Beltrones-Peña Nieto: la ruptura
Manlio Fabio quiere ser candidato y hace su apuesta. Es válido y legítimo.
Martín Moreno-No cuentes con mi apoyo ni como candidato ni como Presidente-, le advirtió, hace unos días, Manlio Fabio Beltrones a Enrique Peña Nieto.
Y no es nada personal. Los dos son profesionales de la política. Simplemente que el senador sonorense y el gobernador del Estado de México tienen y quieren programas diferentes. El primero le apuesta al proyecto político. El segundo, al candidato.
En política —aun dentro del mismo partido— se valen y son imprescindibles, si se busca la evolución y la madurez, las autocríticas, los proyectos diversos, las distintas formas de pensar, la disidencia. En carne propia, el PRI ya sufrió un desprendimiento brutal cuando en 1987 crucificaron a Cuauhtémoc Cárdenas y a Porfirio Muñoz Ledo por disidentes.
Las consecuencias: el PRI perdió las elecciones de 1988 y tuvo que recurrir al fraude para entronizar a Carlos Salinas de Gortari. Sólo así.
Por eso, para priistas que piden mayor apertura democrática dentro del partido fue desafortunado y preocupante el mensaje del presidente nacional priista, Humberto Moreira, el sábado pasado, durante el Consejo Político Nacional (CPN). “En el PRI de ahora, que quede muy claro, ya no caben las rupturas, ya no hay lugar para la deslealtad”.
Moreira confunde: una cosa es la deslealtad y otra es la disidencia. Y disentir no es traicionar.
Para el tradicional lenguaje priista, deslealtad equivale a pensar diferente; traición es rechazar unirse a ciegas, bajo la premisa de la incondicionalidad, a la postulación de un candidato que decida la nomenclatura tricolor. Tú di sí y no protestes. A callar. Si piensas otra cosa, eres desleal. O traidor.
Por eso, el mensaje de Moreira tiene destinatario: Manlio Fabio Beltrones.
Pero el coahuilense se equivoca. Mostrar intolerancia sólo hizo recordar el discurso anacrónico de los Jorge de la Vega, de los Lugo Verduzco, de los Palacios Alcocer, de las Beatriz Paredes. Eliminemos a los desleales.
“Se sabe que los afines a Manlio Fabio Beltrones no estaban dispuestos a volver a caer en el juego del aplausómetro en su propia casa, por lo que presionaron a Moreira para que el cónclave no se convirtiera en un mitin de destape”, afirmó ayer el Templo Mayor de Reforma.
Beltrones propone: primero discutamos por qué y para qué queremos regresar a Los Pinos. Analicemos el proyecto y los programas, y no digamos vagamente sí quiero, pero sin idea programática.
El gobernador Peña Nieto y la dirigencia priista quieren la inversa: apostemos la elección presidencial al candidato, y luego vemos para qué queríamos ganar.
Es simple en realidad: sentarse a discutir los planteamientos de los dos priistas más aventajados en las encuestas de intención de voto. Analizar. Disentir.
Pero los “duros” del PRI siempre han confundido el disentimiento con la deslealtad. Ya lo advirtió Moreira el sábado: no a los desleales. Es Peña o Peña.
En al menos tres ocasiones, emisarios de éste han visitado a Beltrones para que se pronuncie públicamente en favor de Peña Nieto, pero el senador —con todo el derecho político y las facultades legales que tiene como legislador y ciudadano— se niega porque él quiere ser el candidato del PRI a la Presidencia en 2012.
¿Acaso tiene eso algo de malo? Manlio Fabio quiere ser candidato y hace su apuesta. Es válido y legítimo. Obligado inclusive bajo cualquier regla democrática. Y si no quiere declinar, pues sus razones —respetables para muchos priistas— tiene y que ya ha expuesto.
Pero la dirigencia nacional del PRI confunde deslealtad con disentir. Esa postura le puede costar caro.
Sectores priistas tradicionales —por su formación política y la forma de pensar más inclinada a la sumisión que al pensamiento libre, a la incondicionalidad que a la independencia— tienen prurito cuando de democracia se trata.
Esa palabrita: democracia, les irrita, les incomoda.
No fueron diseñados para la democracia.
Y de ahí que azoten a los “desleales”, cuyo único pecado es proponer discutir para qué quieren regresar a Los Pinos.
Y si Beltrones ha decidido no apoyar a Peña Nieto ni como candidato o, en su caso, como Presidente de la República, está en su derecho, pleno y absoluto.
¿Por eso hay que crucificarlo?
ARCHIVOS CONFIDENCIALES
* ELBA AMA A MARCELO. El 19 de agosto de 2010 los Archivos del poder se titularon: “Ebrard, el candidato de Elba Esther”. No es nada nuevo lo que la dictadora sindical le dijo a Pablo Ordaz en la edición dominical de El País. Siempre ha mostrado preferencia por Marcelo quien, en privado, se deja querer por la Gordillo. El falso izquierdista tendrá siempre como opción electoral al Panal. A final de cuentas, ambos tienen la misma formación política.
* GALI. Un juez negó a la PGR orden de aprehensión contra Galilea Montijo. Lo dijimos aquí el viernes pasado: tampoco podrán con ella.
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