Un activo muy valioso de un político es su credibilidad y una cualidad muy apreciada por los votantes es la coherencia
La pérdida de la mayoría por parte de la democracia cristiana en el Land de Baden-Wurtemberg tras cincuenta y ocho años seguidos en el gobierno arroja una lección interesante sobre sociología electoral.
En este estado federado de la República alemana existen cuatro centrales nucleares en operación y, como es natural, el grave accidente de Fukushima, aunque producido como consecuencia de una catástrofe natural en la otra punta del planeta, ha generado en su población un clima emocional adverso a esta fuente de energía.
Con el fin de paliar los previsibles efectos en las urnas del pasado 27 de marzo, el partido de Ángela Merkel ha cambiado precipitadamente su posición al respecto y ha revocado su plan de prolongar la vida útil de las plantas de fisión de su país hasta su límite técnico. Este bandazo ha sido tan obviamente oportunista y ha transmitido hasta tal punto una imagen del gobierno impregnada de inconsistencia y de cortoplacismo que no sólo no ha impedido la derrota, sino que ha provocado un crecimiento espectacular de los verdes, que se han hecho dueños de la situación.
Cuando al veterano político británico Harold Macmillan le preguntaron ya retirado cuál había sido la peor dificultad a la que se había enfrentado en su dilatada carrera pública, contestó: “Los acontecimientos, sin duda alguna, los acontecimientos”. En otras palabras, que seria absurdo negar que sucesos inesperados de carácter trascendental pueden modificar por completo la opinión ciudadana y obligar a los candidatos en unos comicios a adaptarse al nuevo escenario.
Sin embargo, una cosa es tener en cuenta una realidad distinta y otra perder la faz de forma indecorosa. Un activo muy valioso de un político es su credibilidad y una cualidad muy apreciada por los votantes es la coherencia.
Las buenas gentes de Baden-Wurtemberg, una de las regiones más prósperas de Europa, a la vista de la veloz renuncia de la canciller a planteamientos que ayer presentaba como sólidamente defendibles mediante una rigurosa argumentación, se han apresurado a su vez a apoyar a aquella opción que más genuinamente representa las tesis ahora frenéticamente abrazadas por una Merkel repentinamente convertida al ecologismo radical.
Con su frívolo quiebro, la dama de hierro de Berlín se ha transformado como una muñeca de plastilina y ha unido la pérdida de su reputación al fracaso político. En situaciones como la creada por el cataclismo de Japón es mucho más seguro mantener dignamente las propias convicciones en un contexto transitoriamente adverso que lanzarse a piruetas patéticas intentando conseguir la victoria a través del engaño. La experiencia demuestra que todo intento de ganar votos sacrificando los principios acaba en la pérdida de los principios y de los votos.
Terremoto en los Andes
Terremoto en los Andes
Las elecciones peruanas han puesto sobre el tapete una escalofriante realidad: una parte sustancial de ese país no tiene convicciones democráticas o no entiende cómo se crea la riqueza y se combate la miseria
Carlos Alberto Montaner
Ecuador. El presidente ecuatoriano Rafael Correa persiste tercamente en crearle problemas a su gobierno y, de carambola, a todos sus compatriotas. La acusación por injurias al respetado articulista Emilio Palacio por una columna publicada en El Universo es otra prueba de que el impulsivo gobernante no entiende cómo opera una república democrática. No comprende que una de las labores clave de los periodistas es juzgar la labor de los funcionarios del sector público y no al revés.
Todavía no se había calmado el escándalo generado por la injusta acusación a Palacio, cuando Correa provocó otra crisis: expulsó a la embajadora de Estados Unidos, Heather Hodges, por el contenido de un cable confidencial enviado al Departamento de Estado que ponía en entredicho la honorabilidad del jefe de la policía. Washington, en represalia, declaró persona no grata al embajador ecuatoriano y se tensaron inútilmente las relaciones entre los dos países.
Ninguna persona sensata se explica por qué Correa, si se sentía injustamente tratado, no manejó discretamente su molestia ante este WikiLeak, como antes había hecho el presidente Felipe Calderón en México en una situación parecida, conflicto que se saldó con la renuncia voluntaria del embajador norteamericano Carlos Pascual. Al fin y al cabo, Ecuador utiliza la moneda de Estados Unidos, su principal socio comercial, y a ese país acude la intelligentsia profesional para perfeccionarse intelectualmente, como hizo el propio presidente ecuatoriano cuando era estudiante de economía. Las seres cuerdos no se dan patadas en el estómago o en el cerebro.
Perú. Las elecciones peruanas han puesto sobre el tapete una escalofriante realidad: una parte sustancial de ese país no tiene convicciones democráticas o no entiende cómo se crea la riqueza y se combate la miseria. Por una punta del espectro político, la de Ollanta Humala, están los colectivistas, admiradores del chavismo y de la dictadura dinástica cubana, y por la otra, los seguidores del ingeniero Alberto Fujimori, representado en esta contienda por su hija Keiko. Entre ambas fuerzas –discrepantes en el terreno económico, pero coincidentes en el desprecio a las formas democráticas que exige el funcionamiento de una verdadera república-- suman casi el cincuenta por ciento del censo electoral.
El dato es muy grave. Demuestra que la estabilidad del país y su espléndido crecimiento económico de la última década, tanto bajo Alejandro Toledo como bajo Alan García, no ha servido para convencer a la inmensa mayoría de los peruanos de que el modelo de la democracia liberal, que es el de los treinta países más felices del planeta, es el que debe mantenerse firme y permanentemente si el país quiere encaminarse hacia el modo de convivencia que se observa en el primer mundo, como ha hecho el vecino Chile. La sociedad peruana no habrá llegado a ese nivel de maduro realismo hasta que los enemigos del mercado, de la libertad y de un genuino estado de derecho ocupen menos del 10% del electorado.
Venezuela. Hugo Chávez ha anunciado la creación de una milicia de un millón de soldados. En realidad, se trata de un ejército partidista de ocupación. Es una enorme banda política armada hasta los dientes y con licencia para hacer daño. Ese millón de ciudadanos será reclutado entre los partidarios del chavismo. Será una tropa roja, rojita, al servicio de Hugo Chávez. De esa colorida manera, esta indumentaria la acercará a sus precedentes históricos más próximos y evidentes: los camisas negras de Mussolini y los camisas pardas de Hitler. La función de estos cuerpos paramilitares, generalmente envueltos en una coreografía castrense intimidante, es asustar a la sociedad para obligarla a obedecer los caprichos del caudillo. Si hay algo mil veces comprobado, es que el miedo moldea y unifica el comportamiento de las personas aunque las destroce psicológicamente. A fuerza de golpes y atropellos, la sociedad acaba por bajar la cabeza, se coloca de rodillas y aplaude.
Esta es una mala noticia para los países vecinos de Venezuela. Colombia tiene nuevas razones para preocuparse intensamente. También Guyana, cuyo Esequibo –160,000 kilómetros cuadrados-- es intermitentemente reclamado desde hace un siglo por Caracas. Las formaciones paramilitares suelen generar una especie de mentalidad de conquista en el caudillo y en la cúpula dominante. Se sienten invencibles, como les sucedió a Mussolini y a Hitler, y atacan o invaden. Antes de la Segunda Guerra, los italianos se lanzaron primero sobre Etiopía; los alemanes, sobre Austria y Checoslovaquia. Como música de fondo de esas aventuras se podía oír el paso de ganso de las milicias. Como ahora sucede en Venezuela.
DEFENSA DE LAS DEMOCRACIAS
Guantánamo, enclave de libertad
Por Eduardo Goligorsky
La base militar norteamericana de Guantánamo –sólido bastión defensivo de Occidente– y el centro de detención anexo para terroristas islámicos configuran, paradójicamente, el mayor espacio de libertad que existe en la isla de Cuba. |
Fuera de los límites de ese enclave se extiende la verdadera cárcel, donde millones de cubanos viven sometidos a un régimen totalitario. Y dentro de esa cárcel hay, como denunció el escritor cubano exiliado Jesús Díaz,
centenares de prisioneros políticos que no empuñaron jamás un arma, ni participaron en ningún atentado, y que ya quisieran para sí las jaulas y la comida que tienen los talibanes. Y esto sucede sin que la aplastante mayoría de quienes claman contra Estados Unidos se apiade de su suerte.
Terroristas reincidentes
Entre quienes clamaban contra Estados Unidos no podía faltar el hoy canonizado apparatchik Manuel Vázquez Montalbán, quien escribió:
Menos mal que Guantánamo es una base relativamente pequeña en la que no cabríamos los cada vez más abundantes terroristas de palabra, obra u omisión tal como se está poniendo el baremo de súbdito leal del Imperio, siempre dispuesto a ofrecer su adhesión inquebrantable al emperador y a sus procónsules y a lustrarles los zapatos y los misiles.
Hermann Tertsch contraatacó:
Era previsible que las primeras almas sensibles en alarmarse por el irreversible drama del afeitado de las barbas de los talibanes trasladados a la base norteamericana de Guantánamo fueran aquellos que jamás han hecho reproche al régimen de Fidel Castro por sus detenciones arbitrarias, tortura sistemática, años de reclusión aislada y ejecuciones por capricho. Acontece esto allende esa simple verja y afecta a mucha más gente y en principio toda mucho menos implicada en dar muerte al infiel o menos fiel que esos prisioneros fotografiados con mono naranja que tan infinita piedad han suscitado en los últimos días.
Y si bien es cierto que hubo prisioneros que se suicidaron en Guantánamo, no es menos cierto que fueron muchos los protagonistas y amigos de la revolución que se suicidaron en Cuba desilusionados por una realidad abyecta. El primero fue, ya en 1959, el comandante Félix Peña, y le siguieron los comandantes Suñol y Alberto Mora; Nilsa Espín, cuñada de Raúl Castro; el ex presidente Osvaldo Dorticós; la heroína Haydée Santamaría; la hermana y la hija de Salvador Allende, asiladas en Cuba, y muchos más.
Si se hubieran cumplido las promesas electorales de Barack Obama, la prisión de Guantánamo habría dejado de funcionar en enero del 2010. Pero Obama vela por la seguridad de Estados Unidos y no por los delirios de la Internacional Progre, y el 7 de marzo del 2011 levantó la prohibición de iniciar nuevos juicios militares en la base. Hay un dato concreto que sin duda influyó en la decisión de seguir aplicando en este caso como en muchos otros la mano dura del denigrado George W. Bush: de los 598 prisioneros excarcelados, 150 reincidieron en sus crímenes. Uno de cada cuatro.
Libertades canceladas
La mano dura en defensa de la seguridad nacional tampoco fue una iniciativa original de Bush. El 16 de enero de 1941, el presidente Franklin D. Roosevelt pronunció un famoso discurso en el que llamó a defender, no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo, los cuatro pilares del hombre libre: libertad de expresión, libertad religiosa, liberación del miedo y liberación de la necesidad. Y subrayó:
Aquellos dispuestos a abrogar libertades esenciales para comprar una pequeña seguridad temporal no se merecen la libertad ni la seguridad.
Japón atacó Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, y el 19 de febrero de 1942 Roosevelt firmó el Decreto-Ley 9.066, por el cual 110.000 personas –virtualmente todos los japoneses e hijos de japoneses que habitaban el territorio continental de Estados Unidos– fueron evacuadas a campos de concentración instalados en lugares remotos de los estados montañosos. Estas fueron las palabras textuales de Roosevelt, "campos de concentración", que en el lenguaje oficial fueron sustituidas por el eufemismo centros de recepción. Según un artículo muy posterior de The Economist,
en la práctica, los internados perdieron casi todos sus bienes y a menudo recibieron brutales palizas de sus guardias. Alrededor del 30 por ciento eran issei [japoneses nativos], que en su mayoría tenían más de 50 años y no podían naturalizarse. Pero el 70 por ciento restante eran nisei, esto es, hijos de japoneses nacidos en Estados Unidos y, por tanto, ciudadanos norteamericanos. Su edad promedio: 18 años.
Eso sí, Estados Unidos y sus aliados ganaron aquella guerra, lo cual no es un detalle menor.
Peor suerte corrieron los prisioneros de guerra alemanes al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Muchos de ellos fueron internados en los mismos campos de concentración donde habían perpetrado sus iniquidades. Giles MacDonogh pinta un panorama desolador en su libro Después del Reich:
Al final de la guerra fueron capturados alrededor de ocho millones de soldados alemanes, que, añadidos a los apresados antes de mayo de 1945, sumaban un total de once millones (...) Unos cinco de los once millones fueron liberados al cabo de un año. Sin embargo, un millón y medio nunca regresó a casa, lo que dio lugar a diversas historias sobre su final. Algunos autores han afirmado que murieron en cautividad y que se trataba de una medida deliberada aplicada por los aliados. Las cifras existentes hablan de desaparecidos. La Cruz Roja eleva su número a 1.086.000.
Manifiestos maquillados
Ernst Jünger fue el intelectual alemán que criticó con mayor saña, casi en solitario, la política aliada de represión y castigo de los crímenes nazis. En cambio, la cofradía obsesivamente hostil a Estados Unidos que utiliza la cruenta realidad de la guerra contra el terrorismo como pretexto para denigrar y aislar a la potencia que más arriesga en dicha guerra no pierde ninguna oportunidad para sumar firmas a sus manifiestos maquillados con un barniz humanitario que no basta para disimular su vocación quintacolumnista. En noviembre del 2006, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, sesenta intelectuales lanzaron un "Manifiesto contra la tortura", guiados, cómo no, por tres premios Nobel de luxe: Gabriel García Márquez, perseverante valedor de Fidel Castro, Adolfo Pérez Esquivel, incansable correveidile de terroristas, y José Saramago, autodefinido como "comunista genético", quien aprovechó la ocasión para renegar de "la falsedad de la institución democrática". Actuaban así movidos por la Military Comissions Act of 2006 que había aprobado el Congreso de Estados Unidos, y no por las torturas infligidas en Cuba, China, Corea del Norte, Irán, Libia y otros reinos y repúblicas de la órbita multicultural.
Walter Laqueur abordó este tema espinoso con su habitual clarividencia:
Los terroristas que suben a un avión no llevan uniforme ni armas a la vista (...) No son ni tropas regulares, ni elementos guerrilleros, ni civiles inocentes. ¿Qué puede aportar el derecho humanitario internacional? Según los islamistas radicales, se trata de una invención de los infieles, contrapuesta a sus propias tradiciones y valores, y no vincula a los verdaderos creyentes. Entre quienes protestaban contra las condiciones de vida de los prisioneros de Guantánamo, un grupo brillaba notablemente por su ausencia: los países de Oriente Medio, y no por casualidad, puesto que los presos políticos en estos países ya querrían soñar con unas condiciones similares a las que se aplican en Guantánamo.
Sigamos con Laqueur:
¿Qué habría sucedido según las directrices incluidas en el manual de Al Qaeda? Este texto es notablemente explícito sobre los métodos para sonsacar información a los prisioneros. Y no se trata de bobadas de dar únicamente el nombre, el rango y el número de identidad: en las páginas 78-79 de la traducción oficial leemos que se permite torturar a los prisioneros para obtener información. Se cita el manuscrito del imán Mosalem, quien a su vez cita al profeta Mahoma. El manual dice lo siguiente: "Los especialistas en materia religiosa autorizan también que se mate a un rehén [se refiere a un prisionero] si éste insiste en retener información a los musulmanes".
El juego de la muerte
El tema de la tortura remite a complejos mecanismos psicológicos. Los experimentos realizados en laboratorio sobre esta cuestión no dejan mucho margen para las conclusiones optimistas. En los años 1960, el psicólogo Stanley Milgram demostró que unos voluntarios mentalmente sanos no vacilaban en administrar lo que ellos creían eran choques eléctricos a otros seres humanos cuando un investigador se lo ordenaba. Dos terceras partes del grupo obedecieron instrucciones y siguieron aumentando el voltaje hasta el nivel de peligrosidad simulada. En 1971, el psicólogo Philip Zimbardo creó en un campus universitario un falso pabellón carcelario y asignó al azar, entre los estudiantes voluntarios, los papeles de presos y guardianes. El experimento, que debía durar dos semanas, se canceló al cabo de seis días porque los guardianes empezaron a divertirse con los prisioneros, sometiéndolos a todo tipo de humillaciones y privaciones. Precisamente lo que sucedió, en la vida real, en la prisión iraquí de Abu Ghraib. Ya en el 2010, el canal público de televisión France 2 difundió un documental, titulado "¿Hasta dónde va la TV? El juego de la muerte", que mostraba cómo un equipo de 80 voluntarios, supervisados por el psicólogo social Jean-Léon Beauvois, repetía el experimento de Stanley Milgram. Los participantes aplicaban fuertes descargas de electricidad a un tipo que en realidad era un actor, el cual lanzaba alaridos simulados de dolor. Los torturadores no veían a su víctima, sólo la oían. El resultado fue tan alarmante como el del experimento de Milgram.
Los excesos cometidos en Abu Ghraib, castigados por la justicia militar con una dureza que no entenderían los talibanes ni los esbirros de Castro, tuvieron precedentes al finalizar la Segunda Guerra Mundial. El general estadounidense Lucius Clay, de la Comisión de Control de los Aliados, reconoció el uso sistemático de torturas a algunos sospechosos."Por desgracia –dijo–, en el ardor de los momentos posteriores a la guerra recurrimos, para obtener pruebas, a medidas que no habríamos utilizado una vez extinguido dicho ardor".
Los horrores de la tortura
El politólogo liberal Michael Ignatieff también abordó los horrores de la tortura con un rigor y un distanciamiento ejemplares.
Hay gente que dice que la tortura no funciona. El problema es que, por desgracia, sí funciona. Si no funcionara no tendríamos nada que discutir. Puesto que funciona, un defensor de los derechos humanos como yo tiene la obligación de decir, por honradez: si prohibimos la tortura, que es lo que deberíamos hacer, hay que aceptar las consecuencias; ocasionalmente no tendremos información a tiempo para poder salvar vidas. No se debe pretender que la tortura no funciona; funciona y da resultados. Y yo tengo claro que no podemos practicarla; no podemos practicarla, simplemente, porque la democracia tiene que prohibirse a sí misma algunas demostraciones de poder. Esto es la democracia: una forma de gobierno con límites que dice que hay cosas que un gobierno jamás debe hacer a otros seres humanos, y la tortura es la primera de esas cosas. Ahora bien, hay un precio que se paga.
Ni los talibanes ni los déspotas que oprimen el territorio vecino a Guantánamo, en Cuba, entenderán este razonamiento. Tampoco lo entenderán quienes, dentro de nuestra sociedad civilizada, mantienen afinidades con el totalitarismo antisistema y alimentan una fobia patológica contra Estados Unidos. Alguien a quien ni siquiera los más frívolos maniqueístas de la progresía podrían atribuir concomitancias con la derecha, el historiador Gabriel Jackson, abroncó en el diario El País (30/10/90) a estos fóbicos:
Desde mis tiempos de estudiante siempre he encontrado realmente extraño el que tantos izquierdistas inteligentes no pudiesen reconocer las cosas buenas del papel norteamericano en los asuntos internacionales. Especialmente en Europa. ¿Estarían mejor los países de Europa si la Alemania imperial hubiera ganado la Primera Guerra Mundial o la Alemania nazi la Segunda? ¿Estados Unidos no se merece ningún crédito por la ayuda médica y en alimentos, ni por la ayuda internacional a los refugiados después de 1918, formas de ayuda que llegaron tanto a la nueva Unión Soviética como a los devastados países de la Europa Oriental y Central? ¿No se merece ningún crédito por el Plan Marshall después de 1947, un plan que no sólo permitió a Europa recuperarse económicamente, sino que le evitó todos los problemas de la deuda bélica que habían interferido en la recuperación europea durante la década de los veinte? ¿Estados Unidos no ha apoyado consistentemente, a excepción de los casos de España y Grecia, a las democracias políticas en Europa desde 1945?
Sólo hay un punto en el que Jackson se equivoca: los izquierdistas inteligentes no son fóbicos, y los izquierdistas fóbicos no son inteligentes. Una prueba de ello la tenemos en el fóbico que, siendo jefe de la oposición, no se puso de pie cuando la bandera de Estados Unidos pasó frente al palco oficial y luego exhibió su estolidez durante los insoportables años en que ha ejercido la presidencia del Gobierno de España.
IBEROAMÉRICA
La 'autoridad' destructiva de Kirchner y Chávez
Por Alejandro A. Tagliavini
El reciente viaje de Chávez a la Argentina (además de a Uruguay, Bolivia y Colombia) descubre, una vez más, que esta vida principesca con dineros del Estado es el resultado de la soberbia de estos dirigentes, que creen que pueden más que la naturaleza de las cosas y que, en consecuencia, tienen derecho a imponerse coactivamente: una impostura de la autoridad. |
El momento cómico del periplo del inefable caudillo se dio en la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Plata, donde se le hizo entrega de un premio por su "compromiso incuestionable y auténtico" en el afianzamiento de "la libertad de los pueblos". La transmisión del acto fue prohibida a todos los medios audiovisuales... salvo a los oficialistas, Canal 7 y Telesur. Para no dejar dudas de su amor por la discrepancia de ideas, Chávez aseveró que hay que "señalar y derrotar" a los medios que le cuestionan.
Además de este show cómico, Chávez firmó acuerdos económicos con los amigos. Acuerdos que comprenden, por ejemplo, la construcción de 16 barcazas destinadas a Petróleos de Venezuela (PDVSA), por 84 millones de dólares, la exportación de 10.000 vehículos argentinos al país bolivariano, la construcción de una planta gasística en Argentina y la compra, por parte de la Corporación de Alimentos y Servicios Agrícolas, de productos como leche en polvo, poroto negro, pollo, aceite de soja, arroz blanco e integral, trigo y maíz amarillo por valor de 520 millones de dólares.
¿Será verdad, entonces, lo que revelaron los cables difundidos por Wikileaks? Casi todos los funcionarios argentinos repitieron durante años en la embajada de EEUU que su relación con el presidente venezolano no se basaba en afinidades ideológicas, sino en negocios. La presidenta argentina dijo que Chávez "usualmente habla sin pensar", según el cable 209.324 de 2009, mientras que en el 98.698, de marzo de 2007, el embajador de EEUU en Buenos Aires cita al ministro argentino más influyente, según el cual las "buenas relaciones" venezolano-argentinas están basadas en "asuntos comerciales y económicos".
Obviamente, mienten. Lo que no llama la atención. Quién dijo que la construcción de esas barcazas resultará útil a los venezolanos, que van a pagarlas. Chávez y Kirchner dicen que hacen lo que quieren sus pueblos, pero más bien ocurre lo contrario. ¿Qué clase de autoridad es esa? Una autoridad violenta –pues descansa en el monopolio estatal de la violencia–, mentirosa y destructiva.
La competencia perfecta
ECONOMÍA
La competencia perfecta de las tribus nómadas
Por Fernando Herrera
El modelo de competencia perfecta es el signo más distintivo de la economía neoclásica y, por ende, de la economía que domina en los círculos académicos y políticos. |
La gran mayoría de las decisiones regulatorias con pretendido fundamento económico utiliza dicho modelo para su justificación. A modo de ejemplo: todo el derecho de la competencia tiene sus bases en él; o sea, que cuando se persigue a Microsoft, o se sanciona a las compañías aéreas, es porque alguien está mirando ese modelo y cargando contra lo que no se ajuste al mismo.
El modelo de competencia perfecta descansa en una serie de supuestos que, como bien han señalado muchos autores, más que supuestos son condiciones para posibilitar la existencia de soluciones de equilibrio. Esto es, no se simplifica la realidad para hacerla manejable, sino para que el modelo consiga una solución.
Entre esos supuestos cabe señalar los siguientes:
– Todos los agentes disponen de una información perfecta.
– Hay un gran número de oferentes, que confrontan una curva de demanda horizontal (esto es, solo se puede vender a un precio, y a ese precio se puede vender cualquier cantidad ofrecida).
– No hay barreras de entrada ni de salida al mercado.
– La capacidad y la tecnología están dadas y son exógenas al modelo.
– Los productos que se venden son perfectamente homogéneos.
Los economistas neoclásicos demuestran que, en estas condiciones, el mercado se encuentra en equilibrio. Y, más importante aún, que dicha situación de equilibrio es un óptimo paretiano: ningún intercambio puede mejorar la situación de un individuo sin empeorar la de otro. Así pues, el mercado, en condiciones de competencia perfecta, es una situación no ya de equilibrio, sino la óptima para la sociedad.
Cualquier mercado que se separe de este funcionamiento es ineficiente, por lo que se puede justificar la intervención estatal en él, para mejorar su eficiencia y el bienestar de la sociedad.
Numerosos autores se han encargado de atacar los supuestos y resultados del modelo de competencia perfecta; con escaso éxito, a la vista de cómo actúan los centros de decisión. Entre ellos es de destacar Hayek, que atacó el supuesto de la información perfecta argumentando que es precisamente la ausencia de información lo que hace necesario el proceso competitivo.
No obstante, interesa aquí otro de los supuestos, el de la preexistencia de unas capacidades y una tecnología determinadas. Para el economista neoclásico, el individuo tiene capacidad a su disposición, y únicamente ha de optimizar su uso siguiendo las valoraciones de la gente. Nunca se pregunta de dónde ha salido esa capacidad (o esa tecnología). En este sentido, tiene una visión infantil: ve una tarta y quiere repartirla; y, como los niños, no se pregunta quién ha hecho la tarta y qué pasará cuándo se gaste. Ese es otro problema.
Reisman sostiene que el modelo de competencia perfecta esconde una visión tribal de la economía: la capacidad es de la sociedad, y el empresario únicamente está autorizado a distribuirla de la forma óptima que permite el modelo (esto es, igualando la utilidad al coste marginal). Si ello supone pérdidas para el empresario, bueno, es su problema.
Habría que añadir que, ciertamente, se trata de una visión tribal; pero no de cualquier tipo de tribu. Tiene que ser una nómada, no nos vale una de cavernícolas.
En efecto, el hombre neoclásico se encuentra la capacidad instalada: lo único que hay que hacer con ella es distribuirla. Pero ¿qué pasa cuando se agota? Fácil: toca desplazarse, cambiar de sitio.
Es un poco lo que hacen las tribus nómadas. Sin ser experto en antropología, imagino que llegarían a un sitio, donde encontrarían árboles frutales y animales; se dedicarían a recolectar y cazar, y a practicar intercambios según la ley de la utilidad marginal. Y cuando agotaran los recursos que les ofreciera ahí la naturaleza, los sabios decidirían la emigración a otros sitios que tuviera sus suministros intactos.
El modelo de competencia perfecta refleja bien esta situación: no hay que preocuparse por la capacidad y la tecnología (los árboles y la caza, en el ejemplo de los nómadas), pues milagrosamente se regeneran con el tiempo. Solo hay que dedicarse a repartir adecuadamente lo obtenido entre los miembros de la tribu.
El problema es que, en cuanto nuestros nómadas se sofistican, han de cambiar de modelo. Y es que las tribus que se asientan (en cuevas, por ejemplo) ya disponen de una capacidad instalada (las cuevas, por seguir con el ejemplo), que hay que mantener (aunque solo sea protegerla de las fieras, o para conservarla limpia), lo que fuerza a algún miembro de la tribu a no poder intercambiar su producto al coste marginal que manejan los neoclásicos. En efecto, si el propietario de la cueva no cobra a los que la habitan, morirá de hambre... y desaparecerá la cueva en cuanto bien económico.
Ahora ya sabemos a qué aspiran gobernantes y reguladores cuando toman sus decisiones sobre el mercado. Ahora ya entendemos cuál es el paraíso que nos tienen preparado: la vida nómada de las tribus de antaño. Por lo menos haremos ejercicio.
Detenido el enlace entre ETA y las FARC
Detenido el enlace entre ETA y las FARC en Colombia
Victor Ramón Vargas Salazar, buscado por la Interpol y presunto enlace entre ETA y las FARC, ha sido detenido en Colombia.
El colaborador de ETA ha sido puesto a disposición de la Fiscalía General de la Nación a la espera de la realización de los trámites de extradición.
Víctor Ramón Vargas Salazar, alias Chato o Juancho, reclamado por España por colaborar con ETA, ha sido detenido en la localidad colombiana de Caucasia, en el límite de los departamentos de Antioquia y Bolívar, en el marco de una operación desarrollada por el Ejército Nacional de Colombia y la Armada, con el apoyo de la Fiscalía, según informan medios colombianos.
Interpol estableció el pasado 4 de febrero el "Código Rojo" contra Vargas Salazar, imputado en la causa que investiga el juez Central de Instrucción Número 6 de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, en relación a las conexiones entre ETA y las FARC.
Vargas Salazar era buscado por narcotráfico y está considerado por las autoridades colombianas como el encargado del suministro de armas, municiones y documentación falsa al Bloque Caribe de las FARC. Presuntamente coordinó atentados de ETA contra el actual presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, cuando era Ministro de Defensa, y los ex presidentes Álvaro Uribe Vélez y Andrés Pastrana Arango.
Además, se le considera el coordinador de la explotación ilegal de las minas de oro en el sur de Bolívar, actividad que le generaba más de dos mil millones de pesos anuales, siendo esta la segunda actividad de financiación de esta organización terrorista, según recogen medios colombianos.
"Lo más importante es que tiene una circular roja, emitida por un juez español, por terrorismo y por vínculos con el grupo terrorista ETA en España. Este señor hacía las coordinaciones para hacer los atentados contra personalidades en este país, tales como el ex presidente Pastrana, el ex presidente Uribe y también contra el presidente Santos, actual Presidente de la República", ha indicado el comandante de la Fuerza Naval del Caribe, almirante César Augusto Narváez, en declaraciones recogidas por RCN Radio.
Vargas Salazar está imputado en la causa que investiga el juez Central de Instrucción Número 6 de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, en relación las conexiones entre ETA y las FARC. El nombre de Vargas Salazar apareció por primera vez en el auto del 1 de marzo de 2010 en el que el magistrado denunciaba la "cooperación gubernamental" del Gobierno de Venezuela "en la ilícita colaboración" entre ETA y las FARC.
Aquel día el juez procesó a seis presuntos etarras y siete miembros del grupo colombiano por compartir información sobre el manejo de explosivos e intentar cometer varios asesinatos, entre ellos el del presidente del país sudamericano, Álvaro Uribe, y su antecesor Andrés Pastrana.
El juez detallaba que en marzo y septiembre de 2000 dos miembros de las FARC -Edgar Gustavo Navarro Morales, El Mocho, y Víctor Ramón Vargas Salazar, Chato - se trasladaron a España y pidieron "colaboración" a miembros de ETA para localizar a Pastrana, y "más recientemente" trataron de hacer seguimientos al actual presidente colombiano, Álvaro Uribe.
El 'Código Rojo' dictado por Interpol el pasado mes de febrero es un protocolo que se establece siempre que existe una orden de detención internacional han precisado las fuentes consultas. Recuerdan que la agencia policial internacional dictó sólo en el año 2009 un total de 7.290 oficios de los cuales en torno a 5000 fueron de 'Código Rojo'.
En la información difundida por Interpol aparece la foto del integrante de las FARC y sus datos personales. Se indica que tiene 36 años, que nació en la localidad colombiana de Campoalegre y que está reclamado por la Audiencia Nacional. En ese sentido, solicita a cualquiera que tenga información sobre esta persona que se ponga en contacto con las autoridades policiales.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario