El fin de Gordillo
Pareció el Presidente dirigir con toda claridad su crítica a los supuestos cochupos y transas en torno a la lideresa del SNTE.
Ricardo AlemánNuevamente —en entrevista periodística— Felipe Calderón volvió al tema de la presunta corrupción en el ISSSTE, denunciada por la profesora Elba Esther Gordillo y rechazada por el ex director del Instituto, Miguel Ángel Yunes Linares.
Lo interesante es que, en esta ocasión y a pregunta concreta, Calderón no sólo ratificó que existió una alianza con “la profesora” —pacto que según él era para mejorar la calidad educativa—, sino que fue más allá al rechazar de manera clara, directa y contundente que no, que la alianza no significó “una carta de impunidad”, y menos “licencia para saquear al ISSSTE”.
¿Cómo debemos entender que el Presidente no sólo regrese al tema de la presunta corrupción de la señora Gordillo, sino que rechace, de manera categórica y tajante, que otorgara licencia para robar?
Queda claro que Felipe Calderón pudo omitir la pregunta, obviar la respuesta; pudo darle vuelta o de plano respaldar a la señora Gordillo. Pero no, en esta ocasión el Presidente pareció dirigir con toda claridad su crítica a los supuestos cochupos y presuntas transas en torno a la señora Gordillo, al ratificar que nunca entregó carta de impunidad y menos licencia para saquear.
Pero resulta aún más interesante que Calderón no haya desdeñado la acusación de Miguel Ángel Yunes —de que la profesora Gordillo pidió al director del ISSSTE 20 millones de pesos para financiar al Panal—, sino que el Presidente pareció otorgar carta de naturalización a esa grave acusación, ya que sólo pudo negar que la señora Gordillo pidió su “diezmo” al director del ISSSTE. Sin embargo, prefirió negar que el acuerdo con la señora Gordillo haya sido para saquear a las instituciones. Por eso, la pregunta obliga. ¿Por qué razón, Felipe Calderón dio por buena la versión de Yunes Linares?
Es evidente que el ex director del ISSSTE, el señor Yunes, cuenta con todo el aval de la casa presidencial en su guerra contra la señora Gordillo.
Está claro que desde la casa presidencial pudo salir la instrucción para que la Secretaría de la Función Pública —la otrora Contraloría— respondiera al Congreso, en tiempo récord, que no existía irregularidad alguna en el ISSSTE. Y es un hecho que existe una guerra declarada entre el presidente Calderón y la señora Gordillo.
Ahora, lo interesante será saber el destino de esa disputa. ¿En qué va a terminar una pelea política, con tintes de venganza de ambas partes, sobre todo ante la sucesión presidencial?
Hoy pocos tienen claro dónde terminará el apoyo político-electoral de la señora Gordillo en la carrera por la sucesión presidencial. Pero lo que hoy todos saben —especialmente en la casa presidencial— es que al único partido con el que no se aliaría la señora Gordillo en 2012 es el PAN. ¿Por qué? Porque la lideresa del magisterio sólo va con los ganadores. Y, claro, sus cercanos no le dan al PAN posibilidades de repetir en el gobierno, a partir de diciembre de 2012.
Pero también es cierto que, por esa misma razón, en Los Pinos pocos guardan un milímetro de respeto hacia la lideresa del magisterio y dueña de esa grosera empresa familiar que es el Partido Nueva Alianza. Más bien, en esa casa no ven mal el fin de la señora Gordillo al frente del más poderoso sindicato de América Latina. ¿Pero sería capaz el presidente Calderón de tumbar a la señora Gordillo?
Hay quienes dicen que sí. Y, más aún, no son pocos los que apuestan a que si bien La Maestra —como le dicen en forma cortesana— no reeditará su alianza con el PAN y menos con el que resulte el candidato presidencial azul, también es cierto que un golpe político maestro podría voltear las cosas y hacer que, gracias a doña Elba Esther, el PAN haga el “milagro” de volver a ganar la elección presidencial. ¿Y cuál es la estrategia secreta?
Muy fácil: tumbar a la señora Gordillo.
Todos saben que doña Elba Esther es símbolo de corrupción sindical; el ejemplo más grande en América Latina de lo que es un sindicato transa, corrupto, que frena la razón de ser de su gremio: la educación, y que no le rinde cuentas a nadie. Bueno, pues resulta que, si Calderón tumba a la señora Gordillo, su gobierno, su partido y hasta su candidato a la Presidencia, habrán dado un paso gigantesco en la ruta para mantener el poder.
¿Cómo hacerlo? Ese es motivo de otra entrega. Por lo pronto hoy todos saben que la señora Gordillo —la abeja reina— vive los momentos de mayor debilidad en su panal. ¿Por qué? Porque no tiene aliados. Al tiempo.
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