miércoles, julio 13, 2011

¿Y qué pasó con Morena?

¿Y qué pasó con Morena?

¿Y qué sucedió con esta estructura de movilización territorial el 3 de julio en el Estado de México? Al parecer, la organización lopezobradorista no funcionó.

Leo Zuckermann

Número de votos que sacó Yeidckol Polevnsky, candidata del PRD y el PT, en la elección de gobernador del Estado de México hace seis años: 918 mil 347. Número de votos que sacó Alejandro Encinas, candidato del PRD, el PT y Convergencia, en la misma elección este año: 966 mil 627. Incremento para la izquierda entre una elección y otra: 48 mil 280 votos. Sin embargo, debido a que este año hubo una votación total mayor, los partidos izquierdistas perdieron un poco de presencia en términos relativos en el Edomex: mientras que Polevnsky capturó 24% de la votación total en 2005, Encinas alcanzó 21% en 2011.

¿No se suponía que el movimiento que ha organizado López Obrador estos años iba a apoyar a Encinas en su intento por ganar la gubernatura? Ciertamente estaba difícil que pudieran vencer a la poderosa maquinaria priista del Estado de México. Pero se esperaba que, de ser cierto lo que viene presumiendo AMLO, el candidato de la izquierda recibiera muchos más votos que hace seis años.

Simple y sencillamente, no fue así.

En el perfil sobre AMLO que escribe Jorge Zepeda en el libro Los Suspirantes 2012, cuenta que el tabasqueño, después de perder la elección de 2006 y protestar el resultado, comenzó a formar en todo el país “una gran base social independiente de los partidos, pero con estructura orgánica y cohesión programática”. Este año bautizó a dicha organización con el nombre de Morena (Movimiento de Regeneración Nacional).

El objetivo es organizar una especie de pirámide igual a la que tienen algunas empresas de ventas directas como Avon o Amway. Pretenden afiliar a cinco millones de personas, llamados “protagonistas del cambio verdadero”. La idea es que cada una de estas personas lleve “a otras cuatro personas a las urnas, para un total de 20 millones de votantes”. Así piensan ganar las elecciones de 2012.

Para marzo de este año, “los organizadores aseguraban contar con casi un millón de los cinco requeridos y afirmaban que en la mayoría de las entidades el movimiento tiene más credencializados que el número de personas que milita en los partidos. Un programa sofisticado, llamado Sicapcv (Sistema Nacional de Protagonistas del Cambio Verdadero), permite ver en cualquier teléfono móvil las metas y el avance de la inscripción de esta enorme base de datos, persona por persona, municipio por municipio”.

Suena bien. Por lo menos en el papel. Pero yo me pregunto: ¿y qué pasó con esta estructura de movilización territorial el 3 de julio en el Estado de México? ¿Dónde quedó Morena? Los números no mienten: al parecer, la organización lopezobradorista no funcionó. Si hubiera funcionado, pues Encinas hubiera tenido muchos más votos absolutos y relativos que Polevnsky hace seis años. A menos, desde luego, que se argumente que, de no haber sido por Morena, la izquierda se hubiera desplomado aún más.

El tema es que quedó en entredicho la realidad y eficacia de Morena. ¿De verdad cuenta AMLO con un “ejército” de un millón de ciudadanos afiliados? ¿Llegará a la meta de cinco? ¿Movilizará cada una de estas personas a cuatro más para lograr 20 millones en las elecciones de 2012? ¿O todo esto es un faroleo más de López Obrador para presumir que él si tiene una amplia “base social”?

Cuando entrevisté a Zepeda, me dijo que lo de Morena va para largo. Que si no funciona en 2012, pues seguirán afiliando para llegar con más fuerza a 2018. AMLO mismo afirma “que es muy importante seguir trabajando paciente e intensamente en la organización de un movimiento amplio, plural, incluyente, donde participan militantes del PRD, PT y Convergencia, pero sobre todo muchos ciudadanos sin partido. Ellos han aceptado que sólo el pueblo puede salvar al pueblo, que sólo el pueblo organizado puede salvar a la nación”. Muy bien. Pero, por lo pronto, en el Estado de México, Morena demostró que todavía no tiene el músculo electoral suficiente para incrementar de manera considerable la votación por los candidatos de la izquierda.

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