El límite de la deuda: ¡Que viene el cuco y nos comerá!
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Desde que el debate sobre el límite de la deuda comenzó en serio a principios de año, la administración Obama, liderada por el secretario del Tesoro, Tim Geithner, ha dado a entender que Estados Unidos podría declarar el impago de su deuda con garantía pública. Hoy, en su conferencia de prensa, el presidente dijo que “es inaceptable para nosotros no elevar el límite de la deuda y permitir que el gobierno de Estados Unidos caiga en el impago. No podemos poner en peligro toda la confianza y el crédito de Estados Unidos por primera vez en la historia de nuestra nación”.
El temor del incumplimiento del pago y las catastróficas consecuencias que sobrevendrían, esperaba la administración, forzarían a los republicanos en el Congreso a rendirse y aceptar aumentos de impuestos. Para la ostensible gran frustración de la administración y para sorpresa de muchos conservadores, el truco no ha funcionado.
¿Por qué no se han asustado los republicanos con el fantasma del impago de la deuda ahora? En un primer momento sí se asustaron. Especialmente cuando la farsa se repitió una y otra vez, incluso por voces en los medios de comunicación que deberían haber sido más sensatas – y que probablemente lo son. Pero con el tiempo, los hechos se impusieron al miedo.
De hecho, los hechos son bastante claros. En el improbable caso de que el gobierno de Estados Unidos llegara al verdadero límite de la deuda el 2 de agosto, según lo que nos han vendido, el gobierno federal todavía estaría camino de recaudar unos $2,2 billones en este ejercicio fiscal. Eso no va a cambiar. Y el interés neto para el año aún sería de unos $205,000 millones, o sea, menos de una décima parte de los ingresos por recaudación. Y a la luz de las consecuencias, no hay duda de que el presidente Obama y su secretario del Tesoro se asegurarían de que los pagos de intereses se hagan a tiempo y en su totalidad.
Por lo tanto, no debería sorprender a nadie, como escribió Charlie Gasparino, corresponsal sénior del canal Fox Business News, en un artículo para el New York Post hace unos días: “Casi todos los economistas del sector privado con los que hablo dicen que el Tesoro simplemente podría utilizar sus amplios recursos de dinero en efectivo a la mano para pagar a los acreedores primero y luego comenzar a dar prioridad a los pagos de los militares y de los diversos programas sociales”.
Esta opinión parece ser compartida con creces por los mercados de crédito que hasta la fecha han reaccionado con un gran bostezo a las tácticas de miedo de Obama y los medios de comunicación. Cuando los mercados temen el impago en serio, responden elevando los intereses, tal y como lo hemos visto en Grecia, Italia, Portugal, etc. Es lo que está sucediendo ahora mismo en esos países.
En gran contraste, las tasas de interés a largo plazo de Estados Unidos en realidad están bajando. La tasa a 10 años de los bonos del Tesoro, que hace solamente unos días estaba alrededor del 3.15%, ha descendido veinte puntos básicos hasta el 2.95%. Quizá los mercados simplemente no están prestando atención. O quizá saben que Obama y compañía son puro humo. Sea que se eleve el límite de la deuda o no, los mercados confían en que los intereses se pagarán.
El argumento de Geithner era falso desde el principio. Si eso es lo mejor que la administración Obama puede hacer, no es de extrañar que los republicanos se mantengan firmes en sus posiciones.
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