se trata de una persona aburrida con ganas de polemizar que utiliza, inocentemente, la prosa del "aparato". Ya podrá él, si lo cree conveniente, negar o aclarar estos puntos oscuros de su biografía, o tal vez decida mantenerse callado.

En todo caso, lo que me resulta evidente es que el señor López-Calleja no discute de buena fe. Su intención no es demostrar mis errores de juicio, o mis pifias intelectuales, lo que sería legítimo, sino tratar de probar mi supuesta incoherencia ética para descalificarme in totum, práctica abominable para todo aquel que ame el fair play en cualquier debate honrado.

Honduras

¿Cómo lo hace? Primero, confunde y distorsiona lo que he escrito sobre los recientes sucesos de Honduras (todos esos papeles se pueden leer en www.firmaspress.com) para inmediatamente construir un absurdo silogismo: "Montaner apoya el golpe en Honduras (lo que jamás he escrito); Montaner dice ser un demócrata que quiere la democracia para Cuba (lo que es cierto); ergo, Montaner es éticamente incoherente". O sea, aparentemente no coincidir con la sesgada visión sobre el episodio de Honduras que tiene el señor López-Calleja me incapacita moralmente en el tema cubano.

¿Por qué hay que tomar al pie de la letra la opinión de este caballero o la información que maneja en un tema tan complejo como el hondureño? ¿Qué pasó realmente en Honduras? Una buena descripción, mucho más ponderada, es la que hace el Dr. Ricardo Arias Calderón, ex vicepresidente de Panamá, ex presidente de la Internacional Demócrata Cristiana, uno de los grandes estadistas de América Latina, viejo luchador por la libertad y el imperio de la ley, quien a su avanzada edad está alejado de todo sectarismo:

La crisis comenzó cuando el presidente Zelaya no presentó el presupuesto en el año 2008 para su aprobación por el Congreso Nacional; intentó destituir al jefe de las Fuerzas Armadas sin tener facultad constitucional para ello, pero la Corte Suprema de Justicia se lo impidió; insistió en una consulta popular, no prevista por la Constitución Nacional de Honduras ni por la ley, sin explicar lo que encontraba mal o inadecuado en la Constitución vigente y qué es lo que deseaba que se modificara de ella.

En Derecho Público los funcionarios únicamente pueden hacer aquello que la ley explícitamente les permite, y el presidente Zelaya, siendo el mayor y más alto de los servidores públicos se salió de ese marco legal. Todo indica que lo que buscaba, entre otras cosas, era poder volver a reelegirse, siguiendo el ejemplo de Hugo Chávez. Más grave aún fue que desoyó las advertencias del Tribunal Supremo de Elecciones, de la Corte Suprema de Justicia, de la Procuraduría de la Nación, de la gran mayoría de miembros de gobierno y oposición del Congreso, y entre otros del Defensor de los Derechos Ciudadanos quienes le advirtieron que lo que intentaba hacer era ilegal y que no podían avalarlo.

La Iglesia encabezada por Cardenal Oscar A. Rodríguez, y todos los obispos miembros de la Conferencia Episcopal de Honduras (C.E.H.) en un comunicado de prensa del 2 de julio apoyan la decisión de retirar al presidente Zelaya de su cargo por cuanto que al violentar el artículo constitucional 329, cesó de inmediato, tal como reza la norma, en el desempeño del cargo; y solicita a la O. E. A. que preste atención a todos los actos de ilegalidad que por mano del presidente Zelaya venían sucediendo. Las Iglesias Católica y Evangélica en conjunto han dado su apoyo al nuevo gobierno dirigido por el liberal Roberto Micheletti Baín, presidente del Congreso Nacional en funciones ejecutivas. El documento de la C.E.H. afirma que en Honduras "las instituciones del Estado democrático hondureño, están en vigencia y que sus ejecutorias en materia jurídico-legal han sido apegadas a derecho. Los tres poderes del Estado... están en vigor legal y democrático de acuerdo a la Constitución."

El liberalismo

¿Es Ricardo Arias Calderón un propagandista como los de Granma, pero al revés, como dice de mí el señor López-Calleja? ¿Lo son el respetado cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga y todos los obispos hondureños? ¿Lo son los centenares de analistas y articulistas que encuentran que en Honduras se ha producido un choque de poderes? Pero si absurda e injusta es esa descalificación moral que pretende imponerme por el tema de Honduras, cuando entra en el terreno ideológico sus alegatos se vuelven casi cómicos.

Asegura el señor López-Calleja (con una metáfora bastante pueril, por cierto), que mi "supuesto pensamiento liberal es un closet de contradicciones más grande que el teatro nacional" porque no coincido con Milton Friedman o con mis amigos libertarios del Cato Institute en el tema del embargo o en el de los viajes de los no cubanos a la Isla. Podría decirle que tampoco coincido con Friedman en su propuesta de eliminar los bancos públicos de emisión de moneda, pero eso me llevaría a explicarle que el liberalismo no es una secta dogmática, como el partido comunista al que él perteneció, y nada tiene que ver con las rígidas supersticiones del marxismo leninismo en que se formó, sino que se trata de una corriente abierta a muchas tendencias e interpretaciones, como puede comprobar cualquiera que asista a una reunión de la Mont Pelerin y escuche al propio hijo de Milton Friedman, el brillante David, mostrar respetuosamente su desacuerdo con algunas posturas de su augusto padre.

Es una lástima que los años de formación académica norteamericana no le hayan servido al señor López-Calleja para saber que el respeto por el pensamiento ajeno no significa la sujeción incondicional a todas sus ideas o propuestas, aunque disculpo su opinión porque me figuro que son las viejas secuelas que le quedan de cuando aplaudía sin chistar cualquier estupidez proferida por el dictador cubano, como me cuentan quienes entonces fueron sus compañeros de estudio y recuerdan su encendida militancia.

En todo caso, si el señor López-Calleja desea conocer los fundamentos de mi interpretación personal del pensamiento liberal, puede adquirir en Amazon todos o algunos de los cinco libros que he escrito sobre el tema: Libertad, la clave de la prosperidad, No perdamos también el siglo XXI, La libertad y sus enemigos, Las columnas de la libertad y La última batalla de la guerra fría. Sin ánimo de ofender, entre otras razones porque no creo que el señor López-Calleja tenga un pelo de tonto, creo que también se beneficiaría del Manual del perfecto idiota latinoamericano y de El regreso del idiota, estos últimos escritos en colaboración con Álvaro Vargas Llosa y Plinio Apuleyo Mendoza. Algunas personas me han confesado que entendieron mejor los problemas del desarrollo tras repasarlos.

Finalmente, como veo que el señor López-Calleja se interesa en los postulados del liberalismo y acaso esté en una fase primaria de conversión, termino con un credo liberal muy elemental que alguna vez recogí en una charla organizada por la Internacional Liberal dirigida a jóvenes estudiantes deseosos de precisar cuál era el mínimo común denominador del pensamiento liberal:

¿Qué creen, en suma, los liberales? Los liberales sostenemos siete creencias fundamentales extraídas, insisto, de la experiencia, y todas ellas pueden recitarse casi con la cadencia de una oración laica:

  • Creemos en la libertad y la responsabilidad individuales como valor supremo de la comunidad.
  • Creemos en la propiedad privada, para que ambas −libertad y responsabilidad− puedan ser realmente ejercidas.
  • Creemos en la convivencia dentro de un Estado de Derecho regido por una Constitución que salvaguarde los derechos inalienables de la persona.
  • Creemos en que el mercado −un mercado abierto a la competencia y sin controles de precios− es la forma más eficaz o menos imperfecta de realizar las transacciones económicas.
  • Creemos en la supremacía de una sociedad civil formada por ciudadanos, no por súbditos, que voluntaria y libremente segrega cierto tipo de Estado para su disfrute y beneficio, y no al revés.
  • Creemos en la democracia representativa como método para la toma de decisiones colectivas, siempre y cuando se respeten los derechos de las minorías.
  • Creemos en que el gobierno −mientras menos, mejor−, siempre compuesto por servidores públicos, totalmente obediente a las leyes, debe estar sujeto a la inspección constante de los ciudadanos.

Amén.


OFENSIVA PARA AMEDRENTAR A MICHELETTI

Morales se suma a las amenazas de lucha armada en Honduras: "Yo tengo mucho miedo"

El presidente de Bolivia, Evo Morales, se sumó este jueves a los intentos de aterrorizar a los hondureños y advirtió que la situación de Honduras "puede desembocar en una lucha armada". Pero lo cierto es que la situación está lejos de la "guerra civil" por la que claman Zelaya, Chávez y Morales.

"Yo calculo que esto puede desembocar en una lucha armada. Yo tengo mucho miedo. Y la derecha, los oligarcas hondureños y militares deberían hacer una profunda reflexión sobre lo que viene después", dijo Morales en una conferencia de prensa en La Paz. A su juicio, si se quiere evitar cualquier levantamiento armado en Honduras, "no hay otra alternativa" que la renuncia del gobierno de Micheletti. "Que los militares entiendan el pedido clamoroso" del pueblo hondureño, apostilló. El problema es que el pueblo hondureño no pide la vuelta de Zelaya.

Tras criticar la "soberbia de los golpistas y de la derecha hondureña", Morales responsabilizó de la situación al "imperialismo" y se mostró convencido de que la base militar estadounidense en Honduras sí habría reaccionado si la izquierda hubiera tomado el poder. "Como la derecha da el golpe, los militares norteamericanos que tienen su base militar en Honduras no hacen nada. Esa es la mejor prueba de la participación del imperialismo norteamericano en el golpe de estado en Honduras", manifestó.

Opinó que, si "el imperio" quisiera, el depuesto presidente, Manuel Zelaya, podría volver a Honduras bajo la protección de "los más de mil militares norteamericanos" que, según dijo, están en la base estadounidense de Honduras. "Estoy viendo que una cosa es Obama y otra cosa el imperialismo, la estructura del imperialismo en Estados Unidos que opera antidemocráticamente", señaló el gobernante boliviano.

Morales respaldó la posición de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre la destitución del presidente de Honduras y se adhirió a la postura de no reconocer a ningún gobierno que surja de la ruptura institucional ocurrida en este país.

El conflicto hondureño se originó el 28 de junio pasado cuando el Ejército detuvo y expulsó del país a Zelaya, quien después fue destituido por el Congreso, que nombró a Roberto Micheletti.

CHAVEZ A LA GUERRA

Noticias en Libertad

Ecuador, Colombia and the FARC

From the guerrilla's mouth

From The Economist print edition

Mistrust deepens between neighbours

SPEAKING earlier this month Ecuador’s foreign minister, Fander Falconí, observed that his country’s relations with Colombia had never been as bad. They just got worse: a video leaked to the Associated Press and published on July 17th showed the military commander of the FARC, Colombia’s biggest guerrilla group, saying that his organisation gave “aid in dollars” in 2006 for the election campaign of Rafael Correa, Ecuador’s president and had reached “agreements” with Ecuadorean officials.

There is no evidence that Mr Correa himself knew about any FARC donation, and he denies that any existed. Ecuador’s electoral commission approved his campaign’s accounts. Mr Correa was quick to claim the video was a “fabrication”. But that is implausible. The FARC commander, Jorge Briceño, is well-known. Colombian police found the video, which shows him reading a letter to a group of guerrillas last year, on the computer of a FARC organiser arrested in Bogotá in May. His remarks referred to the damage done by the leaking of guerrilla “secrets” contained in e-mails found on computer equipment belonging to Raúl Reyes, a senior FARC leader killed when Colombian forces bombed and raided his camp just across the border in Ecuador in March last year.

That raid prompted Mr Correa to cut diplomatic ties with Colombia. They have not been restored. Colombian officials say privately that their efforts to defeat the FARC, whose money comes mainly from drug-trafficking and kidnapping, are hindered by the complicity of some Ecuadorean officials with the rebels. In his e-mails, Reyes wrote of giving $100,000 to Mr Correa’s campaign and of a later meeting with his interior minister. This was to discuss the release of FARC hostages, said Ecuador. But the minister’s former deputy who also met Reyes was arrested this year on suspicion of drug-trafficking. He said he sympathised with the FARC.

Mr Correa complains that Colombia, an American ally, is trying to destabilise his socialist government. His government claims to have dismantled more than 200 FARC camps. It has filed a complaint at the International Court of Justice over Colombia’s spraying of coca fields along the border. It is preparing another suit over the raid on Reyes’ camp, which it says violated Ecuador’s sovereignty. A judge in Sucumbíos province recently asked Interpol for help in arresting Juan Manuel Santos, Colombia’s defence minister at the time of the raid and now a presidential candidate (the request was denied).

Colombia made no public response to all this. The leaking of the video marks a more aggressive approach, perhaps triggered by Mr Correa’s seeming radicalisation since he won a fresh election under a new constitution in April. Relations between Mr Correa and Colombia’s president, Álvaro Uribe, once reasonably close, are now marked by deep mistrust and personal antipathy. That is starting to hurt their countries’ close economic ties. Earlier this month Ecuador raised tariffs on hundreds of Colombian products.

Mr Correa remains popular, partly because he has lavished oil money on social programmes. He has won two presidential elections by comfortable margins. He has shaken off other embarrassments, such as recent revelations of government contracts awarded to his brother. But he has also picked many fights, defaulting on bonds and bullying foreign investors for example. Outside Ecuador, the FARC video will do nothing to encourage the idea that Mr Correa, whatever his political talents, is a responsible statesman.

Mexico's drug gangs

Taking on the unholy family

The government has deployed thousands of troops against a sinister new mafia. But severing its many tentacles requires a much more agile state

IN SEPTEMBER 2006 La Familia (“The Family”) introduced itself as the latest force in organised crime in Mexico by tossing five severed heads onto a nightclub dance floor in Uruapan, a town in the western state of Michoacán. Beside them a card read: “La Familia doesn’t kill for money, kill women or kill innocents. Only those who deserve to die will die. Let everyone know that this is divine justice.” This has since been meted out to rapists, adulterers of wine and the like. La Familia’s battles with rivals saw a bomb thrown at a crowd celebrating independence day in Morelia, the state capital, last September, killing eight people. Its latest target is the federal police. In four days following the arrest on July 11th of Arnoldo Rueda, a senior gang operative, the outfit strafed police stations and killed 16 agents. This was the largest single assault on the federal government since Felipe Calderón declared war on drug gangs upon taking office as Mexico’s president in December 2006.

While rival mobs focus on smuggling and selling drugs, La Familia has quickly turned itself into a much more ambitious and sinister organisation which acts as a parallel state in much of Michoacán. It extorts “taxes” from businesses, pays for community projects, controls petty crime and settles local disputes.

Mr Calderón dismissed the latest attacks as a “desperate” response to government pressure. He may be right: someone claiming to be from La Familia called a television station to propose a truce with the government. The president’s answer was to send 5,500 troops and police to the state. They arrived on July 20th. Helicopters circled over the 18th-century cathedral in Morelia. Convoys of soldiers wielding machine guns roamed its colonial streets, where some two-thirds of hotel bookings were cancelled. But many locals reckon it is the government that is losing.

Michoacán happens to be Mr Calderón’s home state. It has also become an important hub of the drug trade. Cocaine from Colombia and Peru comes in through Lázaro Cárdenas, its chief port. Marijuana is grown in its mountains. Its hot, trackless south has long been bandit country. Legal jobs are scarce in the state’s depressed rural areas, its police are badly paid even by Mexican standards, and families are rent asunder by emigration, with some 2m michoacanos living in the United States.

As trafficking for the American and local markets grew, Michoacán became a battleground, involving the Sinaloa mob and the Zetas, an army special-forces squad which switched sides to work for the Gulf cartel, on the opposite coast. In 2006 some of the Zetas broke away to form La Familia. They used murder and torture to quash rivals, while building a social base in the state. La Familia gives loans to farmers, businesses, schools and churches. It advertises its benevolence in local newspapers. Its absolute amorality goes hand-in-hand with moralism: its footsoldiers are forbidden to use drink or drugs themselves, and one of La Familia’s leaders has published a self-help book.

La Familia is now reckoned to be Mexico’s biggest maker of methamphetamines, as well as controlling the import, transport and sale of cocaine in the state. But drugs account for only half its revenues. It also sells pirated DVDs, smuggles people to the United States, and runs a debt-collecting service (it kidnaps defaulters, reportedly charging 7% of the settlement). Its extortion racket has squeezed Michoacán’s once-prosperous avocado growers and nightclubs almost out of existence. A government employee says her father has run down his timber business, laying off workers, rather than pay the $600 a month demanded by La Familia. It has laundered these revenues by buying or using countless legal businesses. Edgardo Buscaglia, a legal specialist at ITAM, a Mexico City university, reckons that there is almost no economic activity in Michoacán that is untouched by the traffickers.

La Familia has also bought some local politicians. It shows no mercy to those who reject its embrace: some 20 municipal officials have been murdered in Michoacán, including two mayors. Having established its authority, it then names local police chiefs. Last month seven mayors were charged over their ties to the gang. The half-brother of the state’s governor, who was himself elected to the national Congress earlier this month, has fled after being charged with graft. Other politicians admit that they are scared. “I know who’s from La Familia in my town,” says Juan Carlos Campos, who heads the public-security committee of the Michoacán legislature. “I see them in their cars. But I don’t report them, because they’d kill me.”

Many in Michoacán support Mr Calderón’s battle against La Familia. Others are tiring of it. Complaints of abuses by troops are mounting. Leonel Godoy, Michoacán’s governor who is from the left-of-centre Party of the Democratic Revolution, called the latest troop deployment “an occupation.” He was particularly peeved when federal agents stormed his offices in May.

Vanquishing La Familia will require more than just firepower. Although the government boasts of rising arrests, most of the people it detains are never charged. Mexico’s asset-seizure laws are too weak to have much effect on money laundering. Corruption remains rampant. Recession and rising unemployment will provide the crime mobs with a bigger pool of potential recruits. Retaking Michoacán from La Familia will require a better police force and a more effective state. This is a battle that has only just begun.

El NYT aumenta sus beneficios en un 85%

por Kenneth Li

Los recortes de costes más pronunciados y el descenso moderado de los ingresos publicitarios han contribuido a que los beneficios netos de New York Times (NYT) durante el segundo trimestre superaran con facilidad las expectativas, lo que refleja una tendencia alcista del sector de la prensa escrita de EEUU.

El grupo editorial que controla cabeceras como el NYT y del International Herald Tribune declaró un recorte de costes del 20% durante el trimestre, lo que habría compensado la caída de ingresos publicitarios del 30%. El NYT tiene previsto ahorrar este año 450 millones de dólares (316 millones de euros) después de reducir 210 millones de dólares de costes operativos durante la primera mitad de este año.

“Si nos basamos en el comportamiento del sector publicitario en lo que va de año, es probable que la situación siga siendo difícil”, puntualizó Janet Robinson, presidenta y consejera delegada del diario. “No obstante, según lo que hemos observado durante el segundo trimestre, creemos que el descenso se moderará ligeramente durante el tercero”, añadió.

El beneficio neto del NYT durante el segundo trimestre aumentó un 85% hasta los 39.100 millones de dólares o los 27 centavos la acción, frente a los 21.100 millones de dólares y los 15 centavos la acción del año anterior. Los ingresos totales cayeron un 21,2% hasta los 584.5 millones de dólares.

Excluyendo los beneficios por ajustes fiscales de 26 centavos y otros factores que redujeron las ganancias, el NYT declaró unos beneficios por acción de 8 centavos, muy por encima de las expectativas de los analistas, que apuntaban a una pérdida de 4 centavos por acción. Según los cálculos de Thomson Reuters, los ingresos cayeron por debajo de las estimaciones, de 603,1 millones de dólares.

La evolución del periódico es similar al de grupos competidores como Gannett y McClatchy, que registraron resultados parecidos gracias a los recortes de costes. A pesar de las fuertes caídas de los ingresos publicitarios en el trimestre, otros grupos editoriales también han experimentado un descenso más moderado, lo que, según algunos analistas, podría indicar que el sector ya ha tocado fondo.

El NYT ha reaccionado con rapidez para intentar reforzar su balance. Decidió vender su emisora de radio de Nueva York por 45 millones de dólares y ahora negocia la venta de su participación minoritaria en el equipo de béisbol Boston Red Sox.

Esta semana, la dirección del NYT ratificó el acuerdo con el principal sindicato del Boston Globe para aprobar un paquete de ajustes salariales que supone una reducción de costes de diez millones de dólares. Para captar más liquidez, el Times ha realizado un sondeo entre sus lectores sobre la posibilidad de cobrar una tarifa para acceder a los contenidos de su página web, que actualmente son gratuitos.

COMENTARIO DE BOLSA
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Nuevos máximos en Wall Street: el Dow Jones en 9.070

por J. A. Fernández Hódar

El festival alcista sigue su curso sin la menor sensación de vértigo. Las firmas de análisis que quedaron fuera de la fiesta, y han entrado con el tren en marcha, van elevando el objetivo alcista de los valores sin rubor alguno. Ahora vamos a asistir a una serie encadenada de revisiones al alza como si la subida no tuviese límite.

Con frecuencia hemos dicho: que suba la bolsa aunque sea mentira. En eso estamos, pero si se sabe y se emplea la cabeza para algo distinto de separar las orejas, el riesgo de quedar atrapados se atenúa.

El Dow Jones ha marcado hoy jueves un nuevo máximo anual, tras haber superado los altos de junio y los de enero, con lo que ha puesto el contador a cero y gana desde enero un 3,23%.

Ahora tiene por delante la directriz bajista, que no se lo pondrá fácil. Hay que suponer que consolidará sobre los 9.000 puntos antes de mayores aventuras, ya que mantener la escalda sin descanso le llevaría a una situación peligrosa.
Mejor es la situación del S&P 500 que la semana pasado mostraba números rojos en el balance anual y hoy acumula una ganancia desde enero del 7,95%. Entre los niveles de 1.100 y 1.200 puntos encontrará su directriz bajista.

Superarla supondrá un cambio de tendencia y, por supuesto una importante rotación de inversores, con entrada de los que perdieron el tren y salida de los que ya han hecho el año.

El Dow Jones cerró la sesión con avances del 2,11%, hasta 9.069 puntos, mientras que el S&P 500 sumó un 2,33%, hasta 976 puntos. El Nasdaq Composite repuntó un 2,45%, hasta 1.974 puntos.

El "noble experimento" de la ley seca

Por Francisco Moreno

The Prohibition is a great social and economic experiment, noble in motive

Herbert Hoover

Al final de la Gran Guerra el panorama mundial había cambiado mucho. Norteamérica pudo desarrollar ampliamente su capacidad productiva al tiempo que las potencias europeas se fueron aniquilando entre sí. La era wilsoniana llegaba a su fin; el internacionalismo político de los americanos se desactivó. El aislacionismo y la prosperidad era lo que importaba. La única diplomacia que contaba era la del dólar.

Este desarrollo vino acompañado de una ideología propia con fuertes tintes nacionalistas y conservadores encarnados por los republicanos y que encajaban difícilmente con el programa de Wilson y del Partido Demócrata.

La expansión crediticia auspiciada por la Reserva Federal –y secundada luego por toda la banca comercial– propició un engañoso clima de euforia y ciega confianza en el sistema capitalista. Incluso la efímera recesión de 1921 (seguida de numerosas liquidaciones empresariales) no fue más que un breve tropiezo para que la economía de los Estados Unidos se reactivara después vigorosamente. Fueron los felices años veinte.

Los Estados Unidos generaron riqueza a espuertas gracias principalmente a que allí se dieron al unísono libertad en la actividad empresarial, concentración de capitales, reducción del impuesto sobre la renta (su tipo máximo pasó del 73% de la posguerra al 25%), introducción de nuevos métodos de producción, un extenso mercado interno sin barreras arancelarias y libertad de movimientos migratorios. Con una productividad espectacular, devino sin lugar a dudas la locomotora de la economía mundial.

La american way of life ejerció de imán en los movimientos migratorios de entonces. El fuerte aumento del nivel salarial en casi todos los sectores (sin haber influido decisivamente la acción sindical) y el acceso generalizado a todo tipo de bienes de consumo (impulsado por la publicidad moderna, sostenido por un crédito fácil y por las ventas a plazos) sedujo a numerosos europeos, asiáticos y americanos de otros países. Acudieron allá en tropel extranjeros en busca de un futuro mejor. Empezaron a agruparse en los suburbios de las grandes ciudades.

Estos inmigrantes, al no disponer en general de propiedades, aportaron a la comunidad lo único que poseían: su trabajo e ilusión. La economía crecía a buen ritmo. Sin embargo, muchos de esos trabajadores eran también portadores de lenguas, costumbres y religiones diferentes a las mayoritariamente establecidas. Vino la reacción blanca, nacional y puritana con el fin de preservar la "norteamericanización" de los Estados Unidos; una veces en forma de leyes oficiales (ley seca, leyes de control de la inmigración) y otras en forma de reacción popular rebosante de estulticia (linchamientos, reactivación del Ku Klux Klan).

El fiscal general del Estado de aquel momento, el cuáquero Mitchell Palmer, era partidario de limpiar la nación de "carroña extranjera" al ser portadora de costumbres e ideologías libertinas que se estaban "deslizando por los rincones sagrados de los hogares norteamericanos". El Año Nuevo de 1920 los agentes del Departamento de Justicia detuvieron y finalmente deportaron a unos seis mil extranjeros. El fundamentalismo protestante estaba actuando prevaliéndose de los resortes del poder.

Norteamérica comenzó a ser inundada por los discursos y biografías de héroes americanos; se multiplicaron los films referentes a la fundación de los Estados Unidos así como los actos patrióticos de todo tipo.

Se difundió la opinión de que el país estaba siendo corrompido por ideas y modos de vida extraños. Se identificó con los inmigrantes la ingesta inmoderada de alcohol y la insana influencia en la trasgresión de las normas morales de la comunidad. El consumo de alcohol era el origen de muchas familias rotas, del absentismo laboral y de la degradación moral. El Estado debía tomar cartas en el asunto. Una de las naciones menos totalitarias de entonces iniciaba claros pasos en contra del desarrollo espontáneo de una sociedad abierta.

Sin bien algunos estados de la federación habían ya prohibido el negocio del alcohol dentro de sus jurisdicciones, los grupos de presión prohibicionistas (como el Prohibition Party, la Unión Femenina de Abstinencia Cristiana –WCTU– o la Liga Antitaberna), movilizados desde hacía tiempo, se hicieron finalmente oír en le Congreso. Primero lograron que se aumentaran los impuestos que gravaban las bebidas alcohólicas y luego que entrara en vigor en enero de 1920 la National Prohibition Act o Volstead Act (conocida vulgarmente como ley seca) que prohibía en todo el país no el consumo, pero sí la fabricación, transporte y venta de bebidas embriagantes (todas aquellas que superaran los 0,5 grados). Se trataba de poner en marcha lo que se denominó el "noble experimento" con el fin de planificar una sociedad conforme a los criterios morales de la clase dominante de aquellos años.

Resultaba inconcebible en una tierra orgullosa de sus libertades personales negar a un adulto responsable su derecho inalienable a comprar e ingerir cualquier cosa que desease. Hubo, por tanto, que enmendar previamente la Constitución del pueblo americano. Con la mejor de las intenciones y una ingenuidad espeluznante se modificó la Constitución para desterrar el alcoholismo de la sociedad. Con aquella enmienda constitucional (la nº 18) se buscó una solución eficiente y sencilla aplicable a más de cien millones de norteamericanos que poblaban los Estados Unidos por aquel momento. Nada pudieron hacer los lobbies cerveceros, vinícolas y de los destiladores para mantener sus negocios legalmente.

Las sanciones iniciales aplicables a los infractores de la Prohibición fueron multas de hasta 1.000 dólares (cantidad muy considerable en aquella época), penas de prisión de hasta seis meses y confiscación de todo instrumento o medio de transporte utilizado para la comisión del delito relacionado con la fabricación o comercialización de bebidas etílicas. Para cumplir la mencionada Ley Nacional de la Prohibición se creó una agencia ejecutiva específica llamada Bureau of Prohibition dependiente del Departamento del Tesoro. Sus agentes federales eran conocidos con el nombre de prohi’s; con el tiempo pasaron a ser controlados por el Departamento de Justicia.

En vísperas de la entrada en vigor de la Prohibición, el 17 de enero de 1920, se difundieron por todo el país las palabras del diputado abstencionista de Minnessota Andrew Volstead:

"Esta noche, un minuto después de las doce, nacerá una nueva nación. El demonio de la bebida hace testamento. Se inicia una era de ideas claras y limpios modales. Los barrios bajos serán pronto cosa del pasado. Las cárceles y correccionales quedarán vacíos; los transformaremos en graneros y fábricas. Todos los hombres volverán a caminar erguidos, sonreirán todas las mu­jeres y reirán todos los niños. Se cerraron para siempre las puer­tas del infierno." Pese a lo emocionante que pudieron parecer aquellas afirmaciones, la realidad fue que la bebida comenzó a tener un nuevo hechizo para consumidores y proveedores.

Para aquellos legisladores que ignoran que la sociedad es cualquier cosa menos algo sencillo es comprensible que lleguen a ser muy osados en sus propuestas, obviando o pareciendo desconocer hechos incontrovertibles. Así se entiende que no se tomara en consideración la ubicación geográfica de los Estados Unidos, rodeado de países con amplia tradición en la fabricación de licores (México, Canadá y países caribeños), o que no se cayera en la cuenta que sus fronteras terrestres conformaban unos doce mil kilómetros y que su litoral marítimo fuese de casi veinte mil kilómetros –todos ellos de difícil custodia– o que no previeran el poderosísimo incentivo que surgiría a favor del contrabando ilegal.

Además aquella Prohibición tuvo efectos perversos en el interior del país: se encareció el precio de la bebida, cientos de miles de personas comenzaron a fabricar artesanalmente bebidas alcohólicas, se fomentó el mercado negro, muchas veces con bebidas sustitutivas adulteradas o altamente tóxicas. Se incrementó el consumo de licores destilados en detrimento de cervezas o vinos, así como la demanda de otras drogas anteriormente poco consumidas. Se extendió la delincuencia y fue el comienzo de la puesta en pie de un colosal imperio criminal de bandas organizadas como nunca antes se había visto en la historia de los EE UU. Los términos racket y racketeer empezaron a usarse en la sociedad americana para ya no desaparecer jamás.

Antes de la ley seca, entre los inmigrantes sicilianos, napolitanos y sardos, que contaban con una amplia experiencia en el comercio informal labrada a lo largo de siglos de actividad por el Mediterráneo, se dieron con normalidad clanes familiares que se organizaban para planificar arreglos matrimoniales y comerciales sin representar ningún problema serio para la comunidad. Como en todo grupo social, hubo una minoría que era menos escrupulosa en el cumplimiento de la ley, por ello recibieron la promulgación de la ley seca como un verdadero regalo caído del cielo: se les presentó una inesperada oportunidad de ganancias fabulosas. Realmente Norteamérica era una tierra prometedora para los emprendedores deseosos de arriesgar (el hábil y sibilino Johnny Torrio o su sucesor, mucho más burdo, Al Capone, siempre pensaron de sí mismos que eran hombres de negocios).

El nivel de desacato a la ley fue tan generalizado que, una vez acostumbrados a violar la ley y el "orden público", el crimen organizado no tardó en implantarse cómodamente en todos los estados de la Unión. Hay quienes han definido el gangsterismo americano como una especie de perversión del capitalismo cuando la pura realidad es que fue una creación –si bien no deseada– de la ingeniería legislativa de los políticos conservadores de entonces.

Estos clanes no tardaron en adueñarse del mercado de las destilerías informales, de las importaciones y de controlar todos los centros nocturnos ilegales. Pronto les salió la competencia de los clanes irlandeses y polacos que eran tanto o más violentos que sus rivales italianos. La Prohibición, lejos de "norteamericanizar" a las minorías fijó dichos grupos en guetos y les incentivó a ganarse la vida con formas muy específicas de delito.

Además, en contra de los felices pronósticos de los congresistas puritanos, la Prohibición no erradicó de la sociedad americana el consumo del alcohol y, encima, produjo nefastos efectos imprevistos. El mismo esquema y similares consecuencias se dieron en los también muy protestantes países nórdicos –con la excepción de Dinamarca– que establecieron la prohibición sobre las bebidas alcohólicas en los años veinte. Tan sólo tuvieron la sensatez de derogarla en la mitad de tiempo que se mantuvo tal prohibición en los EE UU.

Otra manifestación legislativa hermana de aquel "noble experimento" por mantener la Arcadia norteamericana fueron sendas leyes de control de flujos migratorios durante la década de los veinte (la ley de cuotas de 1921 y la Johnson-Reed Act de 1924) aprobadas por la administración republicana conservadora. El presidente Coolidge lo había expresado de forma concisa con su "América debe seguir siendo americana". Así, contraviniendo la tradicional política americana de puertas abiertas, y bajo postulados racistas, limitaron la entrada de individuos pacíficos por su mero origen asiático, eslavo o europeo-meridional, todos ellos inmigrantes indeseados, favoreciendo –por el contrario– la de los europeos del norte. El poder político empezaba a moldear la sociedad a su gusto. Eso no fue más que un aperitivo de lo que vendría después con la cascada de medidas liberticidas promovidas por la administración de Hoover y Roosevelt en la década siguiente a raíz del crack del 29.

Por lo que respecta a la Prohibición, ésta proporcionó ganancias fáciles a los traficantes, a quienes no resultó difícil corromper a jueces y a los diferentes agentes federales quienes en aquel momento percibían salarios relativamente bajos y a los que hubo de subírseles el sueldo a costa de inflar el presupuesto público para hacerlos menos sobornables. La violación de la ley seca se vio favorecida además, por la propagación de la corrupción entre los miembros del Gobierno nacional, policías y cargos políticos locales, que obtenían beneficios personales con la Prohibición.

Los desconcertados puritanos vieron cómo en las húmedas ciudades (es decir, casi todas) los locales de mala reputación se pusieron rabiosamente de moda (ya puestos a transgredir, que sea un completo). También lo hicieron el preparado de cocktails que enmascaraban el alcohol así como el uso de la discreta botella de bolsillo (la petaca). Para muchos, el beber ilegalmente resultaba emocionante. Los bares clandestinos (llamados speakeasies) florecieron en cada una de las ciudades estadounidenses protegidos por la complicidad de muchos ciudadanos. Se estima que había no menos de cien mil tugurios secretos repartidos por todo el país.

También se disparó el turismo hacia el exterior donde no imperaba el "régimen seco"; ciudades como La Habana o Hamilton, incluso villorrios como Tijuana hicieron su agosto a costa de la aciaga Volstead Act. Nuestro escritor Blasco Ibáñez así lo describiría, sorprendido, en su vuelta al mundo.

Además, los años "rugientes" de aquella década no pararon de ofrecer nuevas modas y entretenimientos a las masas urbanas como el cine, el automóvil, el turismo, la radio, los cabarets y las salas de baile donde escuchar las nuevas corrientes musicales (jazz, charlestón…). También aparecieron las primeras jóvenes emancipadas con el pelo corto, atrevidas indumentarias y con acceso al mercado laboral y a las urnas (eran las flappers). Las mujeres estaban tan ansiosas como los hombres por no regresar a las reglas y roles antiguos previos a la Gran Guerra. Parecía como si el mundo se estuviera confabulando para el relajamiento de las severas costumbres de la sociedad conservadora americana. Había que persistir en la cruzada prohibicionista.

En las presidenciales de 1928 el tema de la Prohibición, que empezaba a mostrar abiertamente su fiasco, no fue un asunto menor. El republicano Herbert Hoover –protestante y seco– era partidario de mantener el "noble experimento" frente a su contrincante, el candidato demócrata Alfred E. Smith –católico y húmedo– que propugnaba su revocación. Hoover finalmente ganó las elecciones presidenciales. Entre otros muchos grupos organizados "el gran ingeniero" recibió el apoyo del Ku Klux Klan, que estaba a favor de la Prohibición nacional del alcohol y que era furibundamente anti-católico y anti-negro. La mayoría de los votantes americanos pensó que Hoover sería el candidato ideal para mantener la prosperidad heredada de Coolidge y la moral abstemia de los puritanos fijada por decreto. Ambas se desvanecerían durante su mandato.

En 1929 el Congreso, al constatar el incumplimiento masivo de la Volstead Act, acordó endurecer aún más las sanciones con la Jones Five-and-Ten Law, incrementando las penas a cinco años de prisión y multas de hasta 10.000 dólares para los infractores primerizos de la Ley seca. De poco sirvió.

Según un estudio de la Universidad de Columbia, en vísperas de la Volstead Act (1919) el consumo per cápita de bebidas alcohólicas en los EE UU era de 6 litros al año. En 1921 bajó a medio litro aproximadamente, pero a lo largo de los años siguientes esa media fue progresivamente aumentando hasta alcanzar los 5 litros a inicios de los años treinta. Esto es, casi a los mismos niveles previos a la Prohibición.

Entre tanto, el balance de los catorce años que duró el "noble experimento" en suelo norteamericano fue desolador: 30.000 personas murieron intoxicadas por ingerir alcohol metílico; 100.000 personas sufrieron lesiones permanentes como ceguera o parálisis. Por otro lado, el desacato a la ley fue inimaginable: unas 270.000 personas fueron condenadas por delitos federales relacionados con el alcohol, de las cuales un cuarto fueron sentenciadas a prisión y el resto fueron multadas. Los homicidios aumentaron en un 49% y los robos en un 83% con referencia a la década anterior; más de un 30% de los agentes encargados de hacer cumplir la ley fueron condenados o separados de su servicio por diversos delitos (extorsión, robo, falsificación de datos, tráfico o perjurio). La población reclusa en las cárceles federales se triplicó debido fundamentalmente a delitos ligados a infracciones de la National Prohibition Act.

La Ley seca también cambió los hábitos de beber entre los americanos. Antes el americano medio que bebía lo hacía fuera del hogar; los únicos que lo hacían en casa eran ciertos extranjeros según su costumbre de acompañar la comida con vino o cerveza (y que tan mal visto era por los puritanos abstemios). En la época previa a 1920 el americano que lo hacía en casa era por motivos médicos. Después de la Prohibición se estableció la costumbre de almacenar bebidas alcohólicas dentro de los hogares, lo que luego propició el aumento de su consumo. Se mire por donde se mire, dicho experimento social no valió en absoluto la pena.

Los movimientos a favor de la derogación de la Prohibición se cargaron cada vez más de razones. Entre los "revocacionistas" destacaron la Association Against the Prohibition Amendment (Pierre e Irenee du Pont, William Staton) y la Women's Organization for National Prohibition Reformencabezada por Pauline Sabin, partidaria esta última de un Gobierno limitado y defensora de las bondades del mercado libre. Antiguos partidarios de la Prohibición pasaron a sus filas a finales de la década (fue memorable el cambio de parecer y apoyos del magnate John D. Rockefeller).

Nada de esto hizo verdadera mella entre los legisladores prohibicionistas hasta que por fin muchos se dieron cuenta de que les afectaba directamente a sus finanzas públicas. La ley seca había privado al fisco norteamericano de unos 500 millones de dólares anuales (alrededor de un 5% de sus ingresos). Eso fue demasiado. Además, se dio la circunstancia de que el ciclo expansivo fue interrumpido bruscamente por el hundimiento de la Bolsa de Nueva York en octubre de 1929 y se necesitaba poner en marcha la máquina recaudatoria para nuevos proyectos que iban a ser diseñados por otros políticos deseosos también de experimentar con la sociedad.

Así, Así, en febrero de 1933, elel entonces recién elegido presidente F. D. Roosevelt legalizó primero la venta de cervezas de 3,2 grados como máximo (al día siguiente la bolsa subió un 15%). , se legalizó la venta de cervezas de 3,2 grados como máximo (la bolsa subió un 15% al día siguiente). Por fin, el 5 de diciembre de 1933, el Senado derogó la Prohibición (fue, por cierto, la mejor iniciativa legislativa de todas las nefastas leyes intervencionistas aprobadas durante su largo mandato presidencial). Hubo de aprobarse la Enmienda constitucional nº 21 que revocaba por vez primera en la historia de los EE UU otra enmienda constitucional anterior. El Bureau of Prohibitionfue transformado en la Alcohol Tax Unit que pasó a depender de la Hacienda americana (la IRS). El "noble experimento" llegaba a su término y la sociedad americana comenzaba de nuevo el necesario aprendizaje de convivir cotidianamente con el alcohol legalizado interrumpido por la –siempre peligrosa– intervención moralista del Estado.

Tras la derogación de la ley seca, la venta clandestina de alcohol dejó súbitamente de ser rentable; sin embargo, muchas consecuencias de aquella Prohibición perduraron como el costoso y creciente presupuesto estatal (siempre insuficiente) para financiar luchas contra otros delitos sin víctimas, la subsistencia de la prohibición de licores en algunos estados (Kansas no la levantaría hasta 1987), la destrucción de una floreciente industria del vino que no se recuperó del todo o el severo problema del alcoholismo posterior en la sociedad americana (organizaciones como Alcohólicos Anónimos vieron la luz en 1938). Asimismo, la mafia y la estructura del hampa creada al calor de la Volstead Act no desaparecieron tampoco sino que se reconvirtieron en otros negocios que quedaban desterrados del tráfico legal como la prostitución (hasta que su actividad fue legalizada) o el juego, en forma de tragamonedas o casinos clandestinos, hasta que se autorizaron en el estado de Nevada.

Posteriormente el mundo del crimen ya organizado se orientó básicamente hacia el tráfico de estupefacientes, a escala ya internacional.

El pistoletazo del control federal en los EE UU sobre las drogas lo había dado la Harrison Narcotics Act (1914). Hasta entonces el Congreso fue renuente a aprobar la prohibición de sustancias estupefacientes debido a que las competencias y atribuciones del Gobierno federal eran entonces reducidas. Los prohibicionistas no hubiesen logrado sus objetivos si no hubiesen jugado a fondo la baza racial: numerosas cartas y testimonios (amplificadas por leyendas urbanas) llegaron a los congresistas contra el consumo de la cocaína precisamente por parte de la minoría negra al incitarla a cometer supuestamente muchos delitos contra familias blancas. Al mismo tiempo se denunciaron que las salas de opio "amarillo" eran visitadas por un número creciente de mujeres blancas. Por vez primera en la historia norteamericana se empezarían a encarcelar médicos por recetar dichas sustancias.

Semejantes prejuicios se hicieron luego valer al aprobarse la Uniform State Narcotic Act (1932) y la prohibición de la marihuana en 1937. Al igual que sucedía con la coetánea lucha contra el alcohol, no dejaron de atraer crecientes recursos materiales y humanos para desactivar la actividad comercial de traficantes, redes y contrabandistas de dichas sustancias. Con el correr de los años, la policía se "militarizaría" contra la población civil y aparecerían numerosos abusos constitucionales contra la privacidad de las personas.

Tras el destape social y hippy de los años sesenta y la epidemia de la adición a la heroína entre los ex combatientes de Vietnam vino la contundente reacción encabezada por la administración Nixon que declaró una guerra sin cuartel contra las nuevas y viejas drogas: se aprobó la Drug Abuse Prevention and Control Act de 1970 que prohibió toda una serie de drogas casi con las mismas razones enarboladas durante la Prohibición. Se consiguió crear un clima generalizado de persecución contra dichas sustancias que influyó en todos los demás países para que endurecieran las penas contra el comercio y consumo de las mismas y para que se creasen brigadas específicas contra los estupefacientes. Finalmente se redactó la Convención Internacional de la ONU de 1971 sobre Sustancias Psicotrópicas. La unanimidad de los gobernantes de aquellos tiempos en la prohibición de los estupefacientes fue abrumadora (no importando la ideología política o religiosa) y subsiste hasta hoy mismo.

Pero pese a todo ello, pese a la creación en los Estados Unidos de la Drug Enforcement Administration (DEA) en 1973, pese a la ratificación del tratado de extradición entre los EE UU y Colombia de 1981, pese a la aprobación de otras leyes más duras durante el mandato de Reagan para proscribir cualquier comercio voluntario de drogas (Comprehensive Crime Act de 1984 y la Anti-Drug Abuse Act de 1986, modificada en 1988), pese a aprobarse millonarios gastos en su lucha, pese a permitir la ley nuevas confiscaciones y "arrestos express", pese a las campañas de comunicación del movimiento de "Just Say No" encabezado por Nancy Reagan, pese a la Convención de Naciones Unidas contra las Sustancias narcóticas y psicotrópicas de 1988, pese a aumentar Bush (padre) un 50% los gastos militares de lucha contra la droga, pese a la creación del Office of National Drug Control Policy (1989) y pese a los paquetes de ayuda mil millonaria prestada por Clinton a Colombia y por Bush (hijo) a los gobiernos y ejércitos colombianos y mexicanos; pese a todo esto, el consumo de las drogas no ha hecho más que crecer y las cuentas de resultados de los grandes traficantes no han hecho desafortunadamente más que engordar año tras año.

Hay demasiados intereses creados entre los capos de la droga y enormes estructuras oficiales gestionadas por las autoridades sufragadas con los impuestos del contribuyente. Esto ha forjado una curiosa alianza contra natura entre los mismos para mantener el status quo de la prohibición. Mientras, la estructura policial, federal, judicial y penitenciaria americana ha quedado fuertemente condicionada –y perturbada– al ser inundada de numerosos casos de delincuentes de bajo nivel debido al mercadeo con drogas prohibidas.

Si bien no ambas prohibiciones no son situaciones completamente análogas, algunos empiezan a ver que la prohibición de las drogas aporta más perjuicios que ganancias para el conjunto de la sociedad. Espero que llegue un día –no muy lejano– en que reflexionaremos sosegadamente sobre la conveniencia de legalizar (y regular) ciertas actividades voluntarias que no agraden a terceros –tipificadas hoy como delitos– y en que nos preguntaremos si no será mejor que la sociedad aprenda también a convivir cotidianamente con las drogas, consumidas e intercambiadas entre los humanos desde tiempos ancestrales.

Los crímenes con víctimas han de perseguirse siempre, pero las normas morales (y religiosas) deben inculcarse privadamente en el hogar o en las iglesias; no deben imponerse –ni tan siquiera recurriendo al bienintencionado principio de prevención– mediante el brazo coactivo del Estado. Para no continuar repitiendo errores contamos con las abrumadoras lecciones del fracaso del noble experimento social que supuso la Prohibición de la producción y comercialización del alcohol en tierras norteamericanas.

Universidad de California abre estudios sobre México

La UCLA reforzará las investigaciones sobre el país con la inauguración del Centro de Estudios Mexicanos

09:19 La Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) reforzará las investigaciones sobre México con la inauguración del Centro de Estudios Mexicanos que servirá para un mejor entendimiento entre ambos pueblos.

"Lo que la fundación de este centro pretende es elevar el perfil de los estudios sobre México, crear sinergia con las investigaciones sobre México, que ya están en marcha, y una agenda común (sobre el país azteca) para la universidad" , dijo hoy Rubén Hernández-León, director del Centro de Estudios Mexicanos de UCLA.

"México está pasando en este momento por muchos cambios y creemos que nuestra universidad puede aportar la generación de conocimientos nuevos" , agregó.

Como parte del Instituto de Estudios Latinoamericanos, en 1982 comenzó el programa de estudios mexicanos, que se ha convertido ahora en un Centro de Estudios, a través del cual se coordinarán investigaciones de todo tipo de UCLA en México.

Además, se invitará a estudiantes o investigadores mexicanos a enriquecer su proceso de aprendizaje, o hacer uso de toda la infraestructura para la investigación en la universidad californiana, entre otras actividades.

La creación formal del Centro de Estudios Mexicanos comenzó el año pasado y se presentó el jueves en el Museo Fowler de Historia Natural de UCLA, con representantes de diversas organizaciones de mexicanos en EU, profesores universitarios y diplomáticos.

"Nuestra tarea es formar nuevas generaciones de especialistas en México y crear conciencia en nuestros estudiantes de la importancia que tiene México" , subrayó el director del Centro de Estudios Mexicanos.
Xochitl Flores-Marcial, estudiante del doctorado en historia de México colonial, dijo que en EU no se puede ignorar la presencia mexicana.

"Entre estadounidenses y mexicanos hay una admiración mutua, en México hay una variedad de culturas, expresiones de arte que atraen al pueblo estadounidense, lo mismo pasa a los mexicanos con la cultura estadounidense" , indicó.

La estudiante agregó que México y EU son vecinos que se complementan y el ejemplo más claro es que "este país necesita el trabajo de los mexicanos y los mexicanos necesitan de ese trabajo" .

El profesor Jorge Durand de la Universidad de Guadalajara, dijo que el beneficio principal de la creación del centro de Estudios Mexicanos es la vinculación entre los dos países.

"Se abren muchas oportunidades para hacer convenios con universidades mexicanas y eso en el futuro va a fructificar en una serie de libros, publicaciones, presentaciones y congresos sobre el tema mexicano y su relación con la ciudad de Los Ángeles" , adelantó Durand.

"En UCLA ya había estudios de los mexicanos en EU, pero ahora se van a hacer investigaciones de la relación de México con California y todo lo que contribuye a que haya un mayor entendimiento (entre ambos países)" , sostuvo.

Por su parte, Juan Marcos Gutiérrez González, cónsul general de México en Los Ángeles, señaló que "el consulado será parte del diálogo (entre las dos naciones) que será promovido por el instituto (de estudios latinoamericanos)" .

"La creación del Centro demuestra el nivel que otorga UCLA a la relación bilateral entre México y Estados Unidos" , dijo.

"Una vez más se confirma que para Estados Unidos, México no es un socio más, sino un amigo relevante y un vecino trascendente" , afirmó.

Respecto a la relación entre el gobierno de México y la administración del presidente Barack Obama, mostrada en la reciente visita de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, el profesor de Historia James Wilkie indicó que la diferencia con la administración estadounidense anterior es como "entre el día y la noche" .

"Es una diferencia entre la inteligencia y la estupidez, el régimen de (George W.) Bush fue absolutamente estúpido y ahora tenemos gente brillante que van a trabajar con México para resolver todos los problemas, esa es la diferencia" , finalizó.

Senado EEUU no cumplirá plazo de agosto para reforma salud


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Por Donna Smith y Kim Dixon

WASHINGTON (Reuters) - El intento del presidente Barack Obama por lograr una reforma al sistema de salud estadounidense sufrió un revés el jueves cuando líderes del Senado dijeron que no podrían aprobar la medida antes de tomar un receso de un mes en agosto.

El día después de la conferencia de prensa en horario estelar de Obama en la que promocionó la propuesta de asistencia médica, líderes del Congreso lucharon por calmar las dudas sobre el plan.

Pero, el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, dijo que el pleno de la cámara no aprobaría el proyecto hasta después de su receso de un mes que comienza el 7 de agosto.

"Volveremos en otoño" para trabajar en el proyecto de ley en el pleno del Senado, agregó a periodistas.

La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dijo que ella estaba "más confiada que nunca" de que el Congreso cumpliría con el programa de Obama de aprobar el proyecto para fin de año, pero que la votación inicial podría no realizarse tan rápido como se esperaba.

"Llevaremos el proyecto a la pista cuando esté listo y cuando esté listo tendremos los votos para aprobarlo", afirmó Pelosi a periodistas.

El paquete de reforma bajo construcción en ambas cámaras del Congreso ha sido criticado por todas las partes por su costo de más de 1 billón de dólares y su alcance, con debates a puertas cerradas sobre cómo pagar por el programa y disminuir los gastos de asistencia médica.

Dos comisiones en la Cámara de Representantes y una en el Senado han aprobado versiones de un proyecto de reforma al sistema de salud, pero un panel de la Cámara de Representantes y uno del Senado se han estancado en discusiones a puertas cerradas para aliviar las preocupaciones.

Pelosi dijo que aún habían algunas discusiones sobre si retrasar en un día o dos el receso de la Cámara que comienza el 31 de julio para llegar a un acuerdo final.

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