viernes, marzo 04, 2011

El presunto ojete también tiene derechos

La historia en breve

Ciro Gómez Leyva

Del mundo judicial salen versiones de que el amparo promovido por Víctor Daniel Reyes contra el documental Presunto culpable es de una solidez propia de un poderoso despacho de abogados, no de un pobre diablo al que la exhibición le está arruinando la vida.

Demos por buena la versión. Tomemos en cuenta, además, que Reyes es uno de los principales causantes de los cinco injustos años de cárcel de José Antonio Zúñiga. Sumemos que el bufete lo está usando para tratar de llevarse una rebanada de la taquilla, que este fin de semana rebasaría los 15 millones de pesos. Agréguese lo que se quiera. ¿Y? ¿El presunto ojete no tiene derechos también?

Presunto culpable es una desesperada señal de alerta sobre la ruina de nuestro “estado de derecho”. Pero guste o no, en este momento el poder está del lado del documental. Nunca, que recuerde, una producción de esa naturaleza gozó de tan bien merecido respaldo de, literalmente, todos los políticos, medios de comunicación, críticos y ciudadanos. Es un fenómeno formidable.

Reyes buscó el camino de la justicia. Alegó que se estaban afectando su intimidad y vida privada. Los abogados, amparistas profesionales, fueron a los detalles, los tecnicismos, orientaron la acción sobre RTC y convencieron a una juez de lo administrativo con nombre de fábula, Blanca Lobo, que seguramente firmó el amparo con puño tembloroso. Quién querría ser hoy la mala de esta película.

No es censura ni nada por el estilo. Y es una barbaridad proponer que detrás de esta acción está el Poder Judicial federal. El amparo del presunto ojete es un ejemplo nítido para saber quiénes mandan en la justicia mexicana: los abogados fulleros.

Que, por cierto, en esta no sacan la cabeza.

El Presidente critica ataque de Pascual a los militares

El Presidente critica ataque de Pascual a los militares

En una reunión con The Washington Post, Felipe Calderón considera que las filtraciones de WikiLeaks causaron “un grave daño” a la relación bilateral.

Washington.- El presidente Felipe Calderón reprochó las críticas que el embajador de EU en México, Carlos Pascual, hizo sobre la labor del Ejército mexicano en la lucha contra el narcotráfico.

Inquirido sobre si puede continuar trabajando con el diplomático estadunidense, Calderón señaló: “Esa es una pregunta que quizá discutiré con el presidente (Barack) Obama”.

Sin embargo, destacó que la confianza “es difícil de construir y muy fácil de perder”.

Así lo dio a conocer ayer el diario The Washington Post, al resumir las declaraciones del mandatario durante una reunión con reporteros y editores, como parte de su visita de dos días a esta ciudad.

Según el periódico, Calderón consideró que las filtraciones de WikiLeaks causaron un “grave daño” a la relación bilateral, y destacó sobre todo un cable diplomático en el que se señaló que los militares mexicanos tienen “aversión” al riesgo.

El mandatario se refería a un cable firmado por Pascual que describía cómo la Armada capturó al capo Arturo Beltrán Leyva, luego de que funcionarios estadunidenses les entregaran información de inteligencia “sobre la que no tomó medidas el Ejército”.

“Es difícil cuando de repente ves (que se cuestiona) si el Ejército tiene coraje. Por ejemplo, ellos han perdido probablemente 300 soldados... y de pronto alguien en la embajada estadunidense dice que no son lo suficientemente valientes”, se quejó el Presidente.

“O decides entrar al juego de que (el Ejército y la Marina mexicanos) no están lo suficientemente coordinados, y de repente comienzan a dar información a una agencia y no a la otra e intentan hacerlos competir”, agregó.

Momentos de tensión

De acuerdo con The Washington Post, las declaraciones del mandatario mexicano “son las más fuertes hasta la fecha” tras las filtraciones de WikiLeaks, “que han amenazado con interrumpir” la estrecha cooperación contra las bandas del crimen organizado en México.

De hecho, agregó el diario, el combate bilateral al tráfico de drogas ya atravesaba momentos de tensión por el aumento de
la narcoviolencia.

Los presidente Felipe Calderón y Barack Obama sostuvieron una reunión de más de una hora para discutir un amplio abanico de temas bilaterales, incluyendo la lucha contra el tráfico de armas, drogas y dinero en efectivo por la frontera común.

Posteriormente, en un foro en el Centro Woodrow Wilson, el mandatario mexicano puntualizó que su gobierno hace todo lo que está a su alcance para que su país “sea seguro para todos”.

“Estoy luchando contra un cáncer en México. Vamos a sanar a México”, aseveró.

- Claves

Protestan afuera

• Mientras Calderón y Obama dialogaban, afuera de la Casa Blanca se manifestó un pequeño grupo con pancartas de “no más sangre” .

• Además, Eduardo García Valseca y José Antonio Ortega denunciaron que en México hay secuestradores ligados a organizaciones terroristas.

• Dijeron que ellos tuvieron que abandonar el país por temor a represalias, pero que mantienen su exigencia de justicia.

“Mucha crema a sus tacos”

••• Los roces entre el presidente Felipe Calderón y el embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual, fueron evidentes desde el 22 de febrero pasado, cuando el mandatario lo calificó de ignorante y señaló que su desconocimiento de lo que sucede en México provoca “una afectación y molestia en nuestro propio equipo”.

En una entrevista con Roberto Rock en El Universal, al referirse a los cables que hizo públicos WikiLeaks, el primer mandata-
rio señaló: “yo al embajador estadunidense no tengo por qué decirle cuántas veces me reúno con el gabinete de seguridad ni qué digo; la verdad es que no es un asunto de su incumbencia. No acepto ni tolero ningún tipo de intervención”.

Comentó que los embajadores o quienes generaron los cables “le echaron mucha crema a sus tacos”. Además, aseguró que hay descoordinación entre las agencias de seguridad de EU. “Vemos que la DEA, la CIA y el ICE siempre tienen una política de ‘Borondongo le dio a Bernabé’... La verdad es que no se coordinan y sí rivalizan”. (México • Redacción)

Vargas Llosa, huesped distinguido

Entregará Ebrard medalla de Huésped Distinguido a Vargas Llosa

El jefe de gobierno capitalino entregará este viernes el Pergamino y Medalla de Huésped Distinguido de la Ciudad de México al Premio Nobel de Literatura 2010.

México.- El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubon, entregará este viernes el Pergamino y Medalla de Huésped Distinguido de la Ciudad de México al Premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa.

La ceremonia para entregar la presea al escritor peruano se llevará a cabo en el Patio Poniente del Antiguo Palacio del Ayuntamiento, ubicado en Plaza de la Constitución número 2, Centro Histórico.

Mario Pedro Vargas Llosa, quien nació el 28 de marzo de 1936 en Arequipa, Perú, ha sido definido como el más completo narrador de su generación y una figura destacada de la literatura hispanoamericana, representante ideal del espíritu literario del Boom Latinoamericano.

Ha publicado más de 50 obras, entre ellas “La ciudad y los perros”, “Conversación en la catedral”, “El hablador”, “La casa verde”, “La tía Julia y el escribidor”, “La fiesta del Chivo”, “Travesuras de la niña mala” y recientemente “El sueño del Celta”, entre otras obras.

El engañoso “déspota benévolo”

El engañoso “déspota benévolo”

RICARDO MEDINA MACIAS

El temperamento de mi amigo Gateau se ha dulcificado ya que contempla varias veces al día el hermoso lago Léman (fonética en francés: lak le ma). Tal vez por eso me compartió, generosamente, una peculiar idea:

“Este mundo estaría mejor si fuese gobernado por un déspota benevolente; a condición, desde luego, de que tal déspota fuese yo”.

No nos engañemos, muchos de los lectores comparten en su fuero interno la primera parte de la tesis de Gateau. Salvo casos raros, todos tenemos una magnífica impresión de nuestra propia benevolencia y de nuestra gran sabiduría (como decía el Gordo Basurto: “solemos estar encantados de habernos conocido”) y pondríamos gustosos tanta virtud al servicio de la humanidad. Cuán diferentes serían las cosas –pensamos- si la gente dejase en nuestras benditas y sabias manos la hechura de las leyes y la autoridad coercitiva para que esas magníficas leyes se cumpliesen siempre.

Al llegar a la segunda parte de la idea las discrepancias brotan y se enredan en millones: ¿por qué Gateau habría de ser el déspota admisible? Cada cual cree que el mejor de los déspotas benevolentes posibles es él mismo, nadie más.

Hasta Iósif Vissarióvich Dzhugashvili, conocido como Stalin, llegó a creer que él era el mejor de los posibles déspotas benevolentes. Supongo que las decenas de millones de seres humanos que fueron directa o indirectamente sus víctimas tuvieron otra opinión. Y les asistieron de veras buenas razones para ello.

El vehemente coronel Gadafi (que semeja, según Guillermo Sheridan, una cruza de Lady Gaga con un perro rottweiller) seguramente tiene una espléndida opinión acerca de sí mismo y de sus actos. Sin embargo, a muchos, a millones tal parece, los actos y palabras de Gadafi nos parecen abominables.

Sí, no me cabe duda que Gateau sería un déspota menos destructivo que Stalin o Gadafi, pero no por ello su ocurrencia del déspota benévolo deja de ser temible y aberrante.

Tal vez porque no nos hemos puesto de acuerdo acerca de quién sería, dentro de los posibles, el más benevolente y el más sabio de los déspotas es que se inventó la democracia. Sí, la democracia que Chesterton describía como el gobierno de la gente ordinaria, que decide sonarse las narices por sí misma, en lugar de encomendar esa tarea a una niñera; por más hábil que tal niñera resultase para sonar narices ajenas.

Más: el hecho de que cada cual tienda a creer que posee la exorbitante cualidad de ser el mejor, el más bueno y el más sabio de los déspotas posibles, nos previene precisamente contra el peligro de soñar en autocracias virtuosas. No existen.

Reconozcamos que hay grados de tiranía y despotismo (hasta la fecha el campeonato histórico del más abominable déspota parecen disputárselo Hitler y Stalin) y que, vistos bajo cierta luz y en determinadas circunstancias, déspotas hay que hasta beneficios producen. Admitamos, incluso, que podría haber algún déspota tan políticamente correcto que fuese promotor de la ecología o de las justicieras reivindicaciones de las mujeres, o el principal protector de la salud de la humanidad capaz de borrar de la faz de la tierra el vicio de fumar (hay varios aprendices, que gozan al criminalizarnos a los fumadores).

Pero no; no, gracias. Déspotas no queremos, ni al más benévolo.

Gateau escucha las objeciones y contempla el lago azul. Se acaricia los bigotes y dice: “Tienes razón; olvida mi descabellada idea. Pero ¡apaga ese asqueroso cigarro!”.

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