miércoles, septiembre 14, 2011

Si defienden la privacidad que empiecen por el secreto bancario

Vaul Por Fernando Parrilla

Instituto Juan de Mariana

Recientemente el responsable de una agencia pública de protección de datos alemana pidió a Facebook que retirara un sistema de reconocimiento facial. El sistema facilita el etiquetado de personas que realizan los usuarios de la famosa red social para organizar y compartir sus fotografías. La supuesta amenaza a la privacidad consiste en que ese sistema permitiría a la compañía poseer información que podría ser utilizada para identificar a las personas en contra de su voluntad.

Hasta aquí, el típico caso en el que el Estado actúa como un padre sobreprotector que no permite a sus hijos dar información voluntariamente a una empresa, eso sí, por su propio bien. Aunque hay un pequeño detalle que no encaja con esta visión: el Estado no es nuestro padre ni un familiar, ni siquiera un amigo; el Estado es un organismo formado por personas cuya financiación depende de la riqueza que puede arrebatar a los individuos y organizaciones que la producen.

Algo que demuestra con su comportamiento: el mismo Estado que vela porque Facebook o Google no tengan demasiada información de nosotros obliga a bancos y empresas a violar la confidencialidad con sus clientes informando a Hacienda de sus transacciones e ingresos.

Es curioso leer en blogs y foros tecnológicos cómo los gurús dedican páginas y páginas a protestar por cómo Google maneja miles de datos sobre nosotros mientras que no se inmutan ante la infinidad de datos sobre nuestro capital que maneja el Estado. Aunque lo más divertido es ver cómo se indignan ante la idea de que la empresa del famoso buscador use esos datos en su propio beneficio. Y es que Google recopila la información para poder elaborar perfiles de consumo que aumenten la efectividad de su servicio de publicidad y para facilitar y potenciar el uso de sus servicios, aumentando la demanda de los mismos y por tanto los ingresos publicitarios.

Lo que no entienden estos gurús es que el Estado hace exactamente lo mismo. En realidad, a un político no le interesa saber cuánto gana una determinada persona por curiosidad o malicia. Le interesa porque dependiendo de sus ingresos el Estado le podrá quitar más o menos dinero. Y de ese dinero depende la supervivencia del organismo estatal y todas las personas que dependen del mismo.

La principal diferencia entre Google o Facebook y el Estado es que los primeros no te obligan a usar sus servicios. Si alguien considera que la información que se debe compartir con dichas empresas no le compensa, simplemente tiene que rechazar los términos del acuerdo de servicio y solucionaría su problema. En cambio, los ciudadanos no pueden evitar la vulneración de su privacidad por parte del Estado rechazando sus servicios. Da igual que consideren que la sanidad o educación pública no compensa el hecho de estar vigilados constantemente por unos funcionarios que van a vampirizar cualquier ganancia que podamos conseguir. El Estado no admite un "no acepto" por respuesta.

Ante esta reflexión se suele contraargumentar por dos vías: el Estado necesita acceder a esa información para que cada ciudadano pague la parte de su riqueza que le corresponde, ya que si no tuviera acceso nada impediría que los contribuyentes escondieran parte de sus ganancias para pagar menos impuestos. Además, añaden, no todas las ganancias tienen un origen legal, por lo que el Estado necesita contrastarlas para verificar que nadie se enriquezca saltándose la ley.

La respuesta a las objeciones es simple: el cobro de impuestos no puede prevalecer sobre el derecho a la privacidad y la presunción de inocencia debería obligar al Estado a tener el consentimiento de un juez a la hora de investigar las finanzas de alguien. Punto.

Es tan evidente que debería ser así que si sustituimos la caja fuerte de un banco por la de nuestra casa, y la entrega de la nómina vía ingreso bancario por la entrega de un sobre, a nadie se le ocurriría decir que es necesario que la policía tenga libre acceso a nuestras viviendas para verificar la cantidad de dinero que guardamos en ellas y que un funcionario debe presenciar cada intercambio de dinero que se produzca para garantizar que todo queda anotado y cada parte paga sus impuestos o que no se realiza ningún intercambio ilegal.

Por lo tanto, tiene que haber un obstáculo muy grande a la compresión para que tanta gente no sólo no exija un derecho tan básico, sino que incluso considere imprescindible que el secreto bancario sea vulnerado y los Estados tengan acceso libre a esta información. Incluso a los pocos países que se mantienen firmes en la defensa de este derecho se les tilda de paraísos fiscales y son amenazados constantemente con represalias si no dan su brazo a torcer (especialmente durante las crisis financieras donde los capitales buscan refugio ante la voracidad recaudadora de los gobiernos).

Y es que sin la vulneración del secreto bancario los impuestos sobre las rentas/ganancias están condenados a fracasar. Y esos impuestos son la piedra angular de la redistribución de la riqueza, fin último del socialismo. Es por ello por lo que la privacidad se sacrifica allí donde más se puede recaudar: las cuentas corrientes en las que el común de los mortales concentra su vida financiera y, por tanto, donde el Estado puede recaudar con mayor facilidad, y se defiende allí donde no supone una amenaza con el fin de situar el foco en otro sitio mientras nos mete la mano en el bolsillo.

Maquiavelo, el gran observador

El Principe Por Alberto Benegas Lynch (h)

Diario de América

“Podría citar mil ejemplos modernos y demostrar que muchos tratados de paz, muchas promesas han sido nulas e inútiles por la infidelidad de los Príncipes, de los cuales, el que más ha salido ganando es el que ha logrado imitar mejor a la zorra. Pero es menester respetar bien ese papel; hace falta gran industria para fingir y disimular, porque los hombres son tan sencillos y tan acostumbrados a obedecer las circunstancias, que el que quiera engañar siempre hallará a quien hacerlo”. Este es uno de los pasajes de El Príncipe de Maquiavelo en el que resume su tesis central. Hay quienes juzgan que este autor revelaba en esa obra su perversidad lo cual se configura como “maquiavelismo”, pero lo que hizo en esta obra es simplemente una descripción del poder, lo cual es señalado, entre otros, por autores como James Burnham, George Sabine o Maurizio Vitroli en sus archiconocidos trabajos sobre la materia.

En El Prínicpe se encuentra el verdadero rostro del poder cuando se lee que el gobernante “debe parecer clemente, fiel, humano, religioso e íntegro; mas ha de ser muy dueño de sí para que pueda y sepa ser todo lo contrario […] dada la necesidad de conservar el Estado, suele tener que obrar contra la fe, la caridad, la humanidad y la religión […], los medios que emplee para conseguirlo siempre parecerán honrados y laudables, porque el vulgo juzga siempre por las apariencias”. Incluso hay quienes ingenuamente interpretan el uso maquiavélico de virtú como si se tratara de virtud cuando en verdad esa expresión en El Príncipe alude a la voluntad de poder que solo se obtiene por el uso de la fuerza. Más aun, escribe Maquiavelo que “El Príncipe que quiera conservar a sus súbditos unidos y con fe, no debe preocuparse de que le tachen de cruel […] es mas seguro ser temido que amado […] Los hombres temen menos ofender al que se hace amar que el que se hace temer […] solo han llevado a cabo grandes empresas los que hicieron poco caso de su palabra, que se dieron maña para engañar a los demás”.

Se trata entonces de una muy ajustada observación de lo que significa quien se instala en el trono del monopolio de la fuerza que denominamos gobierno, pero resulta sumamente curiosa la renovada confianza, no solo de los consabidos adulones, que sin vestigio alguno de dignidad pululan por todas partes y anidan en todos los tiempos, sino de gente de apariencia normal que es engañada y saqueada una y otra vez, a pesar de lo cual insiste en la experiencia cuando el próximo candidato promete “cambio, combatir la corrupción y establecer justicia” y otras cantinelas equivalentes.

Produce asombro y verdadera perplejidad que se suela considerar como normal que el político mienta en campaña para engatusar a la incauta clientela, incluso livianamente se lo justifica y perdona al candidato diciendo que “es político”. Es que como ha escrito Hannah Arendt “Nadie ha puesto en duda que la verdad y la política están más bien en malos términos y nadie, que yo sepa, ha contado a la veracidad entre las virtudes políticas”. Por ello es que Alfred Whitehead ha enfatizado que “El intercambio entre individuos y entre grupos sociales es de una de dos formas, la fuerza o la persuasión. El comercio es el gran ejemplo del intercambio a la manera de la persuasión. La guerra, la esclavitud y la compulsión gubernamental es el reino de la fuerza”. Como nos ha enseñado Gaetano Mosca, la historia no debe interpretarse con lentes monistas o unidireccionales, pero en el caso que nos ocupa se juega nada menos que la libertad que es lo que precisamente permite abrir ríos que se bifurcan en muy distintas direcciones y que permiten naves de diverso calado y volumen.

Después de tantas matanzas, guerras, torturas y estropicios mayúsculos patrocinados por los aparatos estatales de todas las latitudes, es menester derribar telarañas mentales y explorar otras avenidas fértiles. Para los que quieren ver la realidad del poder hay dos etapas que, a su debido tiempo, es aconsejable se transiten. En primer lugar, percatarse que la democracia como ha sido concebida como una manifestación de igualdad ante la ley y la protección de los derechos de las minorías, no ha funcionado debido a los incentivos perversos que se desatan muy a disgusto de los Giovanni Sartori de todos los tiempos. En el camino el sistema ha mutado en cleptocracia, a saber, el gobierno de los ladrones de libertades, propiedades y sueños de vida de cada uno de los que llevan a cabo actividades que no lesionan derechos de terceros.

Ya he dicho antes (y por eso lo paso rápido) que en esta primera etapa debería contemplarse el establecimiento de tres pilares aplicables a los tres poderes. Un triunvirato para el Ejecutivo al efecto de diluir la idea del líder y similares tal como se propuso en los debates constitucionales estadounidenses y, agregamos, elegido por sorteo tal como lo propuso Montesquieu en el segundo capítulo del Segundo Libro de El espíritu de las leyes, situación en la que las personas dejarán de contarse anécdotas más o menos irrelevantes sobre candidatos para concentrarse en los límites al poder puesto que cualquiera puede acceder al mismo. En el Judicial debería permitirse que en los conflictos que surjan en las relaciones contractuales, las partes deberían establecer quienes han de oficiar de jueces en todas las instancias que se estipulen sin regulación de ninguna naturaleza, con lo que se volverá a lo ocurrido durante el primer tramo del common law y durante la República romana. Por último, debería adoptarse lo que Hayek bautizó como “demarquía” en el tercer tomo de su Law, Legislation and Liberty en el sentido de despolitizar una de las cámaras del Legislativo.

En la segunda etapa, que es en la que ahora nos detendremos a resumir pero con la brevedad que exige una nota periodística, debería prestarse atención a lo que han venido sugiriendo autores tales como Anthony de Jasay, Bruce Benson, Randy Barnett, David Friedman, Murray Rothbard, Jan Narvenson, Gustave de Molinari, Leslie Green, Walter Block, Morris y Linda Tanehill, Hans-Herman Hope y tantos otros (sistema que he bautizado como “autogobierno”, que a falta de una definición lexicográfica hago una estipulativa en mi “Toward a Theory of Autogovernment”). Se trata de concebir la producción de seguridad y justicia como se concibe la producción del resto de los bienes y servicios en el mercado, y por los mismos motivos. En otros términos, la producción e implementación de normas en el contexto de la competencia y la sociedad abierta, en cuyo caso la calidad resultante es como sucede con el resto de los bienes y servicios. Al fin y al cabo, hoy en Estados Unidos las fuerzas privadas de seguridad son mayores que toda la policía junta de los gobiernos locales y el central, y los arbitrajes privados ocupan una proporción creciente en la resolución de conflictos.

Tal como explica detalladamente Bruno Leoni en Freedom and the Law, la ultima ratio impuesta por el monopolio de la fuerza traslada la omnipotencia del Legislativo a “la tiranía de los jueces” en lugar de permitir la competencia de diversas instancias judiciales tal como actualmente ocurre con el tratamiento de diferendos entre personas y empresas ubicadas en distintos países donde no existe una voluntad suprema establecida de antemano sino que es estipulada en cada caso por las partes. También Leoni apunta que las codificaciones y abultadas legislaciones inyectan incertidumbre al sistema en lugar de operar en base a un proceso de prueba y error en el contexto de fallos judiciales en competencia, lo cual abre la posibilidad de un camino de descubrimiento del derecho y no de diseño ni de ingeniería social.

En este marco, si la justicia y la seguridad fuera materia de competencia de empresas privadas y aseguradoras hay dos escenarios posibles, el segundo de los cuales se abre a su vez en dos posibilidades. En el primer caso, los desacuerdos se dirimen según lo estipulado contractualmente en cuanto a árbitros e instancias respectivas. El segundo escenario consiste en que una de las parte no acata lo convenido o no ha convenido nada y al suscitarse un conflicto se rehúsa a proponer árbitros o procedimiento alguno para resolver el problema.

Esta es la situación en la que se abren dos posibilidades: la persona en cuestión no cuenta con agencia de protección y justicia (y, por ende, no es el caso de sortear jueces entre compañias etc.). Supongamos que el sujeto se niega a todo, incluso a su defensa en juicio pero que, de proponérselo, eventualmente cuenta con una fuerza potencial minoritaria en relación a las fuerzas de que disponen las agencias existentes. En este caso, se juzgará al candidato in absentia y, si resultara condenado será reducido por las agencias correspondientes al efecto de que se cumpla la restitución que decidió el juez de la causa, además de condenar también a quienes pretendieron usar de la fuerza para escapar al fallo respetivo (por otra parte, debe destacarse que si hubieran agencias involucradas en este comportamiento agresivo, naturalmente perderán el crédito como instituciones “defensivas”).

La segunda variante de este segundo capítulo que consideramos, estriba en la situación en la que ocurre lo mismo pero con la diferencia que el agresor dispone de una fuerza mayoritaria en relación a todas las otras agencias de justicia y seguridad existentes. En ese caso, si la avalancha agresiva es de proporciones devastadoras nada hay que se pueda hacer y, sencillamente, como dice Rothbard, estaríamos en la mismo posición en la que estamos hoy con el monopolio de la fuerza, pero debe advertirse que la resistencia a semejante atropello sería más difícil de vencer frente a agencias defensivas descentralizadas y con incentivos fuertes por sobrevivir.

Bruce Benson refuta los pretendidos obstáculos al sistema abierto al que nos estamos refiriendo en cuanto a que de este modo los servicios privados fabricarían casos para obtener más dinero condenando a inocentes, que tenderán a abusar de su poder una vez que están armados, que se dedicarán a proteger a los ricos y abandonar a los pobres y que recortarán gastos ofreciendo un servicio de una calidad muy deficiente.

En un sistema abierto y competitivo, quienes ofrezcan servicios de mala calidad condenando a inocentes tendrán sus días contados como proveedores, así como los que abusen de la confianza dispensada lo cual no ocurre cuando estamos frente al monopolio de la fuerza donde el Leviatán comete todo tipo de atropellos cotidianamente y con la soberbia que lo caracteriza y el maltrato a quienes dice representar. Es precisamente en este caso cuando la protección y la justicia se dedica a los más ricos y se abandona a los pobres a su suerte. Los pobres contribuyen a financiar la policía para que en definitiva custodie los barrios de ricos. Por último, el recorte de gastos en los servicios cruciales es lo que sucede en el contexto del monopolio de la fuerza, sin embargo, en el caso de agencias en competencia, si esto tuviera lugar, se sustituye al proveedor. Por otra parte, como desarrolla Walter Block, los temas de “defensa nacional” serán encarados por la protección a empresas, centros comerciales y equivalentes con las precauciones necesarias. Finalmente, todo este análisis está subordinado al adecuado análisis de los bienes públicos y las externalidades tal como explican autores como Anthony de Jasay (por mi parte, hace unos años pubiqué un ensayo sobre la materia titulado “Bienes públicos, free riders y el dilema del prisionero: el argumento reconsiderado”).

Es de interés tener en cuenta los casos en los que las sociedades operaron sin el monopolio de la fuerza como el de Islandia desde el año 900 al 1200 de nuestra era al que se refiere David Friedman en “Private Creation and Enforcement of Law: A Historical Case” y David Miller en su libro Bloodtaking and Peacemaking. Feud, Law and Society in Saga Island, el de Irlanda desde principios del siglo vi a mediados del xvii, caso al que alude Joseph E. Penden en “Staltess Societies: Ancient Irland” y el caso de Israel, tal como lo relata la Biblia después del período de los Jueces (Samuel, II, 8), mencionado sucintamente por Lord Acton en su Essays on Freedom and Power. Para temas más específicos como los de las carreteras y calles privadas en la historia, puede consultarse mi libro Las oligarquías reinantes. Discurso sobre el doble discurso para el que me escribió un prólogo Jean-François Revel quien allí brinda un marco más general a la sociedad abierta y sus críticos, lo cual intento desmenuzar en ese trabajo.

Nada de lo dicho puede adoptarse a la manera de un tajo abrupto en la historia, es indispensable el debate en un proceso evolutivo en el que exista la debida comprensión de las ventajas de un sistema abierto sin monopolios impuestos. Barnett en Restoring The Lost Constitution nos dice que en nuestro sistemas políticos resulta curioso que se insista en que está consentido por los ciudadanos cuando no hay manera de expresar el no-consentimiento en cuyo contexto se interpreta como que el aparato estatal fuera el dueño del lugar donde uno vive: “Cara, usted consiente, seca también consiente, no tira la moneda ¿adivine que? usted también consiente. Esto simplemente no es consentir”. Por último, resulta atingente recordar que Joseph Schumpeter ha señalado en Capitalismo, socialismo y democracia que “La teoría que asimila los impuestos a cuotas de club o a la adquisición de los servicios, por ejemplo, de un médico, solamente prueba lo alejada que está esta parte de las ciencias sociales de la aplicación de métodos científicos”.

No es posible vaticinar cuanto tiempo demandará el antedicho debate, pero, en este sentido, es pertinente concluir esta columna con un pronóstico de Jorge Luis Borges. En el libro titulado El otro Borges en el que Fernando Mateo recopila dieciséis entrevistas de diversos medios al célebre escritor (Buenos Aires, Equis Ediciones, 1997) se reproduce una en la que Borges reitera lo que ha dicho y escrito en muchas otras oportunidades, a saber, que la meta debiera ser la abolición de los aparatos estatales en línea con lo estipulado por el decimonónico Herbert Spencer, ocasión en la que el periodista inquiere: “¿Piensa seriamente que tal estado es factible?” a lo que el entrevistado responde “Por supuesto. Eso si, es cuestión de esperar doscientos o trescientos años”. A continuación, como última pregunta, el entrevistador formula el siguiente interrogante: “¿Y mientras tanto?” a lo que Borges contesta “Mientra tanto, jodernos”.

El FMI rectifica y dice ahora que España e Italia no necesitan una intervención

El director Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) para Italia, Arrigo Sadun, ha asegurado hoy que ni este país ni España necesitan una intervención de este organismo, a parte de los programas de las ayudas ya en marcha.

Sadun se ha visto obligado a precisar en una entrevista en el canal italiano por satélite Sky TG24 después de que se le atribuyeran unas declaraciones en las que supuestamente había dicho que España e Italia estaban haciendo mucho para superar la crisis, pero necesitarían apoyo internacional para evitar el contagio.

"No he dicho realmente esto. Son palabras que pueden generar mucha perplejidad y no me parece que sea lo más adecuado en este momento", agrega Sadun.

El alto representante del FMI explica que lo que quería decir es que se está atravesando "una crisis global y que se debe afrontar de manera nacional, pero también en colaboración con los diversas organizaciones internacionales".

"La crisis de la deuda tiene varias dimensiones y tiene que ser afrontada a nivel nacional como están ya haciendo algunos países como Italia, Francia y España, pero también junto a otros organismos internacionales como el Banco Central Europeo (BCE), la Comisión Europea (CE) o el Fondo Monetario Internacional (FMI)", ha agregado.

Pero esto no quiere decir, precisa Sadun, "que se trate del preludio de un ampliación del papel del FMI
, a parte de los programas que ya están en marcha".

Por otro lado, Sadun ha agregado esta mañana que los puntos de vista de la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, sobre Italia, expresados en el diario italiano La Stampa el miércoles, eran personales y no necesariamente reflejan la posición del consejo del FMI.

Lagarde ha alabado el plan de ajuste impulsado por el primer ministro, Silvio Berlusconi de más de 50.000 millones de euros y que esta tarde será aprobado de forma definitiva en la Cámara de los Diputados.

Según ha explicado Lagarde, el plan de austeridad "va en la dirección correcta", aunque ha precisado que ahora "la clave es la determinación en la implantación de las medidas" en Italia.

Así, ha destacado que es necesario aplicar el plan de forma correcta para "convencer a los mercados" de la "seriedad de las acciones emprendidas". En este sentido, Lagarde ha recordado que para los europeos "ha llegado el momento de mantener el compromiso con la consolidación fiscal".

A principios de agosto, el Banco Central Europeo (BCE) comenzó a comprar bonos públicos de Italia y España para apoyar a ambos países, en la mira de los mercados financieros. Esta acción ha contribuido a relajar la prima de riesgo de ambas regiones.

El rescate de los BRICS

En la misma entrevista al diario La Stampa, la directora gerente del FMI ha destacado que la iniciativa de los países emergentes como Brasil o China, los llamados 'BRICS', de comprar títulos europeos es "una iniciativa interesante", aunque ha precisado que espera que "no se limiten a títulos seguros de unos pocos estados".

Según ha explicado Lagarde, si los países emergentes "se limitan a comprar títulos considerados por todos como seguros, como los alemanes o los británicos, no asumirán grandes riesgos". "Mi esperanza es que si se realizan este tipo de intervenciones, se realicen con un objetivo amplio", ha precisado Lagarde.

Además, la presidenta del FMI ha destacado que este "interés" por parte de los países emergentes de invertir en Europa "no entra en conflicto con el FMI" e incluso "es aceptable" para el organismo.

Por otra parte, Lagarde ha subrayado que Europa "debe estar unida" para resolver "juntos" la cuestión de la deuda y "relanzar el crecimiento". Sin embargo, Lagarde ha precisado que los gobiernos europeos deben encontrar "un delicado equilibrio" entre las medidas necesarias para favorecer el crecimiento en "poco tiempo" y las normas que sirven para "la consolidación fiscal a medio y largo plazo". Lagarde ha precisado que tanto el Banco Central Europeo (BCE) como el FMI están dispuestos "a hacer su parte".

El Ibex 35 cierra con una subida del 2,70% tras otra jornada frenética

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Los rumores y las noticias mal contrastadas han vuelto a hacer que el nerviosismo en los mercados llegue a niveles insospechados. El Ibex 35 cierra con ascensos del 2,70%, hasta los 8.045,7 puntos tras oscilar entre un máximo de 8.063 y un mínimo de 7.743,9 puntos. Los nervios llegaron a su apogeo por una noticia mal interpretada: Austria ha retrasado la aprobación del fondo de rescate europeo, lo que no quiere decir que lo haya rechazado como pareció interpretar el mercado en un primer momento. Eso sí, la banca francesa se sigue desplomando.

Los principales índices en Wall Street se mueven con leves caídas porque de nuevo llegan dudas desde el lado macro: las ventas minoristas de agosto permanecieron planas.

Moody's ha cumplido hoy su amenaza al rebajar el rating de dos bancos franceses y Fitch lo ha hecho con cinco comunidas autónomas españolas. Pero sin duda la mayor novedad ha sido el anuncio de Bruselas de que habrá pronto varias propuestas sobre eurobonos, aunque no ha concretado en que consistirán.

"Los índices cerrarán en zona de máximos del día lo que es una buena noticia para los alcistas, que además consiguen hoy cerrar los huecos bajistas del lunes. Veremos si en las próximas jornadas reúnen la fuerza suficiente para romper las resistencias en tendencia o si por el contrario son los bajistas los que siguen controlando la situación", comentaban los analistas de Ecotrader en el Flash Intradía poco antes del cierre.

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