domingo, marzo 16, 2008

Izquierda e islamismo. Derechos para pocos, sharia para todos
Parece que el Gobierno de Zapatero seguirá con su política de extender eso que él llama "derechos sociales", que no consiste en otra cosa que en forzar a una mayoria insoportablemente silenciosa a atender las reivindicaciones de una activa minoria, gay, cristofóbica o islamista.
Tanto si todo se limita a una estrategia para captar votos elección tras elección, como si se trata de una sincera forma de "dar derechos", lo cierto es que la forma de actuar es la misma: despreciar, atacar y desmontar paulativamente el conjunto de valores filosóficos, morales y culturales –griegos, romanos, judeocristianos– que constituyen la personalidad europea.
Recordemos que la democracia parlamentaria sólo es posible mediante la combinación de unos valores compartidos y un pluralismo político y social posterior. Esta particular combinación de unidad y diversidad es lo que constituye la democracia occidental. Pero hoy la izquierda se dedica a reivindicar constantemente lo diverso, lo distinto, lo "nuevo", lo diferente. Da alegremente "derechos" a unos, a otros y a los de más allá, sin fundamento jurídico, moral o intelectual alguno. Les basta con dinero y propaganda. Pero esto ni sale ni saldrá gratis.
La actitud de la izquierda hacia la moral, la Iglesia o los valores tradicionales socava los principios que sustentan la democracia europea. A ella le encanta, pero lo que está haciendo es de una gravedad extrema: están vacíando de contenido la cultura europea, dejando un vacío moral, cultural e histórico cada vez más grande.
¿Le parecen al lector antiguos la moral cristiana o los fundamentos antropológicos y jurídicos de nuestro derecho? ¿Cree que está bien no creer en nada, hacer de España y Europa un inmenso hueco moral donde no exista ninguna creencia ni principio ético? Pues espere a que el islamismo se haga cargo de ese hueco. Porque lo hará, de eso no cabe duda. Y lo avalan dos hechos.
El primero, que mientras los europeos rechazan cada vez más su propia cultura, los musulmananes, en España y en Europa, reclaman la suya con una insistencia cada vez mayor. Hoy los europeos no van a misa, critican su historia y desprecian su moral. Por el contrario, los musulmanes acuden a las mezquitas, son cada vez más reivindicativos, y exigen que su religión sea reconocida y sus "derechos satisfechos".
Por otro lado, las proyecciones demográficas para España y Europa no dejan lugar a dudas; los europeos tienen cada vez menos hijos y los musulmanes cada vez más. Cada vez más niños que ni se integran ni tienen intención de hacerlo, y que reivindican que los valores islámicos sean políticamente reconocidos en el continente.
Por eso, islamistas e izquierdistas hoy caminan juntos. Éstos últimos se dedican a desmontar alegremente todo el aparato cultural e ideológico occidental; aquellos les apoyan con entusiasmo. ¡Cómo no! La izquierda está haciendo el trabajo sucio, convirtiendo la cultura europea en una inmensa zona cero donde luego el islamismo construirá sus mezquitas, su educación, su religión y su ley civil.
Atacando la cultura europea, la izquierda europea en general, y la española en particular, esta allanando el camino a una nueva forma de totalitarismo. Lo malo es que no serán los politicos actuales los que sufrirán las consecuencias, sino sus hijos y los hijos de sus hijos. A ellos les tendrán que explicar por qué se dedicaban a dar derechos a unos pocos mientras abonaban el terreno para que se acabara imponiendo la sharia para todos. Ocurrirá. Y nosotros estaremos ahí para recordárselo.

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