viernes, febrero 29, 2008

Bush rechaza un diálogo con el "tirano" Raúl Castro

El presidente dice que no hay recesión económica y que hay que seguir en Irak

Ningún cambio en la Casa Blanca. El presidente de EE UU, George W. Bush, dejó ayer claro que no mantendrá diálogo alguno con el nuevo jefe del Estado de Cuba, Raúl Castro, mientras no haya una verdadera democratización en la isla. "Sentarme en la misma mesa y que me tomen una foto con un tirano como Raúl Castro sólo reduciría el prestigio de mi cargo y elevaría el suyo", explicó Bush, quien apuntó que tal reunión llevaría al mandatario cubano a decir: "Mírenme, hasta el presidente de EE UU me legitima".

Sin duda alguna, prosiguió el presidente, un encuentro con Castro enviaría "el mensaje equivocado" a los defensores de los derechos humanos y sólo contribuiría a dar "prestigio" a quien no es más que un dictador.

Bush no hizo ayer más que enfatizar la postura oficial de la Casa Blanca, que incluye el mantenimiento del embargo, piedra angular de la política norteamericana contra el régimen comunista cubano.

El presidente recordó a los ciudadanos que, para bien o para mal, sigue ostentando en su mano el bastón de mando. Y a pesar de que durante la rueda de prensa de ayer hubo momentos en que parecía hastiado del trabajo que todavía su contrato le obliga a ejercer, recorrió prácticamente la totalidad de la agenda. Desde el programa de escuchas telefónicas hasta la maltrecha economía. Entre gestos de incomodidad ante ciertas preguntas y risas cómplices sin eco entre los reporteros, Bush repasó los siguientes temas.

- Escuchas telefónicas. El presidente urgió al Congreso a que apruebe de una vez por todas la extensión a la ley de vigilancia antiterrorista -FISA (Foreign Intelligence Surveillance Act)- que permite las escuchas telefónicas y el espionaje electrónico de presuntos terroristas y garantiza una inmunidad retroactiva legal para las compañías telefónicas y de telecomunicaciones. En agosto del año pasado, el Congreso aprobó la llamada Ley para Proteger a EE UU (Protect America Act), que actualizaba la FISA, creada en 1978, y que permitía las escuchas telefónicas sin necesidad de orden judicial. Pero esta enmienda caducó hace más de una semana y ahora el presidente urge a las Cámaras a llegar a un acuerdo.

- Irak / Turquía. Ensombrecido por la economía, el espinoso tema iraquí tuvo un hueco en la agenda del presidente. Bush reclamó una vez más del Congreso la financiación necesaria para las tropas destacadas en Irak. "Parece que pase lo que pase en Irak, los que se oponen a la guerra sólo saben pedir la retirada", dijo con ironía. Preguntado por la ofensiva de Turquía contra los rebeldes kurdos, George W. Bush dijo que las tropas turcas deben retirarse del norte de Irak "lo más rápido posible". "Los turcos necesitan salir, salir rápidamente, alcanzar su objetivo e irse", zanjó Bush.

- Rusia. Ya sea demócrata o republicano, el próximo presidente de EE UU deberá mantener "buenas relaciones" con Rusia, afirmó el jefe de la Casa Blanca. Bush reconoció no saber demasiado sobre Dmitri Medvédev, el elegido a dedo por Vladímir Putin para sucederle en el poder en las elecciones del domingo en Rusia. Bush recomendó a su sucesor desarrollar una relación personal con quien llegue al Kremlin, como hizo él en el pasado. Han sido numerosas las ocasiones en que Bush se ha reunido con Putin, de quien afirmó haber "visto su alma" tras el primer encuentro. A pesar de las diferencias, Putin era "un hombre con el que podía colaborar", aceptó el presidente.

- Economía. Una vez más, el presidente insistió en su visión de la economía: "El país no está entrando en una recesión". Aunque sí concedió que se estaba produciendo una desaceleración, ante la cual su Administración estaba actuando de "forma vigorosa". "Hemos aprobado y puesto en marcha ya un paquete de estímulo económico por 150.000 millones de dólares" [99.173 millones de euros].

- Acuerdos comerciales. El presidente defendió los Tratados de Libre Comercio y criticó a los candidatos demócratas a la Casa Blanca que se plantean un abandono de estos acuerdos. En este sentido, Bush pidió al Congreso que apruebe un tratado con Colombia. "Una derrota del proyecto comercial con Colombia enviaría un mensaje contradictorio", expresó de forma tajante Bush. El rechazo al TLC "fortalecería el falso populismo que existe en el continente. Enviaría una señal escalofriante a nuestros aliados y perjudicaría la seguridad nacional de Estados Unidos", recalcó. El Congreso de EE UU ha expresado sus dudas sobre los acuerdos comerciales sometidos a su aprobación este año, al considerar que existen objeciones en los temas laborales y ambientales en Colombia, así como en los casos de Panamá y Corea del Sur.

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