martes, julio 22, 2008

Rusia y Venezuela firman acuerdos de cooperación en seguridad y energía

Medvédev y Chávez hablan de "optimizar" la relación bilateral de comercio armamentístico.- Compañías energéticas de los dos países suscriben acuerdos para explorar campos petrolíferos

El presidente ruso, Dmitri Medvédev, ha declarado hoy a su homólogo venezolano, Hugo Chávez, que la cooperación entre Moscú y Caracas "se ha convertido en uno de los factores clave de la seguridad regional" en América Latina.

"En el último tiempo nuestros contactos y relaciones han adquirido un carácter no sólo estable, sino muy dinámico", ha dicho Medvédev al recibir a Chávez, quien realiza su sexta visita a Rusia, en su residencia campestre Meindorf, en las afueras de Moscú. El presidente ruso ha destacado el crecimiento del comercio bilateral, que se duplicó con respecto a 2006, y ha pedido "optimizar" esa cooperación, cuyo grueso corresponde a las compras de armas rusas por Caracas.

Tras una reunión a solas entre Medvédev y Chávez, las negociaciones han continuado con la participación de ejecutivos de los sectores armamentístico, energético y metalúrgico. El primer acuerdo lo ha firmado la compañía estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) con tres grandes energéticas: la petrolera rusa Lukoil, la ruso-británica TNK-BP y el gigante del gas Gazprom, ha informado la agencia rusa Interfax.

El ministro de Energía de Venezuela y presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, y el jefe de Lukoil, Vaguit Alekpérov, han suscrito un acuerdo para la exploración del bloque petrolífero Junín 3, un campo de 640 kilómetros cuadrados en la Faja del Orinoco, considerado el de mayores reservas en el mundo. Ramírez ha suscrito también un acuerdo con TNK-BP para la prospección del bloque Ayacucho 2, en el delta del Orinoco, y otro con Gazprom para la valoración y certificación de las reservas del bloque Ayacucho 3.

Medvédev ha asegurado que él y Chávez supervisarán personalmente esos proyectos, que, según el gobernante venezolano, permiten a Moscú y Caracas avanzar en la creación de una "alianza estratégica en el sector de la energía".

Chávez, que ha dicho que la elección del nuevo jefe del Kremlin es una "garantía de la seguridad y la estabilidad de nuestros países y del mundo entero", había expresado esta mañana sus "grandes esperanzas" de que esta visita permita seguir construyendo una "alianza estratégica" entre Rusia y Venezuela. Según el dirigente venezolano, los acuerdos firmados en los últimos años con Rusia, sobre todo para la compra de armas, "garantizarán la soberanía de Venezuela, que es amenazada por Estados Unidos". La lista de la compra de Chavéz incluye tanques, sistemas de defensa antiaérea, submarinos y aviones.

Paraguay: ¿Irlanda o Venezuela?
por Carlos Alberto Montaner

Carlos Alberto Montaner es periodista cubano residenciado en Madrid.

Madrid— A mediados de agosto el ex obispo católico Fernando Lugo comenzará su mandato en Paraguay. Según los despachos de prensa, lo asesoran sus amigos del gobierno uruguayo. Puede ser. En Uruguay manda una extraña coalición de izquierda en la que conviven (precariamente) demócratas y enemigos de la democracia, socialistas vegetarianos y comunistas violentos, como probablemente sucede en el bando que llevó a Lugo al triunfo electoral. Tabaré Vázquez, además, aunque no ha sido cura, tiene un aura tranquila de párroco bueno que encaja a la perfección con el talante benévolo del señor Lugo y quizás consiga explicarle cómo ha logrado mantener el orden en una familia política tan abigarrada, contradictoria y disfuncional como la que dirige en Montevideo.

En todo caso, hubiera sido peor buscar la asesoría de los Kirchner. Lo último que se les puede preguntar a los peronistas es cómo se gobierna acertadamente. Llevan casi setenta años tratando de averiguarlo sin el menor éxito. Y también sería un despropósito caer en las redes de Brasil, nación con la que los paraguayos se preparan para un fuerte encontronazo. Lugo quiere multiplicar los ingresos que proporciona la hidroeléctrica de Itaipú, situada en la frontera entre ambos países, y esa factura tendrá que pagarla Brasil.

La tarea que Lugo tiene por delante, pues, es tremenda. Hereda un país profundamente corrupto y pobre, gobernado durante sesenta años por un partido con vocación totalitaria durante la larga era de Stroessner, y en el que una buena parte de las rentas nacionales se las han distribuido descaradamente algunos empresarios inescrupulosos y las clases políticas por medio de un modelo económico mercantilista muy conocido en América Latina: el populismo de derecha. Un engendro medularmente demagógico, de muy difícil desarraigo porque pudre el corazón de la sociedad, donde se combinan el nacionalismo, el proteccionismo y el clientelismo, como ocurría en México en la época del PRI, y como todavía acaece en Argentina, donde el peronismo más que un partido político es una adicción crónica a un tipo de estupefaciente moral.

¿Puede el señor Lugo mejorar la situación de Paraguay? Depende. También puede agravarla. El ex obispo ha declarado varias veces que es partidario de la teología de la liberación. Eso es muy peligroso. Ese galimatías socio-filosófico —hijo de un ménage à trois entre Marx, el Che y de una interpretación sesgada del Nuevo Testamento—, puesto en circulación por el cura peruano Gustavo Gutiérrez en los años setenta, culpable de que un sector de la Iglesia se manchara las manos de sangre y enviara irresponsablemente a la muerte a centenares de personas, no sirve para gobernar, ni para reducir la pobreza, ni para crear una nación más justa. Tratar de mejorar los problemas de la sociedad con esa visión de la realidad es como intentar curar a un paciente canceroso asándolo a fuego lento en una parrilla.

Casi seguro, al señor Lugo, cuando era cura, le dijeron, y él se lo creyó, que el gran problema de Paraguay era la injusta distribución de la riqueza. (Nadie le explicó que ésa era una consecuencia del problema, no la causa.) Y probablemente llegó a la conclusión de que la función de los políticos y de los gobiernos debe ser la distribución equitativa de la riqueza. ¿Por qué no quitarles una buena parte de sus bienes a los pocos que tanto tienen para repartirla entre los muchos que nada poseen? Al fin y al cabo, durante siglos ésa ha sido la lógica de una zona de la Iglesia (la zona más ignorante) y sigue siendo la explicación más extendida de la miseria que sufre el continente.

¿Cómo puede Paraguay transformarse en una democracia próspera? Sin duda, como lo han hecho todos los países que abandonaron el subdesarrollo: generando un denso tejido empresarial capaz de crear empleos cada vez más complejos que produzcan bienes y servicios con mayor valor agregado. Eso requiere educación, sujeción a la ley, instituciones adecuadas, equilibrios macroeconómicos, sosiego político, honradez, apertura, integración internacional, meritocracia, buenas políticas públicas, mercado, competencia y el resto de los rasgos y síntomas que diferencian el comportamiento de un país exitoso, digamos, como Irlanda, de un manicomio gobernado a gritos como la pobre Venezuela.

¿Emprenderá el señor Lugo el camino de Irlanda o el de Venezuela? Si se guía por los rencorosos disparates de la teología de la liberación, no hay duda de que el país seguirá la senda venezolana y entrará en una profunda crisis política y económica. Si prefiere mirar a Irlanda (o a Chile para no ir tan lejos), podrá servir a sus compatriotas más desvalidos, que es lo que aparentemente desea. No tengo la menor idea de lo que hará, pero con los años he aprendido que el optimismo suele ser la antesala de la frustración. Lamentablemente.

Los commodities están por las nubes y a los argentinos no se les permite aprovecharlo

por Martín Simonetta

Martín Simonetta es Director Ejecutivo de la Fundación Atlas de Buenos Aires, Argentina. Es licenciado en Relaciones Internacionales (Universidad del Salvador) habiendo cursado una Maestría en Política Económica Internacional (UB).

Como en las últimas décadas del siglo XIX, el mundo demanda de forma creciente los productos que se desarrollan en el generoso suelo argentino. En aquel momento, el país se subió al tren del progreso generando un clima atractivo para las inversiones y las personas del globo. Argentina se integró al mundo a través de una fuerte participación en el comercio agropecuario global y hacia 1913 se encontraba entre los 10 países con mayor PIB per capita.

Hoy, como pocas veces en la historia de la humanidad, la economía global vuelve a sonreír a los productores agropecuarios y los productos locales experimentan una fuerte suba de sus precios internacionales. Pero Argentina da la espalda a esta posibilidad.

La impresionante evolución de los precios mundiales de la soja y del petróleo —dos de los sectores más castigados— son un indicador de la oportunidad perdida.

Retenciones variables al petróleo y la soja

Los precios de estos grupos de commodities producidos por la Argentina son históricos. A pesar de esto, la producción nacional de petróleo no para de caer y más allá del inalcanzable precio de la soja, la producción argentina se encuentra en conflicto y con un horizonte incierto.

Señala el diario Página 12 que la producción de crudo en el país cayó en 2007 por sexto año consecutivo respecto del período inmediato anterior. De esta forma Argentina en el 2007 produjo 2,5 por ciento menos que en 2006, y 24 por ciento menos que en 1998 (49.128 millones de metros cúbicos).1

La falta de incentivos al sector es muy alta, ya que mientras el precio mundial del petróleo ronda los $140 por barril, los productores cobran apenas $42, situación que —a partir del 15 de noviembre de 2007 mediante la resolución 394— empeoró con establecimiento de un derecho de exportación variable atado a los precios internacionales.

Precio del petróleo por las nubes
2001-Diciembre 18,24
2002-Diciembre 28,95
2003-Diciembre 28,13
2004-Diciembre 33,05
2005-Diciembre 51,73
2006-Diciembre 55,95
2007-Diciembre 89,76
2008-Julio 137,11
Fuente: U.S. Energy Information Administration.

Si nos referimos a la soja, debemos decir que recientemente superó la barrera de 600 dólares por tonelada en el mercado de Chicago. Por el momento, Argentina —con cerca de 45 millones de toneladas de producción anual— sigue siendo la tercera potencia sojera del mundo, después de EE.UU. (más de 60 millones) y Brasil (55 millones).

Pero el castigo a la exportación lleva al sector a una situación crítica. Así lo comenta el informe de IDESA en el cual se contrasta la situación del sector sojero argentino actual con la de la década de 1990, cuando el mejor precio internacional alcanzó los $ 281 (1997). En aquellos momentos, el precio neto de retenciones de 3,5% era de $ 271. El estudio señala que en marzo del 2008 cuando el precio internacional de la soja era $ 495 —inferior al actual— la aplicación de retenciones del 44% significaba un precio neto de aproximadamente de $ 284. Esto indica que, si bien ese precio internacional de la soja casi duplicó al de una década atrás, los precios recibidos por el productor eran muy parecidos a los aquel momento. Es decir que casi la totalidad del aumento en el precio internacional fue absorbido por el incremento en las retenciones, que llegaban al 44%.2

Soja: Precio luego de las retenciones
Año Precio internacional Retenciones Precio luego de retenciones
1997 281 3,5% 271
2001 169 3,5%
2008-Marzo 495 44% 284
Fuente: IDESA - 23 de marzo de 2008, Número 225.

Recurrentemente, el gobierno hinca sus dientes sobre un impuesto difícilmente evadible pero extremadamente asfixiante como son las retenciones.

Es difícil explicar a la población que se debe pagar el feroz incremento del gasto público, triplicado entre 2001 y 2008. También es políticamente costoso comunicar que la deuda pública no se canceló, que sólo se pagó al FMI (lo que representó apenas un 10% del total) y que la deuda pública actual ($144.728,6 millones en mayo 2008) se encuentra por encima de los niveles del último año de la convertibilidad cuando el stock alcanzaba los $ 144.222 millones.

Tal como en la historia del escorpión y la rana, el gobierno aumenta la presión sobre los sectores más productivos de la sociedad y no contempla los riesgos de intentar matar a la gallina de los huevos de oro.

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